La teoría de la economía ilegal y el fracaso histórico de la represión de la oferta de la cadena de valor de la cocaína
- Análisis
Contenido
1. Introducción
2. Evolución de la superficie cultivada de hoja de coca a nivel regional
3. La erradicación de cultivos de hoja de coca y el efecto globo
4. Producción de clorhidrato de cocaína a nivel mundial
5. El mercado mundial de cocaína
6. La evolución de los precios de la cocaína en el mercado internacional
7. La demanda factor determinante de la producción de cocaína
8. La evolución de los consumidores de cocaína en el mundo
9. Descenso de la producción pero no del consumo mundial
10. Precios distorsionados de la economía ilegal: El caso de la cocaína
11. El fracaso del control de la oferta de la droga ilícita como política aplicada a nivel internacional
12. El enfoque de la rentabilidad y el riesgo en una economía ilegal
13. Importancia de la producción de cocaína en la economía del Perú
14. Transitar a una política internacional de reducción real del consumo de las drogas ilegales
- Introducción
La oferta de hoja de coca que es el principal insumo para la obtención del clorhidrato de cocaína, no puede ser tratado solo como oferta nacional sino como oferta regional (internacional); por las características de esta planta de hoja de coca, su producción está localizada en las estribaciones de la cordillera oriental de los andes de sur américa. En consecuencia, la oferta de hoja de coca tiene que considerar los cambios que se producen en la producción y erradicación en los países de Sur América: Bolivia, Colombia y Perú. De igual manera, la demanda proviene del mercado internacional ubicado principalmente en los países de altos ingresos.
Por lo expuesto el tratamiento del tema de las plantaciones de hoja de coca, producción y el tráfico ilícito de drogas (cocaína) trascienden las fronteras nacionales y exige de parte de las autoridades nacionales un enfoque e intervención internacional, mediante instrumentos de alcance supranacional, que evalúe las políticas implementadas en las últimas décadas sin haber logrado avances reales para eliminar este fenómeno que afecta a la sociedad internacional con graves perjuicios a la salud física y mental que repercute en la economía y la sana convivencia.
Si analizamos la evolución de la superficie cultivada en los tres países productores de hoja de coca, en las últimas décadas se percibe claramente que se ha producido cambios sustanciales en la superficie cultivada entre los países productores de hoja de coca. En efecto, la superficie cultivada en el Perú tuvo un crecimiento acelerado en la década del ochenta del siglo pasado asociado al incremento de la violencia armada ligada al tráfico ilícito de drogas, habiendo llegado en el año 1990 del siglo XX a una extensión máxima de 210, 000 hectáreas de hoja de coca. En la década del noventa se inicia la paulatina y sistemática disminución de las plantaciones de hoja de coca en el Perú, llegando a sólo 43,400 hectáreas en el año 2000; esta radical variación de la superficie cultivada en el Perú fue compensado con la creciente producción de hoja de coca en Colombia. Este fenómeno que surge en la década del noventa fue denominado como efecto globo, que requiere ser analizado para entender la dinámica y los cambios que se producen en el tráfico ilícito de drogas.
El comercio internacional de cocaína, estaba en manos de organizaciones mafiosas colombianas; quienes se encargaban de refinar la pasta básica que se producía en el Perú y en Bolivia. El acopio, el transporte, la refinación (conversión de pasta básica de cocaína en clorhidrato de cocaína) se realizaba en Colombia y desde este país se transportaba y distribuía en los países del hemisferio del norte (Estados Unidos Y Europa).
En la práctica existía lo que se denomina una especie de división internacional del trabajo en la cadena de valor de la cocaína. Perú y Bolivia se convirtieron en productores de hoja de coca y pasta básica de cocaína y Colombia fabricaba la cocaína y comercializaba en los principales centros de consumo de los países de altos ingresos del hemisferio norte.
El transporte de pasta básica se realizaba por vía aérea, mediante avionetas que aterrizaban en pistas construidas en las cuencas cocaleras del Alto Huallaga, Huallaga Central, Aguaytía y el Valle del Río Apurímac.
Esta situación empieza a cambiar en la década del noventa, cuando las organizaciones colombianas impulsan el cultivo de la hoja de coca en su propio territorio; de este modo hacía el año 1996, Colombia se convierte en el primer productor de hoja de coca y por tanto tienen la materia prima para la elaboración de cocaína en un mismo país, repercutiendo gravemente esta situación en la economía de los valles cocaleros del Perú y de Bolivia.
