El golpe, las colas y las guerras imperiales
01/03/2015
- Opinión
De la desestabilización al derrocamiento de Maduro: objetivo de la derecha nacional e internacional |
¡”Es la hora de los hornos y no se ha de ver más que la Luz”!
José Martí
¡Presidente Maduro estamos con Ud.!
Solidaridad, unidad de acción y crítica
Es el momento de la solidaridad, aunque la crítica siempre es importante, pero es el momento de la solidaridad o nos puede tocar autocriticarnos en los cementerios de la desilusión que podríamos estar creando nosotros mismo si no sabemos ponderar la relación entre la crítica, la solidaridad y la unidad de acción. En las circunstancias actuales el acento hay que ponerlo en la solidaridad y la unidad de acción. La crítica pública, por ahora, debe ser muy bien meditada y sobre todo ponderada en relación al uso que los enemigos puedan hacer de ella. Esto no requiere normas o amenazas con sanciones (que hasta donde sé nadie lo ha hecho). Lo que requiere es conciencia y responsabilidad Estoy seguro de que los revolucionarios vamos a saber qué hacer en cada caso. Creo que sabemos lo que está en juego y donde poner el acento según las exigencias de cada situación concreta. En este momento lo esencial es la solidaridad. Una observación crítica, bien atinada y bien planteada en el momento oportuno, también puede ser práctica solidaria.
Es importante recordar de nuevo el consejo que dio Marx a la I Internacional: práctica común y reflexión sobre la práctica común. Es decir, construir sobre la base de la práctica común y de ahí derivar conclusiones teóricas para guiar la práctica común, pero siempre práctica.
Hay que acompañar al presidente Maduro en todas las circunstancias pues...
La decisión de pasar de la desestabilización al derrocamiento inmediato está tomada
Ahora no se trata solamente de una política de desestabilización. Ahora es el derrocamiento del presidente Maduro lo que está planteado. Creen que después de muchos meses de guerra económica, de escasez inducida para una gran diversidad de bienes, muchos de ellos esenciales; de golpes contra la estabilidad monetaria y financiera de Venezuela; de guerra para demoler psicológica y moralmente al pueblo venezolano, de intensificar los esfuerzos por corromper funcionarios públicos en todos los niveles, incluida especialmente la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y los cuerpos de seguridad.
De introducir grupos de narcoparamilitares que han ido ocupando determinadas zonas desde donde organizan redes de microtráfico de drogas y microcréditos, enfrentamientos de pandillas, caos en barrios y pueblos, sicariato, secuestros, atracos, que mantienen un clima de inseguridad y miedo. Sobre esa base han ido creando zonas controladas por ellos donde se permiten vender “seguridad” y “protección”, asumiendo funciones policiales y de administración de “justicia” donde castigan delincuentes, llegando hasta el “ajusticiamiento”. De hecho, van sustituyendo y a veces sometiendo, a autoridades civiles, judiciales y militares. Entre esas zonas están cárceles venezolanas desde donde se organizan amplias actividades delictivas desde tráfico de drogas hasta guerra de pandillas, para fomentar el clima de inseguridad que vive el país.
Esas redes son transnacionales y operan a ambos lados de la frontera colombo-venezolana y se extienden por un amplio territorio, incluso, más allá de las fronteras nacionales. Con la asesoría y todo el apoyo (logístico, político, financiero, etc.) de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) de EEUU. Hoy esas redes son uno de los sujetos más activos en el contrabando, grande y pequeño; esas redes están detrás de la especulación, del acaparamiento, la escasez, de las redes de buhoneros que asociados con grandes empresarios especulan abiertamente en Caracas, en Maracaibo, en todas las ciudades y pueblos, violando descaradamente todas las leyes y normas que el gobierno ha ido estableciendo para controlar estos ilícitos.
Esas redes, con todo el respaldo de EEUU, con vínculos en el seno del gobierno colombiano y autoridades y grandes empresarios venezolanos, son quienes manejan el tráfico con la gasolina, que quizás sea el más rentable de todos los negocios y el más peligroso para la estabilidad de las instituciones venezolanas. Detrás del negocio con la gasolina están también ejecutivos de la vieja PDVSA, que se agruparon en una ONG llamada “Gente del Petróleo” que fueron los que organizaron el paro petrolero de diciembre de 2002 y enero de 2003, que tanto daño le causó al país.
Dichas redes son también las que manejan la guerra contra el bolívar y la especulación con el dólar, que diariamente genera milmillonarias ganancias tanto en bolívares como en dólares, que a la vez financian la desestabilización y la guerra para derrocar al presidente Maduro.
Una de las preguntas que se debe responder es ¿Por qué ante la inminencia de unas elecciones parlamentarias, que podrían permitir la solución pacífica de los conflictos de la sociedad venezolana, sectores de la oposición asociados a poderes transnacionales toman el camino del golpe de Estado y la guerra?
