SAN JUAN, Puerto Rico, 27 de abril de 2015 (NCM) – Tras los golpes diplomáticos de enero y abril de los independentistas puertorriqueños en las cumbres regionales, ha comenzado la preparación ya rutinaria del reclamo anual en las Naciones Unidas sobre el caso de Puerto Rico, cuyo carácter de amenaza para el desarrollo económico y la estabilidad latinoamericana se sigue agudizando debido a la crisis colonial.

Es una crisis cada vez más documentada en las bases de datos oficiales, pero cuyas consecuencias para la región apenas son medidas y mucho menos atendidas.

Para la próxima cita estarán implícitas las complicaciones que representa la situación de Puerto Rico para los intentos de duplicar la capacidad latinoamericana de atender el comercio marítimo interoceánico con la construcción de un segundo canal en América Central. De igual manera estará la reanudación del uso del gobierno autonómico de este país isleño por parte de Estados Unidos para operaciones de inteligencia en América Latina.

En los eventos anteriores, el presidente del Partido Independentista Puertorriqueño, Rubén Berríos, como parte de la delegación de Nicaragua, logró dar un discurso en la cumbre de la Comunidad de Estados de Latinoamérica y el Caribe y después intercambió palabras con el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en la Cumbre de las Américas. Eso, a pesar de que EEUU trató de obstaculizar su participación y que logró excluir de la cumbre social al Movimiento Independentista Nacional Hostosiano.

Los preparativos para la cita diplomática de junio son para que el Comité de Descolonización de la ONU requiera otra vez de EEUU que reconozca el derecho a la autodeterminación e independencia de Puerto Rico, otrora ejemplo exitoso de desarrollismo y que ahora su propio gobierno dice temer un colapso.

Sin embargo y a pesar de que la insolvencia de Puerto Rico ya se calcula en varias veces el monto de su producto nacional bruto, no se conoce que el asunto esté siendo atendido como algo urgente por parte de EEUU. Mucho menos figura Puerto Rico como un tema abierto de un diálogo Norte-Sur, pese al interés manifiesto en dos cumbres de la CELAC.

Al estar ubicado estratégicamente entre el paso de la Mona y el de Anegada, un descalabro de Puerto Rico afectaría la seguridad para el Canal de Panamá y el proyecto del Gran Canal de Nicaragua. Esta nación isleña, ya un polo de atracción del narcotráfico, quedaría más dependiente del contrabando y de servir de refugio a todo tipo de aventureros y depredadores que se benefician de la inestabilidad en el Caribe.

Ante la situación, la asediada jefatura del régimen autonómico lanza luces de bengala para tratar de captar la atención de Washington y busca ganarse la confianza de los inversores nómadas aventureros conocidos como “buitres”. Los primeros no reaccionan y los otros exigen cada vez más para considerar prestar más dinero a un país con su crédito en el nivel “basura” (la degradación más reciente hace varios días).

Como parte de los intentos de dar alguna relevancia a Puerto Rico en la política hemisférica, el gobierno autonomista firmó en abril un anejo para incrementar la colaboración con Partners of the Americas, que ha promovido las estrategias del Departamento de Estado de EEUU entre las organizaciones no gubernamentales de América Latina desde los tiempos de la Guerra Fría y la noche de las dictaduras.

El documento, firmado en Panamá en vísperas de la Cumbre de las Américas, despertó la memoria de los años sesenta, cuando bajo la jefatura del puertorriqueño Teodoro Moscoso, entonces a cargo de la Alianza para el Progreso de EEUU, el agente del Departamento de Estado James Boren recorría el continente con la encomienda de desarrollar la entidad, con la Puerto Rico está coordinando tareas otra vez desde finales de 2014.

El instrumento que se usará, según el acuerdo, será convertir las universidades del país en anfitrionas para estudiantes de América Latina previamente seleccionados por el Departamento de Estado de EEUU. Está por verse si ese tipo de acuerdo dará respiro a varias universidades puertorriqueñas –entre ellas los once recintos de la Universidad de Puerto Rico- que están bajo vigilancia del gobierno federal por su dificultad para cumplir requisitos administrativos sobre informes fiscales.

Mientras tanto, ya se filtra información sobre la promoción aquí de reuniones para grupos de la llamada sociedad civil de Cuba, en un marco en el que EEUU busca ayudarles para que sean antagonistas viables del gobierno. También opera aquí un fondo privado que ha ayudado a desestabilizar gobiernos en el este de Europa.

Pero ese uso de Puerto Rico como contrapartida de los acercamientos diplomáticos de EEUU con Cuba tiene el limitante del deterioro de esta colonia, que ha visto bajar el valor de sus inversiones en el exterior en 40 por ciento de 2006 a 2013 y su rendimiento caer estrepitosamente con una pérdida de 83 por ciento en el mismo período. Esas bajas se combinan con pérdidas similares en las inversiones desde el exterior.

La base de datos para las estadísticas de empleo total indica que, tan reciente como marzo pasado, siguió acelerándose la tendencia de baja con una pérdida de 387 puestos de trabajo al día. Eso ha hecho trizas el intento del año pasado de compensar inflando la nómina gubernamental y vuelve a vislumbrarse que baje otra vez por debajo del millón de empleos, lo que a duras penas fue superado a finales de 2014.

El cuadro propicia el avance político cada vez más notable de las dos tendencias anexionistas, una bajo el mando del presidente del Partido Nuevo Progresista y comisionado residente Pedro Pierluisi y la otra, con Ricardo Rosselló a la cabeza.

El gobernador y presidente del oficialista Partido Popular Democrático, Alejandro García Padilla, parece agobiado por el asedio y ha llegado a tildar de “mentes insularizadas” e ignorantes, a los miembros de su propia formación política que objetan el aumento de los impuestos al consumo. En una reunión reciente denunció que hay un “complot” en su contra.