Un electoralismo prematuro que puede salirle mal a Macri

09/01/2017
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El giro de ayuda extraordinaria a la provincia de Buenos Aires tiene un sesgo electoral evidente. Otro tanto con los planes de obra pública que pretende traccionar a candidatos del PRO-Cambiemos. Eso no garantiza victorias.

 

Mauricio Macri continuó con sus consabidas y sistemáticas vacaciones que terminarían mañana, al volver de Villa la Angostura. En la zona de Bariloche también vacaciona la vicepresidente Gabriela Michetti por lo que el Ejecutivo habría quedado en manos de Federico Pinedo, titular alterno del Senado. Eso en la ficción porque debe haber sido Marcos Peña quien estuvo a cargo estos días; se podrán decir de él muchas cosas pero parece ser un funcionario que trabaja un poco más que los votados para presidente y vice.

 

En la quincena transcurrida no se tomó vacaciones la prolongada recesión económica con sus coletazos sociales, como se vio en los conflictos sostenidos antes por los científicos del Conicet y luego por los docentes cesados por Esteban Bullrich. Ni siquiera las internas de gabinete se aquietaron con el verano, de allí las renuncias pedidas a Alfonso Prat-Gay en Hacienda e Isela Costantini en Aerolíneas Argentinas. Podría seguir ese derrotero, o al menos debería ser así, el inútil ministro de Medio Ambiente, Sergio Bergman. Se le tuvieron que quemar 1.5 millón de hectáreas en tres provincias para que interrumpiera sus vacaciones e hiciera un rápido vuelo rasante por la región afectada, para luego perderse y hacerse humo.

 

El estado de ánimo para con el gobierno no es el mejor en buena parte de los consultados, según encuestas varias; los resultados más adversos siguen siendo los de CEOP, de Roberto Bacman. Muestran una crítica cada vez más amplia hacia el gobierno, por parte de sectores mayoritarios, siempre con la recesión y dificultades de empleo y caída del consumo como razones de mayor incidencia.

 

Y el problema de Macri es que 2017 es un año electoral, en comicios de medio término, que pueden ser decisivos de cara a las presidenciales de 2019 donde aquél ha admitido tener intenciones reeleccionistas.

 

Una medida ya fue anunciada aunque el decreto lo firmará el presidente en su vuelta a Olivos: 25.000 millones de pesos para la gobernadora María Eugenia Vidal. La idea es fortalecerla en la estratégica provincia donde habita el 40 por ciento del padrón nacional. Además de esa suma, se le condonarán adelantos ya realizados por 10.000 millones. El resto de las provincias no recibirá esos refuerzos, por lo que hubo quejas de gobernadores como Mario Das Neves, de Chubut, y ex gobernadores como José Luis Gioja, de San Juan.

 

Como “la caridad empieza por casa”, es probable que Horacio Rodríguez Larreta también reciba su tajada en Capital Federal, convertida en la otra pata, junto a la bonaerense, donde el PRO tiene su fuerza propia. Desde ese trípode de poder central algo irá a los gobernadores radicales, comenzando por su aliado Gerardo Morales en Jujuy, y a otros peronistas, si son buenos amigos de Macri, como es el caso del cordobés Juan Schiaretti. El resto pasará ayunos salvo que vayan alineándose –sin importar discursos- con el gobierno nacional.

 

Obras y votos

 

El relato macrista sobre que hay que gobernar por encima de divisiones partidarias es eso, un relato. La verdad es que están aferrados al poder y no piensan soltarlo. Hacen todo lo posible para atraer a nuevos votantes, por más que eso sea contradictorio con el plan económico de ajuste, apertura de la economía y negocios financieros.

 

Macri actúa con la lógica del “bombero loco”, que dice apagar focos de incendios pero que en la práctica va prendiendo otros nuevos.

 

Uno de los ministros más aliviados por la salida de Prat-Gay, Rogelio Frigerio, está entusiasmando a otros colegas del gabinete y gobernadores con planes rimbombantes de la obra pública.

 

Según esa propaganda, este año invertirá $ 47.000 millones en rutas, obras y viviendas; asegura que incluyendo obras en transportes, energía, educación y salud, la suma de la inversión andará cerca de los $ 200.000 millones.

 

Según Mariano Obarrio, del poco crítico diario “La Nación”, Frigerio transmitió en los últimos días una orden precisa a sus funcionarios: “En cada inauguración de obras, en cada distrito o provincia, tienen que estar nuestros candidatos en ese municipio o en esa provincia”.

