La mentira sistemática como arma mediática

15/01/2012
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Una vez más, ha quedado demostrado que los medios de comunicación privados (o comerciales) responden a una línea política, que viene del imperio del norte. Y que mienten, a más no poder. No se dan cuenta que pierden, a paso acelerado, eso que se llama “credibilidad” y que mucha gente va descubriendo que lo que antes (hasta hace unas cuantas décadas) sonaba a la Biblia, a una verdad absoluta (el periódico tal, lo dijo; la televisión cual, lo manifestó) en estos tiempos, aquello suena a quién sabe, hay que consolidarlo en otras fuentes más creíbles, para que sea tal.

La visita del Presidente de Irán (Mahmud Ajmadineyad) a cuatro países latinoamericanos (Venezuela, Nicaragua, Cuba y Ecuador) no puede ser más demostrativa que los medios de comunicación privados mienten sin desparpajo alguno; mienten en nuestras propias barbas. Y estiman que sus ruedas de molino debemos tragarnos sin chistar. De lo contrario, nos endilgan el título de “terroristas” o de enemigos de la “libertad de expresión” (de ellos); y con esos títulos, quién sabe lo que nos puede pasar.

En realidad no vimos a un caudillo que viniera a pregonar la guerra pero si a alertarnos que, si se sigue la senda trazada por el gran imperio (EE.UU.) y, de manera especial, su perro guardián (Israel) es posible que haya guerra en el llamado Oriente Medio; y, por ende, en estos tiempos, en todo el mundo. Porque una conflagración cualquiera (por más que se diga que es de “baja intensidad”) puede encender la chispa de una tercera y seguramente la última guerra mundial. Y que todos moriremos en el intento. No solo el coronel Lucio.

Una cosa es vivir lo que los árabes, palestinos y persas están viviendo en el Oriente Medio; y otra, muy distinta, lo que se puede decir de ella. El gran imperio tiene bombas atómicas como para desaparecer varias veces  el planeta Tierra; y con él, todos nosotros, he dicho TODOS. Israel tiene bombas atómicas como para desaparecer del mapa a Siria, Irán y a todos los que se le opongan, juntos. Pero Irán, en el supuesto de que esté desarrollando una bomba atómica (las apreciaciones científicas determinan que va por un 20% de enriquecimiento de uranio) es, para la contra propaganda imperial y de los imperitos, un peligro; a pesar de que Ajmadineyad solo habla de un desarrollo pero con fines pacíficos. Si Francia se nutre del 80% de su energía atómica para producir electricidad, ¿por qué se ha de sostener que Irán no puede? Si Alemania, España, Inglaterra y otros países europeos, tienen plantas nucleares que abastecen una electricidad más o menos barata, ¿por qué Irán  no puede hacerlo?

Pero, a nivel local, no ha sido ese el principal argumento en contra de esta visita. El principal argumento ha sido que Irán no tiene buenas relaciones con el imperio y los imperitos; y que “eso” puede traernos consecuencias. Es decir, la vieja historia del matón de barrio que quiere imponer sus condiciones a todos los parroquianos y que simple y llanamente establece que, como es el matón del barrio (por lo menos de América) todos tienen la obligación de reprocharle, de atacarle, de no invitarle, al vecino de otro barrio. Y a lo mejor, el vecino no es tan malo como quieren pintarlo Y el matón de barrio sabe que termina imponiéndose, desde hace ffuuu; y no admite que se lo cambie por nadie. No olvidemos que hace décadas, ya el Presidente James Monroe proclamó  que “América es de los americanos” Simón Bolívar, hace dos siglos, se anticipó a lo que se venía; y nos advirtió que los Estados Unidos, desde el norte, puede plagar nuestros países, de miseria y hambres. Don Simón le culpó a la “divina providencia” de esa posibilidad; y nosotros vemos que la Divina Provincia tiene nada que ver con semejante posibilidad.

Se impuso, por lo menos en los cuatro países que invitaron al Presidente de Irán, lo que se llama la soberanía o dignidad nacionales. Yo invito a mi casa al que me dé la gana, que para eso soy soberano y libre. Por lo que se ve, aquello ya es de nostálgicos. La gran realidad, según los rastacueristas locales, es que manda el matón del barrio. Lo contrario es suicidarse. Y preguntan: ¿el pequeño Ecuador sabrá que puede perder el “gran mercado” norteamericano por recibir a un terrorista sancionado por EE.UU. y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas? En este tinglado, desde luego, juegan su papel los medios de comunicación comercial.

La historia es larga y persistente. No vamos ni siquiera a intentar un resumen; pero si a citar algunos casos recientes.

Mintieron descaradamente los medios de comunicación, cuando el imperio y los imperitos, decidieron destruir y matar, a quien aparezca, sin autorización del tal Consejo de Seguridad, al Estado libre y soberano de Irak.  Pregunto y yo mismo me respondo. Al contrario, los medios de comunicación no dijeron esta boca es mía cuando los agresores tuvieron que reconocer que aquello de las armas de destrucción masiva, no existían en ninguna parte. Más bien trataron de disculpar al imperio y los imperitos, por semejante licencia para matar. Solo Rodríguez Zapatero (Presidente de España hasta diciembre/2011) se atrevió a devolver a su país la tropa que estaba en Irak y que el enano de José María Aznar había enviado, junto a EE.UU. Gran Bretaña y otros. ¿Dictó la Corte Penal Internacional, que funciona en Bélgica, alguna orden de captura por semejante desacato? ¡Qué va!

