J.M. Santos no quiere Constituyente comunal bolivariana

05/05/2017
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Como cosa rara. Al señor Santos, Presidente de Colombia y a su Canciller, la señora Holguín, de una rancia estirpe neogranadina, genéticamente ultra derechista, tampoco les gusta la Constituyente comunal bolivariana convocada por el Jefe de Estado de Venezuela, Nicolás Maduro, mediante el Decreto 2.830 del 2 de mayo del 2017.

En ese agite injerencista y contra popular tienen la dulce compañía del Jefe de los paramilitares, colombianos y venezolanos, el Caballista del Ubérrimo, muy conocido de marras, AUV y su rebaño de obedientes acólitos enceguecidos.

Los argumentos son bastante trillados. Maduro dio un golpe de Estado, es el gestor de una dictadura, y la sacrosanta democracia liberal, con su separación de poderes, ha sido arrasada por la horda comunista proletaria y marxista-leninista, autoritaria.

Maduro es un violador de los derechos humanos y un cruel dictador que pretende hacer de Venezuela otro régimen cubano comunista.

Se necesita ser muy caradura para decir estas cosas, como lo hace Santos, ignorando su propia realidad nacional.

Dice el viejo refrán popular que para hablar se necesita tener autoridad moral. Dar ejemplo. No tener rabo de paja, como el que tiene el Presidente de Colombia.

De qué democracia puede hacer gala Santos cuando en Colombia hay casi 8 millones de desplazados por la violencia, muchos de los cuales se van para Venezuela, de los grupos paramilitares al servicio de poderosos latifundistas y terratenientes, enchufados en el gobierno como Ministros, Magistrados, Legisladores y Generales.

De qué respeto a los derechos humanos pueden hablar Santos y Holguín cuando diariamente son asesinados, en los campos y ciudades de Colombia, líderes campesinos, cocaleros, mujeres y defensores de derechos humanos, que son acribillados por el Escuadrón Anti Disturbios de la Policía/ESMAD, para impedir que los Acuerdos de paz se hagan realidad. Ya van casi 200 activistas sociales y populares acribillados en los últimos 180 días por grupos sicariales vinculados con los políticos oficialistas, las brigadas militares y los comandos departamentales de la policía.

Cuando la impunidad se impuso respecto de los responsables de casi 5000 “falsos positivos” ejecutados por decenas de generales y oficiales de las Fuerzas Armadas.

De qué transparencia y pulcritud se pueden jactar estos funcionarios, conociendo la podredumbre del gobierno y sus funcionarios, los cuales han protagonizado los más descomunales asaltos y saqueos de las rentas publicas mediante los fraudes de Reficar, Odebrecht, Saludcoop, Ministerio de Agricultura, Regalías petroleras, Caprecom, Agroingreso Seguro, restaurantes escolares, autopistas 4G, viviendas subsidiadas, despojos agrarios, etc.

De que seriedad y responsabilidad se pueden enorgullecer estos encopetados representantes de la oligarquía bogotana cuando a la vista tenemos el desastre de la construcción de la paz por el incumplimiento cínico de los Acuerdos de paz firmados con las Farc, cuyos integrante se encuentran en la incertidumbre debido al acecho y emboscada de las bandas neoparamilitares organizadas por las Fuerzas Militares en las cercanías de las Zonas Veredales y Puntos Transitorios. Ya van varios integrantes de las Farc masacrados, junto a sus familiares, tal como lo denunciara recientemente el Presidente Nicolás Maduro, quien como Jefe de gobierno dispone de la más privilegiada información recolectada por sus servicios de inteligencia y seguridad.

La oposición de Santos y Holguín a la Constituyente comunal bolivariana es la misma que adelanta el imperialismo gringo, la ultraderecha latinoamericana, el Almagro de la OEA, la oposición escuálida violenta de la MUD y la ultraizquierda fletada por la CIA en Caracas que tiene el beneplácito de la red mediática local y global.

Que Santos y Holguín dejen de atizar el caos en la patria de Bolívar y más bien que se dediquen a pensar en la próxima Constituyente por la paz que será inexorable convocar en Colombia para evitar el colapso definitivo del proceso de paz, sometido al asedio de los grupos fascistas que tienen el beneplácito oficialista.

En Colombia, como en Venezuela, también necesitamos una Constituyente popular, comunal, democrática para salvar el proceso de paz pactado con la resistencia guerrillera campesina y en negociación con el ELN. Pues, como van las cosas, al día de hoy, es seguro que en las elecciones del 2018 los enemigos y saboteadores del fin de la guerra accederán a la Casa de Nariño para reconstruir el Estado paramilitar de la mal llamada Seguridad democrática de la parapolítica.

Estamos a tiempo de exigir y demanda dicha Constituyente. Sigamos el ejemplo de Venezuela para que el poder popular mejore su correlación de fuerzas en la perspectiva del Socialismo revolucionario.

Cúcuta, 5 de Mayo del 2017.
 

https://www.alainet.org/es/articulo/185278?language=es
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