En primer lugar, porque este proceso de desestabilización que está conduciendo a la guerra, genera diariamente milmillonarias ganancias tanto en bolívares como en dólares. Mientras que para la generalidad de las y los habitantes de este país estos son hechos dolorosos y trágicos, para los grandes capitalistas, que son de carácter transnacional (por tanto, no tienen nacionalidad), estas son oportunidades para invertir y obtener ganancias. Peores tragedias como la que se está aproximando en Venezuela, ya han sido promovidas en Irak, Afganistán, Libia, Siria y en decenas de países africanos y asiáticos. Ya no pueden tolerar más las graves pérdidas que el proceso venezolano le sigue causando más las que ya le ocasionó en el pasado, pese a que con la crisis están obteniendo superganancias y los bancos han obtenido y están obteniendo elevadísimas ganancias. Prefieren hacer una inversión grande ahora en recursos de capital, políticos, de inteligencia, de guerra psicológica, mediática, diplomática, en contratación de mercenarios y ejércitos privados y resolver este asunto de una buena vez, al costo que sea, incluido el costo de las vidas humanas que sea necesario destruir
Ya fueron promovidas hace años en Chile, Argentina, Uruguay, Brasil, Centroamérica... Lo que pasa es que la historia de los años 60 y 70 se olvida muy rápidamente. Sin embargo, es conveniente recordar que en Uruguay, Argentina, Centroamérica, incluso en Chile, la humanidad ha vuelto a renacer y de nuevo las luchas por la soberanía nacional, contra el hambre, las agresiones contra la naturaleza y la destrucción de los ecosistemas, siguen en movimiento. Ahora los poderes mundiales, quieren soluciones más radicales, como la de Indonesia en los años 60 y eso pasa por destruir hasta los cimientos, el proceso bolivariano lo que no se resuelve en unas elecciones, que siempre hay la posibilidad de que las gane el pueblo bolivariano.
Ellos tienen la experiencia de Indonesia, cuando en los años 60 derrocaron al presidente Sukarno y encaramaron en la presidencia al general Suharto (el Pinochet de indonesia), quien comandó en pocos meses, el asesinato de más de un millón de reales o supuestos militantes izquierdistas, determinando que en Indonesia no se haya vuelto a levantar un movimiento patriótico opuesto a los intereses del capital financiero internacional, que es quien domina el mundo hoy y vive de las guerras y las tragedias humanas y ambientales.
Cerca de mil millones de hambrientos, más o menos tres mil millones de pobres, la destrucción de los más variados ecosistemas, el cambio climático, la pérdida de diversidad biológica y los procesos de desertificación, son parte de la herencia que nos quedó del triunfo del capital financiero que se consolida en los años 80 con la derrota de los movimientos patrióticos que en los años 60 y 70 (no siempre por los mejores caminos) se plantearon la lucha por un mundo mejor y con la imposición del “Consenso de Washington” (uno de los fundamentos de la globalización neoliberal).
Pero el capital financiero no sólo derrotó a los movimientos patrióticos que lucharon por un mundo mejor, sino a aquellas corrientes que dentro del capitalismo mantuvieron mínimas consideraciones humanas como el keynesianismo, que siendo partidario del capitalismo y la acumulación de ganancias capitalistas, en sus planteamientos de política económica, le daba una significativa importancia a los salarios de los trabajadores y al mantenimiento de un mínimo de condiciones de vida para la gente. Ese capitalismo que creía en la democracia representativa se preocupó por mantener dentro de las instituciones burguesas, un espacio para la negociación entre las clases opuestas, mediante las llamadas comisiones tripartitas: empresarios, sindicatos y el Estado como mediador.
Fue lo que algunos llamaron “capitalismo con rostro humano” que se materializó en el Estado del Bienestar, que ha sido desmantelado, generalmente de manera violenta. En Europa de manera un poco más progresiva, pero igualmente violenta y uno de los casos más típicos es el de Grecia, donde finalmente han vuelto a triunfar fuerzas patrióticas, debido a la violencia e inhumanidad de los programas neoliberales.
Contra ese “capitalismo con rostro humano” (que hoy día se menciona como demagogia para atrapar incautos), los bancos, el verdadero poder detrás del trono, maquinaron los sucesos del 11 de septiembre de 2001, cuando un acto terrorista ocurrido en Nueva York, destruyó las torres gemelas (ya hay suficiente evidencia de que la CIA tuvo pleno conocimiento de lo que iba a ocurrir y se conocen bien los vínculos entre la CIA, Al Qaeda y sus diversas ramas). Esos sucesos justificaron un golpe de Estado contra la democracia, la paz y los derechos humanos, que ha implantado una dictadura mundial. El entusiasta ejecutor de ese golpe de Estado fue el presidente George W. Bush. El continuador, siguiendo órdenes e instrucciones, de la cúpula militar-financiera que gobierna al mundo, ha sido el presidente Barack Obama. No sé si con el mismo entusiasmo del Presidente Bush (eso sólo lo saben Dios y él), pero sí con constancia y eficiencia. Él incluso ha radicalizado aspectos del programa de Bush, independientemente de ciertos maquillajes.
No puedo dejar de señalar, casi como un paréntesis, que “casualmente”, el año 2001 es el mismo año cuando el Presidente Chávez se enfrenta al Alca en la Cumbre de las Américas, que se realizó en Quebec, Canadá. De ahí el Presidente Chávez salió a organizar la Alba y la derrota del Alca que finalmente ocurrió, con el respaldo de los presidentes Kirchner, Lula y Tabaré Vásquez, en Mar del Plata, Argentina el año 2005. Estos pasos culminaron con otro proceso que le cupo el honor al Presidente Chávez de conducir y presidir, que fue la consolidación de Unasur, la Celac, Petrocaribe y otros episodios de integración que han incluido África y Asia.
La conspiración contra Venezuela es, en parte, un ajuste de cuentas contra el Presidente Chávez, el gobierno de Venezuela y en general, el proceso bolivariano, pues se atravesaron e hicieron fracasar los planes imperiales para la región latinocaribeña a través de la generalización de los tratados de libre comercio, que son la punta de lanza del capital financiero internacional. Esto les ha provocado y les sigue provocando la pérdida de milmillonarias ganancias tanto en el pasado reciente como en el presente y esto no lo pueden tolerar más. Por eso han tomado la decisión de liquidar el proceso bolivariano ahora o nunca.
