Un perdón al universo

Correa frente a la embestida mediática

06/03/2012
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Con un fallo judicial favorable en mano, el presidente de la Nación retiró los cargos contra Emilio Palacios, los hermanos Pérez y los autores del libro “El gran Hermano”. La reacción de organismos internacionales y la relación con la consulta popular otorgan más respuestas al asunto.
 
El presidente ecuatoriano Rafael Correa otorgó el perdón y solicitó la remisión de la condena impuesta en tribunales por el delito de injuria al diario El Universo, sus dueños y al editor de opinión. Su batalla por la verdad y la democracia informativa deja un saldo político muy positivo en la conciencia de los ecuatorianos y de los latinoamericanos en general, descripta finamente cuando discriminó los tres triunfos alcanzados: probar “que El Universo mintió, que se puede juzgar no a los payasitos sino a los dueños del circo, y que los ciudadanos pueden reaccionar frente a los abusos de la prensa”.
 
El disparador de esta disputa político-legal se dio cuando el diario de los hermanos Carlos, César y Nicolás Pérez, “El Universo”, periódico nonagenario del Ecuador, publicó una nota editorial escrita por el periodista Emilio Palacios, titulada “NO a las mentiras”. En este artículo se acusaba sin fundamento al mandatario de "haber ordenado fuego a discreción y sin previo aviso contra un hospital lleno de civiles y gente inocente" durante el intento de golpe de Estado del 30 de septiembre de 2010.
 
El otro caso que motivó el debate en Ecuador, fue el de la publicación de un libro titulado “El gran hermano”, con autoría de Christian Zurita y Juan Carlos Calderón; en el cual se afirmaba el conocimiento de Rafael Correa sobre un conjunto de negociados que se habían establecido entre su hermano Fabricio (opositor al presidente) y el gobierno nacional. Correa los demandó por daños morales, y los periodistas nunca pudieron comprobar su tesis final.
 
El presidente ecuatoriano logró un fallo a favor en batalla legal contra El Universo. El jueves 23 de febrero, tras más de 13 horas de audiencia, la Corte Nacional de Justicia resolvió ratificar la sentencia de 40 millones de dólares y tres años de cárcel dictada en contra de El Universo y sus principales directivos.
 
Por su parte, los periodistas Christian Zurita y Juan Carlos Calderón habían sido sentenciados a pagar un millón de dólares cada uno a Rafael Correa como indemnización por daño moral. También debían pagar cien mil dólares a los abogados del presidente de la República. 
 
Ambos casos motivaron a que el día 25 de febrero, un grupo de escritores redactaran un "Manifiesto por la libertad de expresión”, titulado “Hablar, Escribir, Criticar”; en que expresaron su rechazo a la “persecución” de los periodistas multados. De esta manera se sumaron a los grupos que comenzaron a ejercer presión sobre el presidente ecuatoriano en consonancia con los reparos presentados por la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), el Comité de Protección de Periodistas (CPJ), Reporteros sin Fronteras, la Unión Mundial de Periódicos (WAN-IFRA).
 
Otra firma pesada que se sumó a las voces alzadas contra el presidente constitucional de Ecuador fue la del diario español “El País”, de una importancia tallada a la par de “El Mercurio” o “El Universo” para el país latinoamericano.
 
El medio español publicó un artículo de opinión escrito por el premiado escritor peruano Mario Vargas Llosa, en cuya bajada declara: “PIEDRA DE TOQUE: La sanción contra El Universo de la Corte Nacional del Ecuador escandaliza por su desproporción. Se trata de un acto político, encaminado a acabar con esos pilares de la democracia que son la libertad de expresión y el derecho de crítica”.
 
En dicho artículo se sostienen formulaciones bastante agresivas contra el gobierno de Correa, dando muestras de una gran falta de responsabilidad periodística e irrespeto contra la figura de un presidente democrático: “Su involución hacia el populismo demagógico y la retórica truculenta y ramplona que ahora practica (verlo perorar, mirando al cielo, con las venas hinchadas del cuello y embriagado de admiración por sí mismo, constituye un espectáculo impagable) es por desgracia una deriva no infrecuente en los políticos latinoamericanos.” Remata Vargas Llosa
 
Además, un grupo de organizaciones opositoras se han unido para un nuevo intento desestabilizador del gobierno de Correa, con movilizaciones a partir del 8 de marzo. “Están desesperados y se están uniendo el agua con el aceite, desde movimientos de ultraizquierda hasta la extrema derecha y hasta un fascista que es dueño de un hotel que está financiando las marchas”, dijo Correa en su informe semanal de labores.
 
Toda esta presión internacional, por parte de medios de comunicación pertenecientes a grandes grupos económicos, encuentran su razón, raíz y virtud de origen, en la consulta popular que el presidente llevó a cabo el año pasado con vistas a una reforma judicial. Aquel acto, ejemplo de una democracia real, finalizó con un apoyo cercano al 75 por ciento de la población que optó por el “SI” a la reforma; significó un cambio sobre los diez puntos por los cuales consultaba.
 
