III Congreso de Sociología: “Honduras en movimiento, procesos de transformación social”

05/08/2016
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 campesinos marcha
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La reflexión sociológica actual de la sociedad hondureña está avocada a nuestra historia, pues sin ella no podemos comprender el presente. El recurso de la historia, empleado al modo en que nos lo heredaron los pensadores clásicos de la sociología Marx, Durkheim y Weber, permite entender de dónde venimos para entender mejor hacia dónde vamos.

 

“La sociología es la ciencia que estudia la génesis y el desarrollo de las instituciones sociales en el seno de una sociedad, con el fin de que el conocimiento de la realidad social nos permita orientar nuestras conductas y disponer con mayor conocimiento de causa sobre el mejor modo de organizar nuestra sociedad”. 

 

Un acontecimiento que marca nuestra historia reciente de Honduras, fue el golpe de Estado perpetrado en 2009, hecho que expresa la quiebra y el colapso, como punto de llegada, de la frágil institucionalidad democrática del país heredada de los procesos de transición autoritaria a la democracia desde inicios de los años ochenta del siglo XX.

 

Este golpe, además, es resultado directo del sabotaje histórico del que ha sido objeto la democracia por parte de los grupos de poder oligárquicos que han ejercido el control del Estado desde los inicios de la independencia. El temblor institucional propiciado por este hecho nefasto en la historia política del país, produjo, consecuentemente, un nuevo despertar de la conciencia social del pueblo hondureño expresada democráticamente en la resistencia ciudadana frente al golpe e inaugurando consigo una nueva etapa de movimiento en los procesos de lucha por la transformación social del país.

 

El golpe de Estado, puso al desnudo los conflictos históricos de nuestra sociedad y revitalizó la vigencia de las luchas del movimiento social, pero, además, sacó a luz el funcionamiento de toda la arquitectura tecnocrática neoliberal que sirve para el sostenimiento del control económico, político y social del país.

 

El golpe de Estado nos revela que independientemente de la apariencia modernizante con que se presenta la tecnocracia neoliberal, todavía, como señala el sociólogo guatemalteco Edelberto Torres Rivas, “el peso de la noche, como se le llama al recuerdo poderoso de la cultura oligárquica y de sus influencias, está aún presente. Moribundo, pero presente. Desde los años cincuenta en estos países se viene buscando la modernización política y económica frente a los intereses terratenientes, para que se defina la vida productiva y política de manera más burguesa, más moderna”.

 

El golpe de Estado sumergió a Honduras en una encrucijada de violencia y de violaciones a los derechos humanos que persisten en el presente, y en un contexto de mayor riesgo y peligro para la población en general. Hay una mezcolanza de formas de violencia que van desde el crimen organizado, narcotráfico, las pandillas juveniles y delincuencia común. Los crímenes políticos se disfrazan como si fueran producto de la violencia criminal y el Estado no asume su responsabilidad por las violaciones a los derechos humanos.

 

No se advierten en la actualidad condiciones objetivas que permitan a la sociedad hondureña una solución a las violaciones de los derechos humanos apegada a los principios de justica en el marco del Estado de Derecho y el orden democrático, así como la posibilidad de contar con las garantías efectivas de protección de los derechos humanos que pongan freno a la actual escalada de violencia y violaciones que vive el país.

 

Como corolario de fondo, se percibe que hay un desconocimiento de los derechos humanos por la población, de su significado e importancia para el respeto de la persona humana y la convivencia pacífica. El desconocimiento de este valor constituye uno de los condicionantes sociales que propicia la indiferencia y la apatía social, con lo que se refuerza la expansión de la violencia y la inseguridad en el país.

 

Si bien, se puede afirmar que como resultado de las luchas de las organizaciones defensoras de los derechos humanos, emprendidas desde los años ochenta, se logró el reconocimiento por parte del Estado, en tanto que los derechos humanos han sido adoptados en su positividad jurídica, todavía persisten desafíos importantes para trascender a la vigencia sociológica de los mismos.

 

El actual escenario histórico en Honduras es tremendamente difícil, aterrador y de mucha impotencia y frustración. Aunque hay un pueblo que empuja pacíficamente por el cambio democrático pero la respuesta de los grupos de poder es violenta y el saldo en pérdidas de vidas es lamentable e indignante. Hasta el momento ya han sido asesinados muchos líderes de la resistencia, defensores de derechos humanos, periodistas, operadores de justicia y ciudadanos que participan en las luchas sociales. El más reciente y emblemático, el asesinato de Berta Cáceres.

 

Pese a toda esta ola de violencia, las luchas sociales por la democracia, la justicia y el respeto a los derechos humanos persisten. Recientemente, se levantó un movimiento de protesta social contra la corrupción del actual gobierno por el desfalco del Instituto Hondureño de Seguridad Social IHSS. Ante el conocimiento público de este escandaloso acto de corrupción se produjo la consecuente expresión ciudadana de protesta abierta y permanente en las marchas de las antorchas, auto-convocada y articulada en el movimiento de los INDIGNADOS. Asimismo, los estudiantes universitarios levantaron la lucha por sus derechos y la defensa de la universidad pública, y otras luchas que diversos actores en distintos puntos del territorio nacional, luchas campesinas, de pobladores, de mujeres, de la diversidad sexual, entre otras.

 

¿Cómo se explica la activación de esta conciencia social en movimiento? ¿Cuál es su significado en el presente contexto histórico de Honduras? ¿Cuál es el pronóstico? son algunas de las interrogantes de fondo sobre las que se pretende reflexionar en el III Congreso de Sociología: Honduras en movimiento y procesos de transformación social, que hace homenaje a nuestro extinto colega y amigo, profesor, Guillermo Molina Chocano, un precursor de la sociología en nuestro país.

 

La comprensión actual de la activación ciudadana en movimiento y la vigencia de las luchas sociales, las formas de lucha de los pueblos por conquistar su propia historia, exige reflexionar a la vez sobre la ofensiva de las fuerzas que se le oponen y las estrategias que implementan en la confrontación para su debilitamiento y desarticulación.

 

Honduras en movimiento y procesos de transformación social, es un título con el que la Asociación Hondureña de Sociología, acierta para enfrentar el análisis del presente, un punto de llegada en nuestra historia con un nuevo despertar de la conciencia social que revitaliza la esperanza y reactiva la vigencia histórica de la lucha por la transformación social del país. Constituye una excelente apuesta para comprender e interpretar el presente y aportar a su transformación, así como una valiosa oportunidad para el reencuentro y el diálogo entre la comunidad de sociólogos.

 

Es un momento importante para hacer una lectura que nos oriente en los caminos para prácticas de contrapoder que desmonten los cimientos de las formas de dominación, no solo en Honduras, sino en toda la región. Su análisis debe contribuir a pensar en el potencial de cambio de la lucha social para enfrentar las relaciones de poder y servir en la construcción de nuevas relaciones desde abajo, desmontando las relaciones instituidas.

 

La tarea urgente desde la sociología, consiste en consolidar un pensamiento intelectual capaz de desenmascarar la ideología y las prácticas tecnocráticas de gestión y control del campo social de corte neoliberal-conservador, y articular un pensamiento crítico, comprometido con las luchas sociales y políticas genuinas que empujan por la transformación y la conquista de la Democracia Participativa y el Estado Social de Derecho.

 

Osmán López

Profesor de Sociología de la UNAH

 

https://www.alainet.org/es/articulo/179308
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