Una cumbre solo para encumbrados?
14/04/2012
- Opinión
Muchos ciudadanos del mundo (entre ellos, yo) hemos asistido (a través de transmisiones directas y, a veces, parcialmente, de los medios impresos) a numerosas cumbres de mandatarios. Y, ninguna ha aportado lo que de ellas hemos esperado. Algo, por lo menos, es lo que espera la humanidad de las tales cumbres, si cuestan tanto, pero nada. Con excepción de algunas, como la de Yalta (ex URSS) o como la primera de las Naciones Unidas (NN.UU:) El mundo sabe que hay otras cumbres –la de los multimillonarios que se denomina el Club Bilderberg (de Alemania)- de las que poco se informa pero que es la que toma las decisiones mundiales más importantes. Es en ese Club (del que se habla nada o muy poco) que se decidió que el mestizo de Barak Obama sea el nuevo Presidente de los EE.UU, para reforzar la imagen de un país “democrático y libre” que hasta un negro es su Presidente. De paso, le recomendaron para que le den el premio Nóbel de la Paz, anticipado, por si acaso.
Desde ese punto de vista, no le veo criticable que el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, no vaya a la cumbre que se desarrolla en Cartagena de Indias, Colombia. Si solo va a pasear y a conocer algunos de los encumbrados personajes (como el señor Obama) es mejor que no vaya. Ya que él fue el autor de la iniciativa en la reunión del ALBA (Caracas, 2011) y no va a quedar mal, si va. Y si va, también; siempre será bueno que haya una voz disonante, que represente a los pueblos indoamericanos.
Lo principal, es que alguien conteste la pregunta: ¿gana algo el país si va o no el Presidente Correa? Los pelucones, que no faltan, ya están lamentándose que nuestro Jefe de Estado no vaya a Cartagena de Colombia, al besa-manos con los más grandes y quizá a “codearse” con los que mandan en el mundo. Porque, de acuerdo con el historiador Juan Paz y Miño, hasta la fecha, se han realizado cinco “cumbres” de esta naturaleza; y la humanidad no ha sacado absolutamente nada, como no sea una retórica barata y de muy mal gusto. Peor, el Ecuador. Lo mismo el resto de países de esta América Latina.
Ni siquiera en estas cumbres se discuten lo que más nos preocupa. Ya el mestizo Presidente de los Estados Unidos, el señor Obama, lo anticipó en una entrevista de dos horas que concedió al Grupo de Diarios de América (GDA-SIP-CIA) y que fue publicada a medias por El Comercio de Quito (edición del viernes 12 de abril/2012) Dijo, según ese resumen, que en la cumbre de Cartagena no se discutirá nada parecido al criminal bloqueo yanqui a la Mayor de las Antillas (que ya va para el medio siglo) ni que Cuba esté en la próxima cumbre de “las Américas”, ni la oficialización de las drogas, ni el espinoso caso de Las Malvinas, ni asuntos de la pobreza y la miseria en el mundo, etc. Entonces, ¿A qué van?
Según una vieja tradición, las cumbres no sirven sino para que el gran capitán (en este caso, el señor Obama) pase revista a sus súbditos, les dé algunas instrucciones sobre cómo deben proceder para que se hagan algunos cambios que no cambien nada; y para saber quién sigue siendo quién (incondicional) en este valle de lágrimas. Nada más. Una especie de “premio consuelo” que lo descubrió el señor Clinton (que tiene a doña Hillary como la nueva mandamás de los Estados Unidos, y que después de verla en algunas tomas, se explica porqué le cambió por la señorita Mónica, que no era ninguna belleza) a fin de tener a esta díscola América Latina, “en paz y tranquilidad” Desde este punto de vista, que no vaya el “díscolo” de Correa, ¡qué mejor! Y si el otro “díscolo” (el Hugo Chávez) no va y mejor se muere de una buena vez, por el tumor canceroso que los médicos cubanos están tratando de curarle, ¡qué bueno! para el resto de súbditos. En fin.
Me da hasta risa que los súbditos (no todos) esperen que, porque la Asamblea de las Naciones Unidas ha aprobado una resolución sobre el caso Malvinas, los USA le hagan el menor caso, si sobre el terrible bloqueo a Cuba, ya va por la 19 resolución casi unánime en contra del gran imperio del norte; y no hace el menor caso. El mestizo, señor Obama, acaba de decir, según El Comercio de Quito, que “desde Cuba no hay el menor síntoma de democratización” (al estilo de EE.UU. y de ciertos países latinoamericanos, desde luego); y que por eso, debe mantenerse el criminal bloqueo, que está en plena vigencia, a pesar de que no ha sido aprobado ni siquiera por el dócil Consejo de Seguridad de las NN.UU. Y si la democratización de Cuba “debe ser” como la prisión de Guantánamo y las “travesuras” de los soldados yanquis en Abu Grai; yo me quedo con nuestros países.
