¡Al Carajo el Sistema Interamericano!
- Opinión
Nuestra América está viviendo una época de definiciones donde las contradicciones entre el Bolivarianismo y Panamericanismo se han profundizado a tal punto que el Sistema Interamericano, heredero de la Doctrina Monroe promovida por EEUU desde 1823, llegó a un estancamiento sin precedentes, muestra de ello es que ni en la VI Cumbre de las Américas en Cartagena ni en la actual Cumbre en Panamá habrá declaración final por las posiciones de EEUU y Canadá, contrarias al bloque nuestroamericano.
Dentro de la VII Cumbre de las Américas en Panamá el Departamento de Estado pretende mostrar su máscara amigable a los vecinos del “patio trasero”, promoviendo la iniciativa de reincorporar a Cuba al sistema regional con el fin de ganar legitimidad entre los gobiernos de la región latinoamericana y caribeña en medio de su accionar beligerante en contra de la República Bolivariana de Venezuela y más allá, en contra del proyecto de integración bolivariano.
Somos testigos del esfuerzo de los organizadores de la Cumbre de Panamá, quienes garantizaron una amplia convocatoria de los sectores de la derecha más recalcitrante del continente, entre ellos, los mercenarios cubanos Guillermo Fariñas y Félix Rodríguez, así como las promotoras venezolanas de la campaña “La Salida” María Corina Machado y Lilian Tintori. Además, están presentes ONG’s subsidiadas por las instituciones gubernamentales estadounidenses NED y USAID como el Foro de Promoción Democrática Continental, Council for a Community of Democracies (CCD), Partners of the Américas, entre otros, con el fin de asumir su rol de jueces morales.
¿Por qué el Departamento de Estado actúa de manera defensiva en el seno de su propio Ministerio de la Colonia, también conocida como Organización de Estados Americanos (OEA)? ¿Cuál es la razón de este esfuerzo extraordinario?
Tenemos que enfocar el análisis en el camino que nos lleva hasta esta séptima Cumbre de las Américas, puesto que Nuestra América se encuentra madurando un camino propio de integración desde el 2004, construyendo diversos sistemas multilaterales basados en la solidaridad y cooperación como la Alianza Bolivariana para los Pueblos de nuestra América – Tratado de Comercio entre los Pueblos (ALBA – TCP), PetroCaribe, Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) y Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) donde se encuentran 33 Estados miembros en términos de iguales.
Desde la insubordinación del Comandante Hugo Chávez en Québec – Canadá en el año 2001 en el seno de la III Cumbre de las Américas, cuando realizó una reserva con respecto a la propuesta del Área del Libre Comercio para las Américas (ALCA), sentenció a este proyecto neoliberal al fracaso. Hace 10 años en Mar de Plata – Argentina, con el “ALCA ALCA AL CARAJO” que declamó el líder bolivariano en el marco de la IV Cumbre de las Américas se materializó el derrocamiento de dicho proyecto de recolonización continental.
A pesar de que algunos países de la región cómo Brasil, Uruguay y Argentina, que han sido fundamentales en la nueva integración bolivariana, están virando la mirada (algunos más tímidos que otros) hacia la Alianza del Pacífico promovida desde el norte a fin de vitalizar los Tratados de Libre Comercio (TLC). Llegamos una década después a la inercia e incompatibilidad del sistema interamericano con respecto a la agenda nuestroamericana, causada por la incoherencia de la política de EEUU con los principios que promulga a través del marco jurídico de la OEA, quien a pesar de vanagloriarse como el máximo promotor de los Derechos Humanos y la Democracia ha violado sistemáticamente el marco jurídico internacional que legisla sobre estos temas.
Aquí no hay espacio para medias tintas, sin importar que aún Nuestra América no ha homologado los criterios para decidir qué sistema económico es el ideal y, nos falta mucho camino para alcanzar un sistema de integración que sustituya en todos sus ámbitos al panamericanismo, es un proceso creador y pedagógico que tiene que realizarse, para poder garantizar una unión genuina, dentro del cual se desarrolle un diálogo horizontal.
