Soy peronista porque soy marxista

 J.J. Hernández Arregui

Este domingo 25 de octubre se celebran elecciones presidenciales y legislativas en la Argentina. El proyecto nacional-popular agrupado bajo el paraguas del Frente Para la Victoria (FPV) ganó las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) con la formula Scioli-Zannini, obteniendo el 38’41% de los votos que le deja en una inmejorable posición para ganar las elecciones incluso en la primera vuelta.

La muerte de Néstor y la imposibilidad de reelección de Cristina ha obligado a asegurar el proyecto nacional-popular kirchnerista no solo sin un Kirchner al frente, sino sin que lo encabece alguien del núcleo duro kirchnerista (rol que deberá jugar como Vicepresidente Carlos Zannini, actual Secretario Legal y Técnico de la Presidencia de la Nación Argentina).

Pero es tiempo de definiciones y no de política-ficción, y ahora toca sostener las conquistas nacional-populares de la década ganada, y profundizarlas donde sea posible. Para ello las listas de legisladores están repletas de compañeros y compañeras comprometidas, de las que militan allá en el barro alejado de los despachos oficiales y crónicas de revista de la política rosa (o naranja). Las listas  del FPV están llenas de candidatos y candidatas de La Cámpora, Nuevo Encuentro, o el Movimiento de Participación Estudiantil. Ahí está el proyecto kirchnerista, pero también latinoamericanista, construido desde abajo y desde la izquierda, esa es la candidatura de las izquierdas latinoamericanas y caribeñas que también se juegan mucho en las elecciones de octubre.

Porque probablemente la Argentina no es sino una metáfora del reflujo del cambio de época en Nuestra America. Metáfora que nos remite a una discusión amplia que debemos dar en las izquierdas sobre la cuestión de los liderazgos; la importancia de la vía electoral pero también la del trabajo territorial y la formación política; la necesidad de reactualizar el proyecto para seducir a las clases medias y la juventud sin perder la esencia original ni el núcleo duro que ha llevado adelante cada proceso; la unidad en la diversidad pues ningún país va a poder profundizar las conquistas logradas frente a una nueva derecha recargada y golpes blandos que no apuntan a un solo proceso sino a todos los del campo de la izquierda, sean estos revolucionarios o reformistas.

Pero para que este debate se pueda producir, no podemos dar ni un paso atrás en el proyecto de integracion latinoamericana a partir de consolidar cada avance conseguido desde que en 1998 un Comandante eterno nos enseñase que había una alternativa al fin de la historia y que era posible construir una alternativa desde y para las mayorías populares. Y en ese camino en la construcción de un proyecto de izquierda, nacional-popular y latinoamericanista nos hemos cruzado varias veces con los compañeros del MPE, que tienen al compa Leo Moyano como candidato al Parlasur en las listas del Frente Para la Victoria.

Sirva esta columna para expresar mi  apoyo en las elecciones de octubre al MPE y al FPV en la figura de Leo como representante de la juventud argentina que hizo el Cordobazo y peleó en Malvinas; la de Santucho y los Montoneros; la de la Patria Grande que soñó uno de los grandes arquitectos de la integración latinoamericana, el primer Secretario General de la Unasur, Néstor Kirchner.

Hago por tanto mía la candidatura de Leo al Parlasur que encabeza el ex Canciller durante la derrota del ALCA en Mar del Plata Jorge Taiana, y la de Scioli y Zannini como manera de continuar, sostener y profundizar las conquistas arrancadas al neoliberalismo por Néstor y Cristina.