¡Es la economía, estúpido!
- Opinión
Por lo repetida, la frase aburriría, si no fuese porque ella dice otra cosa que aquello que, aparentemente, enuncia y porque, descifrándola, el mundo aparece con otra cara. No mejor: Distinta.
Al hablar de economía hablamos del espacio en el que se sufre o se goza el principal recurso de poder. Por eso, al decir “es la economía” se dice “es el poder”: las relaciones de fuerzas. Y allí debemos mirar.
¿Quiénes son los que acumulan mayores recursos de poder en el mundo? ¿Se puede leer lo que sucede en el mundo solo en clave de estados-nación?
Allí donde se reúne lo que Susane George denominó “clase de Davos”, Oxfam presentó el informe: “Una economía para el 99%”. Sus dos principales datos fueron:
“1) Desde 2015, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta” [Datos extraídos del “Global Wealth Databook 2016”, del Credit Suisse]; y
“2) Actualmente, ocho personas (ocho hombres en realidad) poseen la misma riqueza que 3.600 millones de personas (la mitad de la humanidad)” [Cálculo de Oxfam a partir delos datos del informe recién citado del Credit Suisse]. Esa información puede ser asociada a la que proveyó el artículo: “The network of global corporate control” de Stefania Vitali, James B. Glattfelder y Stefano Battiston, publicado en Zúrich, hace seis años. En él sus autores afirman que encontraron que las corporaciones transnacionales se enlazan formando una estructura gigante (147 corporaciones) y que una gran parte de sus flujos son controlados por un pequeño núcleo de instituciones financieras: una "super-entidad" económica.
¿Quién es Trump en relación con esas redes y a esa concentración de riquezas? No tengo dudas sobre el interés que puedan tener esas corporaciones en sostener a ciertos estados nacionales, sobre todo porque son de esos estados los ejércitos que pueden accionar dentro de sus planes. Pero, el presidente de los Estados Unidos, por más ricos y famosos que haya nombrado como ministros, ¿puede impedir que las corporaciones deslocalicen sus acciones para hacer que los Estados Unidos vuelva a ser lo que era, para su población? Lo dudo mucho.
Los mexicanos tienen razón en preocuparse. Pero no porque cumpla con sus palabras sino por otras razones:
a) la renegociación del TLC en estas condiciones será aún menos favorable a la mano de obra de ese origen nacional y
b) el nuevo presidente puede desatar, en los Estados Unidos, una guerra de pobres contra pobres y de pobres contra menos pobres, agitando el racismo, y los etnocentrismos de todo tipo. Esos chivos expiatorios servirán para ocultar que no ha de cumplir con sus promesas de llevar a Estados Unidos aquellas partes de sus empresas que se beneficien de los bajos salarios de otros países. Otras serán los desastres para aquellos que estamos lejos de los Estados Unidos, aunque también lo estemos de Dios.
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