Lo que se conoció como “el fuego griego” fue una de las armas más mortíferas y extrañas de la antigüedad, fue inventada en el siglo VI, aunque hay versiones que dicen es mucho más antigua. Esta arma incendiaria fue utilizada por el Imperio Bizantino, aunque su mayor utilización se produjo durante las primeras cruzadas en el siglo XIII. Los bizantinos la utilizaban en batallas navales, ya que seguía ardiendo incluso después de haber caído al agua y ardía totalmente sumergida. El fuego griego fue responsable de una gran parte de numerosas victorias bizantinas y fue una de las razones importantes por qué el Imperio Romano de Oriente perduró tanto en el tiempo.
Un arma así de poderosa necesitará Grecia, para detener los avances de Europa tras el triunfo de Syriza (Coalición de Izquierda Radical) que no solo abre un nuevo escenario en Grecia sino en toda Europa.
No hay que tener un olfato muy fino para entender que aquí nadie puede jugar a empatar. O ganan unos o ganan los otros, y el ganar o el perder definirá el destino europeo y por su peso específico el de una muy buena porción del mundo. La disyuntiva es si Syriza logra llevar adelante sus propuestas electorales o Europa la mantiene sojuzgada a su arbitrio como hasta hoy.
Es sabido que la crítica situación de la economía de la eurozona, se acrecienta respecto a los PIGS, como les gusta llamar a los economistas ingleses al grupo de Portugal, Italia, Grecia y España. Pero sin duda es Grecia el país europeo que se encuentra en peor situación todos sus números están en rojo y la irrupción de Alexis Tsipras, como nuevo Primer Ministro no pone las cosas mejor, por lo menos en primera instancia.
De no ser por la crisis terminal de la economía griega jamás se hubiera producido un triunfo de la izquierda, una “obsolescencia” que los europeos enterraron bajo los ladrillos del muro de Berlín, y que habían terminado de olvidar en el momento que se embarcaron en esa pomposa nave llamada “Estado de Bienestar”, convencidos que los llevaría con buena mar y buenos vientos, vaya a saberse a que paraíso. Pero desde hace siete años la rosa de los viento gira loca y alguien se escamoteo el cuaderno de bitácora, en definitiva, toda Europa viajan con rumbo incierto es una versión empeorada del Titanic.
En este marco de situación cambiar las reglas del juego sería prácticamente una declaración de guerra. Tsipras, en las pocas horas desde su asunción se ha apurado a dar señales muy positivas al pueblo griego, lo que sin dudas ha disgustado al establishment europeo.
Rápidamente se implementaron medidas como detener el proceso de privatización de la electricidad. Lo que permitirá al gobierno abastecer gratuitamente a trecientas mil familias. El nuevo ministro de Trabajo, Panos Skurletis, confirmó una suba en el salario mínimo que se irá de quinientos ochenta y seis euros a setecientos cincuenta y ocho.
El ministro también informó sobre cambios en las normas sobre contratos de trabajo, la derogación de la ley que permite los despidos masivos y un aumento de los convenios colectivos de trabajo. Tsipras, buscará atenuar los paquetes de medidas exigidas por el Fondo Monetario Internacional, además de ya haber conformado una comisión para la investigación de las circunstancias que obligaron al país a firmar su primer rescate en 2010.
Además el nuevo gobierno, reabrirá la televisión pública la Radio Televisión de Grecia (ERT), cerrada por el ex primer ministro Antonis Samarás en 2013 y reincorporara en sus puestos de trabajo a los diez mil funcionarios que habían sido despedidos con el anterior gobierno. El equipo de Tsipras, será muy reducido, incluso se proyecta disminuir de dieciocho a diez el número de ministerios.
Además un dato que no es menor y marca la impronta que Tsipras pretende darle a este nuevo Estado griego es que se reunió con el arzobispo de Atenas y líder de la Iglesia de Grecia, Ieronimos, para anunciarle que no prestará juramento religioso. Lo que lo convierte en el primer jefe de Gobierno griego que prescinde de este ritual.
Como una metáfora de lo que Syriza deberá enfrentar en el tiempo que viene es que cuando sus funcionarios se hicieron cargo de los ministerios denunciaron que encontraron los cajones vacíos y que faltaban los discos rígidos de las computadoras.
Como un vecino educado Tsipras ha salido de gira continental, donde sin duda intentará atenuar el efecto político de las nuevas medidas, Tsipras necesita tiempo y ese es un valor en su horizonte es tan escaso como los euros.
No es poco los 240.000 millones que se le ha prestado a Grecia en cuatro sucesivas reestructuraciones de deuda, y la Unión Europea no va a estar dispuesta a perdonar, porque no lo puede hacer desde el punto de vista económico y mucho menos político, sería un pésimo antecedentes para su gruesa cartera de deudores.