Esa victoria del capital financiero (que es el poder de los bancos) representó un desastre humanitario y la progresiva destrucción del planeta, que tuvo como contrapartida la más espectacular y cuantiosa acumulación de capital que la humanidad haya conocido hasta hoy y la posibilidad de financiar, entre otras cosas, el desarrollo de una ciencia para la muerte que ha generado, entre otras consecuencias, mortíferas medicinas que deterioran la salud generando nuevas enfermedades, y las más diabólicas armas de destrucción masiva capaces de destruir el planeta, incluso de dañar al mismo sistema planetario solar.
En segundo lugar, como ya lo señalé, por debilitado que aparezca el chavismo, el pueblo chavista ha dado más de una sorpresa y podría ganar las elecciones parlamentarias. Entonces, van a tener que desconocerlas, gritar fraude y todo eso es política, militar y diplomáticamente más complicado, que culminar la tarea que ya iniciaron, no sólo con las guarimbas del año pasado, sino con toda el agua que ha corrido debajo de los puentes posteriormente y sobre todo en las últimas semanas.
Sobre todo porque varios de sus operadores políticos principales ya están en la cárcel y otros pueden estarlo en los próximos días. Es decir, el presidente Maduro está en condiciones, de desmantelar algunas de las fuerzas golpistas de Venezuela. Eso los impacienta y desespera. Especialmente la ineptitud de sus operadores internos, lo que presiona para que sean el presidente Obama, el Secretario de Estado John Kerry y otros altos voceros del gobierno de EEUU, los que hayan asumido directamente la conducción de la conspiración contra Venezuela y también se sientan urgidos para actuar cuanto antes porque saben que la operación tiene un componente mediático, psicológico y diplomático esencial, y si el gobierno venezolano hace lo que debe hacer, puede anotarse victorias en esos campos e incluso, derrotar la conspiración actual. Para ellos, una posposición puede significar una derrota,
Ellos están buscando una solución al estilo Indonesia en los años 60, que por lo demás es la que han puesto en práctica en Afganistán, Irak, Libia, Siria y es la que tienen prevista para el Líbano e Irán. También para Ucrania y otros lugares del mundo. Como ya dije, un proceso electoral dificulta una salida de este tipo, pero la dificulta y esas dificultades pueden permitir que el chavismo la derrote.
En tercer lugar, el sector ultra radical de la oposición, que es quien más reúne apoyo transnacional es el que menos fuerza electoral posee hoy y no tiene interés en medirse electoralmente, no sólo con el gobierno, sino con sus “aliados” de la oposición. Ella podría quedar desnuda pues mayoritariamente el pueblo venezolano no desea la violencia.
Hay un sector de la oposición que sabe muy bien eso, pero no quiere desmarcarse de los planes imperiales, pues también cuenta con la posibilidad de conservar ese respaldo, sobre todo financiero.
Una estrategia mundial que va destruyendo la cultura y demoliendo psicológica y moralmente a las poblaciones
Es una estrategia mundial vinculada con la hegemonía del capital financiero, el triunfo de las políticas neoliberales, el desmantelamiento del estado del bienestar, la eliminación los espacios para las negociaciones interclasistas, que le dieron base a la democracia representativa, la conformación de gobiernos totalitarios y la destrucción de los Estados soberanos.
Parafraseando a Kissinger diré que él que no esté escuchando los gritos que llaman a zafarrancho de combate (como decían en siglos pasados los antiguos piratas del Caribe), debe examinarse los oídos. La violencia y la guerra lo van dominando todo y la política se convierte en la continuación de la guerra por otros medios. El miedo y la inseguridad se convierten en los elementos de cohesión social. En ese proceso se ha dado un golpe de Estado contra los derechos humanos, la democracia y la paz, como lo dije antes y lo he tratado de demostrar en otros trabajos, especialmente en la Estrategia Imperial de Guerra Permanente, publicado en Aporrea y en la página de la Red PatriaUrgente y otros medios alternativos.
Estamos en una guerra mundial con diferentes expresiones según las circunstancias de cada país o cada región. No hay lugar del mundo que viva en paz. El campo de batalla es el planeta. Ese campo de batalla ha penetrado los intersticios de la sociedad, el cerebro y el alma, mediante la guerra mediática, psicológica y moral, que van como vaciando los imaginarios colectivos, los valores, las emociones, para sembrar otros, los del fanatismo nazi-fascista.
La derecha viene realizando la demolición psicológica y moral de la población y particularmente del pueblo chavista. Un paso previo a la agresión con todos los medios disponibles. Ahora bien, demoler psicológica y moralmente al pueblo chavista no es una tarea fácil. Sobre todo si se sabe dar un batalla que no se resuelve sólo en el terreno de las marchas y de la agitación. Es una batalla en el campo de los imaginarios, de la psicología, la ética, la eficacia y la eficiencia para gobernar, acertar con las políticas que se deben impulsar y que ellas puedan dar resultados palpables, constatables en período relativamente corto.
Las colas son la materialización más palpable de esa estrategia de demolición psicológica, de implantación de los valores e imaginarios capitalistas. Quizás este sea el mayor reto inmediato para el gobierno bolivariano. Aspecto sobre el que volveré de nuevo.
Debelar el golpe de Estado ha sido un gran éxito del gobierno del presidente Maduro.
