Reflexiones que podrían ser de utilidad para gobierno y ELN

20/06/2016
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 reflexiones colombia
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Escribo estas notas –respetuosamente como es mi estilo-, sin ninguna otra pretensión que quizá contribuir a que se encuentren pronto, por parte del Gobierno y del ELN, opciones que puedan superar las actuales dificultades y dar inicio a la Mesa Pública de Diálogo.

 

Estoy seguro que ambas partes están de acuerdo y lo han aceptado públicamente, en que el proceso con el ELN tiene diferencias del proceso con las FARC, porque se trata de guerrillas con historias, trayectorias y miradas diferentes acerca de la política, la sociedad y su rol en la conflictividad social. Pero a veces parecen olvidarlo y pretenden en el fondo llevar a cabo replicas similares de dinámicas que son diferentes.

 

Igualmente estoy seguro que ni el Gobierno ni el ELN pretenden ser aliados de los sectores guerreristas, que quieren para la sociedad colombiana la continuidad de la confrontación armada indefinidamente con sofismas de distracción propios de miradas vengativas y autoritarias, que en el mundo contemporáneo, afortunadamente tienden a perder espacio. Pero objetivamente, con su actitud intransigente, por momentos parecen ubicarse más en el campo de los guerreristas, que en el de los colombianos que mayoritariamente buscamos que se termine este largo ciclo de violencia. No viabilizar un proceso de diálogo entre Gobierno y ELN es objetivamente situarse en el campo de los que prefieren prolongar indefinidamente esta confrontación entre colombianos.

 

Tradicionalmente es sabido que para el ELN la participación de la sociedad en sus procesos de búsqueda de terminación del conflicto armado, ha tenido un valor importante. Lo han hecho en el pasado, inspirado en esto, la Iglesia Católica, la Comisión Facilitadora Civil y otros grupos de ciudadanos. Esto explica el porqué, con frecuencia grupos de ciudadanos o de ONGs, hacen propuestas o invitaciones públicas al ELN –menos al Gobierno, hay que decirlo- para tratar de colaborar en la búsqueda de caminos de paz. Y por supuesto son iniciativas loables, todas ellas.

 

Propiciar la participación social, especialmente de los sectores tradicionalmente excluidos –aún por las propias organizaciones sociales existentes-, los que el sacerdote Camilo Torres Restrepo denominaba los ‘no alineados’, es una finalidad muy loable y ello le da a este proceso por iniciarse un perfil de originalidad muy importante. Sabiendo que la participación tiene muchas modalidades de expresión –incluida la protesta social-, pero se deben propiciar más los espacios propositivos y de concertación de acciones que apunten a incidir en la solución a los problemas de las comunidades o regiones. También debemos empezar a ver la protesta social como un mecanismo para obtener demandas y derechos, pero sin maximizarlas.

 

Por supuesto, considero que el secuestro es una práctica política y humanitariamente inaceptable en los tiempos actuales. Pero no se trata de ‘convencer’ al ELN de ello en este momento, se trata es de encontrar fórmulas que permitan superar ese obstáculo y que viabilicen el inicio de la fase pública de la Mesa de Conversaciones.

 

Se han venido proponiendo algunas ideas, que podrían ayudar a superar la actual crisis. Me parece que la posibilidad de realizar sesiones reservadas entre las dos Delegaciones y avanzar en la definición de los aspectos centrales de cómo desarrollar el punto de participación y definir al mismo tiempo una metodología de trabajo de la Mesa de Diálogo que combine el funcionamiento de la misma simultáneamente con unas subcomisiones de la misma, que comiencen a abordar de inmediato por lo menos dos temas cruciales: uno el tema humanitario, que estaría situado en el punto cinco de la agenda y el tema del cese del fuego y de hostilidades bilateral –recordemos que el cese de hostilidades significaría la terminación de hechos contra la sociedad, como el secuestro, que está en el centro de la controversia actual-.

 

No dudo de la voluntad discursiva para encontrar salidas al largo conflicto armado, tanto por el Gobierno del Presidente Santos como por la dirección del ELN, pero hay que hacer esfuerzos adicionales a los que ya han hechos, para encontrarle salidas a los actuales problemas. Así les demostraran a los colombianos y a la comunidad internacional, que efectivamente se está no sólo construyendo confianza, sino certezas de querer avanzar en la terminación del conflicto armado.

 

¿No sería este el momento para que las dos delegaciones, la del Gobierno y el ELN, invitaran a un grupo de ciudadanos, -de manera reservada puede ser más útil, pero si lo quieren hacer públicamente, también se vale-, que les genere la confianza suficiente a las dos partes, para tratar de encontrar fórmulas que ayuden a superar este impasse?

 

Ustedes saben muy bien que los adversarios de la paz son poderosos y están tratando de hacer todo lo posible para impedir que el anhelo de los colombianos de terminar esta confrontación armada se vuelva realidad, por favor no les ayuden con actitudes intransigentes

 

Alejo Vargas Velásquez

Profesor Titular Universidad Nacional

 

https://www.alainet.org/es/articulo/178225
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