Aliados pero no jefes

17/04/2012
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El Presidente Barak Obama no puede continuar por mucho tiempo más en esa actitud de no escuchar, no ver y no pensar.
 
Esta ha sido su conducta respecto al gobierno cubano desde que ocupó la presidencia de su país.
 
Durante su campaña presidencial pareció insinuar que diseñaría una política calibrada respecto a Cuba.
 
Inicialmente levantó las restricciones de viaje a los emigrados cubanos que viven en Estados Unidos y concedió a las instituciones religiosas, culturales, educativas y a otras de carácter muy específico, la oportunidad de viajar a la Isla, facilitando los procedimientos para los permisos que se requieren.
 
Básicamente estas fueron las medidas aplicadas, las cuales evidentemente son favorables para ganarse el voto del emigrado cubano pero no para solucionar un diferendo que se extiende por más de cincuenta años.
 
Su discurso implicaba también que abriría más puertas al resto de los países del Hemisferio y que eventualmente impulsaría la normalización de las relaciones con Cuba.
 
Sin embargo, sus funcionarios y las políticas expresadas por el Departamento de Estado, han sostenido la vieja actitud de inmiscuirse en los asuntos internos de los países hemisféricos y no se han dado pasos para mejorar las relaciones con Cuba.
 
En estos días se celebró otra Cumbre de las América, donde Cuba no estará presente.
 
Para nadie es un secreto que Estados Unidos puso como condición la exclusión del país caribeño de esa reunión, a pesar de las declaraciones en contrario de la propia Colombia, país anfitrión de dicho evento.
 
El único aliado que Estados Unidos ha logrado para apoyar su política de oponerse a la presencia de Cuba en esta reunión hemisférica ha sido Canadá, país que todos sabemos es una astilla del mismo palo.
 
Los países latinoamericanos y del Caribe en general están en desacuerdo con esa política y todos están en contra del Bloqueo impuesto a Cuba por más de cincuenta años. Esto lo sabe Obama y si había olvidado algunas cuestiones al respecto se lo volvieron en esta reunión.
 
Pero además de eso, Cuba ha emprendido una serie de reformas económicas y de sus estructuras de Estado, conducentes a obtener una mayor eficiencia en todos los órdenes y como en otras oportunidades Washington se apresura en declarar que no son suficientes.
 
Obama llegó a Cartagena con un discurso donde prácticamente descalifica el voto como el exponente esencial de un orden democrático, en evidente alusión a países como Venezuela, Ecuador, Bolivia y otros de la región. Para Obama no es democrático que las personas elijan una organización social determinada, que los Estados limiten al capital privado, que impongan normas de conducta a la prensa y que prioricen los aspectos sociales del país. Esto es lo que parecen implicar las declaraciones de Obama.
 
Sin dudas que no está escuchando y sus palabras niegan los principios democráticos que defienden el derecho de los pueblos y de las comunidades a darse el tipo de gobierno que deseen, reeligiendo a sus gobernantes cuando sus administraciones y las reformas que hacen, incluyen a la mayoría de la sociedad. Nadie en sus cabales pretende que en aras de beneficiar a las minorías, las mayorías sean sacrificadas, lo cual no implica la comprensión de un balance, pero menos puede entenderse que por salvar capas minoritarias o por proteger las beneficiosas prácticas de unos pocos, el conglomerado en pleno deba pagar las consecuencias. El discurso de Obama en Cartagena parece defender esto último.
 
La tendencia actual de los países emergentes y de aquellos que consolidan los mecanismos liberales favorecidos por la forma adquirida por la economía en el Siglo XIX, consiste en respetar las acciones individuales que no afecten al prójimo o a grupos en particular.
 
Respetar la fe religiosa, los hábitos personales, la opinión que no ofende y brindarle atención a los marginales que han quedado rezagados en el proceso de un crecimiento brutalmente desigual, es el camino que se vislumbra en el horizonte de América del Sur y el Caribe.
 
Pero parece que Obama no lo ve así, no lo escucha y no le da mucho pensamiento a esos sucesos.
 
Al unísono con las reformas estructurales económicas, políticas y sociales en las cuales está enfrascado el gobierno cubano, éste analiza a su vez un número de nuevas regulaciones sobre asuntos de interés nacional y gran contenido humano. Uno de estos y quizás uno de los más importantes, se refiere a las leyes migratorias.
 
Nada de esto lo hace Cuba a solicitud de la soberbia del Norte, sino a la luz de la experiencia fallida que confrontaron las ideas socialistas en la última década del Siglo XX. Pero sin embargo, el camino comenzado se ajusta a viejos reclamos de Estados Unidos y desmiente además las acusaciones sobre una supuesta rigidez dentro de las esferas gobernantes cubanas, argumento esgrimido por Washington como una de las razones para negarse a un acercamiento con ese gobierno.
 
En cualquier momento el gobierno cubano, dentro de la objetividad de las circunstancias, elimina las reglas de excepción, correspondientes a un estado de guerra, que definen actualmente sus leyes migratorias. En cambio, no se ven respuestas por parte de Estados Unidos, quien tiene una enorme dosis de responsabilidad en el desarrollo de los acontecimientos migratorios cubanos. Sin elaborar mucho, mencionaremos solamente a la Ley de Ajuste Cubano. Esta Ley permite a cualquier cubano que pise el territorio estadounidense, ajustar su estatus y convertirse en residente permanente. Pero también hay otros aspectos relacionados con agresiones diversas, burdas unas y sutiles otras, que crean inconvenientes para la solución justa de dicha problemática. Estados Unidos, su gobierno, no muestra respuestas, mientras exige que se tomen medidas en la otra orilla
 
Cuánto tiempo más podrá Estados Unidos posponer soluciones que lejos de mitigarse se agravarán en el tiempo?
 
Debemos recordar, que Estados Unidos, con la llegada de cada nuevo año, deberá enfrentarse a un Hemisferio donde los países trabajan afanosamente en la creación de bloques e integraciones que les permitan competir económicamente y desprenderse del tutelaje y las políticas que históricamente les han sido impuestas desde el Norte.
 
No sabemos si esta Cumbre ayudará a Obama o al establishement o a los responsables de estas aberraciones, a entender que ellos son un buen aliado, pero que nadie los desea de directores de orquesta.
 
Entendimiento, vista y oídos, es la única exigencia de la región.
 
Lorenzo Gonzalo periodista cubano residente en EE.UU., subdirector de Radio Miami
 
Fuente original: Martianos-Hermes-Cubainformación-Cubasolidaridad
 
 

http://www.cubainformacion.tv/index.php/cuba/politica/42847-aliados-pero-no-jefes

https://www.alainet.org/es/active/54182
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