No somos una patria boba ni una republiqueta. Somos la patria de Bolívar. Ahora hay que enfrentar a los otros golpistas a los que tienen montadas las redes de contrabando hacia Colombia y hacia el Caribe, a los que financian y abastecen a los buhoneros, a los que apoyándose en esos y otros ilícitos van ampliando una base social fascista; a los que están condenando a muerte a los enfermos crónicos y a otros, pues acaparan y esconden las medicinas e instrumental médico y quirúrgico. Es clave para esto la acción del pueblo organizado, los movimientos sociales, los partidos. No es solo una tarea del gobierno.
Se sabe bien que se entregaron dólares a 6.30 para importar medicinas, instrumentos quirúrgicos, instrumentos necesarios para salvar la vida de pacientes crónicos, etc. Se sabe que por lo menos parte de esos dólares fueron utilizados para especular. Esta denuncia fue presentada por un diputado chavista el día 24 de febrero del presente año en VTV, en el canal del Estado, en el programa de la mañana. Además de la denuncia, presentó ante las cámaras la lista de los empresarios involucrados en este hecho ilícito. Agregó además que hay personas en peligro de muerte inminente por la ausencia en el mercado de esas medicinas e instrumentos médicos.
No podemos permitir que esas personas mueran. Antes deben ir a la cárcel los criminales. Los que acaparan y esconden las medicinas, los que dilapidaron los dólares, que son cómplices de las cadenas mediáticas encabezadas por CNN y toda la red mediática nacional-mundial que están a la caza de cualquier desgracia para hacer un escándalo como apoyo a los conspiradores. Esa cadena de complicidades nos ha conducido a la situación actual, ha sido el corazón de las iniciativas que le dan base a la conspiración, que la alimentan cotidianamente, que causan las colas, la imagen gráfica de la crisis que alimenta las acciones dirigidas a derrocar al presidente Maduro. Detener a Ledezma es importante, pero si dejamos actuando a esta cadena de conspiradores, estaremos dando una fuerte muestra de debilidad.
Es lamentable que una desgracia como la muerte por falta de medicinas o instrumental médico quirúrgico, se convierta en una acusación ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU como responsables de muertes en los hospitales provocadas por “las malas políticas que el gobierno aplica”; o que los “torcedores de brazo”, como dijo nuestra canciller, Delcy Rodríguez, en el Consejo de Seguridad de la ONU, aprovechen la ocasión para declarar que además de los muertos provocados por los cuerpos de seguridad del Estado disparando contra “manifestaciones pacíficas”, la persecución contra dirigentes de la oposición que han sido encarcelados, etc., etc., etc., ahora se sumen muertos en los hospitales por cuanto el gobierno “ha dilapidado los dólares y la gente se está muriendo en los hospitales”.
Sorprendentemente cuando el diputado con evidente indignación mostró varias veces la lista de las empresas que recibieron dólares preferenciales para importar medicinas y no lo hicieron, las cámaras estaban mirando para otro lado.
“Los torcedores de brazo” están construyendo una justificación política para agredirnos y quebrar nuestras alianzas.
“Los torcedores de brazo” andan construyendo una justificación política para tratar de romper la unanimidad en Unasur y la Celac y saltarse los anillos de seguridad y protección que construyó el Presidente Chávez y poder actuar contra Venezuela sin frenos diplomáticos.
La acción contra Libia se materializó por una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU. Resolución que fue posible porque Rusia y China no la vetaron, porque la Liga Árabe fue uno de sus promotores fundamentales y hasta Irán se colocó contra Gadafi. Fue este sólido espacio político lo que hizo realidad la invasión.
En Siria no ha sido posible la invasión por parte del Pentágono-Otan, por cuanto Rusia y China han vetado en el Consejo de Seguridad las resoluciones que el imperio necesitaba y porque Irán y Hezbollah han respaldado consistentemente a Siria: En América Latina ha habido un rechazo importante a las políticas imperiales contra Siria. Es decir, las fuerzas imperiales no han podido conformar un frente mundial sólido para respaldar una intervención militar directa en Siria.
Sin embargo, el respaldo de la Liga Árabe a la política del Pentágono-Otan, ha facilitado que Occidente organice grupos de mercenarios, generalmente vinculados con Al Qaeda o a sus diferentes ramas que se han ido extendiendo por el mundo con el financiamiento de Arabia Saudita y las más diversas formas de apoyo que le brindan el Pentágono y la Otan. Ahora la aparición del Ejército Islámico ha dado la excusa necesaria para que EEUU y la Otan, hayan penetrado militarmente en Siria y de hecho hayan ocupado franjas territoriales.
El golpe contra Venezuela se plantea aislarnos de nuestros aliados, fragmentar los organismos multilaterales regionales y renovar el papel de la OEA.
El imperio tratará de fragmentar la región, particularmente a los países de la Alba y en general de Unasur y la Celac. Hará todo lo posible por impedir la solidaridad regional, no sólo de los gobiernos sino también de los movimientos sociales, grupos de base, etc.
Como ya lo ha denunciado el presidente Maduro esta ofensiva está en marcha y seguramente ya se están tomando las iniciativas políticas y diplomáticas para neutralizar las maniobras imperiales.
Sin duda, un ataque a Venezuela es un atentado contra la paz y la seguridad regional, por lo tanto es imprescindible como una cuestión de urgencia discutir en Unasur los temas de seguridad y defensa. La defensa colectiva es un principio vital para defenderse de las conspiraciones y las ofensivas militares de las fuerzas imperiales.