En la invasión de Libia (por que eso fue, una miserable y cínica invasión de un país, sin permiso de nadie) no fueron los grandes medios de comunicación del sistema (prensa escrita, radio, televisión e internet) los que dijeron, cuando comenzó la invasión, que solo  en Trípoli –la capital- habían sido asesinados más de mil rebeldes (sicarios) que luchaban contra Kadaffi y su ejército. Mas, un medio de comunicación del tercer mundo (Telesur) no solo que llegó a esa capital, sin problema alguno, y no encontró un solo muerto. Fue testigo más bien de manifestaciones populares, pero a favor del coronel Kadaffi. Y fueron agencias del sistema neoliberal las que falsificaron videos y fotos de libios “celebrando el asesinato de su líder” en la plaza verde de Tripoli. Pero todo resulto una gran mentira.

 Los diarios sipianos de Ecuador titularon que Correa respaldaba el programa atómico de Irán. Suprimieron, deliberadamente, que ese respaldo era pero para el programa atómico con fines pacíficos, que fue lo que siempre dijo Ajmadineyat. Esos medios de comunicación, ¿han protestado y han alertado sobre Israel, que tiene bombas atómicas como para desaparecer todo el Medio Oriente? No, qué va. En todo caso los angelitos de Israel “si tienen derecho a la defensa” ante tanta amenaza; pero que los de Irán pretendan desarrollar una bomba atómica (lo cual ha sido desmentido una y otra vez) ese si es un crimen sin nombre.

Y me ha dado hasta chiste que los sipianos critiquen a Irán por que sus mujeres no tienen derechos civiles y que explota a su pueblo sin piedad. Y no dicen nada respecto de que al lado de Irán está el Reino de Jordán, y Arabia Saudita y  el “enclave” de Bairen, unos reinados en donde las féminas son solamente eso, para los príncipes saudis. Es decir, ven en los ojos ajenos la viga que no quieren ver en los propios.

Y me he reído porque El Comercio de Quito (el principal diario sipiano de Ecuador) anda tratando de esconder su participación en el asesinato y arrastre de los Alfaro (hace un siglo, concretamente el 28 de enero de 1912) José Peralta, ese canciller machetero les dejó “condenados” de por vida, a semejante relación, ya que reprodujo unos cuantos párrafos de lo que ese diario difundió pocos días antes del asesinato y arrastre de quien iba a ser asesinado en el Panóptico de Quito. Digo yo, en lugar de reconocer que los actuales jerarcas de ese periódico nada tienen que ver con las barbaridades que cometieron sus antecesores, en materia tan delicada. Y ya.

Otra estupidez, tratar de juzgar con el mismo rasero a países de origen distinto que no han conocido hasta nuestros días “la libertad de y la democracia” pero occidental y cristiana. ¡¿Somos acaso la perfección y todos deben imitarnos?! Si a los crímenes que se cometen en la prisión de Guantánamo (un pedazo de Cuba que está en poder del gran imperio) le siguen las invasiones en América Latina (Panamá, República Dominicana, etc.) le siguen las “prisiones secretas” a las que se prestó “la culta Europa” (la misma de las bestialidades cometidas durante la segunda guerra mundial) y las barbaridades que se cometieron en la prisión  de Abu Graig (Irak) o los soldados orinándose en los cadáveres de supuestos talibanes, etc. ¿Somos más civilizados que esos países?

 Alguien dijo con propiedad: ¿es que acaso algún país árabe o musulmán conoce y ha experimentado la democracia estilo occidental? No pues. Si hasta hace poco existían las satrapías y otras formas autoritarias y dictatoriales de gobierno; y la gran prensa occidental y cristiana dijo poco o no dijo nada sobre tales formas de gobierno. Dicen los historiadores que, a cada país, a cada región, a cada conglomerado humano, hay que juzgarle de conformidad con sus tradiciones y sus costumbres. Ni siquiera de acuerdo con sus intereses, que pueden ser petroleros. Ya Eduardo Galeano (uruguayo) lo dijo: el gran imperio solo agrede a países que tienen petróleo; nunca jamás a una región que produce rabanitos (la cita no es textual).

Pero los pueblos suelen ser más cuerdos que sus intérpretes, en especial si son “pelucones” o quieren serlo. Hace poco, la gran presa sipiana no tuvo más remedio que reproducir noticiosamente manifestaciones en El Cairo y Túnez, reclamando porque los militares que se hicieron cargo de esos gobiernos “no han hecho nada a favor de sus pueblos” Sin ser oráculos de nadie, lo mismo va a pasar en Libia una vez que los “libianos” (¿así se les llama?) se den cuenta que hay una “pequeña gran diferencia” entre el gobierno de Kadaffi, que les dio agua, gas barato, petróleo y una vida aceptable; y lo que prometen los llamados “rebeldes”, que lo asesinaron en las calles de su ciudad natal.

 Pregunta final: ¿darán algo los nuevos patriarcas que andan armándose en nuestro Ecuador, para las elecciones que probablemente serán el próximo año? Yo, que no tengo nada de profeta, lo dudo.

Quito, enero 17 del 2012

Alberto Maldonado S.
Periodista – Ecuador

https://www.alainet.org/es/articulo/155260

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