Vicente Lombardo Toledano: expresión y versión mexicana marxista-leninista en la lucha por el Socialismo
- Análisis
Lo que muestra que el marxismo-leninismo está vigente en la actualidad, es su carácter científico, es decir, su base en la filosofía del materialismo dialéctico y la filosofía del desarrollo humano, el materialismo histórico. Las contradicciones del sistema capitalista se da entre una minoría que posee los medios de producción y la apropiación de la riqueza, provocando que la mayoría viva bajo los umbrales de la pobreza, tanto material como espiritual en nuestro país y en otras partes del mundo.
La pregunta obligada que nos tenemos que hacer es: ¿Cómo ha de resolverse esta contradicción?
Estableciendo un sistema social, en el que ya no exista la lucha de clases, socializando los medios de producción, transitando del capitalismo al socialismo.
Cuando devino el régimen de la propiedad privada, pasando por el esclavismo, el feudalismo y el capitalismo, el ser humano perdió la memoria de lo que representa en sí mismo, fue absorbido por las leyes del mercado y perdió la esencia de hombre creador, convirtiéndose en neo-esclavo de la época moderna.
El Maestro Lombardo Toledano, entre otras cosas, precisó lo que fueron y siguen siendo las metas que el socialismo impulsó en tan corto tiempo, debido al ritmo vertiginoso de crecimiento de las fuerzas productivas; la Unión Soviética logró en medio siglo, a pesar de la segunda guerra mundial, pasar de una economía atrasada a una agricultura pujante, de vanguardia a una gran industria que sobrepasó los índices de las potencias capitalistas. La URSS tuvo un índice mayor en la producción per cápita y el nivel de vida individual más alto de todas las naciones del mundo. Lo mismo pasó en aquéllos países donde lograron la transición del régimen capitalista al socialista.
El desarrollo económico acelerado es lo que caracteriza al socialismo, pero esto, decía Lombardo Toledano, “no es lo principal, solo representa el punto de partida para propósitos mayores. Al socialismo le interesa multiplicar los bienes materiales, para que nadie carezca de ellos; pero su meta es el hombre. No el hombre del pasado, sino el del futuro. El hombre que deje de ser objeto de mercado. El hombre sin quien lo explote y que no pueda explotar a sus semejantes. El hombre que, teniendo satisfechas sus necesidades biológicas, tenga posibilidades de dedicar gran parte de su tiempo al desarrollo de sus facultades, para que sea el mejor de los mejores en la actividad que libremente haya elegido”.
A grandes rasgos, el socialismo transforma la conciencia individual y colectiva; le garantiza a la sociedad tener satisfechos sus apremios materiales y espirituales, sin el temor que encierra la inseguridad en el presente y futuro. El trabajador del campo y de la industria, sabe que lo que producen sus manos y su inteligencia no es para el bien colectivo, sino para el dueño del capital, es decir, son constructores de lo ajeno y no de lo propio o colectivo. Otros rasgos del socialismo son la desaparición de las clases sociales, la igualdad, no como principio jurídico sino como realidad porque todos tienen las mismas necesidades y los mismos derechos. La discriminación racial no se puede concebir bajo el régimen socialista, porque, decía Lombardo Toledano, “lo humano no radica en lo físico de las personas, ni en el estadio de evolución en que se hallan las distintas razas que pueblan el mundo. Lo importante del hombre es su facultad de crear, la capacidad de razonar para el conocimiento de la realidad, para transformarla”
“La libertad de creencia es un derecho, porque aun cuando la filosofía del materialismo dialéctico, en que el socialismo se apoya, da a la religión el valor que tiene como antiguo fenómeno histórico, sabe bien que al liquidarse la explotación del hombre por el hombre termina el estado de alienación en que ha vivido, no sólo en el sentido económico, sino en todos los aspectos de su ser espiritual. La falta de creencia es también un derecho, forma parte de la educción que imparte el Estado, porque toda enseñanza en los países socialistas se basa en las disciplinas de lo objetivo y no de lo subjetivo, en las aportaciones de la ciencia y no en los residuos de la ignorancia.”
“La investigación científica en el régimen socialista no es actividad privada, ni está unida a intereses particulares. Es una de las obligaciones principales del Estado, porque la ciencia es la que abre el camino a la producción económica, a los servicios públicos, a la educación, a la cultura y al arte.”