Renovar el papel de la OEA y el asesinato del presidente Maduro
Algunos amigos me han planteado que la acción contra Venezuela se está precipitando en función de la VII Cumbre de las Américas que se realizará en Panamá entre el 10 y el 11 de abril del presente año. Es probable que el Presidente Obama no quiera repetir la experiencia de la cumbre de Cartagena, cuando se quedó aislado. Por primera vez estará Cuba y uno de sus líderes históricos, Raúl Castro. Histórico para Cuba, para nuestra región y para el mundo. Muy especialmente para los presidentes de EEUU, quienes habían logrado impedir que él volviera a ser un protagonista dentro de su ministerio de colonias, la OEA y sus secretarios generales.
En verdad, Raúl Castro, Nicolás Maduro, Daniel Ortega, Rafael Correa, Evo Morales, de la Alba; más Dilma Rouseff y Cristina Fernández de Kirchner, y el poder regional que ellos juntos pueden proyectar, no es la mejor compañía que el presidente Obama desea. Además, la Celac, Unasur y Mercosur juntos, son una fuerza que inclina la balanza. Frente a una alianza de esta naturaleza, pese a sus fisuras, el Presidente Obama puede quedar muy mal y “los torcedores de brazo” y el “excepcionalismo” estadounidense salir muy golpeados.
Esa situación puede cambiar si para esa fecha el Presidente Maduro no está. Incluso podría ser suspendida a menos que pueda ser utilizada para lograr una resolución, de alguna manera, contra Venezuela. El presidente Obama puede venir buscando la revancha con respecto a la Cumbre de Mar del Plata, cuando Venezuela, con el Presidente Chávez a la cabeza, fue un factor decisivo en el derrumbamiento del Alca.
Si el gobierno bolivariano es derrocado, el panorama geopolítico del continente cambiaría de manera significativa y la ofensiva neoliberal se fortalecería para reimplantar el Alca, que siempre se ha mantenido presente y actuante.
Además, el derrocamiento del gobierno bolivariano puede ser el factor que lleve a la derrota del proceso de paz en Colombia, contra lo que está apostando toda la derecha desde Bogotá hasta Washington y otras capitales. Por eso el juego del Presidente Santos entre dos aguas, la guerra y la paz.
Desde ahora hasta abril Venezuela estará en grave peligro y la vida del Presidente Maduro en serio riesgo. No quiero decir que ese peligro desaparecerá después de abril, sino que estamos en un momento altamente crítico. Esta no parece una simple hipótesis.
Podemos comprender mejor ahora los efectos geopolíticos del derrumbe del precio del petróleo.
Este tema ha sido abordado ampliamente. Yo mismo lo he tocado varias veces. Sólo deseo insistir en el significado de la geopolítica del petróleo que impulsó el Presidente Chávez (que yo he llamado geopolítica de la liberación) y por qué fue tan atacada por las fuerzas imperiales, sus representantes y cómplices, y por qué ahora la caída de los precios del petróleo abre una oportunidad para anularla e incluso destruirla.
Esa geopolítica apuntaló la soberanía solidaria, los procesos de integración, la cooperación Sur-Sur, el comercio justo, el trueque como medio de intercambio, el comercio basado en las monedas nacionales y en general, un muro de contención contra la globalización neoliberal y sus consecuencias políticas, económicas, sociales y geopolíticas, desintegradoras de los pueblos e integradora de los mercados.
Pero además, la geopolítica del petróleo que desarrolló el Presidente Chávez se vinculó con el impulso a la democracia participativa y protagónica, que fue impactando al continente como opción frente a la democracia representativa. En general esa geopolítica significó, un nuevo despertar de las luchas antiimperialistas, por la paz y la erradicación de la pobreza.
La muerte del Presidente Chávez, la caída de los precios del petróleo y el derrocamiento del gobierno bolivariano y/o el asesinato del Presidente Maduro, serían como el capítulo decisivo de un macabro plan geopolítico.
Obviamente con la caída de los precios, la geopolítica del petróleo se ha debilitado y eso le abre un espacio a la política imperial y a la OEA como ministerio de colonias.
Los mercenarios y los ejércitos privados son hoy el principal instrumento para la desestabilización y la agresión.
Estos cuerpos mercenarios son hoy día el instrumento principal para las intervenciones del Pentágono-Otan. Son las que tienen menor costo político, militar, económico y diplomático. Para desatar estas intervenciones no resulta imprescindible una resolución especial de organismo alguno de la ONU u otra instancia multilateral. Por supuesto que ayuda para ganar la batalla política. Pero no será en el Consejo de Seguridad pues ahí Rusia y China pueden apelar al veto. Para el caso de Venezuela tal vez apelen al Consejo de Derechos Humanos de la ONU, al mismo comité que ya pronunció una condena contra Venezuela a raíz de las guarimbas del año pasado. A la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, a organizaciones como Human Rights Wacth y otras similares que reciben financiamiento de la CIA y precisamente por eso la dictadura mediática internacional recoge de inmediato sus afirmaciones. Ya la fundación Robert Kennedy Humans Right, con sede en Washington, se pronunció contra el gobierno de Venezuela y viene una cadena de pronunciamientos de ese tipo.
Ya anda circulando la versión de que el gobierno inventó el golpe de Estado para dar su propio golpe de Estado y liquidar a la oposición. Así se avanza en la campaña para demostrar que somos un Estado forajido y por tanto, la llamada “comunidad internacional” debe tomar medidas.
Esa versión de un golpe de Estado dirigido a liquidar a la oposición nos está haciendo un grave daño. Ya una dirigente de Podemos, influyente organización de izquierda en España y en el mundo, se hizo eco de ella.
