Capitalismo, guerra y contrainsurgencia en Chiapas (VI)

10/11/2015
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Marcos le apostó a la Sociedad Civil,

Y como en toda apuesta…

había riesgos…”  

 

El Cerco de la Sociedad Civil 1

 

Haciendo apuestas

 

La apuesta del EZLN por la Sociedad Civil en 1994 era buena. Seis años antes, en Brasil, había escuchado a ex guerrilleros, teólogos, sociólogos y demás, compartir la certeza de: “La inviabilidad de la lucha armada y la electoral para tomar al poder. ¿Qué nos queda? Trabajar en el fortalecimiento de la Sociedad Civil.” (Curso Latinoamericano para Militantes Cristianos. CESEEP. São Paulo-SP, Brasil. 1988). Para entonces, los Ejércitos Nacionales en América Latina  se perfilaban como Ejércitos Continentales bajo las órdenes de los Comandos Norte y Sur yanquis. Ninguna fuerza revolucionaria tenía la capacidad de fuego suficiente para derrotar a esos ejércitos. Además, de acuerdo a su historia, perfil ideológico y político el EZLN no tenían de otra.           

 

El encuentro con las Sociedad Civil

 

El choque del Ejército federal con una columna del EZLN en mayo de 1993 agudizó las tensiones acumuladas en y entre las fuerzas que actuaban en el territorio de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas. Se removieron con fuerza las tensiones históricas entre los finqueros y los indios. Las del Estado y sus fuerzas armadas contra la Guerrilla y la Diócesis de Las Casas. Se agudizó la tirantez entre los guerrilleros y la Diócesis. Entre la guerrilla y las bases de la ARIC Unión de Uniones. No faltaron las tensiones en el seno de la Diócesis. El choque y los “errores” en la Sierra de Corralchén tensaron las relaciones en las filas y mandos zapatistas. En un escenario de “todos contra todos” creció el rumor de un “levantamiento armado”. La fecha: 17 de noviembre.

1993 también fue el año en que se afinaron los planes del levantamiento, desplazamiento, toma los poblados y de acumulación de recursos para la guerra: “Vendían lo poco que tenían… un puerquito… una gallina… para comprar su arma”.

 

En otros escenarios campeaba la fragmentación. Del Frente de Organizaciones Sociales de Chiapas (FOSCH) no quedaba nada. Cada una de las agrupaciones había regresado a sus respectivas trincheras y a negociar recursos con los gobiernos.

 

En la última semana de Diciembre de 1993, los rebeldes habían secuestraron tres camiones de trasporte de un ganadero de Ocosingo. Como enviados de TIEMPO fuimos a ver que sucedía. No pasamos de San Miguel. Un grupo de campesinos nos detuvo y dijeron: “Aquí no pasa nada”. No dieron mayor información. Dimos la vuelta y vimos a tres jóvenes uniformados y armados apostado en una loma. Querían que los viéramos. Nos daban “la nota en exclusiva”. Después nos enteramos que el secuestro de las unidades y la “aparición” de los guerrilleros en la loma fue un señuelo. Una “maniobra de atracción”. El objetivo militar era que las fuerzas armadas centraran su atención en el área donde se había dado el choque de mayo.

 

El último día de 1993 las tropas del EZLN estaban listas en sus posiciones. Esperaban la orden de avanzar a la exitosa y espectacular toma de 7 poblaciones que había concebido, diseñado y planeado el Sub Marcos y un núcleo del Estado Mayor. Cayeron: San Cristóbal de Las Casas, Las Margaritas, Ocosingo, Altamirano, Huixtán, Oxchuc y Chanal.

 

A las 2:30 a.m. del 1 de Enero, en San Cristóbal de Las Casas nació la AINT, es decir, la Agencia Internacional de Noticias Tiempo. Conchita Villafuerte  faxeaba -a todo lo que daba su  agenda-, un ejemplar de la Declaración de Guerra que los rebeldes me habían obsequiado en la gasolinera Aguilar. A los ladinos los había alcanzado la Historia y se refugiaban en sus mejores escondrijos… No era para menos… la indiada había tomado el poblado. En la esquina de Miguel Hidalgo y Diego de Mazariegos los rebeldes habían ubicado la Unidad de Mando y Trasmisiones. Ahí, gracias a la poderosa red de “radio de banda rebelde”, Marcos recibía los partes de guerra y pormenores de la Fiesta de Año Nuevo. Al medio día del 1 de enero decenas de periodistas habían arribado a la Ciudad de Las Casas para cubrir la rebelión. En unas cuantas horas los indios rebeldes se habían posicionado en el mundo. Era un indiscutible éxito de la naciente AINT.

