A Salvador González Marín, compañero, amigo.

Hace varias semanas el titular del Ejecutivo federal se ufanaba de que el poder adquisitivo del salario logró una recuperación del 2 por ciento y que tal hecho no se producía desde hacía más de tres décadas. Es decir, desde que a fines de 1982 comenzó con Miguel de la Madrid Hurtado lo que editorialmente denominó –muchos años después– Cambio de rumbo. Obra que, dicho sea de paso, no obstó para que su hijo Enrique Octavio, hoy exitoso secretario de Turismo, lo declarara con demencia senil para desautorizarlo por las críticas a la corrupción de la familia de Carlos Salinas, mismas que formuló en el noticiero que conducía Carmen Aristegui en MVS Noticias. Juicios que le escuché al expresidente el 6 de agosto de 2004, en una sesión-comida con el Grupo María Cristina.

Lo que no informó Enrique Peña es que mientras los salarios recuperaron un modesto 2 por ciento en su poder de compra, lo que tendría más importancia si fuera tendencia estable, 8 mil 895 mexicanos pasaron a formar parte de la elite multimillonaria en los primeros tres años del gobierno que describe Magú en su cartón de La Jornada: “Se nos fue muy a la derecha” (el país), dice un represente del Partido Revolucionario Institucional que no es Manlio Fabio Beltrones, y el presidente Peña Nieto le contesta: “A eso venimos. A mover a México” (9-VI-16).

Y vaya que el país se movió el domingo 5 y lo que falta si queda reconfirmado que el hartazgo ciudadano con la corrupción de los Duarte (Javier y César, entre otros gobernadores) y la inseguridad pública fueron motivaciones centrales que llevaron al electorado a sufragar por otros corruptos como Miguel Ángel Yunes; y no principalmente por el rechazo beligerante de las jerarquías religiosas a la plausible iniciativa de ley que establece el matrimonio igualitario y la adopción.

Pero donde más se movió en los últimos 39 meses fue en la ya de por sí muy concentrada riqueza y la tan lacerante como histórica desigualdad social, la que no puede abatirse con programas sociales de corte asistencial y clientelar, mientras se mantenga intacto el modelo económico que es una muy eficiente fábrica de pobres, como es la mitad de la población y 9.5 millones subsisten en la miseria (pobreza extrema).

De tal manera que bajo el gobierno de las 11 reformas estructurales que juran los autores intelectuales y los operadores políticos que modificarán el futuro inmediato y mediato de la nación, los mexicanos con fortunas superiores a 500 millones de pesos pasaron de 14 mil 486 a 23 mil 381. Un incremento notabilísimo.

El selecto grupo posee 9 billones 681 mil 426 de pesos, equivalentes a 55 por ciento del producto interno bruto, si nos atenemos a los datos que brinda el reportero Víctor Cardoso en La Jornada, basado en cifras oficiales de inversionistas que operan mediante casas de bolsa.

El miércoles 8 consigné: “El núcleo del mensaje presidencial, pronunciado en la reunión nacional de consejeros de BBVA Bancomer 2016, incluye el juicio de que ‘la democracia mexicana es perfectible, pero nadie puede negar que hoy son exclusivamente los ciudadanos quienes eligen a sus representantes’. Si la exclusividad fuera tal, pues sería ante los votantes donde el presidente formularía su primer acercamiento al tema, y no ante uno de los más notables dueños del dinero en la aldea global”. Afirmación corroborada enseguida por la lógica del gran capital que no tiene patria pero sí ideología.

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