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01/09/2017
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El 13 de agosto se cumplieron 496 años de la caída de Tenochtitlan y, con ello, la conquista de lo que sería México. Más de 500 años después (tres siglos de colonización y casi otros dos de vida independiente), nuestra raíz india sigue viva en nosotros, no sólo en la piel y la lengua, no obstante nuestro afán por blanquearnos. En solicitudes de trabajo se pregunta por nuestro color de piel, y casi todos respondemos: morenos claros, pero un taco nos delata.

 

El mestizaje no es más que la yuxtaposición de culturas, incluyendo las que acompañaron a los esclavos africanos. Debajo de la plancha del zócalo capitalino y de la Catedral, casi a flor de tierra, se hallan restos del Templo Mayor. El museo más importante del país es el Nacional de Antropología e Historia, aunque los indios que conviven hoy entre nosotros sean los más discriminados y excluidos, entre los grupos de vulnerables.

 

Veinticinco millones de mexicanos se asumen como indígenas; sin embargo, apenas 15 mil, que no son ni el uno por ciento de la población escolarizada, asisten a la educación media superior. A diez años de la Declaración de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas, adoptada el 13 de septiembre de 2007.

 

En total, 64 grupos indígenas a lo largo y ancho del país, su lucha por vivir con justicia y dignidad, a través de la defensa del territorio, que los gobiernos neoliberales han entregado –a cambio de espejitos—, desde diciembre de 1982, al capital transnacional  De ahí la relevancia del Concejo Nacional Indígena.

 

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Desde hoy hasta el 10 de septiembre, en la remozada Plaza de la Constitución –por la liberal Constitución de Cádiz, del 19 de marzo de 1812, y por eso llamada por el pueblo la Pepa, ¡joder!— se llevará a cabo la VI Fiesta de los Pueblos Indígenas, Barrios y Pueblos Originarios de la Ciudad de México (#ciudadsinmuros). Un reencuentro con nuestro ser pluricultural y pluriétnico.

 

Alrededor de 400 actividades y 800 expositores, bajo el eje temático: “Territorios indígenas y defensa del medio ambiente”, víctimas del despojo y la explotación, como se constata en el extractivismo minero, por el cual más de la mitad del país se encuentra enajenado al capital transnacional. En los días del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), se ha extraído más oro y plata que en los 300 años de la Colonia.

 

Volviendo a la VI Fiesta de los Pueblos Indígenas, esta edición estará dedicada a la Región Maya Peninsular –Campeche, Yucatán y Quintana Roo— y al pueblo originario de San Bernabé Ocotepec, de la Delegación Magdalena Contreras, y como país invitado a Chile (mapuches, aymaras y rapu noi, éstos de origen polinesio). Además de oferta gastronómica, habrá demostraciones del  juego de pelota mexica y de hip-hop maya, y se presentará la edición en náhuatl de “Pedro Páramo”, de Juan Rulfo.

 

3

En la novela de Rosa Beltrán: La corte de los ilusos (Alfaguara. México. 2016), sobre el imperio de Agustín de Iturbide (1823), que se puede aplicar a los tiempos actuales. Sucede entre aquel y la madre Benita:

 

“—Malos tiempos, Alteza…

 

“Se refería a la escasez de azúcar, trigo y leche, y a la epidemia de viruelas, y a la dificultad de obtener medicamentos para los enfermos que preferían morir en sus casas antes que ser llevados al Hospital de Terceros. 

Pero el Emperador tomó el comentario como una amenaza y se mantuvo alerta.

 

“—Los tiempos no son malos ni buenos por sí mismos, madre. Es nuestro modo de ver lo que hace que así nos parezcan.”

 

4

Estamos en el llamado mes de la patria y desempolvamos a Hidalgo y demás próceres que nos dieron ídem, a fin de enfrentar la embestida trumpiana, al grito: ¡Viva México, cabrones!


 

https://www.alainet.org/es/articulo/187790?language=es

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