 

Esa foto con tantos “figuretis” no es patrimonio de este gobierno; el de CFK también tuvo muchas imágenes por el estilo. El agravante es que la administración macrista presumió de un ascetismo y honradez que la práctica hizo añicos. Si las obras de 2003-2015 tienen la sombra de la sospecha sobre el favoritismo K por Lázaro Báez y Austral, las que anuncia Frigerio tienen la mácula de estar orientadas a que gane el caballo del comisario, Ángelo Calcaterra e IECSA. Esta firma ya fue favorecida por la obra del soterramiento del ferrocarril Sarmiento, con un presupuesto de 45.000 millones de pesos, con la diferencia que en la licitación kirchnerista la ganadora debía buscar financiamiento internacional y tal requisito fue anulado por Macri. Iecsa y la delincuencial Odebrecht de Brasil están a cargo del emprendimiento, salvo que nuevas revelaciones sobre los pagos de corrupción que la segunda hizo en Brasil y Argentina hagan imposible seguir adelante con el contrato.

 

En esos aprietos por el rol de Odebrecht en licitaciones también está Schiaretti, quien le adjudicó la construcción de una red troncal de gasoductos en Córdoba.

 

Los candidatos del PRO-Cambiemos y de otros partidos deberían pensarlo dos veces antes de sonreír para la foto en licitaciones de ese tipo. Si luego avanzan causas por corrupción podrían ser pruebas de que tiraron su honra a los giros de Odebrecht.

 

La imagen del “bombero loco” no fue empleada tanto en relación a los discutibles negocios con esas empresas sino a los focos de conflicto que Macri genera a cada paso. Por ejemplo, a raíz de los despidos de maestros, que fueron resistidos por los afectados y los gremios docentes, más aún luego que la Policía Federal golpeara a algunos dirigentes de ATE del sector. La secretaria general de Ctera, Sonia Alesso, ya advirtió: como están hoy las cosas, no empezamos las clases.

 

¿Qué va primero?

 

El otro elemento que demuestra el electoralismo del macrismo para 2017 es que desempolvó la iniciativa punitiva de bajar la edad de imputabilidad de 16 a 14 años.

 

El autor de la iniciativa fue el ministro de Justicia, Germán Garavano, si bien en la mayoría de los reportajes trató de darle una pátina menos bárbara a la propuesta, ubicándose unos centímetros más al centro de la postura que supo tener el maximalista Juan Carlos Blumberg y su endurecimiento general de penas.

 

En lo inmediato tal debate se reabre por el asesinato del joven Brian en Flores a manos de un joven de 15 años, pero la presión mediática venía de antes, fogoneada por los medios. El discurso oficial es que la seguridad debe ser hija de una numerosa y bien armada policía, con leyes y penas muy duras que la justicia aplique en forma instantánea, sin importar demasiado la edad de los supuestos autores.

 

La “puerta giratoria” es una de las mentiras más alevosas difundidas como verdad absoluta. Las comisarías y cárceles están llenas de presos que en su mayor parte no están condenados sino bajo el sistema de prisión preventiva. Son los argentinos de a pie, de piel morocha y bajos recursos. Ni siquiera todos los genocidas que actuaron con la dictadura está presos, como lo ilustra el caso del general Luciano B. Menéndez, con 12 cadenas perpetuas y otras dos penas menores a prisión, gozando de domiciliaria en Córdoba.

 

Ni hablar de los popes del gran capital, impunes por aquellos crímenes como Pedro Blaquier, del ingenio Ledesma, con un demorado juicio que cedió su tiempo y espacio para que el gobernador Morales montara su farsa contra Milagro Sala.

 

En fin. Es discutible la propuesta de bajar la edad de imputabilidad a 14 años, pero antes de eso, y para poder evaluarla, el Estado debería reforzar su atención material, social y educacional a los millones de argentinos de pocos recursos.

 

¿Y qué indica la realidad, incluso la medida por el Indec? Que la mitad de los asalariados, 12 millones de personas, cobra menos de 9.000 pesos; que el 10 por ciento más humilde se queda con el 1,2 por ciento de la torta de ingresos y el 10 por ciento más rico con el 31,5 por ciento, o sea que este decil se lleva 25 veces más que el otro.

 

En esta acentuada polarización, en que los más ricos ganan el 2.500 por ciento más que los más pobres, ¿es el marco adecuado para decidir bajar la edad de imputación a los menores?

 

No son buenas las condiciones para la juventud cuando el ministerio de Educación deja cesantes a 400 docentes y 2.600 tutores del programa de formación docente “Nuestra Escuela”.

 

Con ánimo electoralista y para atraer a la clase media y otros votantes adueñándose de la bandera de la “seguridad”, el PRO-Cambiemos quiere que en 2017 se debata sobre la baja de edad. En cambio no le interesa discutir cómo subir el empleo, cómo encarar una reforma tributaria progresiva, cómo bajar los altos pagos de los intereses de la deuda externa, cómo reclamar por Malvinas y cómo asegurar que -además de los genocidas militares- vayan a prisión sus cómplices empresarios, en vez de ralentizar los juicios como hoy.

 

http://www.laarena.com.ar/opinion-un-electoralismo-prematuro-que-puede-salirle-mal-a-macri-1107724-111.html

 

https://www.alainet.org/es/articulo/182719
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