En la antigüedad el humanismo trató al hombre en lo abstracto, el Renacimiento y la Ilustración quedaron como recuerdos de una época de una sociedad basada en la esclavitud, este “humanismo” no proponía, ni siquiera en el terreno de las ideas, la liberación real de la sociedad, de las mayorías que carecían de dignidad y libertad verdadera. Mientras exista la lucha de clases, la explotación del hombre por el hombre, no habrá ni siquiera en el ámbito de las ideas, la liberación de las mayorías, es decir, un humanismo que comprenda a todos los seres humanos, las doctrinas filosóficas y las teorías morales, las tesis políticas tienen que definirse en la solución del tremendo conflicto de la fuga de la realidad, la resignación y el consejo cínico de incorporarse a la clase social de los explotadores, sin ninguna esperanza reivindicativa.
El verdadero humanismo, es aquel que se basa en lo concreto, que se refiere a todos los seres humanos, a los más humildes, que reivindique las mejores condiciones de vida y una elevación espiritual. El socialismo es la perspectiva de la humanidad, donde la juventud y los trabajadores tendrían los beneficios de la civilización y de la cultura.
Cuando las y los jóvenes se reunieron con Vladimir Ilich Lenin, cuando tenían que dar el siguiente paso después del socialismo, es decir, al comunismo, sin saber cómo empezar, la instrucción recibida fue contundente, “tienen que aprender el comunismo”, les dijo Lenin. Pareciera esta frase muy general y surge la pregunta ¿Qué se necesita para aprender el comunismo? No es simplemente asimilar el conjunto de conocimientos ya escritos en los manuales, folletos y obras comunistas, decía Lenin, pues no podrían coordinar todos estos conocimientos en la vida práctica, de lo contrario se caería en la vieja idea capitalista del divorcio de la teoría y la práctica. Decía Lenin en qué debe consistir nuestros métodos de enseñar el comunismo.
“Tenéis que hacer comunistas de vosotros mismos. La tarea de la Unión de Juventudes consiste en realizar su actividad práctica de modo que le permita, al aprender, al organizarse, al agruparse, al luchar, convertir en comunistas a sus miembros y a todos los que la reconocen como guía. Toda la educación, toda la instrucción y toda la enseñanza de la juventud contemporánea deben inculcarle la moral comunista.
“Pero, ¿existe una moral comunista? ¿Existe una moralidad comunista? Es evidente que sí. Se pretende muchas veces que nosotros no tenemos una moral propia, y la burguesía nos acusa muy a menudo de que nosotros, los comunistas, negamos toda moral. Esto no es más que una maniobra para suplantar los conceptos y engañar a los obreros y campesinos.
“¿En qué sentido negamos nosotros la moral, la moralidad? La negamos en el sentido en que la ha predicado la burguesía, deduciéndola de mandamientos divinos… Nosotros negamos toda moralidad de esa índole tomada de concepciones al margen de la sociedad humana, al margen de las clases. Decimos que eso es engañar, embaucar a los obreros y campesinos y embotar su conciencia en provecho de los terratenientes y capitalistas
“Decimos que nuestra moralidad está subordinada por completo a los intereses de la lucha de clases del proletariado. Nuestra moralidad dimana de los intereses de la lucha de clases del proletariado.”
Las experiencias de los regímenes socialistas, dejaron un cúmulo de aprendizaje en torno a la aplicación de acuerdo a las condiciones de los países, de la ideología, la táctica y la estrategia; durante el tiempo que se aplicó el sistema, en su mayoría fue una experiencia positiva. Fueron los factores internos y externos los que provocaron ciertos virajes y ciertas caídas hacia la aplicación del sistema: hablamos de la URSS, fue en el XX Congreso cuando afloraron los problemas, fortaleciéndose las posiciones relacionadas a la mercancía-dinero, es decir, el socialismo de mercado, que debilitó la planeación central y la política de autogestión de las empresas y del movimiento comunista internacional, sobre todo en Europa occidental; el cambio favorable a la correlación de fuerzas del imperialismo y el papel jugado por los Países No Alineados; la coexistencia pacífica vinculada a la posibilidad de parlamentarismo como vía de transición al socialismo, donde encajaban precondiciones de ampliación de las libertades democráticas burguesas y el temor que generaba las consecuencias de una guerra nuclear.
Las actividades contrarrevolucionarias empezaron en los años 50s, pero con mayor ahínco en los 70s y 80s, las desviaciones oportunistas surgieron en el movimiento comunista internacional, el reformismo y el revisionismo, fortalecieron sin lugar a dudas al capitalismo imperial.
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