¿Cuál el remedio que propone el señor Obama sobre las drogas? Pues hay que seguir convenciendo a la población “que no las consuma” como se estila en Estados Unidos. Y no hacer mucha bulla, sobre el asunto, como ocurre actualmente en USA, aun cuando dicen “los enemigos de la democracia y la libertad” que sigue siendo el principal mercado del mundo (consumidor-promocionador) del cual, anualmente, salen miles de millones de dólares. ¡Que los mexicanos sigan matándose! allá ellos. ¡Que los centroamericanos, sigan matándose! aunque, de vez en cuando, se equivoquen de víctima, allá ellos. Pero nada de despenalización de las drogas. Ya que de lo contrario (no lo dijo el Sr. Obama) ¿cómo pueden financiarse muchas candidaturas en este continente americano? Solo hay que leer “Amando a Pablo y odiando a Escobar” de la encantadora numero uno de la televisión vecina (la actriz Vallejo) y “Los Pepes” (que en la traducción literal quiere decir “Perseguidos por Pablo Escobar”) de la amena pero escalofriante literatura del “hermano país”, para darse cuenta de cómo se financian esas campañas.
¿Y para qué, en estas cumbres, hablar de la pobreza en América Latina; peor, mucho peor de la miseria en nuestros pueblos? Si Dios así lo ha querido. Solo que estos malos de Venezuela, Brasil, Ecuador, Nicaragua y otros, no se resignan a esa disposición divina. Si en los propios Estados Unidos, y en Europa, tan culta, tan en paz, hay también pobres y míseros. No saben que para que unos pocos (del club de Bilderberger) gocen en esta vida de todos los placeres de la dolce vita, tienen que haber los pobres y los miserables, en el mundo entero. Entonces, ¿qué joden? Para hablar en términos de doña Lourdes.
A la fecha, y cuando ya debe cerrarse la cumbre de Cartagena, me entero que no solo el Presidente Correa fue el único que no llegó a ese balneario colombiano. Le escuché al señor Daniel Ortega, hablar a una multitud de jóvenes de su país (Nicaragua) y repetir que en Trinidad y Tobago (Jamaica) ya anticipó que no iría a otra “cumbre de América” sin la presencia de Cuba. Y también el “díscolo” del Hugo Chávez, prefirió volver a La Habana, a seguir con su tratamiento anticáncer que estar en esa reunión.
Y, por otra parte, el señor Juan Manuel Santos (el Presidente de Colombia) se apropió del asunto Cuba; y de frente al señor Obama (Presidente de Estados Unidos) demandó el cese inmediato del criminal bloqueo yanqui a la Mayor de las Antillas; y que no habrá otra “cumbre de las Américas” sin ese país. Si “los propios” le dicen en las barbas al Sr. Obama, que basta del discrimen odioso contra Cuba, por el solo hecho de que se ha dado el gobierno que quiere, y hasta cuándo ese bloqueo criminal que no le ha servido para nada al imperio. Pregunto inocentemente: ¿y si le rendía al gran imperio los frutos?
Desde luego, no solamente estoy de acuerdo en que estas cumbres no sirven absolutamente para nada, sino que me ratifico en ello. En el mejor de los casos, para que retóricamente el gran imperio y los imperitos y los aprendices de imperitos digan a los cuatro vientos: que ellos si querían eliminar la pobreza y la miseria. También las drogas. Pero si ese es el destino de los pueblos del mundo (los subyugados) ¿qué pueden hacer ellos?
Y entre las mandatarias de estos países latinoamericanos, estuvo la señora Chinchilla (la joven Presidenta de Costa Rica) pero ella no dijo ni pío. O yo no la escuché. Lo dijo, hace décadas, el Dr. Velasco Ibarra (5 veces Presidente de Ecuador) que había “silencios terriblemente elocuentes” Y otros tampoco mandatarios o primeros ministros, dijeron nada; o por lo menos no se supo de ellos, porque el señor Santos cerró a la prensa del mundo, las sesiones de la cumbre, para que los presidentes y las presidentas, puedan decir lo que sea, sin que les critiquen los periodistas del tercer mundo. Porque en público y ante las cámaras, no dejan de ser “democráticas y libres” Yo espero que, de todas maneras se sabrá, más temprano que tarde. Porque todo en esta villa del Señor, se llega a saber.
Lo único que espero (ojalá no sea en vano) que la vieja y carcomida SIP-CIA, el GDA, Fundamedios, la Relatora colombiana, que ve en el Ecuador cualquier cantidad de riesgos contra la libertad de expresión, ya hayan, por lo menos escrito, sus comunicados de miedo por esta si innegable y única censura contra la sagrada libertad de expresión; que los pueblos de América Latina no sepan en vivo y en directo, que dicen sus mandatarios.
Quito, domingo 15 de abril del 2012
Alberto Maldonado S.
Periodista – Ecuador
https://www.alainet.org/es/articulo/157169
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