Algo se está moviendo
17/07/2014
- Opinión
En el libro que acaba de publicar sobre sus experiencias como Secretaria de Estado durante el primer mandato (2008 – 2012) del presidente estadounidense Barack Obama, titulado “Decisiones difíciles”, Hillary Clinton escribe, a propósito de Cuba, algo fundamental: «Al terminar mi mandato, le pedí al presidente Obama que reconsiderase nuestro embargo contra Cuba. No cumplía ninguna función y obstaculizaba nuestros proyectos con toda América Latina».
Por primera vez, una personalidad que aspira a la presidencia de Estados Unidos afirma públicamente que el bloqueo impuesto por Washington -desde hace ¡más de cincuenta años!- a la mayor isla del Caribe no cumple «ninguna función». O sea, no ha permitido doblegar a ese pequeño país a pesar del mucho sufrimiento injusto que le ha causado a su población. Lo fundamental, en la constatación de Hillary Clinton, son dos aspectos: primero, rompe un tabú diciendo en voz alta lo que desde hace tiempo todos saben en Washington: que el bloqueo no sirve para nada. Y segundo, más importante, declara esto en el momento en que arranca su trayectoria hacia la candidatura demócrata a la Casa Blanca; es decir, no teme que esa afirmación -a contracorriente de toda la política de Washington hacia Cuba en el último medio siglo- constituya un handicap para ella en la larga batalla electoral que tiene por delante hasta las elecciones del 8 de noviembre de 2016.
Si Hillary Clinton sostiene una postura tan poco convencional es, en primer lugar, porque asume el desafío de responder sin temor a las duras críticas que no dejarán de formularle sus adversarios republicanos, ferozmente hostiles a todo cambio de Washington con respecto a Cuba. Y en segundo lugar, y sobre todo, porque no ignora que la opinión pública estadounidense ha evolucionado sobre ese tema y es hoy mayoritariamente favorable al fin del bloqueo.
También empresarios Al igual que Hillary Clinton, un grupo de unos cincuenta importantes empresarios (2), ex altos cargos estadounidenses de distintas tendencias políticas, e intelectuales, sabiendo que el Presidente de Estados Unidos no posee la facultad de levantar el embargo, que no depende del Gobierno sino de una mayoría cualificada de demócratas y republicanos en el Congreso, acaban de pedirle a Obama, en una carta abierta (3), que utilice las prerrogativas del poder ejecutivo para introducir «cambios más inteligentes» en su relación con Cuba y se acerque más a La Habana en un momento en el que, señalan, la opinión pública es favorable a ello. En efecto, una encuesta realizada en febrero pasado por el Centro de investigación Atlantic Council afirma que el 56% de los estadounidenses quiere un cambio en la política de Washington con La Habana. Y, más significativo, en Florida, el Estado con mayor sensibilidad a este tema, el 63% de los ciudadanos (y el 62% de los latinos) también desea el fin del bloqueo (4). Otro sondeo más reciente, realizado por el Instituto de Investigación Cubano de la Universidad Internacional de Florida, demuestra que la mayoría de la propia comunidad cubana de Miami (5) pide que se levante el bloqueo a la isla (un 71% de los consultados considera que el embargo “no ha funcionado”; y un 81% votaría por un candidato político que sustituyese el bloqueo por una estrategia que promoviera el restablecimiento diplomático entre ambos países) (6).
Y es que, contrariamente a las esperanzas que surgieron después de la elección de Barack Obama en noviembre de 2008, Washington ha mantenido una suerte de inmovilismo en sus relaciones con Cuba. Justo después de asumir su cargo de presidente, Obama anunció -en la ‘Cumbre de las Américas’, celebrada en Trinidad-Tobago, en abril de 2009- que le daría a las relaciones con La Habana, un «nuevo rumbo». Pero se limitó a gestos poco más que simbólicos: autorizó que los estadounidenses de origen cubano viajasen a la isla y enviasen cantidades acotadas de dinero a sus familias. Luego, en 2011, adoptó nuevas medidas, pero también de escaso alcance : permitió que grupos religiosos y estudiantes viajaran a Cuba, consintió que los aeropuertos estadounidenses acogieran vuelos charters a la isla, y amplió el limite de las remesas que los cubano-americanos podían transferir a sus parientes. Poca cosa en relación con el formidable contencioso que separa a los dos países.
