Derrota en Addis Abeba

27/07/2015
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Después de más de un año de negociaciones entre representantes de 193 países en el marco de Naciones Unidas para llegar a un acuerdo de financiamiento para el desarrollo en julio en Adís Abeba (Etiopia), el mundo ha quedado tal como antes.

 

Pese al trabajo de cientos de organizaciones de la sociedad civil global para promover un cuerpo tributario internacional que ponga fin a la evasión, elusión y fraude de las transnacionales entre otros aspectos de la urgente agenda fiscal global, la Conferencia Internacional de Financiamiento al Desarrollo (Addis Abeba, 13-16 de julio) ha sido una gran derrota. Y no solo para la ciudadanía activa, sino también para varios países en desarrollo que se jugaron por construir una política multilateral de tributación internacional.

 

Como era de esperarse, la conferencia puso acento en el financiamiento privado. Y eso ya se había cocinado desde hace mucho en los sucesivos borradores que fueron presentados para el debate. Y si bien la idea de un cuerpo internacional de tributación – que logró en algún momento de la negociación en Nueva York (abril, 2015) ser incluida en el borrador de la declaración – finalmente fue descartada por la gran presión que Estados Unidos, Reino Unido y compañía ejercieron sobre países dependientes de su cooperación pública.

 

Pero no fue fácil. Estados Unidos y sus principales socios del “mundo desarrollado” (G7) tuvieron que recurrir a un trabajo sucio, que hizo que todo el proceso se manche por falta de transparencia. Basta decir que contra toda práctica usada en Naciones Unidas, el documento no reflejaba siempre quién o quiénes iban haciendo las modificaciones para descartar la propuesta de justicia tributaria. Incluso, durante todo julio se desató una pelea donde si bien perdió la sociedad civil y varias economías emergentes como India, Sudáfrica, Brasil junto a países en desarrollo como los latinoamericanos, se logró instalar la idea de una instancia multilateral que reemplace al club de los ricos de la OCDE a la hora de poner reglas tributarias a las transnacionales. Y eso se materializará tarde o temprano. De allí es que si bien Estados Unidos ganó la batalla en la declaración final de Adís Abeba, ha perdido políticamente pues ya todo mundo sabe que un espacio de este tipo es necesario.

 

Tal fue la desesperación, que la presión norteamericana sobre el país anfitrión (Etiopia), los cofacilitadores del proceso (Guyana y Noruega), y varios países de África llegó a extremos como evitar que que los países en desarrollo y economías emergentes a favor de una declaración más ambiciosa (G77 + China) logren reunirse y organizarse en los días del evento para hacer frente a la ofensiva. Peor aún, se amenazó con reabrir todo el documento, especialmente la parte de cooperación, si se lograba dar viabilidad al cuerpo intergubernamental de tributación, que era en sí lo que estaba en juego.

 

Si hay algo que rescatar, podríamos decir que mejoró mucho la retórica de los flujos ilícitos en el documento final respecto de sus antecedentes en Doha (2008) y Monterrey (2002), aunque con compromisos débiles que confirman que el papel aguanta todo.

 

Red Latinoamericana sobre Deuda, Desarrollo y Derechos (LATINDADD)

 

27 jul 2015

http://www.economiacritica.com/2015/07/27/derrota-en-addis-abeba/

 

https://www.alainet.org/es/articulo/171355
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