Por esta razón tanto Ángela Merkel la canciller alemana, como la directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) Christine Lagarde ya le han adelantado a Atenas que ni sueñen con quitas, ni restructuración de la deuda. Hasta ahora sigue firme el plazo del 28 de febrero cuándo termina la prórroga de dos meses dada al gobierno saliente acordó en el plan de rescate, con la Troika (Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
A finales de febrero se debe concretar la extensión del programa de ayuda financiera a Grecia que según se estima necesita 15.000 millones de aquí al mes de agosto. Dicho programa está condicionado a los ajustes y al compromiso del pago de la deuda, esos 240.000 millones (la deuda total, es de 317.000 millones, el 175% del PIB).
Si un hombre como el ex primer ministro Samarás, prolijo y honesto, en la cotización europea, no se le ha condonado ni un euro, mucho menos logrará este recién llegado con tufillo de izquierda, que anuncia que no negociara con la troika, y como gesto fue anunciado el fin de “la austeridad” es decir el estado de recortes permanentes y se pretende e aumento del gasto público. Existe rumores que finalmente la troika este tribunal de la inquisición se desarmaría, justamente para otorgarle algo de lo mucho que se le negará a Grecia.
Por otra parte tanto economistas como medios de información europeos, que hoy prácticamente son “house organ” de los bancos, tiene un discurso calcado, que se ejemplariza en la reciente opinión del ministro de economía británico George Osborne tras terminar la reunión con su par griego Yanis Varufakis: “El enfrentamiento entre Grecia y la eurozona constituye el mayor riesgo para la economía global”.
En ese análisis, todos los miembros de la Unión Europea están básicamente de acuerdo, aunque quizás por una cuestión estratégica Francia e Italia intentan, por lo menos en el discurso, ser más condescendientes y solidarios con el pueblo griego. Aunque ni Renzi ni Holland van aflojarle un euro.
Cuándo estén secas las pilas…
Quizás el tango Yira yira, resuene en los oídos del Alexis Tsipras al final de su gira europea, y entienda que no gobierna ni la Venezuela de Chávez, ni la Argentina de Kirchner, naciones profundamente ricas que con políticas nacionales y populares pudieron sacar a sus países del marasmo que las recetas del FMI los sumergieron.
Tampoco cuenta con mayoría absoluta en el parlamento, para armar gobierno Tsipras debió pactar con Panos Kamenos, presidente de ANEL o partido de los Griegos Independientes nacionalistas de derecha.
Tsipras sabe que “el más de lo mismo” para el pueblo griego le consumiría en horas su potencial político, que por otra parte es lo único con que cuenta. Profundizar las medidas lo alejarían más de Europa, aunque haya declarado que no es su intención.
La gran pregunta entonces es: “¿que hacer ahora?”. La única opción si lo socios europeos no acceden a sus requerimientos y mantienen sus posturas rígidas, será lanzarse a manos de nuevas alianzas, acercarse al grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sud África) abrirse a los países de la CELAC (La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) que económicamente no están viviendo su mejor momento o recordar que hay un griego que tiene una abuelita rusa y fomentar una alianza con Putin, con lo que se abriría un nuevo brazo en ese laberinto.
Rusia tampoco está, tras la crisis petrolera, viviendo el mejor momento, además ya tiene demasiados problemas con la OTAN, con la guerra en Ucrania, (El recalentamiento de la guerra y los nuevos ataques de Kiev a Donetsk, Lugansk, sin duda son parte del recordatorio de la Unión Europea a Rusia, de que si tiene problemas en su frontera, mucho más lo tendrás si pretende asistir a Grecia desafiando a toda Europa).
Si Grecia no la tiene fácil Europa mucho menos, si Tsipras sacase los pies del plato, sería un pésimo antecedente y si bien España, es peligrosamente mucho más importante que Grecia, en las próximas elecciones que serán en diciembre, si no hay reformas drásticas en la economía española el triunfo de Podemos será inevitable, y se repetiría otra vez el escenario griego, lo que ya sería un problema inconmensurable para la Unión Europea.
Volviendo a Grecia, a Alexis Tsipras y a Europa no le queda más que negociar o la cuestión se zanjará en otros términos sin duda más contundentes. Desde el bloqueo económico a intentar una jugada más osada, que este cronista no descarta, la aparición de revueltas fomentadas desde Bruselas, ya sabemos el partido neo nazi Amanecer Dorado (AD), cuya cúpula integra esta en prisión por asociación criminal. Una fuerza con más presencia en las calles que en el congreso, resultó tercera obteniendo con un 6,28 % que representa dieciocho diputados.
Se sabes que estos grupos siempre están dispuestos a poner el hombro a la hora de desestabilizar un gobierno democrático, lo mismo se hizo en Ucrania con el Pravy Sektor para provocar la caída de como Viktor Yanukovich, claro, se dirá que Ucrania no pertenecía a la Unión Europea, pero esas son sutilizas que ni Ángela Merkel, ni Christine Lagarde tendrán en cuenta a la hora de querer que el fuego griego no se expanda por Europa.