Tenemos que darnos la oportunidad de sentarnos en una misma mesa sin agentes extraños, mirarnos a la cara y a través del diálogo de iguales ir conformando el sistema nuestroamericano, un sistema que acepte la plurinacionalidad, la pluriculturalidad y la pluripolaridad.
Es hora de construir una nueva agenda Nuestroamericana, basada en las ideas independentistas de Francisco de Miranda, Simón Bolívar, José Gervasio Artigas, José de San Martín y José Martí que se distancian de los proyectos económicos de EEUU que buscan desarrollarse a costa de la implementación de los TLC y la re-primarización de las economías suramericanas.
Es imposible mantener un diálogo de iguales con EEUU en el marco del panamericanismo y en medio de numerosas bases militares instaladas en países nuestroamericanos. Es imposible defender los Derechos Humanos y la Democracia mientras estos dos principios sigan concibiéndose bajo la visión de la Carta Interamericana de Derechos Humanos, donde estos se asumen desde la perspectiva privada y la democracia desde el sistema representativo. Es imposible que se defienda la libertad de expresión en el marco de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) constituida por los dueños de las transnacionales de comunicación americanas. Es imposible que convivan diferentes sistemas políticos dentro del continente americano mientras el panamericanismo siga rigiendo las relaciones intra-regionales, por lo tanto, no hay cabida de una Cuba comunista, de un Puerto Rico independiente o de una Venezuela bolivariana sin otorgar concesiones y subordinarnos al orden anglo-americano. Tengamos presente que el imperialismo es contrario a la identidad y la nacionalidad, dos elementos que constituyen la base de la independencia regional.
La historia nos exige desarrollar el marco doctrinario de una nueva diplomacia de los pueblos, de un nuevo Sistema Nuestroamericano de relaciones internacionales que se base en los principios de no injerencia y autodeterminación de los pueblos para que estos, a su vez, promuevan un ambiente democrático entre los Estados soberanos latinoamericanos y caribeños, iniciativa que ha sido promovida por Venezuela y que es legado del Comandante Chávez. Esa es la verdadera amenaza que representa nuestro país para EEUU, Nuestra América unida contra la hegemonía imperialista.
No es fortuito que el Libertador haya excluido a EEUU del Congreso Anfictiónico de Panamá en 1826, y tampoco es casual el hecho de que éste país ha promovido la balcanización de la región desde antes de la Primera Conferencia Panamericana en 1889. Esta tensión demuestra la incompatibilidad de ambas concepciones.
La reincorporación de Cuba (por demás, falsa) no es una concesión de EEUU, es la manifestación de los pueblos de América Latina y el Caribe que exigen dignidad y respeto, de la misma forma que se promueve desde la Secretaria General de UNASUR la desmilitarización de Suramérica y el Caribe por considerarse una Zona de Paz.
Esta caótica VII Cumbre de las Américas, un síntoma de la pudrición del Sistema Interamericano, demuestra que la cómoda diplomacia de cóctel donde las oligarquías se ponían de acuerdo a la espalda del interés general del pueblo quedó atrás y ahora existe un bloque nuestroamericano que plantea una posición conjunta y genera espacios de discusión más amplios y diversos, como lo es la Cumbre de los Pueblos que disputa la legitimidad con la Cumbre oficial.
Se siente la desesperación de EEUU de retomar la conducción de la Agenda Latinoamericana, esto se evidencia aún más luego del 9 de marzo de este año, fecha en que se promulga la Orden Ejecutiva que la Casa Blanca dispuso en contra de la República Bolivariana de Venezuela. El bolivarianismo se encuentra sobreponiéndose al panamericanismo, por lo tanto, la libertad aventaja al imperialismo y la razón se consolida ante la manipulación, es por eso que se presenta necesario construir una posición común en contra de las políticas injerencistas y asegurar la segunda y definitiva independencia.
Digamos pues ¡Al Carajo! A la OEA y al Panamericanismo y labremos con nuestras propias manos el marco jurídico internacional que regule nuestro hacer en las relaciones internacionales
“Después de este hermanamiento de las naciones latinas, y sólo después de esto, podíamos aspirar a una unión fraternal con la otra América, la del Norte". José Martí 1894
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