Dos de esos puntos eran los más polémicos: el que implica la creación de una comisión tripartita para reformar el Poder Judicial y, lo que más les duele a la corporaciones de la palabra, un inciso que comprende la conformación de un ente regulador de los contenidos de los medios de comunicación . A partir de ese punto, se establecía que resulta inconstitucional la posesión de medios de comunicación y entidades bancarias por parte una misma persona. Este punto es lo que molestó a los intereses de los hermanos Pérez.
 
El caso de Emilio Palacios y los escritores de “El Gran hermano” fueron un punto de ebullición para comenzar la embestida mediática contra la figura del presidente líder de la “Revolución Ciudadana”. Rafael Correa denunció que la prensa trata de derrocar el Estado de Derecho para imponer "un Estado de Opinión donde los medios sean los juzgadores".
 
Luego, el mandatario formuló la siguiente reflexión: "Cuando esta gente persigue, sistemáticamente, cuatro, cinco años a un Presidente, tan sólo porque no ha logrado someterlo: le dicen criminal de lesa humanidad, asesino, corrupto, ¿acaso no están atentando contra los derechos humanos de esa persona?”.
 
Entre esos grupos el presidente nombró al opositor Movimiento Popular Democrático, a la Confederación de Nacionalidades Indígenas de Ecuador (Conaie) y a la Junta Cívica de la ciudad de Guayaquil, que agrupa a dirigentes políticos y empresarios de derecha. También incluyó a militares en retiro, que no identificó.
 
También advirtió que no solamente el poder político tiene capacidad para violar los derechos humanos y subrayó el abuso del poder mediático como uno de los principales factores de agresión contra los ciudadanos.
 
Correa y sus partidarios consiguieron dos grandes victorias estratégicas frente al barraje de desinformación y calumnias de los monopolios mediáticos de América del norte y del sur y varios europeos.
 
Una, demostrar fehacientemente ante el país que El Universo mintió en sus páginas antes y durante el juicio y evidenciar los subterfugios, amenazas y chicanas legales de sus abogados. 
 
Dos, desmontar el fariseísmo de quienes alegan defender la libertad de prensa pero en realidad defienden la libertad de sus empresas para hacer negocios y manipular a la opinión pública en lugar de brindar un servicio público como establece la nueva Constitución. Además, la alta popularidad de Correa siguió subiendo durante el proceso hasta sobrepasar el 80 por ciento mientras decrecía la credibilidad de los medios hegemónicos.
 
Vale traer a colación una reflexión de un intelectual argentino y ex diputado de la nación, John William Cooke; sobre la relación entre el periodismo y el gobierno, publicado en la Revista “De Frente” el 26 de agosto de 1954: “La prensa, en nuestros tiempos, tiene esa enorme responsabilidad de ese honroso papel de palpar las necesidades de la opinión pública y transmitir a los gobernantes los deseos del pueblo.” Y agrega “Hay asuntos cuyo remedio está en manos de los propios ciudadanos. Solo es cuestión de que el público conozca la forma en la que se perpetran algunas maniobras que lo perjudican, y la manera que debe buscarse, colectivamente, la defensa contra las mismas.”
 
Finalmente afirma que en el mundo moderno un presidente no puede enterarse de todos los problemas, y para esa ardua tarea, requiere de la ayuda de la información seria de una prensa honrada.
 
El escenario presente que relata esta nota, dista mucho del ideal retratado de Cooke, y más aún cuando se conoce que son los medios hegemónicos quienes tienen interés en que determinada información se publique o no; queda desenmascarada, además, la intencionalidad de ese conglomerado conducir el conflicto desinformando a la población, o apuntando responsables, blasfemado y agrediendo; sin siquiera apelar a la argumentación. 
 
En el mundo actual es impensado el pintoresco sistema que aplicaba Harún Al-Raschid “el Justo” -Califa de la Dinastía abásida. Soberano en los “Cuentos de las ml y una noches”-, que recorría las calles de Bagdad disfrazado, para conocer las quejas y los anhelo de su pueblo. Los medios de comunicación podrían cumplir ese papel, pero no es palpable la posibilidad de que así sea.
 
La vinculación empresaria de los medios de comunicación con un poder concentrado de grupos financieros, bancarios, industriales o agrarios resulta contrario a aquella idea. Ecuador y América Latina precisan cuadros políticos de la comunicación, como alguna vez afirmó Correa, que vean a la comunicación popular, simplemente como la dimensión comunicacional del trabajo político popular, el cual significa por ejemplo garantía de las libertades reales y justicia social.
 
APAS | Agencia Periodística de América del Sur | www.prensamercosur.com.ar
Facultad de Periodismo y Comunicación Social. Universidad Nacional de La Plata.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/156299?language=es
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