 

Marcos se veía tranquilo. Había pasado una década de acumulación de fuerzas, superado los “momentos en que parecía que todo se caía” y las múltiples tensiones dentro y fuera de sus filas. A Marcos lo sorprendió verse rodeado, desde muy temprano, por una masa curiosa de la Sociedad Civil local que se movía tras él frente a la Presidencia Municipal. Bueno, no faltaron los reclamos. Un turista le manifestó su malestar porque le habían estropeado sus planes de llegar a Palenque. Marcos le respondió: “Disculpe usted, esto es una revolución”. Tampoco las preguntas incómodas: ¿Van a ganar? No merecemos perder, contestó Marcos. ¿Van a dialogar? ¡Sí! Respondió el jefe rebelde. ¿Cómo? Insistí. Mostrando su escopeta recortada subrayó: “Con las armas en la mano”. Ya no habrá descanso.” Los aviones de combate Pilatus sobrevolaban en torno a la Ciudad Colonial.

 

La retirada de los rebeldes fue ordenada y sin complicaciones. Los siguientes 12 días serían de choques y combates. Los más fuertes: en Rancho Nuevo - entorno de XXXI Zona Militar -, en las montañas al sur de San Cristóbal y en Ocosingo.

 

El 8 de enero entró al escenario la Sociedad Civil. La Coordinadora de Organismos no Gubernamentales por la Paz (CONPAZ) y pobladores de San Cristóbal se movilizaron para detener la guerra. Esos pobladores cercanos a la Iglesia de Samuel Ruiz se agruparon en  Ciudadanos de San Cristóbal por la Paz (CIUSPAZ). La Sociedad Civil Contra se agrupó en Los Auténticos Coletos y atacaron la Casa Episcopal. En Altamirano, la Sociedad Civil Contra - caciques, rancheros y la población PRIísta no indígena -, atacó a las religiosas del Hospital de San Carlos. Días más tarde la Sociedad Civil de la “capirucha”  llenó la el Zócalo de la Ciudad de México. Demandó el fin de los bombardeos y la masacre en las comunidades indígenas. El gobierno federal decretó el cese unilateral del fuego y se crearon las condiciones para el diálogo.

 

El estallido de la rebelión se había escuchado con fuerza en otras geografías. En febrero de 1993, Marcos dio un “golpe de timón” y decretó un “largo periodo de lucha política”. La Comandancia del EZLN, la Diócesis  de San Cristóbal y el Gobierno Federal se prepararon para los Diálogos en Catedral. Marcos convocó a la Sociedad Civil a cuidarlos.

 

Ese llamado de Marcos tocó las fibras pater/maternalistas del grueso de la Sociedad Civil. ¡Y cómo no! La imagen que habían proyectado de los indios era la de los “más pequeños”, de “los pobres entre los pobres” y “los sin voz”. La figura de Marcos activó el imaginario femenino. El grueso de los contingentes que acudieron al llamado del vocero zapatista, estaban formados por mujeres de todas las edades y franjas de la sociedad.

 

Además de las sociedades civiles, a la Ciudad de Las Casas habían llegado el “ejército de periodistas” de todos los medios para disputarse - a punta de codazos -, “la nota”. Un buen de Organizaciones no Gubernamentales (las Ongs); dirigentes nacionales de todos los partidos de centroizquierda o de la izquierda al centro; representantes de la diversidad de Iglesias, de movimientos sociales (indígenas, campesinos, urbano populares, de estudiantes, mujeres y gueys) y un amplio contingente de futuros alter-mundistas. A la ciudad de Las Casas llegaron, también, personas notables: Premios Nobel, escritores, artistas e investigadores. No faltaron los de a pie y más de un aventurero.

 

Esa diversidad estaba agrupada en dos grandes bloques: los que se sintieron convocados por el EZLN y los solidarios con Samuel Ruiz. Un tercero lo integraron los que se deslizaban de un lado a otro y un cuarto grupo fue el de las enamoradas del Subcomandante. En la práctica y durante los diálogos de Catedral se hicieron uno.

 

Las Ongs se encargaron de organizar a las sociedades civiles y crearon el Espacio Civil por la PAZ (ESPAZ). Una de sus actividades fue organizar el Cinturón de Paz en torno a la Catedral de San Cristóbal. Hombres y mujeres que día y noche se entregaron a cuidar a la delegación de los rebeldes zapatistas. Todo se movió en torno a la PAZ. La Cruz Roja Internacional y la Nacional y la Policía Militar hicieron lo propio. Los rebeldes también. Frente al Cinturón de Paz había otro, el que estaba formado por centenares de zapatistas que habían llegado a cuidar a sus delegados y a actuar en caso de ser necesario. Chinameca estaba en su memoria.