En el periodo comprendido de los años 1996-1999, los precios de la hoja de coca descendieron a niveles muy bajos afectando la economía de las poblaciones de los valles productores de hoja de coca, lo que ocasionó mucha pobreza en las poblaciones de estas zonas y al mismo tiempo, los productores se vieron obligados a diversificar su economía hacía otros cultivos y actividades.
La realidad de este periodo deja una enseñanza fundamental, la reducción de la extensión cultivada de hoja de coca se produce por la caída de la demanda por pasta básica y no por acciones de erradicación, los productores de hoja de coca abandonan este cultivo y empiezan a incursionar en otros cultivos lícitos (café y cacao).
La superficie cultivada de hoja de coca en Colombia como se puede mostrar en el cuadro siguiente se incrementó de 24,240 hectáreas de hoja de coca en el año 1986 a 163, 000 hectáreas en el año 2000.
A partir del año 2001, se inicia una reducción significativa de la producción de hoja de coca en Colombia, reduciéndose para el año 2011 a 64, 000 hectáreas; en cambio el efecto contrario se produce en el Perú, alcanzando para el año 2011 a 64, 400 hectáreas de hoja de coca; estos cambios también se produce en Bolivia, pero no son tan pronunciados.
La reducción de la oferta de cocaína en Colombia se produce por la represión a toda la cadena de la cocaína, donde se realiza fumigaciones masivas que afectaron hasta 80,000 has de hoja de coca por año; a pesar de la fuerte erradicación que se ha producido en Colombia, la producción de hoja de coca sigue siendo importante en este país.
En el caso peruano, el lento crecimiento de la producción de hoja de coca que se ha producido en la primera década del siglo XXI (2001-2011), se debe principalmente a la demanda de este producto, debido a la reconstrucción de organizaciones mafiosas de tráfico de drogas de origen peruano en alianza con las organizaciones delictivas mexicanas, para producir no solamente pasta básica como sucedía en las décadas anteriores, sino también la producción de cocaína de alta pureza.
El eslabón principal de esta cadena delictiva, no solamente es la producción de cocaína; es decir la integración vertical de la industria del tráfico de cocaína, sino principalmente la capacidad de construir canales de comercialización internacional de transporte de cocaína y de transferencia de dólares hacía los productores de cocaína tanto en Perú como en Bolivia.
La represión de la oferta empezando por la erradicación forzada y voluntaria de las plantaciones de hoja de coca ha tenido sucesivos fracasos desde hace cinco décadas, de la misma manera sucede con el control de los insumos para la obtención de pasta básica y clorhidrato de cocaína y finalmente con la incautación de cocaína en todo el recorrido hasta el consumidor final, se estima que en el Perú se incauta el 10% de la cocaína que se comercializará en los mercados internacionales y a nivel global, se calcula que la incautación llega al 30 y 40% de la cocaína comercializada.
Los duros golpes al tráfico ilícito de drogas, que son importantes desde todo punto de vista, no podrá eliminar este ilícito negocio, solamente hace más difícil la producción y comercialización de las drogas psicotrópicas. Esto se explica por la naturaleza del funcionamiento de la economía ilegal, que tiene su propia dinámica y tiene vida propia independientemente de la buena voluntad de eliminar por parte de las autoridades encargadas de su control.
El presente documento tiene la finalidad de mostrar con cifras reales la evolución del combate al tráfico de drogas, que no ha tenido ningún resultado para eliminar este flagelo, porque sencillamente no se entiende la racionalidad y el funcionamiento de una economía ilegal.
En esta orientación, mostramos claramente que la parte débil de la cadena del tráfico de drogas se encuentra en los pequeños productores de la hoja de coca y la parte fuerte de este eslabón está en los distribuidores de la droga en los países que consumen este estupefaciente. En suma, el principal negocio se encuentra en los países consumidores y por tanto, el conjunto de la cadena se organiza desde estos centros.
Indudablemente, no estamos abogando por la inacción frente a este flagelo, sino, se trata de entender la naturaleza intrínseca de este fenómeno, para ello, desarrollamos todos los conceptos de la economía ilegal para entender su dinámica interna y convocar a todos los actores a una discusión franca de las alternativas que se tiene que desarrollar a nivel internacional, dado que el tráfico de drogas no es un fenómeno nacional sino es de responsabilidad compartida a nivel internacional.
Jorge Díaz Gómez
Economista peruano
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