“Los sintientes”

24/09/2015
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Hace un par de días, Manuel Rivas del periódico "El país", escribió el texto “Sentir mucho, sentir demasiado poco" en donde aborda la idea del sometimiento emocional y de la gradualidad de los sentimientos: "Hay quienes sienten mucho. Hay quienes sienten demasiado poco. Lo que resulta muy difícil de entender es que se quiera convertir el sentir demasiado poco, e incluso el no sentir, en una política oficial."

 

¿Qué va del sentir “mucho” al “demasiado poco” según Rivas?, ¿qué gana el que somete al otro a no sentir? Las respuestas determinan el matiz de sensibilidad y de las acciones que rigen la conducta de los seres humanos respecto a la justicia. Es palabras de Rivas es “la imprevista reacción de aquel quien sintiendo poco se rebela contra la injusticia, de quien pasa a jugarse la vida en defensa de las víctimas”. La acción es el producto de la metamorfosis del sintiente.

 

Rivas aborda los matices del sentimiento citando pasajes de la obra "Vida y destino" de Vasili Grossman cuyo contenido narra el contexto de los crímenes de guerra nazis y estalinistas durante la 2° guerra mundial. Para ello describe como en la narrativa de Grossman se da la transición del no sentimiento hacia la solidaridad con los o las perseguidas. Del mismo modo, Rivas cita el libro "Las huellas de la memoria" de Enrique Carpintero y Alejandro Vainer, autores que describen diversos casos de persecución y desaparición de la Argentina militarizada de los años 70’s, en donde también critican la realidad mortuoria heredada por la España franquista, aún vigente en las miles de fosas que el gobierno español optó por dejar de buscar.

 

La reflexión de Rivas no puede ser más apropiada para un país de fosas como México. Aquí también existen sintientes y no sintientes ante la persecución, el exterminio y la desaparición forzada. Aquí también existe, al igual que en otras geografías, el dilema de los matices y la acción. Aquí siguen lo sintientes a la espera de que se cumplan las palabras en mayúsculas: JUSTICIA, LIBERTAD y DEMOCRACIA. Aquí siguen simbolizadas todas las causas convertidas en un reclamo frente a la impunidad de un año de mentiras. Aquí sigue presente un océano de injusticia llamado Ayotzinapa.

 

Y es precisamente reflexionando estos términos que debemos preguntarnos si ¿las familias y compañeros de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa esperan una caja que contenga cenizas, un molar, o “un algo”, que les permita conectarse con la memoria de sus seres arrebatados? O quizás en su lugar, más que un rastro físico, esperan una luz en el pecho de los no sintientes que acompañe el clamor ya impaciente por recibir justicia? La sociedad sintiente es fundamental para iluminar las dos noches del 26 de septiembre.

 

 

https://www.alainet.org/es/articulo/172599?language=es
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