Cooperación Sur-Sur e integración regional
- Opinión
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 515: ¿Qué cooperación para qué desarrollo? 15/07/2016 |
En este escueto artículo pretendemos plantear algunos aspectos de las relacionadas de Cooperación Sur-Sur (CSS) en los últimos años, particularmente las experiencias de Cooperación Horizontal Sur-Sur Bilateral entre dos países ubicados geográficamente dentro de la región Sudamericana: Argentina y Paraguay.
La Cooperación Sur-Sur se ha retomado como una modalidad de cooperación internacional; ésta no es nueva pues tiene varios años de práctica entre países del sur global –data sus antecedentes en la Conferencia de Bandung 1955– pero hoy se ha vuelto a fomentar como alternativa para un intercambio más solidario, equitativo y horizontal, especialmente en América Latina y Caribe, a pesar de que aún hoy es escasa en términos cuantitativos de cooperación.
Tampoco es nueva la cooperación existente entre los países de la región latinoamericana; más bien la Cooperación Sur-Sur ha tomado un nuevo sentido y denominación, sobre todo ha adquirido gran importancia en la agenda política exterior de nuestros gobiernos. También a escala global en los países del Sur le han dado cierta importancia en foros y debates internacionales, viendo a la CSS como una forma innovadora de apoyo e intercambio mutuo entre diferentes actores como las organizaciones internacionales, los gobiernos a través de sus funcionarios públicos y técnicos, la sociedad civil y los ciudadanos.
A nivel de Cooperación Sur-Sur interregional, o sea entre continentes, la Argentina ha ido incrementando la cantidad de proyectos con África y Asia entre el 2008 y 2014. Según los datos del Fondo Argentino de Cooperación Sur-Sur y Triangular (FO-AR) se ejecutaron en total más de 29 proyectos de CSS en países africanos y 31 proyectos en Asia en el año 2014. Pero en este caso nos interesa desarrollar la CSS a nivel intrarregional, o en el interior de la región latinoamericana misma. Tomando las cifras del año 2014 en total se ejecutaron 91 proyectos en América Latina y 35 en Caribe Anglófono, esto nos lleva pensar que se ha priorizado la relación respecto al “interior” de la región.
Oportunidades mutuas: Buenas prácticas sur-sur entre Argentina y Paraguay
Desde la perspectiva del gobierno de argentino de los últimos años, la cooperación internacional no debería basarse en un enfoque puramente “asistencialista” más bien, el valor de la cooperación entre países debería ser el desarrollo de capacidades y oportunidades recíprocas. Esto implica que aquel país que solicite la cooperación no esté sujeto a condicionamiento alguno por parte del país “donante”, y además que ambos países puedan acrecentar por medio de la cooperación horizontal y solidaria aquellas competencias técnicas en los ámbitos en los que tengan más experiencias acumuladas y buenas prácticas.
Con la gran crisis económica, política y social afrontada en el 2001 en la Argentina, la Cooperación Sur-Sur fue una alternativa en la búsqueda de soluciones posibles a desafíos comunes regionales para el desarrollo conjunto en la región. En este marco, las relaciones de intercambio Sur-Sur fueron un paraguas para el crecimiento con inclusión, que a su vez ayudaba al fortalecimiento de la autonomía del Estado propiciando la integración regional latinoamericana.
Durante el periodo de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández de Kirchner, entre los años 2003 y 2015, ambos manifestaron claramente la voluntad política de priorizar las relaciones con América Latina y Caribe y principalmente fortalecer las relaciones con sus socios limítrofes, entre ellos: Paraguay y Bolivia en el marco de la CSS.
Respecto al rol que cumplen cada uno de los países, Argentina se ha caracterizado por ser socio “oferente” de proyectos y acciones de Cooperación Sur-Sur, sin embargo podemos observar que el rol que asume Paraguay se ha caracterizado como “receptor” de cooperación en los proyectos de CSS y de la cooperación internacional más amplia.
En cuanto a la instrumentación de los proyectos, se aplica mediante diferentes modalidades de intercambio, por ejemplo: Paraguay recibe expertos de organizaciones argentinas referentes en la temática a cooperar con los técnicos locales, a su vez Argentina recibe a técnicos locales paraguayos, y se transfieren directamente experiencias concretas, procesos, prácticas y metodologías. También se promueven mesas de diálogos, seminarios y talleres para la planificación, desarrollo, monitoreo y evaluación de los proyectos.
