El movimiento indígena cuestiona al Gobierno de Rafael Correa
- Opinión
En realidad la “Marcha por la Vida” no es una marcha exclusivamente del movimiento indígena sino incluye también a otros sectores de la oposición de izquierda al gobierno de la “Revolución Ciudadana”. Ahora el movimiento social más importante y columna vertebral de la marcha y de la oposición de izquierda al gobierno del economista Rafael Correa, es el movimiento indígena.
Esta marcha que viene del sur del Ecuador y que ha pasado con gran aceptación por las principales ciudades de la sierra central del Ecuador llegará a Quito el día 22 de marzo donde se realizará una gran concentración en donde se expondrán con detalle las razones de la misma y el contenido de la plataforma de la oposición de izquierda.
En rigor si bien lo cuantitativo es importante, lo cualitativo también los es, la marcha desde su inicio ha ubicado a la oposición de izquierda diferenciadamente en la agenda cotidiana del quehacer y la discusión política, los medios de comunicación opositores la han situado casi siempre en los primeros planos, de tal manera que ya la Marcha se revela como una excelente iniciativa política.
El gobierno ha reaccionado con un inusitado nerviosismo frente a la marcha y ha lanzado la idea de que se trata de una operación desestabilizante, el día 8 marzo de marzo que fue la fecha emblemática en que comenzó la marcha, el Presidente convocó a una concentración en Quito en que movilizó clientelarmente, en algunos casos, a algunos miles de partidarios, esto no hizo sino realzar, de alguna manera, el inicio de la misma, la cuestión es complicada para el gobierno, porque con esta iniciativa el movimiento social se posicionó en las calles del Ecuador y el gobierno tiene que enfrentar por primera vez unas manifestaciones populares, pacíficas y democráticas que expresan un planteamiento serio y cuestionador, pero propositivo a la vez.
En efecto, el contenido político de la marcha es enorme, se trata de cuestionar ni más ni menos que el modelo de desarrollo, en el cual se embarcó el gobierno no desde la perspectiva de anteponer otro modelo de desarrollo sino de proponer una alternativa al desarrollo que tiene sus bases en la propuesta del Sumak Kawsay que viene desde las comunidades indígenas.
El gobierno de la llamada “Revolución Ciudadana” se alineó en un neo desarrollismo extractivista en donde se han firmado contratos con empresas chinas y canadienses, contratos de explotación de las riquezas mineras a gran escala, en alguna medida el Ecuador se propone pasar de la etapa petrolera, a la etapa minera, es decir otro hito en la ruta del desarrollo de subdesarrollo. El Ecuador recibirá una renta y no desarrollará su aparato productivo, seguimos en el proceso de reprimarización de la economía.
El Estado se volverá más autoritario, puesto que tendrá que garantizar a la inversión extranjera, y en definitiva mantendrá las condiciones de dependencia cambiando solo algunas de las fuentes de la misma y en el mejor de los casos diversificándola.
Ahora el deterioro ambiental que la explotación minera a gran escala traerá, es sin duda, insoslayable y además inevitable, ya que las tecnologías sustentables son un mito y los principales afectados serán los pueblos originarios. Los efectos sobre la naturaleza comprometerán sistemas ecológicos vitales y sobre todo uno de los bienes más apreciados, el agua.
De tal manera que el gobierno puede obtener más recursos para el desarrollo, pero a costa de causar un desastre ambiental en zonas donde se desarrollará esta explotación minera. De tal manera que habrá dólares para el “desarrollo”, pero se contaminará el agua de ricas zonas de diversidad biológica inapreciable.
Tenemos entonces que el contenido político de esta marcha es muy importante, se trata del inicio de las jornadas de resistencia a la depredación medio ambiental y al cuestionamiento profundo de este modelo de desarrollo. Esto compromete a desarrollar a fondo esa alternativa al desarrollo capitalista que proviene de esa forma en que las comunidades indígenas desde siempre y colectivamente han convivido en armonía con la naturaleza, el desarrollo en cambio la destruye.
Se señala que el presidente Correa cuando era Profesor universitario era un fogoso anti extractivista eso demuestra una vez más el viejo aforismo de que: “una cosa es con violín y otra cosa es con guitarra.”
- Leonardo Ogaz A. es docente universitario.
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