«Los Cinco» Entre los diferendos, está el caso «de los Cinco» (7) que ha conmovido a la opinión pública internacional (8). Esos agentes de inteligencia cubanos, detenidos en Florida por el FBI en septiembre de 1998 cuando realizaban misiones de prevención contra el terrorismo anticubano, fueron condenados en un juicio político típico de la guerra fría (auténtico linchamiento jurídico) a altas penas de prisión. Condenas tanto más injustas cuanto que «los Cinco» no cometieron ningún acto de violencia, ni procuraron información sobre la seguridad de los Estados Unidos. Lo único que hicieron, corriendo riesgos mortales, fue prevenir atentados y salvar vidas humanas.
Washington no es coherente cuando dice combatir el «terrorismo internacional» y sigue auspiciando en su propio territorio a grupos terroristas anticubanos (9). Sin ir más lejos, en abril pasado, las autoridades de la isla detuvieron a un nuevo grupo de cuatro individuos, vinculados a Luis Posada Carriles (10), venidos una vez más de la Florida con la intención de cometer atentados.
Tampoco hay coherencia cuando acusan a «los Cinco» de actividades antiamericanas que jamás existieron, mientras Washington sigue empeñado en inmiscuirse en los asuntos internos de Cuba y en fomentar un cambio de sistema político. Lo acaban de volver a demostrar las recientes revelaciones sobre el asunto «ZunZuneo» (11), esa falsa red social que una agencia del Departamento de Estado (12) creó y financió ocultamente entre 2010 y 2012 con la intención de provocar en la isla protestas semejantes a las de las «revoluciones de colores», o de la «primavera árabe», o de las «guarimbas» venezolanas, para exigir luego, desde la Casa Blanca o el Capitolio, un cambio político.
Todo esto demuestra que Washington sigue teniendo hacia Cuba una actitud retrógrada, típicamente de guerra fría, etapa que terminó hace un cuarto de siglo... Semejante arcaísmo choca con la postura de otras potencias. Por ejemplo, todos los Estados de América Latina y del Caribe, cualesquiera que sean sus orientaciones políticas, han estrechado últimamente sus lazos con Cuba y denuncian el bloqueo. Lo cual se pudo comprobar, en enero pasado, en la Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (CELAC) reunida precisamente en La Habana. Washington sufrió un nuevo desaire el mes pasado, en Cochabamba (Bolivia), durante la Asamblea General de la Organización de Estados Americanos (OEA), cuando los países latinoamericanos -en una nueva muestra de solidaridad con La Habana- amenazaron con no acudir a la próxima Cumbre de las Américas, que tendrá lugar en 2015 en Panamá, si Cuba no es invitada a participar.
Europa cambia postura Por su parte, la Unión Europea (UE) decidió, en febrero pasado, abandonar la llamada «posición común» en relación a la isla, impuesta en 1996 por José María Aznar, entonces Presidente del gobierno de España, para «castigar» a Cuba rechazando todo diálogo con las autoridades de la isla. Pero resultó estéril y fracasó. Bruselas lo ha reconocido y ha dado inicio ahora a una negociación con La Habana para alcanzar un acuerdo de cooperación política y económica. La UE es el primer inversor extranjero en Cuba y su segundo socio comercial. En este nuevo espíritu, varios ministros europeos ya han visitado la isla. Entre ellos, en abril pasado, Laurent Fabius -primer canciller francés que realiza una visita a la nación caribeña en más de treinta años- quien declaró que buscaba “promover las alianzas entre las empresas de nuestros dos países y apoyar a las sociedades francesas que deseen desarrollar proyectos o establecerse en Cuba” (13).
Y es que, contrastando con el inmovilismo de Washington, muchas cancillerías europeas observan con interés los cambios que se están produciendo en Cuba impulsados por el Presidente Raúl Castro, en el marco de la «actualización del modelo económico» y en la línea definida en 2011 en el VI Congreso del Partido Comunista de Cuba (PCC), que significan transformaciones muy importantes en la economía y en la sociedad. En particular, la creación reciente de la Zona especial de desarrollo en torno al puerto de Mariel y la aprobación, en marzo pasado, de una nueva Ley de inversión extranjera suscitan un gran interés internacional.
