Palabras de agradecimiento por el Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2015

De la sociedad moderna a la comunidad transmoderna

22/04/2016
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 jj bautista  premio libertador 2016
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Excelentísimo compañero y hermano presidente de la República Bolivariana de Venezuela; Nicolás Maduro. Compañero y hermano vicepresidente de la república bolivariana de Venezuela; Aristóbulo Istúriz. Compañero y hermano ministro del poder popular para la cultura; Freddy Ñañez. Compañera y hermana Carmen Bohórquez, Coordinadora de la red de intelectuales, artistas y movimientos sociales. Compañeros y compañeras, hermanos y hermanas presentes. En Aymara sería Jilatanakas Kullakitanakas, que quiere decir; hermanitos y hermanitas.

 

Es para mi persona un privilegio estar esta noche, en este recinto, para recibir un premio y un reconocimiento a un trabajo nuestro, largamente meditado y realizado durante más de 25 años. Como todo pensar, cuando surge, uno empieza casi solo. Con muy poco reconocimiento.

 

Debo decir que para este servidor, este premio es como mi salario. Este servidor compañero presidente, hermanos y hermanas, ha trabajado desde que tiene 9 años, pero hasta ahora nunca ha tenido lo que se llama un trabajo de verdad. Por eso hasta ahora nunca he recibido un aguinaldo. No sé lo que significa tener seguro social, seguro médico, o vacaciones, porque todos los trabajos que tuve, cursos o seminarios que di, siempre fueron ocasionales, eventuales, porque a la academia estándar no le interesaba un proyecto teórico como el nuestro. En la academia tradicional, siempre aparecía como sospechoso, que alguien quisiese pensar con rigor filosófico y desde los pueblos originarios, pensamiento trans-moderno y post-occidental.

 

Pero nunca nos quejamos, porque sabíamos que no somos ni los primeros ni los únicos. Nuestro ejemplo fue gente como Marx, quien desarrolló toda su obra, en medio de muchísima adversidad. De no haber sido por su amigo Engels y la herencia que recibió de su amigo Wilhelm Wolff, quién sabe si hubiese podido terminar de escribir su primer tomo de El Capital. Por ello para este servidor este premio, este reconocimiento, es como recibir una herencia. La herencia del pueblo Venezolano, la que nos va a permitir continuar con este proyecto.

 

Hemos llamado a nuestra exposición:

 

De la sociedad moderna a la comunidad transmoderna

 

Este tema nos apareció a mediados de los 90’s del siglo pasado, cuando nos atrevimos a pensar Marx, desde la experiencia cultural e histórica de los pueblos originarios, los cuales son constitutivamente comunitarios. Por eso nos llamó mucho la atención cuando a principios de este siglo, el comandante y hermano Hugo Chávez empezó a impulsar la experiencia de “Las Comunas”.

 

Lo Primero que aprendimos, fue que para ir más allá del capitalismo, ya no basta con hacerle la crítica a éste, sino que también hay que criticar a la modernidad, porque ésta, es el proyecto cultural y civilizatorio propio de la burguesía moderna y eurocéntrica, por eso el capitalismo pudo desarrollarse al interior de la modernidad. Es un proceso conjunto, paralelo, e inescindible. Si para transitar hacia el socialismo, nos limitamos a criticar al capitalismo, y no hacemos la crítica de su fundamento cultural e histórico, lo más probable es que recaigamos en aquello que queremos criticar.

 

Desde el principio nos dimos cuenta que intentar pensar a nuestros pueblos con categorías provenientes del pensamiento europeo u occidental era una empresa condenada al fracaso, por eso nos dimos a la tarea de producir conceptos y categorías propias, pensadas desde “América Latina”. Después de constatar que en el contenido de los conceptos y categorías de la ciencia social y la filosofía modernas, lo que está contenido, es solo la visión de la realidad que tienen los países de primer mundo. En cambio, nuestros problemas y concepciones, están literalmente fuera de su marco categorial. Por eso no nos ayudan a conocernos.

