Estado y economía

19/03/2015
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Hace unos días el ministro Arce hizo un fuerte llamado de atención a los empresarios privados: que no invierten en Bolivia, sino apenas un 10% de toda la inversión que se realiza. Les dijo que eran “una vergüenza”. Más allá del llamado de atención, las consideraciones que aquí diré son las que nos enseñan la experiencia y la historia. Las clases medias y altas estructuralmente siempre fueron débiles desde el punto de vista económico. Por lo que siempre vivieron mangueando al Estado, precisamente por su debilidad estructural histórica pues nunca pudieron realmente construir una alternativa privada fuera del Estado. Entonces una de las razones del racismo y la pigmentocracia del llamado Estado republicano colonial es porque los dueños del funcionamiento y de los engranajes burocráticos, siempre fueron las clases medias. Clases medias y altas sin proyecto de Nación y Estado, sino herederos de las glorias pasadas coloniales que viven en la inercia social de esas glorias. Intentaron generar algo de empresa privada con el general alemán Banzer, cuando miles de millones de dólares del Estado fueron empleados en la invención de empresas privadas financiadas desde el Estado. De esas “empresas privadas” creadas en la dictadura del alemán, muchos quebraron llevándose millones de dólares en esos experimentos desde la dictadura y el Estado. Para las clases altas y medias, desde siempre el Estado fue la principal vaca lechera y la fuente de financiamiento de sus experimentos. Jamás tuvieron realmente capacidad de generar riqueza por sus propios medios. Jamás pudieron crear empresas privadas poderosas, generadoras de trabajo y oportunidades en nuestras sociedades. Las razones son por supuesto estructurales e históricas.

 

No debería extrañarnos las afirmaciones del ministro Arce Catacora. Las inútiles clases altas y medias, desde las perspectivas económicas como proyecto de clase, siguen sin cambiar su derrotero histórico y social. Y nada hicieron en la república para convertir al Estado en Estado inclusivo económicamente, como tampoco se molestaron en hacer nada para crear alternativas privadas fuera del Estado. Hoy se arriman al Estado plurinacional, siguiendo su ritual costumbrista de adueñarse de todos los procesos posibles, ante su inutilidad de generar alternativas económicas, sociales, políticas, intelectuales y culturales. Es decir, el ministro Catacora en realidad hace una crítica a las clases altas y medias de este país, porque sus condiciones de sólo manguear al Estado no han cambiado. Porque en Bolivia nunca fueron un motor de desarrollo y progreso, y en lo político también fueron un fracaso: tuvieron que ser indígenas y campesinos los que cambien las reglas de juego del Estado republicano colonial.

 

Pues el ministro tiene razón: las clases altas y medias tienen que cambiar. Tienen que pasar de su inutilidad histórica a ser los emprendedores, y creadores de riqueza como oportunidades fuera del Estado. Al parecer el presidente también les pedirá que cambien. No creo que las condiciones estén dadas, desde las posibilidades estructurales, porque esencialmente no tienen proyecto de clase, luego de Nación y Estado. Es decir Identidad con nuestras culturas y costumbres. Los insumos son más de lo simplemente económico. Las debiluchas clases altas y medias, desde lo económico como proyecto de clase, no veo que estén preparadas para esos saltos cuánticos. Seguirán nomás de mangueras del Estado por cuanto no tienen el espíritu y la letra para modificar sus costumbres. Los liderazgos de estas clases son demasiado débiles, y nos confirman lo que digo: ausencia de proyectos de clase. Por eso todos se pelean por ser gobernadores, alcaldes o al menos concejales.

 

Pero el ministro Arce supongo que al mismo tiempo de criticar, se autocritica como parte del Estado. Toda crítica siempre supone una autocrítica, sería lo coherente. Ningún Estado por muy poderoso que sea económicamente, alcanza con las demandas y las necesidades de sus poblaciones, entonces el Estado también tiene que animar en la consolidación de espacios privados al servicio y en complementación con las tareas del Estado. En Bolivia eso es demasiado evidente, la pobreza y la marginalidad son enormes bolsones poblacionales que solamente el Estado no podrá atender en su magnitud. Además que no sería coherente seguir mirando al Estado como la vaca lechera, como no sería sostenible. En varios Estados del mundo, el Estado creó las empresas privadas para luego darles autonomía absoluta, con la condición de generar riqueza, trabajo y oportunidades a sus poblaciones. El detalle es que aquí no tenemos clases altas y medias emprendedoras y arriesgadas, sino mangueras del Estado.

 

La Paz, 18 de marzo de 2015

https://www.alainet.org/es/articulo/168320
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