2016, ¿Feliz año nuevo?
- Opinión
Acabamos de enterrar un mal año, pero este desdichado 2015 nos deja enormes cargas encima. Y un mar de llanto, pus y sangre, que golpea las costas de los cinco continentes existentes en el orbe, y aún el corazón y el cuerpo de cientos de países.
Nos deja un mundo sumido en incontables guerras, fríamente preparadas por los productores y traficantes de armas, algunas de ellas, como los drones –bombarderos sin piloto- manejadas desde lejos por operadores yanquis cómodamente instalados ante la pantalla, con un whisky en la mano, mascando chicle y mirando escenas pornográficas.
Nos deja miles de inmigrantes ahogados en el Mediterráneo mientras huyen del terror y el hambre desde África o Medio Oriente hacia la Europa que les saqueó petróleo y minerales y ahora les niega las sobras del festín y una cobija.
Nos deja miles de latinoamericanos pugnando por entrar al paraíso norteamericano, calcinados en el desierto, abatidos por los rambos policiales o asesinados por las mafias mexicanas.
Nos deja el cadáver de Aylan Kurdi, el pequeño sirio de tres años, ahogado en su intento de llegar a Turquía, aterrorizado por las llamas que devoran a su patria.
Nos deja una metrópoli mundial- los Estados Unidos-, supuesto símbolo de democracia, donde hoy compiten en busca de la presidencia el republicano Donald Trump, gran productor de muñecas sin cabeza, cazador de inmigrantes mexicanos y de musulmanes; con la demócrata Hilary Clinton, la guerrerista que bailó frenéticamente sobre el cadáver de Gadaffi y el suelo despedazado de Libia.
Nos deja una América Latina en trance de perder la esperanza, con el retorno de las hordas de saqueadores capitalistas, criollos unos cuantos pero sujetos, como perros de presa, a la cadena imperialista, a las corporaciones USA. (Así comienza a suceder en Argentina y Venezuela).
Nos deja una todopoderosa red mediática para pescar incautos y convertirlos en victimarios de sí mismos, en carne de cañón y carne de mercado mediante la desinformación y la mentira.
Nos deja, en fin, un planeta asolado por el calentamiento global y el cambio climático, que no son obra de ninguna maldición divina sino de la insaciable avidez del capitalismo actual, que algunos llaman salvaje, como si alguna vez hubiera existido un capitalismo civilizado.
Claro, 2015 nos deja también, afortunadamente, líderes y combatientes revolucionarios por todas partes, pero que son minorías acosadas, perseguidas, difamadas, amén de disminuidas o derrotadas por sus propios errores, su miopía dogmática, su individualismo sectario, su tolerancia frente a la corrupción.
En esas condiciones ¿qué feliz año 2016 podemos esperar? No seamos candorosos, corteses o hipócritas. Reconozcamos abiertamente la verdad: 2016 será un año de dificultades universales como nunca, y a la humanidad entera , a todas las naciones, a todos los pueblos, a todos los vecinos del planeta, a tí y a mí, solo nos queda una alternativa: combatir o sucumbir.
Ecuador, 1 de enero de 2016
- Jaime Galarza Zavala es escritor ecuatoriano
E-mail: jaigal34@yahoo.es - Twitter: @jaigal34
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