 

Con Marx descubrimos que el capitalismo no produce solamente mercancías y capital, sino que para reproducirse, necesita producir paralelamente, un tipo de consumo, un tipo de subjetividad y de humanidad, que en el mundo moderno se llama “sociedad”. La sociedad moderna, es ese conglomerado humano que articula al individuo moderno y egoísta, que se preocupa sólo por sus intereses. Esto es, el capitalismo, para poder desarrollarse, necesita desarrollar también a la sociedad moderna, es decir, necesita producir individuos egoístas que, luchen en contra de otros individuos para realizar sólo su propio egoísmo.

 

Por ello es que Marx dice en El Capital que; el capitalismo, para poder desarrollarse, necesita destruir sistemáticamente, toda forma comunitaria de vida, es decir, toda forma de solidaridad. Esto quiere decir, que el desarrollo de la sociedad moderna, es paralelo a la destrucción de toda forma comunitaria o solidaria de relación humana. Por ello es que la idea de sociedad, es totalmente opuesta a la idea de comunidad.

 

Sin embargo, siendo tan evidente la crítica que Marx estaba haciendo de la “sociedad moderna” el marxismo del siglo XX no lo tematizó en profundidad por lo siguiente. Siguió pensando y creyendo en la filosofía de la historia que la modernidad burguesa produjo para justificarse a sí misma como lo más humano, racional, y verdadero. Tal es así que desde la perspectiva de esta visión de la historia, nuestros pueblos comunitarios aparecían siempre como pre-modernos, o sino, como pre-capitalistas. Acá el prefijo de “pre” es negativo, no quiere decir anterior, quiere decir, inferior. El marxismo del siglo XX casi sin excepción pensó y piensa aun que las “relaciones comunitarias” son pre-modernas, o sea, inferiores a las “relaciones sociales”.

 

Pronto descubrimos con el último Marx, que: la “comunidad rural” podía ser un buen punto de partida para una revolución. ¿Qué es aquello que estaba diciendo Marx? Que: cuanto más capitalista es una sociedad, menos está en condiciones de hacer la transición al socialismo, aunque ésta, esté sumamente industrializada. ¿Por qué? Porque para hacer la transición al socialismo, se requiere que un pueblo tenga un alto grado de solidaridad para con los pobres, los hambrientos, los necesitados y los que padecen todo tipo de injusticias.

 

Esto quiere decir que si el capitalismo clásico y liberal produjo individuos egoístas, que todavía se hacían cargo responsablemente de sus familias e hijos, el capitalismo neoliberal está produciendo sistemáticamente “individuos autistas” que ya no se hacen responsables de nada ni nadie, sino sólo de sí mismos, y si luchan, es para mantener sólo la satisfacción egocéntrica y ególatra de sus intereses, aunque en ese intento, perezcan la humanidad y la naturaleza juntas.

 

En El Capital, Marx muestra que el contenido de la mercancía capitalista es la “relación social”. Relación social en Marx quiere decir, relaciones de dominio y explotación. Dominio de la naturaleza y explotación del trabajo humano, o sino, explotación de la naturaleza y dominio del trabajo humano. El cual es, el contenido de la mercancía capitalista, por ello es que la mercancía capitalista, llega –en palabras de Marx-, chorreando sangre humana al mercado.

 

El problema es saber por qué el capitalismo, aparte de habérsele hecho tanta crítica y estar luchado contra él, sigue de pie. Dice Marx y cito: “Nosotros hemos visto, no solo cómo produce el capital, sino cómo es producido él mismo… No solo las condiciones objetivas del proceso de producción se presentan como resultado de éste, sino igualmente el carácter específicamente social de las mismas… las relaciones de producción son producidas, son el resultado, incesantemente renovado, del proceso”.

 

Esto es, el capitalismo no solo produce las condiciones objetivas de la producción, sino también las condiciones subjetivas de la re-producción. Es decir, paralelamente a producir mercancías, el capitalismo produce y reproduce incesantemente a la sociedad moderna, la cual es o representa a las condiciones subjetivas. Y esto se da gracias a la “dialéctica de la producción consumo”.

