Cómo EEUU controla el Canal (I)
- Opinión
“Estamos bajo el paraguas defensivo del Pentágono” -- Omar Torrijos.
Panamá administra y protege el Canal. Es verdad, pero también es verdad que su ampliación fue decidida mediante la invasión y que su defensa unilateral corre a cargo de EEUU que, contrario a derecho, no tiene que pedirle permiso a Panamá. Este hecho se desprende de otro más importante: que EEUU tiene el monopolio, no sólo del Canal sino del paso estratégico, conforme a la definición de “Canal” en el Tratado de Neutralidad: “Canal” es cualquier modalidad de tránsito de un océano a otro. Por lo tanto, uno de los atributos del propietario del Canal – su defensa -- no está en manos panameñas sino de EEUU, como lo atestiguan las Maniobras PANAMAX cada año.
EEUU ha actuado en Panamá siempre con ánimo de dueño de nuestro país y con absoluto desprecio del derecho internacional. Ese ánimo de dueño le hizo rechazar toda injerencia foránea en el Canal, fuese la Gran Bretaña, Francia o Japón. Ese ánimo de dueño le hizo exigir e imponer condiciones, fundamentalmente de seguridad y defensa, a lo largo de la historia. Ese sentido de pertenencia y apropiación se arraigó antes de 1903, antes de 1977 y, después del Tratado de Neutralidad -a pesar de ser éste perpetuo y que era, como dijo John Hay del Tratado de 1903, “ampliamente ventajoso para los Estados Unidos, y debemos confesar con la cara que podamos poner, no tan ventajoso para Panamá.”
En 1842, ya con interés en un monopolio sobre un futuro Canal, EEUU aspiraba a firmar un tratado con e1 Estado del Istmo, pero nos reintegramos a la Nueva Granada en 1843. En 1846, Estados Unidos logró derechos de tránsito con la Nueva Granada a cambio de garantizar la neutralidad del paso interoceánico y la propiedad de la Nueva Granada. En 1878, Estados Unidos hizo objeciones al Canal francés, invocando la Doctrina Monroe de 1823.
En el Tratado Clayton-Bulwer de 1850 y en el Tratado Hay-Pauncefote de 1902, Estados Unidos se comprometió con Gran Bretaña a no dominar el territorio de un futuro Canal, a mantener una neutralidad igual que en el Canal de Suez, y a no militarizar la vía acuática. Estados Unidos hizo todo lo contrario: nos dominó, no hubo neutralidad y militarizó el Canal.
Las pretensiones monopólicas de EEUU se materializaron en 1880 cuando el presidente Rutherford Hayes definió su Política del Canal:
“El objetivo de este país es un canal bajo control americano. Los Estados Unidos no pueden consentir en la entrega de este control a alguna potencia europea (en 1880, Gran Bretaña en Nicaragua; en 1910, Japón en Nicaragua; en 1986, Japón en Panamá);… Un canal interoceánico a través del istmo americano… será el gran puente oceánico entre nuestras costas del Atlántico y el Pacífico, y virtualmente (será) una parte de la línea costanera de los Estados Unidos… Ninguna otra potencia…dejaría de afirmar su control legítimo (sic) sobre una empresa que afecte su interés y bienestar de una manera tan íntima y vital.”
Ese ánimo de dueño se arraigó a lo largo del siglo XX al amparo de una interpretación ventajista de EEUU del Tratado de 1903, que hizo caso omiso de nuestras reclamaciones y continuó ejerciendo sus derechos “como si fueran soberanos”.
Los “zonians” sentían que la Zona del Canal era territorio suyo porque muchos habían nacido, crecido, trabajado o vivido allí durante décadas, sin ninguna vinculación con EEUU.
La pretensión de que EEUU era dueño de la región se extendió a Nicaragua, que quiso construir un Canal con la ayuda de Japón y negociaba en 1910-1911en secreto con Tokio, en París. Enterado el gobierno de EEUU, derrocó al de Nicaragua, implantó una dictadura y mantuvo una ocupación militar hasta 1933, dando inicio a la dinastía de Somoza.
El proyecto de Tratado Alfaro-Kellogg de 1926 entre Panamá y EEUU, derrotado por Domingo H. Turner y Harmodio Arias, pretendía ser un Tratado de Alianza Militar mediante el cual nuestro país se declaraba en guerra como aliado de la potencia en cualquiera de sus conflictos y entregaba su territorio nacional, instalaciones y sistemas de comunicaciones, a EEUU, dejándonos sin soberanía.
Cuando en 1941, el presidente Arnulfo Arias rechazó la pretensión de que Panamá artillara su marina mercante en violación de la neutralidad, fue derrocado a instancias de la potencia, verificándose que la independencia era un mito.
Julio Yao Villalaz es analista internacional, exAsesor de Política Exterior y escritor.
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