La Habana. El avance de la ofensiva de la derecha latinoamericana en la región ha hecho que las luces de alerta de la izquierda se prendan. Para frenarla y mantener el rumbo de las transformaciones sociales pareciera urgente poner en pie una coalición de fuerzas similar a la que, hace 10 años, derrotó el Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), promovida por Estados Unidos.
Este es el trasfondo central de la reunión continental que este viernes comenzó en la Villa Panamericana, en La Habana, Cuba, la cual terminará el próximo 22 de noviembre. Titulado Encuentro hemisférico derrota del ALCA. 10 años después, el evento reúne a 160 delegados, de 108 organizaciones, provenientes de 24 países, muchos de ellos actores directos de aquella batalla.
Formalmente, el motivo de la reunión es ligeramente diferente. Consiste en conmemorar 10 años de la derrota del ALCA y enfrentar los nuevos desafíos que acechan a las fuerzas progresistas con iniciativas como las de TPP, TISA, TransAtlático. Sin embargo, en el centro de los análisis y la discusión está la idea de si es cierto o no que ha llegado a su fin el ciclo de gobiernos progresistas en América Latina.
La historia
Por supuesto, la historia está viva en este encuentro. El 4 y 5 de noviembre de 2005, en Mar del Plata, Argentina, se puso en evidencia –según el economista paraguayo y asesor del movimiento sindical en Brasil– un cambio de época en América Latina. En esa ocasión se realizó la cuarta Cumbre de las Américas y George Bush –presidente de Estados Unidos– llegó a imponer el ALCA.
En esos días una amplia coalición de movimientos populares continentales, que comenzó a construirse desde 1997, convergió con los presidentes de Venezuela, Argentina y Brasil, Hugo Chávez, Néstor Kirchner y Lula da Silva, en su rechazo a la propuesta estadunidense. Con su particular estilo, junto con las siglas, ante una impresionante multitud, Chávez mandó la iniciativa comercial al carajo
. El proyecto de Bush descarriló.
Esa amplia convergencia entre movimientos populares y gobiernos se había venido gestando en una campaña de gran aliento que inicialmente tuvo que remar contra la corriente. Todavía en abril de 2001, en la cumbre de presidentes en Quebec, solamente Hugo Chávez cuestionó la agenda de negociación del acuerdo comercial.
Sin embargo, pocos días después, esa resistencia en las calles tuvo un aliado central. En un discurso pronunciado el primero de mayo de 2001, al calor de grandes protestas antiglobalización en los países desarrollados, Fidel Castro señaló: Para Cuba es absolutamente claro que el llamado ALCA en las condiciones, plazo, estrategia, objetivos y procedimientos conducen inexorablemente a la anexión de América Latina a Estados Unidos
. Cuatro años más tarde, esa agenda fue sepultada.
El acto en La Habana para conmemorar esa gesta comenzó con un recorrido histórico de lo sucedido en este terreno, a cargo de Gustavo Codas. Lo siguió el economista cubano Osvaldo Martínez, quien analizó en detalle el impacto general del libre comercio en la región, la lógica del capital y las trasnacionales. De paso hizo un mapa de los acuerdos bilaterales y subregionales. La ecuatoriana Irene León explicó cómo la derecha se ha rearticulado en la región y cuál es su lógica militar, mediática y cultural. Recuperando las problemáticas y el lenguaje de los movimientos populares, el cubano Gilberto Valdés descifró los procesos de cambio en curso, los mecanismos de integración y la acción de los actores subalternos.
Al analizar el nuevo protagonismo de la derecha continental, Gustavo Codas dijo que ésta busca aprovechar las dificultades de los gobiernos posneoliberales. Se ha fortalecido en las calles, ha creado redes, nacionales, regionales e internacionales. Sin embargo, según él, no tiene proyecto alternativo a las conquistas del ciclo progresista. Su retorno ha fracasado en Chile y Paraguay. No se propone, como la derecha europea tras la segunda guerra, mantener el estado de bienestar. Esta derecha quiere abolir las conquistas del ciclo de transformaciones. A diferencia de los años 60 con el neoliberalismo, hoy no tiene condiciones de verbalizarlo. Pero, junto con el imperialismo, intenta aprovechar las dificultades económicas y políticas para tratar de dar vuelta atrás en la historia.
Osvaldo Martínez explicó cómo, ante el fracaso del ALCA, Washington ha seguido avanzando en su agenda comercial con flexibilidad, de manera bilateral o transcontinental, con la apuesta de abrir los mercados locales a sus productos y desintegrar América Latina. Esos acuerdos, aseguró, son la plasmación jurídica a nivel de estados, del proyecto trasnacional.
Según Irene León, estos últimos 10 años han sido de una alta intensidad histórica. El capital trasnacional (poder que no rinde cuentas a nadie) ha seguido avanzando sobre estados, estableciendo mecanismos de poder fáctico por fuera de cualquier control ciudadano.
Por su parte, Gilberto Valdés apuntó cómo la lucha contra el ALCA tuvo un fuerte componente anticapitalista. Relativizando los desencuentros entre movimientos populares y gobiernos progresistas, aseguró que los conflictos entre ambos no van a desaparecer.
¿Tiene futuro el movimiento emancipador en el continente? Sí, aseguran los asistentes al evento. El movimiento camina. “Eso es posible –según Codas– porque los aciertos del ciclo de transformaciones han sido muy superiores a las dificultades que hemos encontrado. Está en manos de los luchadores y luchadoras de nuestro pueblo construir ese nuevo horizonte.”