Los anteriores son hechos relevantes pues una intervención militar, incluso con fuerzas mercerías integrantes de ejércitos privados, sólo puede tomar cuerpo si somos derrotados nacional-mundialmente en la batalla política. En consecuencia debemos enfrentar con todos los medios a nuestro alcance la fuerte campaña mediática de propaganda y guerra psicológica que busca justificar cualquier tipo de intervención imperial.
En consecuencia, una consideración especial sobre el tema de los mercenarios y los ejércitos privados es absolutamente necesaria. Lo que hace más grave el problema es que detrás de ellos están grandes empresas transnacionales como Black Water (que cambio de nombre), Halliburton y otras. Movilizan ejércitos regulares e irregulares, que en algunos casos pasan de 100 mil soldados equipados con toda clase de armas, incluso fuerza aérea. Realizan funciones policiales, militares, de inteligencia, de seguridad, de custodia, interrogación y tortura de prisioneros, razzias contra la población civil (destrucción e incendio de viviendas, matanzas, violaciones colectivas, detenciones, torturas). En fin, todo el estilo criminal de las guerras contemporáneas que se utilizaron al máximo en Vietnam.
El imperio aprendió y ahora trabaja para no dejar huellas que puedan incriminar al gobierno de EEUU o a cualquier otro que esté detrás de las guerras imperiales. Es pues, una manera de saltarse La Carta de las Naciones Unidas y todas las regulaciones del derecho internacional. Es la impunidad total, y eso agudiza el carácter criminal de las guerras contemporáneas. Entre otras razones, porque desde hace algún tiempo la población civil es un objetivo fundamental para aterrorizarla, desmoralizarla y limitar las posibilidades de que se pueda convertir en base de apoyo de la resistencia antifascista. Sólo la moral, el espíritu patriótico, la capacidad de organización para resistir, más la autoridad y la sabiduría de líderes como Ho Chi Ming y Guyen Giap, líderes históricos del siglo XX, le permitieron a los vietnamitas superar matanzas como la de My Lai, destruir las aldeas estratégicas y triunfar. Por eso pudieron enfrentar y derrotar a tres imperios. Además, ocurrió a través de cuatro décadas en condiciones diferentes a las de hoy.
El asunto no es que en cuatro décadas o más, varias generaciones logren derrotar al imperio. El problema es evitar la guerra. Iraq quedó con la naturaleza destruida, incluido el nivel freático, pues fue contaminado con uranio empobrecido y varias generaciones están naciendo y nacerán con malformaciones genéticas, nunca será una victoria. Palabras parecidas podemos decir de las guerras en Afganistán, Libia, África y lo que está ocurriendo ahora en Siria. La clave es evitar la guerra y eso es posible si hacemos lo que debemos hacer y sabemos hacer. Como dijo Gandhi, no se trata de un camino hacia la paz, la paz es el camino para derrotar las guerras imperiales.
No nos enfrentamos, como sabemos, a una invasión convencional
De hecho, la invasión se ha venido realizando frente a nosotros a través de los narcoparamilitares que ya han penetrado nuestras fronteras y han ido creando bases en barrios y pueblos; a través de los comandos que han llegado encubiertos en los centenares de inmigrantes legales e ilegales que han venido, incluso, fundando barrios, en un proceso, planificado o no, de una especie de colonización cultural a través de la música y otras expresiones culturales, incluso, a través de métodos delictivos. No pretendo estimular una fobia anti colombiana. Entre otras razones porque del lado allá de la frontera y desde este lado, miles de colombianos van a batallar con nosotros si somos agredidos.
Pero también la necesaria fraternidad entre los pueblos ha sido manipulada y hoy esa manipulación esta oculta detrás de planes agresivos. Creo que una posible solución, entre otras, es abordar un diálogo franco sobre estos temas con los hermanos colombianos que viven en nuestro país y disfrutan en igualdad de condiciones, sin discriminaciones, los beneficios sociales que el Estado venezolano concede.
Hay cierta creencia, aún, en que los “marines” desembarcarán por nuestras costas, batallones de infantería cruzarán nuestras fronteras, misiles estarán cruzando los cielos. Quién sabe si en algún momento eso pueda ocurrir. Pero a lo que estamos enfrentados ahora, es a una operación política de alta envergadura acompañada de una guerra no convencional. El uso de la fuerza militar en mayor escala dependerá de cómo evolucionen los planes sobre todo después que el intento de golpe Estado fue develado.
Probablemente las fuerzas imperiales hayan tenido un plan B o lo están elaborando sobre la marcha. Si la hipótesis de que van a actuar antes de la reunión de la VII Cumbre de las Américas fuere cierta, entonces deben estar trabajando a marcha forzada.
Si observamos el plan anterior hasta donde hemos ido sabiendo, tenían el propósito de presentar ante el mundo un hecho cumplido. En un día el gobierno hubiese sido derrocado, probablemente hubiesen realizado una razzia para detener a líderes claves del proceso bolivariano, actuando contra los principales movimientos sociales y así por el estilo. Si ese fue el plan, al ser develado el golpe de Estado el factor sorpresa les falló.
Siempre queda una pregunta, ¿fue esta una operación diversionista y la verdadera operación es la que viene? ¿Sabían que estaba descubierta y calcularon los pasos que nuestro gobierno daría, que detendría a Ledezma, allanaría la inmunidad de Borges, etc., que nos ganarían la batalla mediática colocándonos ante el mundo como perseguidores de la oposición, violadores de la constitución, sin independencia de poderes, etc.? Ya una dirigente de Podemos, España dio una declaración contra el gobierno de Venezuela. Probablemente eso esté relacionado con el trabajo que vienen haciendo los medios de comunicación españoles. En verdad no son tan perfectos., pero esa hipótesis por lo menos debe ser analizada.
