Karla está próxima a graduarse de la carrera de periodismo, una profesión que también ha afrontado la coacción y los embates del silencio en el país. 23 periodistas han sido asesinados en los últimos 3 años. Karla representa a cabalidad el rol del comunicador y comunicadora social. Es una mujer joven y comprometida con las clases desposeídas de Honduras. No es campesina de nacimiento, pero cosecha la libertad y la justicia del campo ayudando a romper el cerco mediático y apoyando las voces del campesinado hondureño. Hoy día, quienes mantienen la exclusión y las injusticias que afectan a 300 mil familias campesinas, quieren seguir acallando esas voces.
Es inevitable tener miedo cuando se vive en un país altamente violento
Karla Zelaya apoya las comunicaciones del Movimiento Unificado Campesino del Aguán (MUCA), una de las organizaciones que lucha por la transformación agraria y la distribución justa de la tierra en Honduras. Karla fue secuestrada el martes 23 de octubre a tempranas horas de la mañana, hecho suscitado cuando se dirigía a la universidad para atender las últimas clases de periodismo actualmente en curso. Fue capturada cerca de su casa por tres individuos quienes la introdujeron a la fuerza dentro de un automóvil, le vendaron sus ojos y la llevaron con rumbo desconocido. El objetivo del secuestro “express” ha sido el seguir perpetuando el terror a través de la tortura y el miedo, indagando sobre las acciones del movimiento campesino y sus dirigentes. La situación de Karla es preocupante, desde hace un par de semanas ha sido víctima de amenazas a muerte[1] al igual que varios dirigentes campesinos. Su secuestro, sumado a las amenazas y asesinatos en las últimas semanas, es el reflejo de una práctica sistemática de violaciones a los derechos humanos, particularmente contra campesinas y campesinos.
“Las amenazas comenzaron a partir del 22 de agosto de 2012, un día después cuando alrededor de 26 campesinos en compañía del abogado Antonio Trejo, quien ya no se encuentra con nosotros, fueron detenidos arbitrariamente por el simple hecho de protestar por los derechos de la población campesina frente a la Corte Suprema de Justicia el pasado 21 de agosto. Recibí el primer mensaje que decía “así van a kedar todos los q ablen. como esa perra cuidense las espaldas” [sic]. Luego empecé a recibir mensajes con amenazas constantes. Se lo comenté a los compañeros del MUCA y a ellos les preocupó la situación, luego interpuse la denuncia ante el COFADEH”, mencionó Karla en una entrevista concedida antes de su secuestro.
La organización Amnistía Internacional[2] emitió una acción urgente expresando su preocupación por la vida de Karla y exigiendo la protección a su vida por parte de las autoridades. La acción se emitió luego de sus amenazas, sin embargo las autoridades nunca brindaron la atención debida a la denuncia, al igual como aconteció con el abogado Trejo, abogado defensor de las organizaciones campesinas, quién también había denunciado amenazas a muerte ante organismos de derechos humanos antes de ser asesinado por sicarios el pasado 22 de Septiembre. Hasta la fecha, alrededor de 70 personas han sido asesinadas producto del conflicto agrario en la zona del Bajo Aguán, agudizado en los últimos meses.
“No hemos recibido ningún acercamiento de las autoridades para brindarnos seguridad. Ni el ministerio de seguridad ni el ministerio de derechos humanos se han comunicado con nosotros. Debemos tomar nuestras propias medidas para protegernos”, lamenta Karla.
Los comunicadores tenemos la obligación de ayudar a los desposeídos
Karla no nació campesina, aunque nació y pasó su niñez en el departamento de Colón para luego migrar a la capital y lograr un mejor porvenir, éxodo al cual se unen miles de habitantes del área rural de Honduras, donde la pobreza en el campo alcanza el 65%. Karla nunca se imaginó que regresaría a la tierra más fértil del país, hoy controlada por grandes empresas agroexportadoras. Las dificultades y carencias en las que viven niñas y niños campesinos en la zona del Aguán le llevaron a comprometerse como comunicadora social, rol que ha asumido para contribuir junto a las organizaciones sociales y campesinas y lograr cambios ante las desigualdades que afectan a hondureñas y hondureños, un rol que lastimosamente muchos profesionales han otorgado tarifa. “Antes de la firma de los acuerdos entre el MUCA y el gobierno en el 2010, yo colaboraba con un diario independiente, el cual organizó una campaña de recolección de víveres para las familias campesinas del Bajo Aguán. Le pedí al director del diario que me permitiera unirme al equipo que realizaría el reportaje en la zona. Nunca había visto la realidad en la que viven los campesinos, ver a familias bajo techos de nylon, a las niñas y niños en la intemperie, fue lo que me llevó a colaborar con las organizaciones campesinas”, detalla Karla, mientras sus ojos reflejan ese espíritu solidario y comprometido ante las injusticias.
Para Karla, las y los comunicadores tienen la obligación social de ayudar a las personas. “Nosotros somos un medio para aquellas personas que no tienen voz ni voto y puedan ser escuchados”, recalca la comunicadora.
“Tengo bien claro los riesgos que una corre y sé que en cualquier momento nos puede pasar algo. Aquí no hay justicia, la mayoría de los casos quedan en la impunidad. Para las autoridades no existimos”, expresa Karla con palabras de resignación.
Karla ha interpuesto la denuncia ante el Ministerio Público con el afán lograr protección y justicia. Se espera también que la CIDH emita en los próximos días medidas cautelares para que el Estado proteja su vida.
Hoy ha corrido la suerte de sobrevivir a la estrategia del terror que actualmente afrontan defensores de DDHH, dirigentes sociales y campesinos en el país. Sus secuestradores le advirtieron que la próxima vez que sea capturada la matarían no sin antes sacarle la información necesaria. Pero a pesar del miedo que persiste, quienes amenazan no acallarán las voces de quienes desalambran la tierra noche y día para cosechar justicia en el campo.
24 de Octubre de 2012