Las autoridades consideran que no existe contradicción entre el socialismo y la iniciativa privada (14). Y algunos responsables estiman que esta última (que incluiría las inversiones extranjeras) podría abarcar hasta el 40% de la economía del país, mientras el Estado y el sector público conservarían el 60%. El objetivo es que la economía cubana sea cada vez más compatible con la de sus principales socios en la región (Venezuela, Brasil, Argentina, Ecuador, Bolivia) donde coexisten sector público y sector privado, Estado y mercado. Todos estos cambios subrayan, por contraste, el empecinamiento de la Administración estadounidense, autobloqueada en una posición ideológica de otra época. Aunque, como hemos visto, cada día son más numerosos aquellos que, en Washington, admiten que esa postura es errónea y que, en la política hacia Cuba, es urgente salir del aislamiento internacional ¿Los escuchará el Presidente Obama?
Notas:
1. Hillary Rodham Clinton, «Hard Choices», Simon & Schuster, New York, 2014.
2. Entre los empresarios que figuran: Ricky J. Arriola, presidente del poderoso consorcio Inktel; los magnates del azúcar y del sector inmobiliario Andrés Fanjul y Jorge Pérez; el empresario Carlos Saladrigas, y el petrolero Enrique Sosa, además de otros emprendedores multimillonarios
3. Léase El Nuevo Herald, Miami, 20 de mayo de 2014.
4. Léase Abraham Zembrano, « ¿Se acerca el fin del embargo a Cuba ? », BBC Mundo, Londres, 20 de febrero 2014. http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/02/140211_cuba_eeuu_embargo_az.shtml
5. En Miami, principal ciudad de Florida, viven unos 650 000 expatriados cubanos.
6. El País, Madrid, 17 de junio de 2014. http://internacional.elpais.com/internacional/2014/06/17/actualidad/1403022248_144582.html
7. Los Cinco son: Antonio Guerrero, Ramón Labañino, Gerardo Hernández, René González y Fernando González. Estos dos últimos han sido liberados y se hallan en Cuba.
8. En Washington, del 4 al 10 de junio pasado, tuvo lugar el Tercer Encuentro «Cinco días por los Cinco» que reunió a participantes venidos de decenas de países del mundo, los cuales manifestaron delante de la Casa Blanca y del Capitolio exigiendo la liberación de los «Cinco». http://www.answercoalition.org/national/news/5-days-for-the-Cuban-5.html
9. Cuba es uno de los países del mundo que más ha padecido la lacra del terrorismo ; (3500 personas asesinadas y más de 2000 discapacitados de por vida).
10. Jefe de diversos grupos terroristas anticubanos, Posada Carriles es en particular el responsable del atentado contra el avión de pasajeros de Cubana de Aviación cuya explosión en vuelo provocó, en 1976, 73 muertos. Reside en la Florida donde goza de la protección de las autoridades estadounidenses.
11. Las revelaciones fueron hechas por la agencia de prensa AP (Associated Press). http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/04/140403_zunzuneo_cuba_eeuu_msd.shtml
12. La Agencia para el Desarrollo Internacional de Estados Unidos (Usaid, por sus siglas en inglés), un organismo que opera bajo la dirección del Departamento de Estado.
13. Alrededor de 60 grandes empresas francesas están presentes en Cuba. Entre las principales destacan el grupo Pernod-Ricard que comercializa en ron ‘Havana Club’ en el mundo, los grupos Accor, Nouvelles frontières, Fram-voyages en el sector del turismo, Bouygues en obras públicas, Alcatel-Lucent en telecomunicaciones, Total y Alstom en energía, y Air France en transporte, entre otros.
14. Se estima que ya hay unos 450 000 «cuentapropistas» (trabajadores por cuenta propia, comerciantes y pequeños empresarios) en Cuba.
Ignacio Ramonet
Director de la edición española de Le Monde Diplomatique.
Artículo publicado en la edición chilena de Le Monde Diplomatique en julio de 2014
https://www.alainet.org/es/active/79543
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