Enfoque puesto en cultivos ecológicos

03/06/2012
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El gobierno colombiano está decidido a revertir la tendencia decreciente que la producción de cultivos orgánicos ha tenido en los últimos años en el país, para lo cual viene tomando una serie de medidas para impulsar esta forma de agricultura.
 
Informes del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural (MADR) aseguran que de las 50,000 Ha certificadas de cultivos ecológicos que existían en el 2006, hoy se reducen a 35,000, que constituyen el 1.15% de las más de 3.3 millones de hectáreas totales de siembra en el país. Para revertir esta tendencia, el MADR ha retomado el Programa Nacional de Agricultura Ecológica creado hace más de siete años.
 
Uno de los resultados de este programa es la creación, desde diciembre del año pasado, de la Cadena de Producción Agropecuaria Ecológica, que reúne a productores agropecuarios ecológicos, de bioinsumos y de semillas; empresarios, organismos de certificación, universidades, organizaciones no gubernamentales, empresas prestadoras de servicios y entidades públicas de apoyo. La cadena permitirá generar oportunidades de relacionamiento entre actores del sector privado y del sector público, y visibilizar a nivel nacional e internacional los beneficios sociales, económicos y ambientales de la agricultura orgánica.
 
Actualmente, la Cadena “ya tiene secretario técnico y está en el proceso de crear y poner en funcionamiento los comités regionales de cadena, que esperamos dinamicen tremendamente la producción ecológica en el país”, indica a Noticias Aliadas Luis Cifuentes, coordinador del Programa Nacional de Agricultura Ecológica.
 
Cifuentes anuncia que “uno de los principales logros del reinicio de este programa es que por primera vez el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología empezó a trabajar una agenda prospectiva de ciencia, investigación y transferencia tecnológica que sirva de forma específica para agricultura ecológica”. Agrega que el MADR está en proceso de generar algunos instrumentos de carácter financiero exclusivamente para el sector ecológico.
 
Una de las metas inmediatas, dice Cifuentes, es “aumentar este año un 10% el área de cultivo certificada” a través de la Cadena. Para ello, están trabajando con organizaciones de pequeños productores, cuyas cosechas están más dirigidas a mercados locales y regionales, en lo que llaman Diseños de Garantía Participativa o Certificados de Confianza, “que son unas alternativas de certificación de productos ecológicos, distintas a la certificación de terceras partes o empresas certificadoras. Este modelo de garantía de la producción de producto se construye en la base de la relación estrecha entre productores y consumidores y es válido fundamentalmente para mercados locales y regionales”.
 
“Si logramos construir una estructura de apoyo financiero, de desarrollo y transferencia tecnológica y apoyos para procesos de mercado, podríamos generar diferentes elementos positivos: mejorar el tema de seguridad dentro de la vía alimentaria, mejorar los circuitos locales y regionales y la distribución de alimentos, además de permitir consolidar empresas que comercialicen productos en alianzas bajo el esquema de mercado justo con los productores. Y lo que es esencial: tener unos aumentos significativos de productos orgánicos para la seguridad alimentaria en nuestro país”, afirma.
 
Falta mucho por andar
Alexander Von Loebell, consultor agrícola y pionero en Colombia de los cultivos libres de residuos de síntesis química, conservantes, aditivos, colorantes, tratamiento hormonal y manipulación genética, asegura a Noticias Aliadas que “Colombia es uno de los países que ocupan los últimos lugares en la producción orgánica en el mundo”.
 
Von Loebell afirma que en este país los alimentos orgánicos “están muy lejos de que se conviertan en una real alternativa alimenticia”, si bien las ventas en las tres tiendas Bioplaza que posee en Bogotá —donde se comercializan los productos de su finca biodinámica y los de pequeñas cooperativas agrícolas certificadas— aumentan del 20% al 30% cada año.
 
Esta opinión no es compartida por Cifuentes, quien sostiene que “el área de agricultura ecológica no certificada puede ser cinco veces mayor a la certificada. Y en ese sentido cumple un papel interno de producción de alimentos muy importante, sobre todo en el tema de agricultura campesina. Mucha de la producción ecológica no certificada en países en desarrollo se basa en producción de alimentos de consumo directo y alimentos ligados a los patrones culturales de alimentación. En el caso colombiano se da en productos de consumos directo como arracacha, yuca, plátano”.
 
Afirma que “la gestión económica en torno a la agricultura ecológica se presenta en diferentes niveles, desde pequeños productores asociados u organizados solidariamente, hasta grupos empresariales fuertes que trabajan en exportación”.
 
Sin embargo, Cifuentes reconoce que “si la agricultura ecológica hubiera tenido los mismos apoyos que la agricultura química, por supuesto que el área sería mayor. Además, todas las distorsiones que se han presentado en términos de la evolución del clima han afectado la producción agropecuaria en general y por supuesto que la agricultura ecológica no podría escaparse de ese fenómeno”.
 
Experiencia campesina
De esta falta de apoyo da razón Ricarcinda Tautiva, quien en asociación con otras 11 mujeres campesinas trabaja desde hace cuatro años en pequeños cultivos orgánicos en la vereda Requilina, en el oriente de Bogotá.
 
“La principal dificultad que tenemos es la venta de nuestro producto” afirma a Noticias Aliadas. “Cultivamos brócoli, lechuga, calabacín, perejil y cebolla que comercializamos directo al público en los Mercados Campesinos de la Alcaldía de Bogotá, pero no tenemos un flujo constante”, explica Tautiva. Asegura que el cultivo orgánico no es rentable y que de él obtienen poco más de US$500 al año y que eso desmotiva a otras campesinas a seguir su ejemplo.
 
“Hoy el apoyo directo del Estado al agricultor y a la línea de producción ecológica carece de un instrumento específico”, precisa Cifuentes. “Tenemos que recurrir a los instrumentos normales que ya existen en el ministerio, como los proyectos de alianzas productivas, los proyectos del Fondo de Proyecto Agropecuario y las líneas de crédito que existen en general para la agricultura”.
 
Para Von Loebell, otra causa de la falta de desarrollo de la agricultura orgánica en Colombia es la poca conciencia que de sus beneficios tiene la ciudadanía, así como la indiferencia de comerciantes y restauranteros por el tema la salud.
 
“En Europa, el público objetivo está entre los 25 y 30 años, mientras que en Colombia se da más que todo alrededor de los 35 años en adelante. Es verdad que el precio de los productos orgánicos está un poco por encima de los que utilizan químicos, pero eso no justifica que los que comercializan y preparan los alimentos ganen más dinero a costa de la salud de los colombianos”, sostiene.
 
Fuente:  Noticias Aliadas. http://www.comunicacionesaliadas.org
https://www.alainet.org/es/articulo/158400?language=en
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