 

En medio de la solemnidad no faltaron las pasiones de las enamoradas de Marcos. Destacaron la que le llevó serenata con Mariachis y la que gritó: “Quiero tener un hijo tuyo”. Más mero después, con los escritos a Ella, el Subcomandante desató una tormenta femenina. La mujerada - como dicen por acá -,  fue representada genialmente en los cartones de Magú.

 

En el ámbito del Capitalismo, el empresariado local disfrutaba de los “beneficios colaterales”. Como nunca en su historia los hoteles, restaurantes y antros estaban a reventar. La ocupación estaba arriba del cien por ciento. El levantamiento  había dado a conocer mundialmente a la Ciudad de Las Casas. La calculadora reflexión de uno de los empresarios fue: “Ya no tengo nada de que preocuparme. Si hay guerra, mis hoteles se van a llenar de periodistas. Si no hay guerra se van a llenar de turistas”. No se equivocó. El Capitalismo es así. Se recrea en la guerra y en la paz.

 

Terminó el Diálogo de Catedral. El gobierno federal adquirió “40 compromisos”. Los rebeldes los someterían a la Consulta con sus pueblos. El Obispo estaba optimista y manifestó que en “15 días más se podría firmar la paz”. Ese optimismo fortaleció las expectativas políticas de Camacho Solís. Quería ser presidente de la República. Marcos no compartía el optimismo del príncipe de la Iglesia. ¿A saber qué tanto se discutió en los espacios informales dentro y fuera de Catedral? Lo cierto es que en el grueso de los presentes estaba la expectativa y deseos de paz en Chiapas. Para los zapatistas esa Paz era con Justicia y Dignidad o no era.     

 

Retornaron los rebeldes a sus pueblos. La caravana en la que iba Marcos fue  acompañada por Samuel, el obispo Mediador, por Camacho Solís, el Comisionado del gobierno federal, delegados de la Cruz Roja Internacional y del Espaz. La caravana llegó a San Miguel y Marcos agarró una su mochila y se enrumbó a la Cañada sin voltear ni despedirse de nadie.

 

El Sub, que en enero se había replegado a las montañas de Los Altos, aprovechó el viaje para moverse hacia la Cañada de Patihuitz. Probablemente, para tener información de primera mano de los combates en Ocosingo. Si la toma de San Cristóbal de Las Casas había sido un “poema”, no lo fue  el choque en las inmediaciones de la sede de la XXXI Zona Militar. Tampoco los combates en las montañas al sur de San Cristóbal. Nada de poético tuvieron los enfrentamientos en Ocosingo.  Entre paréntesis: a las tensiones entre los mandos zapatistas por los “errores de Corralchén”, se sumaron las derivadas por los “errores de Ocosingo”. Tirantez política que se resolvió seis años después.

 

Entrar con la delegación Zapatista a la Cañada de Patihuitz fue un regalo. Se humanizó la afirmación que hiciera Marcos el 1 de enero: “Son miles los zapatistas”. Retenes y retenes zapatistas tenían bajo control los accesos a la Cañada. También era tangible la división. En las comunidades no zapatistas ondeaban banderas blancas.         

 

Marcos diría más tarde: “El verdadero diálogo fue con la Sociedad Civil”. Ahí seguía la apuesta y como en toda apuesta… los riesgos: “Si hay otro camino no es el de los partidos, es el de la Sociedad Civil” (25 de Feb. 1994). “La guerra queda conjurada por la presión que haga la sociedad civil de todo el país para que se cumplan los acuerdos. El problema surgirá si la sociedad civil se agota, se cansa, se desinfla…” (3 de Mar. 1994)

 

  La Señora Sociedad Civil fue solidariamente activa. Los jóvenes estudiantes fundaron la Caravana Ricardo Pozas que llevó sistemáticamente ayuda humanitaria a las comunidades rebeldes. La Sociedad Civil contra de Altamirano encabezada por Jorge Constantino Kanter  atacó y despojó de la ayuda humanitaria a la Caravana Ricardo Pozas. Paradójicamente, un su hermano de Kanter apoyó decididamente a los caravaneros. 