Según los datos del Informe de la Secretaría General Iberoamericana del año 2009, de un total de 519 acciones de CSS ofrecidas por la Argentina en el año 2008, el 58 % (302) fueron ejecutados en Paraguay como socio receptor. En este mismo informe del año 2012, Brasil y Argentina aparecen como los principales países oferentes de proyectos de CSS en el año 2011. De vuelta el 51,8 % del total de proyectos ofrecidos por Argentina fueron ejecutados en el Paraguay; estos datos podrían explicar un nivel de relación bastante intenso entre Argentina y Paraguay.
Cabe destacar también que esta relación tuvo un quiebre tras la ruptura de relaciones diplomáticas entre Argentina y Paraguay en junio del año 2012, tras el golpe de Estado parlamentario contra el ex Presidente Fernando Lugo que desembocó en su posterior destitución tras un juicio político “express” y la suspensión dentro del bloque del MERCOSUR. El descenso de proyectos de CSS que venían realizándose pasó de 36 en el 2011, a 14 en 2012 y 10 proyectos en el 2014.
Considerando la cantidad de proyectos de CSS que fueron ejecutados en Paraguay por la Argentina como socio oferente de CSS entre los años 2008 y 2012, hemos tomado como ejemplo de buenas prácticas de Cooperación Sur-Sur dos experiencias que pertenecen al área temática de Derechos Humanos y Desarrollos Sustentables.
Para la Argentina, los Derechos Humanos han sido política de Estado desde el año 1983 con la llegada de la democracia en este país, además es pionera en investigar, acusar y juzgar a los represores de la última dictadura. A fines de mayo de este año serán juzgados los acusados por crímenes de lesa humanidad cometidos durante el “Plan Cóndor”, un operativo de coordinación para la detención y represión entre las dictaduras del Cono Sur latinoamericano en los años 70.
El primer proyecto llamado “Compromiso por la Memoria, la Verdad y la Justicia” es un proyecto de asistencia técnica multidisciplinaria para la organización e investigación de los detenidos-desaparecidos, torturados y/o ejecutados ocurridos de manera extrajudicial durante la dictadura de Stroessner en Paraguay entre los años 1954-1989. El proyecto ha aportado la experiencia del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) y de la Secretaría de Derechos Humanos (SdH) de la Argentina, tanto a la justicia del vecino país como a la Comisión de Verdad, Justicia y reparación de la Defensoría del Pueblo de Paraguay. Entre las metas que se ha fijado la cooperación FO-AR con Paraguay, cabe destacar la investigación con técnicas de la antropología forense, la sistematización de la información obtenida y la confección de las correspondientes bases de datos y la revisión de los aspectos jurídicos del trabajo de la Comisión de Verdad y Justicia (CVyJ), que el Presidente Lugo transformó en la nueva dirección de Verdad, Justicia y Reparación (CVJR). Considerando que la dictadura en Paraguay fue una de las más largas de la región, creemos que el aporte argentino en esta temática es de suma importancia para la reconstrucción de la memoria histórica.
Por otro lado, tenemos dentro del área de Desarrollo Sustentable el Programa de Cooperación Técnica Transfronteriza en Piscicultura “CARPA”, cuyo objetivo fue contribuir a la integración subregional y subnacional entre la Argentina y el Paraguay mediante el desarrollo económico y social de los municipios fronterizos Cambyreta del Departamento de Itapúa y Campo Viera de la Provincia de Misiones. Este proyecto de asistencia técnica sobre piscicultura surgió como alternativa para el autoconsumo de los pequeños productores, posteriormente y gracias a su gran éxito derivó en la construcción de varios estanques, propiciando el asociativismo de los productores y la comercialización del excedente.
Este proyecto tuvo un gran impacto a nivel local y subregional, se crearon y fortalecieron redes institucionales entre productores, gobierno y sociedad civil no solo en el municipio donde se había desarrollado el proyecto inicial. A raíz de los logros y resultados positivos obtenidos en esta comunidad a través de la formación de coordinadores y técnicos locales otros municipios de zonas aledañas solicitaron la asistencia técnica conjunta de expertos argentinos y paraguayos para replicar la experiencia en otros 13 municipios.[1]
Conclusiones
Las experiencias de Cooperación Sur-Sur han posibilitado a países de Sur tener un “doble rol”, ya no solamente ser “receptores” de cooperación sino también ser “oferentes” de cooperación con otros países del Sur más allá del nivel económico (país de renta media alta o baja). También no queremos dejar de mencionar que existe otro tipo de Cooperación Sur-Sur que ha posibilitado el financiamiento y la articulación entre tres actores que es la triangular, pero en este artículo nos centramos en la Cooperación Sur-Sur bilateral entre dos países del Sur que cooperan de manera recíproca.