 

Cuando nosotros consumimos mercancías capitalistas, realizamos al capital de dos modos. Primero; realizamos al capital como ganancia, cuando las compramos, porque posibilitamos su reproducción. Pero –segundo-, lo peor de todo, es cuando subjetivamos mediante el consumo, la mercancía capitalista. Y esto se da especialmente con el alimento capitalista. Porque cuando la consumo, subsumo en mi corporalidad, la intencionalidad y el contenido de ese alimento capitalista, el cual llega a formar parte de mi propia corporalidad, de mis pensamientos y sentimientos. Ese es también el contenido subsumido, no sólo el contenido nutricional.

 

Cuando consumo mercancía capitalista, esto es, cuando la constituyo en parte de mi subjetividad, o personalidad, lo que estamos haciendo es hacer que las relaciones sociales contenidas en la mercancía capitalista, formen parte de mi propia subjetividad, de nuestra personalidad, de nuestro yo, de nuestro ego. Es decir, de ser seres humanos éticos, solidarios o comunitarios, gracias al consumo de este tipo de mercancías, nos vamos convirtiendo poco a poco en individuos egoístas y egocéntricos que sólo buscan su propio bienestar, es decir, de haber sido “pueblo” o “comunidad”, nos convertimos poco a poco en “sociedad moderna”. Y cuanto más modernos nos volvemos, menos estamos dispuestos a dar la vida por el prójimo, por la revolución, la humanidad o la naturaleza.

 

Parte del fetichismo de la mercancía, consiste en no ver, en el aparecer de la mercancía, estas relaciones de dominio y explotación. No solo que no lo vemos, sino que ya no podemos verlos y a veces, no queremos verlo, pero, están contenidas en la mercancía, aunque no lo veamos, por eso llegan baratas al mercado. Porque si al productor se le hubiese pagado el salario justo, la mercancía costaría mucho.

 

Si esto es así, ¿Cómo podemos producir un tipo de consumo que exija otro tipo de producción distinto del capitalista? Necesitamos tener conciencia clara de lo que significa la Comunidad para ir más allá del capitalismo. Pero, ya no estamos hablando de la comunidad feudal o primitivo-europea, o asiática, sino de la idea de Comunidad que nuestros pueblos han producido, que no son ni feudales, ni asiáticos. Necesitamos tener conciencia de que las formas de vida anteriores a la modernidad, no son en sí mismas inferiores, atrasadas o subdesarrolladas, como las hace ver la modernidad. Son mucho más racionales de lo que nos imaginamos.

 

Para hacer la transición al “socialismo del siglo XXI”, al “socialismo comunitario”, o a cualquier otra forma de vida, distinta del capitalismo, necesitamos producir otro tipo de consumo, en cuyo contenido esté fácticamente presente, nuestra propia intencionalidad de solidaridad y de comunidad. Porque cuando el productor produce, siempre lo hace con un tipo de intencionalidad, el cual es el contenido de su producto. Y cuando se realiza por el consumo esa producción, entonces se puede desarrollar esa otra “forma de producción”. Decimos que somos socialistas, marxistas, revolucionarios, etc., pero paralelamente, no nos hacemos ningún problema consumiendo mercancías capitalistas, empezando por la coca cola, las hamburguesas McDonalds, etc., etc. Sabemos que hace daño y que es mala para la salud, pero igual, la seguimos consumiendo.

 

Cuando decimos que necesitamos consumir lo que producimos, lo que estamos queriendo decir, es que, tenemos que producir un tipo de producción cuyo contenido no sean las relaciones de dominio. Y esto, no sólo porque necesitamos de otra subjetividad, sino, porque necesitamos producir otra objetividad, o sea otra realidad distinta de la del capitalismo y la modernidad.

 

Pero también porque necesitamos reproducir una voluntad de vida en nuestros pueblos, acorde al tipo de proyecto revolucionario que queremos. Y entonces tenemos que preguntarnos ¿cómo se produjo la voluntad política, la voluntad de vida y de liberación, con la cual los ejércitos libertarios comandados por Bolívar y Sucre salieron a liberar este continente del yugo español? No solo había una conciencia emancipadora, sino que había también una forma de producir esa conciencia y esta empieza con los alimentos y se corona con las ideas. Lo mismo podríamos decir del ejército vietnamita, ¿cómo su pueblo se enfrentó a uno de los ejércitos más poderosos del planeta y los vencieron? Parece que todo empieza con la producción de un tipo de consumo, es decir, con la producción de un tipo de subjetividad, y ésta, parece que empieza con la producción y el consumo de los satisfactores inmediatos de la vida humana, acordes al proyecto político y de vida que tienen los pueblos revolucionarios.

