Abril, Cuba en el Congreso de Estados Unidos

26/04/2015
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El título de este artículo pudiera atraer la atención de aquellos que desean actualizarse sobre la situación en que se encuentra, dentro del Congreso de Estados Unidos, el informe presentado por la administración del Premio Noble de la Paz, con el propósito de poder sacar a Cuba de la Lista de Países que Promueven el Terrorismo Internacional.

 

No los voy a defraudar totalmente.  De lo que escribiré en este artículo, pueden sacarse experiencias útiles para el análisis de lo que está sucediendo en estos momentos en relación al mencionado informe. Un indicador significativo, es que la extrema derecha del Congreso ha planteado no se opondrá a esta acción del Ejecutivo. Quiere decir esto, que han comprendido la misma no contradice ni obstaculiza el interés de los más acérrimos enemigos de la Revolución Cubana en eliminarla de la faz de la tierra y volver nuevamente a los tiempos en que el poder residía en la Embajada, que todavía no han abierto.

 

Este tipo de pensamiento es totalmente erróneo y se fundamenta en el desconocimiento de las transformaciones políticas e ideológicas que la Revolución Cubana ha ejercido sobre nuestro pueblo. La nueva Embajada será totalmente distinta a la Embajada que había, estará en el mismo edificio, eso será un problema de forma, pero el poder nunca estará entre sus paredes, el verdadero poder en Cuba continuará en manos del pueblo y su principal representante, el Partido Comunista de Cuba.

 

Veamos ahora la coincidencia histórica de esto que está sucediendo en el Congreso de Estados Unidos y lo que sucedió en el propio lugar, en 1898.

 

El 11 de abril, del mencionado año, el presidente McKinley envía un documento al Congreso pidiendo autorización para “poder tomar medidas a fin de asegurar una completa y total terminación de las hostilidades entre el Gobierno de España y el pueblo de Cuba y asegurar en la isla la instauración de un gobierno estable, capaz de mantener el orden y de observar sus obligaciones internacionales, consolidando la paz y la tranquilidad y garantizando la seguridad de sus ciudadanos y de los nuestros, y , para usar las fuerzas militares y navales de los Estados Unidos en la medida que sea necesaria a fin de cumplir dichos propósitos”. La diplomacia de las cañoneras no podía estar ausente.

 

Hagamos un alto aquí para hacer un breve análisis.  El mensaje de McKinley habla del “pueblo de Cuba”, pero no menciona al Gobierno Revolucionario, que está dirigiendo la lucha por la independencia. Esta omisión la hace Obama frecuentemente cuando habla sobre los beneficios que las relaciones diplomáticas traerán al pueblo de Cuba.

 

El objetivo de esta “omisión”, en el caso de McKinley lo conoceremos por sus propias palabras. “Comprometer este país ahora, a reconocer un gobierno cualquiera en Cuba puede sujetarnos a obligaciones internacionales embarazosas hacia la organización reconocida.  En caso de intervención nuestros actos habrían de estar sometidos a la aprobación o desaprobación de dicho gobierno.  Estaremos obligados a someternos a su dirección y mantenernos en la mera relación de un amistoso aliado.”

 

Esos es lo que pensaba McKinley.  Quería manos sueltas para hacer todo lo que fuera necesario en función de los intereses de Estados Unidos.  No tener compromiso alguno con aquel gobierno y poder en cualquier momento actuar sin tener que mantener la mera relación de un amistoso aliado.  No conozco si Obama o alguno de sus asesores ha leído estas ideas de McKinley, pero pudieran estarlo inspirando, cuando solamente menciona al pueblo y no al Gobierno Revolucionario y abiertamente plantea que cambiarán el método, pero mantendrán el propósito en relación con Cuba y su Revolución.

 

El 18 de abril de 1898 el Congreso aprueba la Resolución Conjunta (Joint Resolution), la que pasa el día 20 al presidente para su aprobación final. Como seguramente ustedes conocen, para aprobar el informe que el Premio Nobel de la Paz envió a Congreso proponiendo sacar a Cuba de la Lista famosa, también se requiere una resolución conjunta de ambas cámaras.  Coincidencias de la legislación estadounidense.

 

¿Qué sucedió con la Resolución Conjunta de 1898?  Esta resolución fue sometida a la aprobación de ambas cámaras, por lo que una vez aprobada en el Senado, se sometió a la aprobación de la Cámara de Representantes. En la Cámara surgieron algunas reservas sobre la misma, por lo que fue necesario unificar los criterios, momento que las fuerzas reaccionarias y contrarias a la libertad de Cuba aprovecharon.

 

El proyecto del Senado, presentado por el Senador Marion Butler, reconocía el derecho del pueblo de Cuba a ser libre e independiente y a la República de Cuba como una nación.  El proyecto, al ser sometido a la aprobación de la Cámara de Representantes, es modificado, suprimiendo del mismo el reconocimiento a la República de Cuba. La Comisión Mixta que se nombró para conciliar el asunto aprueba lo acordado por la Cámara y en definitiva, la Resolución Conjunta se emite sin reconocer a la República de Cuba y por lo tanto al gobierno que en aquellos momentos la representaba.

 

Experiencias del pasado, muy útiles en el presente. En caso de negociación con Estados Unidos, es necesario elevar el nivel de desconfianza, ver dónde están las comas y las palabritas, como aquel “hasta” del primer convenio migratorio, que para nosotros tenía un significado y para ellos otro.

 

No estamos apurados, los apurados son ellos.  Debemos continuar manteniendo nuestros principios y requerimientos, como lo hemos hecho hasta ahora, para marcar nosotros el ritmo y que sean ellos los que tengan que bailarlo.

25 de abril 2015

 

 

- Dr. Néstor García Iturbe

 

(Información tomada del libro “Cuba no debe su independencia a los Estados Unidos”, Emilio Roig de Leuchsenring, Editorial Oriente, Santiago de Cuba, 1975)

 

https://www.alainet.org/es/articulo/169207
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