 

La Sociedad Civil envió de todo: zapatillas con tacón alto y largos vestidos de holanes. Piezas representativas de la inutilidad de un objeto en la selva y montañas de Chiapas. En otro momento llegó un montón de cajas de sopa de pasta instantánea. Esos objetos le permitieron a Marcos criticar la visión que de los indígenas tenía la Sociedad Civil. El jefe rebelde reclamó: “No queremos ayuda. Lo que queremos es que se organicen.” Y como dice el dicho: “Ahí la puerca torcería el rabo”.      

 

La Consulta en los pueblos siguió. Marcos permitió la entrada a parte de la prensa. Por el contenido de sus reportes la enviada de Excélsior recibió una fuerte crítica. Se iba forjando una relación de estira y afloja con los medios. Quizás el origen de las tensiones estuvo en el envío selectivo de los primeros comunicados. Los dirigió a La Jornada, al Financiero, a la revista Proceso y a TIEMPO. La raza de prensa los bautizó como los “Cuatro Fantásticos”. Le siguió el veto a TELEVISA el día que entregaron al  general Absalón Castellanos en Guadalupe Tepeyac (Febrero de 1994).

 

23 de Marzo. Asesinato de Luis Donaldo Colosio. Mala señal. Destinatario: “La Sociedad Civil”, afirmó Marcos.

 

Habían pasado semanas de consulta y Marcos sostenía innumerables  encuentros de todo calibre con las sociedades civiles en La Garrucha. Le estaba tanteando el agua a los camotes. El 10 de abril de 1994 el EZLN dio el grado de “MAYOR INSURGENTE HONORARIO al veterano jaramillista  FELIX SERDAN NAJERA”. Para entonces Marcos se había apropiado de la propuesta la Nueva Constituyente y Nueva Constitución y diseñado una ruta: “Cronológicamente se tiene que convocar a una Convención Nacional con el programa de un Gobierno de Transición, una nueva Constituyente y una nueva Constitución. La Convención debe elegir a un candidato y ganar las elecciones”. Para el gobierno de Chiapas, el Subcomandante había estado charlado con el periodista Amado Avendaño. Era bueno para eso de la elaboración de la táctica para el periodo.

 

En Mayo, llegó a tierra rebelde la Caravana de Caravanas con: “210 toneladas de alimentos y medicinas. Íbamos alrededor de 500 gentes,” contó don Félix. Al día siguiente de la llegada de los caravaneros Marcos les habló de la Convención Nacional Democrática (CND):

 

“Necesitamos tener una reunión muy importante. Podríamos llamarle convención, pero no podemos ir Aguascalientes; la convención se va a hacer en Aguascalientes, pero aquí, en el Estado de Chiapas. Vamos a bautizar algún lugar con el nombre de Aguascalientes.

 

Nos vinimos con esa idea y con el compromiso de organizar, de promover la asistencia a esa primera sesión”. (Memorias de don Félix. p. 237, 2012)

 

Marcos había echado a andar la propuesta.

 

Ese mismo mes, el que esto escribe,  andaba por el defeño tratando de organizar la CND. Hice lo que tocaba. Ir en búsqueda de los más cercanos, es decir, de los viejos camaradas de la Organización Revolucionaria Compañero,  e invitarlos a que convocaran a la Convención Nacional. Al fin y al cabo de uno de ellos había recibido la propuesta de lleva a Marcos la posibilidad de que retomaran la idea de la nueva Constituyente y nueva Constitución. El consenso fue: “No tenemos capacidad”… ni visión política diría yo.   

 

Después, en una reunión de un buen de personas que habían intervenido y participado en las movilizaciones por la paz en Chiapas, que acudieron al llamado de Marcos para los Diálogos de Catedral, que se solidarizaron con Samuel Ruiz y que crearon el Espaz, les hablé de la idea de la CND y se les invitó a convocarla. Sólo una persona intervino para decir: “Conviene que sea una co-convocatoria (EZLN y Sociedad Civil)”. Todo quedó en el aire.

 

En Morelos, nos reunimos las ONGs de la Convergencia y torpemente decidimos hacer una convocatoria a la CND y, sin consultar con el EZLN, darla a conocer. El jefe zapatista la bateó “más rápido que pronto” de jooooooooooooooooomrón.  

 

¿Qué estaba pasando?

 

No había señales de los resultados de la  Consulta Zapatista sobre los compromisos del gobierno… habían pasado dos meses… La incertidumbre crecía, sobre todo, en los más optimistas de que la paz en Chiapas se firmaría pronto y ahora se les invitaba a convocar una Convención Nacional Democrática.

 

Nuevas suspicacias y tensiones… serian parte de los “nubarrones”…

 

Continuará…

https://www.alainet.org/es/articulo/173551
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