Lo que pienso es que en todo caso la operación contra Venezuela se puso en marcha y no creo que la vayan a detener. Más bien, deberían acelerarla, si es que la hipótesis de que van a actuar antes de abril tiene algún asidero en la realidad. Si van a actuar antes de abril podríamos esperar una agudización de las colas, la escasez inducida, incremento del contrabando, mayor devaluación del bolívar, una feroz campaña mediática denunciándonos como violadores de los derechos humanos, perseguidores de la oposición, incremento de la guerra psicológica, etc. También de la inseguridad, caos urbano, problemas en los hospitales y otras formas de subversión que he señalado en otras oportunidades
Pero también deben acelerar las operaciones subversivas porque ahora hay un alerta mayor de parte del gobierno, de la población y de fuerzas políticas internacionales, amigas y enemigas.
¿Con que fuerzas van a actuar? El intenso trabajo que está haciendo la CIA en el seno de la Fuerza Armada Bolivariana, fuerzas policiales y fuerzas de seguridad no creo que les permita todavía emprender un golpe de estado exitoso a menos que sea parte de un menú mucho más amplio, como señalaré luego.
Pero puede haber un plan más complejo en línea con una acción golpista que no tendría éxito por sí misma, pero sí en línea con la preparación de una provocación que permita dar inicio una guerra civil que es un escenario que ellos esperan y el que mejor favorece el desarrollo de una matanza generalizada.
Ellos pueden haber preparado ya la formación de una especie de Autodefensas Unidas de Venezuela (casualmente las siglas del narcoparamilitar Álvaro Uribe Vélez), comandadas formalmente por políticos venezolanos, pero que no tienen por qué ir directamente a la guerra, sólo sería para la propaganda mediática nacional-mundial. Se tomarían fotos en campamentos y darían declaraciones y todas las actividades mediáticas que la CIA les recomiende. La CIA los ingresaría y sacaría de Venezuela cada vez que fuese necesario. Entre tanto operarían desde refugios “clandestinos” cinco estrellas.
Desde hace un tiempo, desde cuando el Presidente Maduro anunció un horario para el cierre de las fronteras, anuncié la posibilidad de una guerra de guerrillas en la frontera con Colombia. Operaciones que podrían ser la señal para el inicio de asaltos y tomas de cuarteles militares y policiales, que se conviertan en zonas controladas por la oposición radical, contando con apoyo de poblaciones que han votado favorablemente por la oposición que sería liderada por narcoparamilitares que han compartido con esa población y han preparado zonas de apoyo con suficiente logística en alimentos agua y comida como para resistir un cerco.
Una idea complementaria con las anteriores, puede ser (como también lo he planteado en otros escritos), crear, sobre todo en la frontera con Colombia, regiones “liberadas” donde se pueda constituir un gobierno provisional que solicite apoyo internacional. Lógicamente tendría el respaldo inmediato de ejércitos privados comandados por EEUU y el Mossad (que desde hace tiempo ocupa una franja de territorio colombiano en la frontera con Venezuela) y todas las bandas de narcoparamilitares que existen en Colombia expertas en estas operaciones de pillaje y muerte, todo el apoyo político que le brinde Uribe y los diversos líderes políticos y empresariales, que desde Colombia han estado esperando una oportunidad como esta.
Simultáneamente, comandados por narcoparamilitares infiltrados desde hace tiempo entre la población colombiana que habita barrios y pueblos de Venezuela, se promoverían levantamientos civiles en distintas regiones de nuestro país.
En un escenario como este, habría todo el espacio como para que las potencias imperiales desarrollen una campaña mediática dirigida a declararnos un Estado forajido que está masacrando a la población civil. Es el esquema de Libia que con algunas variantes se repitió en Ucrania.
¿Cuál es el campo de batalla que se podría presentar?
Repito, si nuestra ofensiva política y diplomática se impone, y tiene éxitos, lo más probable es que no puedan desplegar las iniciativas anteriores. Sin embargo, debemos reconocer que han acumulado suficiente fuerza, como para intentarlo. Para valorar la importancia de la batalla política es necesario valorar las fuerzas que pueden poner en movimiento, varias de las cuales ya están en plena acción.
Voy a exponer de manera resumida y sencilla, el campo de batalla donde estamos librando esta lucha.
En primer lugar está la batalla diplomática. Los objetivos que el imperio persigue en este campo son los siguientes:
1) Desnudarnos de respaldo diplomático internacional. Para ello necesitan lograr algún tipo de condena, por ejemplo, del Consejo de Derechos Humanos de la ONU. Regionalmente, lograr algún tipo de pronunciamiento de la OEA o de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Sobre todo necesitan neutralizar a Unasur, la Celac, Petrocaribe y Caricom. Incluso van a tocar a la Alba. En principio, no necesitan un pronunciamiento contra Venezuela. Lo fundamental, me parece, es romper la unanimidad y evitar pronunciamientos de respaldo a Venezuela, o lo suficientemente ambiguos como para que digan nada. Tenemos como evitar esto y podemos hacerlo. Para ello no debemos confiarnos y no dejar de trabajar en el frente diplomático ni siquiera un segundo.
En este terreno se está decidiendo nuestra victoria o nuestra derrota. La derrota no debemos planteárnosla, pero sí revisarla para saber cómo convertirla en un imposible.