 

Pero, por más paradójico que parezca, la claridad de este problema la tuvieron y tienen nuestros pueblos originarios, y no de ahora, sino desde hace siglos, por eso se han mantenido hasta ahora, después de tantos siglos de explotación, humillación, marginación y negación.

 

Entonces ante la pregunta de ¿por qué algunos pobres votan por la derecha? Porque gracias al consumo moderno, a la subjetivación de la producción moderna, creen en la modernidad, o sea en la forma de vida que la burguesía ha producido. Es pobre, pero tiene conciencia burguesa. ¿Por la ideología? En parte, pero, fundamentalmente por el consumo. Marx ya se había dado cuenta, que en sus tiempos, el proletariado inglés, ya tenía conciencia burguesa, ¿por qué? Por el tipo de consumo. Parte del problema de la colonización moderna, radica en el tipo de consumo que ésta impuso, porque cuando hemos caído en esta forma de consumo, ya estamos colonizados, aunque nuestro discurso sea descolonizador.

 

Para terminar; esta reflexión nos condujo a una pregunta similar a la que Marx se hizo varias veces, ¿por dónde debiera empezar una revolución? El marxismo del siglo XX ha respondido casi de modo unánime por la modernización, la educación y el desarrollo de la industrialización. Pareciera que ahora, debiéramos empezar por la producción de un nuevo tipo de consumo, acorde a esta nueva subjetividad y voluntad de liberación de todo tipo de injusticia.

 

Por ello hablamos de la producción de una Comunidad trans-moderna y post-occidental, porque si bien es cierto que somos pueblos del Sur, nuestro sentido no es hacia occidente. La filosofía moderna dice que la civilización humana empezó en el oriente, y que su desarrollo es hacia el occidente. Nosotros decimos que no todo se originó en el oriente, sino también en el sur, por eso nuestro norte, está ahora en el Sur. Pero no es un sur geográfico, sino existencial. Por ello afirmamos que en última instancia, el pasaje de la sociedad moderna a la comunidad trans-moderna, es también el pasaje de América Latina, hacia Amerindia, hacia el Abya Yala. Y esto, no es sólo un cambio de paradigma, sino de civilización. Si somos conscientes de esto, nuestros procesos dejarán de ser vistos como meros ciclos progresistas. No hay que perder de vista que lo que está pasando hoy en Venezuela o en Bolivia, no sólo está siendo observado por el imperio, sino, por la humanidad toda.

 

Pareciera que las más grandes transformaciones y revoluciones empiezan con las cosas más sencillas, las más cotidianas, las aparentemente intrascendentes. Por ello creemos que nuestros procesos revolucionarios pueden tener no solo una trascendencia continental, sino, universal. Siempre y cuando tomemos conciencia que lo que se juega en última instancia, no es un proyecto político o económico más, sino que este proceso implica en última instancia un proyecto de vida, más humano.

 

Como recuerda el compañero y hermano Elías Jaua las palabras que el comandante y hermano Hugo Chávez le decía: “Hay que lograr que el tránsito hacia el socialismo sea humanamente gratificante”. Pues bien, para que esto sea posible, hay que potenciar la experiencia de las comunas, pero, desde la memoria histórica y cultural de los pueblos originarios, quienes nos han legado una milenaria experiencia comunitaria.

 

¡Muchas gracias, pueblo de Venezuela!

¡Jallala!!!

 

Teatro Teresa Carreño

Caracas, 12 de Abril del 2016

 

- Juan José Bautista Segales, filósofo boliviano, fue galardonado con el Premio Libertador al Pensamiento Crítico 2015 por su obra: ¿Qué significa pensar desde América Latina?

https://www.alainet.org/es/articulo/176973?language=es
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