Panamá en la geopolítica del imperio (III)

10/11/2017
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El Canal jamás ha sido atacado por panameños y, para inutilizarlo, no es necesario usar armas o explosivos.

 

EE.UU. desestabilizó, invadió y agredió a Centroamérica, Sudamérica y el Caribe desde el ‘Corolario Roosevelt a la DM' (6 de diciembre de 1904) hasta la invasión a Panamá (1989), que tenía como objetivo abrogar los Tratados del Canal e impedir que Japón (bajo Manuel Antonio Noriega) construyera y controlara un Canal a Nivel (Yao, ‘Estados Unidos nos invadió porque quería abrogar los Tratados', entrevista de José María Torrijos Legazpi, La Estrella de Panamá , 20 de diciembre de 2015. También: Yao, ‘Invasión: entrevista a Noriega sobre Japón I y II', La Estrella de Panamá, 28-29 de marzo de 2017).

 

Casi todas las intervenciones de EE.UU. tuvieron como eje la Zona del Canal o sus bases en Panamá. Para no citar a Nicaragua, Cuba, Bolivia o Panamá, un ejemplo de actualidad: las Fuerzas Armadas de Liberación Nacional de Venezuela en los años sesenta fueron derrotadas por paramilitares de ese país adiestrados en la Escuela de las Américas.

 

El hecho puro y escueto es que, aparte de los Estados que actualmente luchan por su independencia, EE.UU. mantiene al resto de la región oscilando entre Estados intervenidos y territorios sin soberanía, sometiendo a Estados formalmente soberanos a la política exterior de EE.UU.

 

Además de estas maniobras, EE.UU. ha obtenido derechos para surcar los espacios continentales, marítimos, lacustres, aéreos y flotantes de nuestros países sin cortapisas de ninguna clase y para cualquier cosa que se les ocurra (Yao, ‘Fuerzas militares de EE.UU. en Panamá y Colombia', La Estrella de Panamá, 23 de abril de 2017).

 

El cambio en las concepciones bélicas en nada modifican el rol asignado por EE.UU. a Panamá. Mas, para saber cuál es ese rol también hay que conocer lo que estamos dispuestos a aceptar, ya que es imposible tolerar pasivamente un rol impuesto.

 

EE.UU. evacuó Panamá en 1999, pero sigue manteniendo la Cuarta Flota en nuestra región. Además, desarrolla anualmente desde 2003 operativos de defensa del Canal con decenas de países latinoamericanos y la OTAN (PANAMAX), en violación de nuestra Constitución y el derecho internacional.

 

Hemos demostrado hasta la saciedad desde 1967 que el Canal es indefendible (Yao, ‘Cincuenta razones para rechazar las bases militares').

 

Panamá y su Canal nunca han sido atacados desde el exterior. Hubo amenazas lejanas de Alemania y Japón. Más bien fue la invasión de EE.UU. (1989) la que por primera vez puso en peligro el Canal, cuando un barco con explosivos dentro de las esclusas casi voló por el fuego de los invasores (Yao, Testimonios del administrador del Canal, general Dennis MacAuliffe, y del subadministrador, Fernando Manfredo, sobre explosión del Canal durante la invasión. 10 de octubre de 2009. De los archivos personales del autor).

 

El Canal jamás ha sido atacado por panameños y, para inutilizarlo, no es necesario usar armas o explosivos. Obviamente, un ataque nuclear al Canal lo destruiría junto al país en su totalidad.

 

En resumen, los únicos dos roles geopolíticos del Canal son: primero, como instrumento de intervención en la región y, segundo, como instrumento de guerra en tanto que paso interoceánico de sus naves, portaaviones y submarinos nucleares.

 

Como ya no existen bases militares convencionales en Panamá, según el Tratado de Neutralidad, EE.UU. ha adquirido derechos militares para surcar libremente nuestros espacios y mantener encubierta su presencia de múltiples formas. En Panamá son siete u ocho acuerdos de este tipo.

 

Por lo tanto, Panamá debe deshacerse y denunciar estos acuerdos (Salas-Becker) por ser contrarios al Derecho Internacional y a nuestra Constitución.

 

Panamá debe prohibir la presencia de portaaviones en el Canal más allá de su paso expedito, en vista de que son bases militares flotantes con todos los componentes de sus fuerzas armadas y el Tratado de Neutralidad las prohíbe.

 

Panamá debe prohibir el paso por el Canal de naves y submarinos nucleares por razones de seguridad.

 

Panamá debe prohibir el paso de barcos con desechos nucleares.

 

El único Tratado vigente entre Panamá y EE.UU. es el de Neutralidad, pero el mismo fue enmendado unilateralmente por el Senado de esa potencia. Estas enmiendas fueron aceptadas por el Gobierno, mas no aprobadas en plebiscito, y es indispensable rechazarlas por ser contrarias al propio Tratado y, por lo tanto, violatorias del Derecho Internacional.

 

El único rol geopolítico aceptable para Panamá pasa por la eliminación del Tratado de Neutralidad mediante la denuncia unilateral en organismos internacionales o por negociación con EE.UU. y reemplazarlo con una declaración de neutralidad del Canal como parte de nuestra política exterior independiente ante el mundo.

 

 

Julio Yao es analista internacional y exasesor de política exterior.

 

Publicado en La Estrella de Panamá

 

 

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/189145?language=en
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