El compromiso de la política exterior de Cooperación de la Argentina en los últimos años se basó sobre pilares construidos en valores de horizontalidad, solidaridad con los Estados hermanos y vecinos como prioridad, abandonando el “enfoque basado en el asistencialismo”. Más bien propicia la búsqueda de intereses comunes y beneficio de mutuo acuerdo para la construcción de soluciones conjuntas a desafíos para el desarrollo de nuestros países y las necesidades de aquellos países que solicitan la asistencia técnica argentina.
La Asistencia técnica ofrecida por Argentina a Paraguay, además de favorecer el intercambio mutuo de conocimientos, experiencias, aprendizajes y metodologías participativas, generó un potencial de saberes y recursos humanos, con un capital social de importancia a nivel local con competencias internacionales. Además permitió el involucramiento de diversos actores a nivel nacional y subregional, entre sociedad civil, gobierno y ciudadanos, proporcionando espacios y entornos favorables para la construcción comunitaria y cooperativa entre estos actores.
Podemos observar, a su vez, que esta modalidad de cooperación y asistencia técnica Sur-Sur origina relaciones de mutua confianza entre los países y las localidades donde se da esta colaboración propiciando la integración regional y transfronteriza de los países cooperantes.
Queremos destacar que la Cooperación Sur-Sur como modalidad de cooperación en Paraguay ha promovido el establecimiento de nuevas relaciones de cooperación. A través de los años, y particularmente durante el gobierno de Fernando Lugo, Paraguay pasó de ser –exclusivamente– un país “receptor” de cooperación internacional a explorar nuevos roles como socio oferente de asistencia técnica Sur-Sur. La experiencia de la Cooperación Sur-Sur se ha logrado impulsar en áreas o temáticas donde se tiene experiencia acumulada y fortalezas para compartir con otros países, es el caso de la generación y producción de energía hidroeléctrica.[2]
En el año 2009, Paraguay adhirió a los principios de la Declaración de París (apropiación, armonización, alineación, gestión por resultados y responsabilidad mutua); este compromiso político se manifiesta a través de esfuerzos que se hicieron en Paraguay luego de treinta y cinco años de dictadura y aislamiento internacional respecto a los países de América Latina y Caribe. Para el caso paraguayo la Cooperación Sur-Sur ha aportado la posibilidad de salir a la escena internacional con un nuevo rol para compartir sus experiencias con países hermanos.
Sin lugar a dudas, la Cooperación Sur-Sur ha favorecido tanto al Paraguay como a la Argentina –en sus diferentes roles– aportando una mayor capacidad institucional para gestionar y coordinar en el ámbito de la cooperación internacional de manera más horizontal, equitativa y solidaria.
La Cooperación Sur-Sur no solo ha favorecido a los países de economías menores de la región, sino también ha favorecido a todos los países mediante la acumulación de experiencias exitosas con capacidad de réplica de los proyectos a través de transferencia de capacidades mutuas. Esto implica no solo valores monetarios sino también contribuye al fortalecimiento institucional de las democracias latinoamericanas, al desarrollo territorial y productivo con valor agregado de nuestros pueblos.
Karina Cáceres Ortega estudió Relaciones Internacionales en la Universidad Católica de Argentina. Actualmente trabaja en la Fundación SES, en el área de Integración Regional y Financiamiento al Desarrollo. Es asistente técnico del programa regional de la Alianza de Organizaciones de la Sociedad Civil para la Eficacia del Desarrollo para América Latina y Caribe (AOED-ALC).
Artículo publicado en la revista "¿Qué cooperación para qué desarrollo?", coeditada por ALAI y AOED-ALC http://www.alainet.org/es/revistas/515
[1] Este proyecto fue destacado también por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la SEGIB como “buenas prácticas”. La Cooperación Internacional No Reembolsable en el Paraguay a Diciembre 2011, marzo de 2012 Disponible en: http://www.economia.gov.py/v2/index.php?tag=documentos
[2] Para más información sobre este proyecto ver el caso de Cooperación Sur-Sur entre Paraguay y Ecuador en materia energética.
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