2) Otros aspectos decisivos son la guerra mediática y comunicacional (que puede llegar a límites insospechados parecidos al montaje de la Plaza Verde que hicieron contra Libia), la guerra psicológica, la destrucción de los imaginarios colectivos y la creación progresiva de otros, la destrucción ética y moral. Para la victoria diplomática este aspecto del campo de batalla es esencial.
3) Actos terroristas con diversos objetivos como los siguientes: a) eliminar a líderes importantes tanto del gobierno como de movimientos sociales y partidos como el PSUV, que son soporte político de la acción gubernamental, intelectuales y comunicadores que presten un servicio importante en la defensa del proceso bolivariano; b) contra la infraestructura física (autopistas, carreteras, puentes, aeropuertos, redes eléctricas y de comunicación; c) para aterrorizar a la población civil; d) para crear caos, desorden, vandalismo, secuestros, enfrentamiento de pandillas, etc.
4) Guerra cibernética para sabotear el abastecimiento eléctrico y vulnerar nuestra capacidad defensiva al paralizar todos los sistemas civiles y militares que dependen de la electricidad; sembrar virus que destruyan los sistemas informáticos, lo que también afectaría seriamente nuestros sistemas de defensa, aparte de que contribuiría con el caos y generación de ingobernabilidad.
5) Guerra robótica. No sólo con el uso de los drones, sino otros instrumentos que si hace falta, los podrían poner a prueba en Venezuela. Sobre todo porque Venezuela tiene una gran importancia geopolítica y ha generado procesos geopolíticos apuntalando la soberanía, la cooperación solidaria, la autonomía financiera, el comercio justo, el fortalecimiento de la cooperación Sur-Sur, importantes caminos de integración y sobre todo, importantes desafíos para el imperio, como la derrota del Alca en 2005, en Mar del Plata. Si no logramos detener la acción contra Venezuela, el imperio va a tratar de darnos un escarmiento para intentar barrer con los procesos anteriores, que es una manera de borrar la memoria del Presidente Chávez.
6) Masiva movilización de mercenarios y ejércitos privados cuyos rasgos criminales y terroristas son bien conocidos.
Hay que derrotar las colas
Las colas se han convertido, entre otros asuntos, en un símbolo de fracaso, de derrota. De dificultades no resueltas, de frustración, de ineficiencia, de corrupción. Son como la materialización de la desesperanza, de sueños rotos, como de promesas incumplidas. Como tales, debilitan la conciencia y la adhesión a cualquier proyecto transformador.
Son un símbolo terrible porque se dan en medio de símbolos de abundancia como muchos vehículos último modelo circulando por las calles o siendo sacados de contrabando; como hoteles y restaurantes de lujo abarrotados de gente disfrutando sin escasez, etc.
Las colas son como una especie de cementerio de muchas esperanzas. Como un compendio de errores. También como el símbolo de muchas perversidades capitalistas, de individualismo, egoísmo.
Pero también un símbolo de estoicismo, de lealtad, de conciencia de un amplio sector del pueblo chavista ¡Gloria al bravo pueblo que el yugo lanzó! ¡Ese pueblo, unido con el Presidente Maduro van a salvar este proceso pleno de ilusiones y esperanzas! ¡Es la hora de los hornos y no se ha de ver más que la Luz”
Las colas son un hecho complejo que tiene raíces económicas y políticas, pero también un significado psicosocial. Hay descontento, pero la derecha imperialista está tratando de convertirlo en desesperanza, pérdida de la fe, rabia, odio. Estimulando el egoísmo, soluciones individuales, la ganancia fácil lucrando con las colas y las dificultades ajenas. Tratando de matar los sentimientos solidarios que sembró el presidente Chávez. Las colas se están convirtiendo en escuelas donde se está sembrando a través de prácticas perversas la ideología capitalista, en centros de frustración donde se va ampliando la base social fascista que se ha ido conformando en Venezuela.
El presidente Chávez convirtió el socialismo en reductor de la pobreza, generador de abundancia con democracia y libertad. La escasez inducida, las privaciones que culminan en las colas, están asociando al socialismo con privaciones, desabastecimiento, colas... Un retorno al socialismo del siglo XX a la medida de lo que la derecha necesita para desacreditar y destruir el proceso bolivariano.
Esa escuela está al servicio de un esfuerzo psicosocial de la derecha orientado a posicionar en los imaginarios populares “la salida”, “la transición”, el “cambio de modelo”, y en la conducta cotidiana las soluciones individuales, el fraude a la nación, los “pequeños” delitos, la frustración, la inseguridad y el miedo como comportamiento necesario frente a “la ineficiencia y las arbitrariedades del Estado”, del régimen chavista.
Hay que derrotar las colas y defender las conquistas sociales ganando la batalla por la liberación del alma, del inconsciente y la conciencia para la consolidación de la esperanza fortaleciendo la unidad con el presidente Maduro.
El diálogo siempre es una opción mejor que la guerra
La historia de los diálogos en Venezuela es una larga historia que siempre ha concluido con la oposición pateando la mesa. Bueno, aun cuando pueda sorprender ante el juego de maniobras que las guerras implican, el gobierno, creo, debe hacer un último (o penúltimo, quien sabe) esfuerzo por el diálogo y un firme llamado a la paz. Llamar a los interesados y poner un día y una hora en el Palacio de Miraflores, sede principal del gobierno, para que los interesados se presenten y convocar a todos los medios nacionales e internacionales.
No creo necesario dar más detalles porque estos son asuntos del alto gobierno y sólo el está viviendo los detalles concretos de la situación. Sólo él puede valorar el sentido de esta propuesta y su pertinencia.
28-02-15
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