Frente a un enemigo común, confluencia histórica de los movimientos sociales

28/10/2011
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Los movimientos en defensa de la ecología nacidos en Europa y EUA en los 60, estuvieron íntimamente ligados a los movimientos por la paz de su época. Como lo señala Rudolph Bahro, gran pensador del movimiento ecologista alemán  “El Exterminismo no se refiere únicamente a las matanzas militarizadas, o a la bomba de neutrones- se refiere a la civilización industrial como un todo, y a muchos aspectos de ella, no sólo a los materiales- aunque sean los primeros en ser identificados.  Tuvo sentido que el movimiento  ecopax  no se iniciara contra las armas nucleares sino contra las plantas nucleares y cosas aun menos peligrosas. Atrás de varios movimientos de resistencia estaba el reconocimiento no declarado que en las reglas que guían la evolución de nuestra especie, la muerte había hecho su morada” Avoiding Social & Ecological Disaster. The Politics of World Transformation, 1994.   

El movimiento ecopax (una alianza de movimientos  por la paz y la conciencia ecológica nacida a finales de los 60 que fue el fundamento de la emergencia de Los Verdes en Alemania, de Greenpeace, entre otras entidades) constituye un gran antecedente de la  histórica interacción de ambos movimientos.  Poderosas razones  los unieron firmemente desde esos años.   La violencia que se ejerce contra los suelos,  las selvas, los bosques, los mares, los ríos, los manglares, los humedales, los arroyos, los acuíferos, las barrancas, los glaciares; contra el clima, la atmosfera, los animales, los genes, la estratosfera, corre en paralelo a la violencia que se practica contra las mujeres, los homosexuales, los minusválidos, los discapacitados, los niños, los ancianos, los migrantes, los miserables, los pobres, los pueblos originarios, los campesinos, los artesanos, los obreros, los afectados por patologías mentales, los vendedores ambulantes, los pequeños comerciantes; es la misma violencia que se aplica contra las culturas, los ejidos, las comunidades, los barrios, las colonias, los pueblos, los sindicatos, los movimientos locales, las organizaciones autónomas .  Los movimientos en defensa de la Naturaleza, como los movimientos contra la violencia del Estado tienen un terreno común: ambos deben combatir a un mismo enemigo: el pensamiento económico dominante que opera  por medio del Estado y el Mercado; que opera por medio de El Sistema.     

En este libro Bahro se pregunta: ¿Qué es la Paz? Es ese estado de cosas en el cual la gente evita la violencia-aun indirecta o encubierta- en el cual cada persona puede desarrollarse hasta el nivel que permite el tiempo en el que vive. Esto implica libertad y  justicia por igual. Implica también un balance en las relaciones interpersonales…. Primero, debemos aprender - todos, no sólo los militares- que la búsqueda de la seguridad no es la misma cosa que buscar la paz. Aquellos que buscan la seguridad desconfían de los demás y toman medidas de protección que provocan a su vez la desconfianza de los demás. Es obvio que debido a la política de seguridad ahora estamos sentados en un barril de pólvora nuclear.   Se supone que esto debe disuadir al otro lado.  Una política de paz debería eliminar o minimizar la disuasión, con la confianza de que la amenaza se desvanecería o al menos se reduciría. Quienes mezclan las políticas de seguridad con las de la paz sólo tratan de engañar a su audiencia. A la fecha, las políticas de seguridad han sido las políticas del suicidio colectivo. Y afirma lo siguiente:   “El germen del nuevo orden social no es económico, sino espiritual. …El renacimiento espiritual, finalmente, desembocará en una elevación de la conciencia y no en una regresión- Lo llamo la “formación ecopaz” (otra posibilidad sería la sociedad del arcoíris). Este renacimiento no es un río todavía, pero ya está activo en muchas corrientes y arroyos. 

Los movimientos por la defensa de la ecología de los años 60-80 se alimentaron de ideas de gran contenido pacifista, como las de Russeau, Voltaire, Godwin, Fourier,  Thoreau, Tolstoi, Gandhi, Russell, Huxley,  Wells, Orwell, Sartre, entre otros, así como de corrientes de pensamiento budista, primitivista, fourierista y otras.  Autores fundamentales que fertilizaron estos movimientos en los 70 y 80, como EF Schumacher y Rudoph Bahro,  dedicaron muchas páginas al tema de la Paz. En su famoso libro Lo Pequeño es Hermoso (Capitulo 2, Paz y Permanencia) Schumacher señala: “Sugiero que los fundamentos de la paz no pueden descansar sobre la prosperidad universal, en el sentido moderno de la palabra, porque tal prosperidad, si es que puede obtenerse, lo es gracias al cultivo de impulsos naturales tales como la codicia y la envidia, que destruyen la inteligencia, le felicidad, la serenidad y, finalmente, la tranquilidad del hombre”…. “El fomento y la expansión de las necesidades es la antítesis de la sabiduría. Es también la antítesis de la libertad y de la paz”… “En lugar de conquistar el “mundo”  caminando hacia la santidad, el hombre trata de conquistarlo ganando prestigio en riqueza, poder, ciencia o incluso en cualquier “deporte” imaginable. Estas son las causas de la guerra y es puramente quimérico tratar de sentar los fundamentos de la paz sin eliminar primero aquellas causas. Es doblemente quimérico construir la paz sobre fundamentos económicos que, al mismo tiempo, descansan sobre el fomento sistemático de la codicia y la envidia, fuerzas que verdaderamente sumergen al hombre en un estado de conflicto”…. “Pienso que Gandhi ha dado la respuesta: Hay que reconocer la existencia del alma aparte del cuerpo y su naturaleza permanente, y este reconocimiento debe representar una fe viva. En ultima instancia la no-violencia de nada sirve a aquellos que no poseen una fe viva en el Dios del Amor”        

Ya en los 70, Schumacher rechaza que el enriquecimiento material  pueda ser el camino para la paz; rechaza rotundamente el “crecimiento económico” que es el  más alto valor de los economistas y los políticos. Ninguna sociedad opulenta dice ¡Alto, ya tenemos suficiente! Los economistas no conocen el concepto de “ya es suficiente”.  En 1979, el gran matemático y economista Nicolás Georgescu Roeguen,  muy admirado por los ecologistas europeos, publica en Francia, por no poderlo publicar en EUA, su famoso libro ¡Demain la Decrosissance! (¡Mañana el Decrecimiento!); nos dice: no puede haber crecimiento infinito en un mundo finito, como lo propone la economía. El crecimiento pronto terminará en un abrupto e inesperado decrecimiento.  En 2003, emerge en Francia el movimiento por el decrecimiento que en los años siguientes se extiende por toda Europa, con el apoyo de muchos grupos ecologistas.

Pensadores que han influido mucho en estos movimientos por el descrecimiento, como Serge Latouche y Paul Aries, han estudiado la estrecha correlación que existe entre los esfuerzos para conseguir el crecimiento económico y la violencia, el desquiciamiento social y ecológico. En su libro Decroissance ou Barbarie (Decrecimiento o Barbarie) Paul Aries advierte: “el desquiciamiento de la persona humana es el acta de acusación mas grave contra la civilización occidental de crecimiento”… “Esta crisis de la persona humana es el signo de la exitosa adaptación de los hombres a la brutalidad del sistema económico ¿no estamos obligados todos  a integrarnos a la estructura esquizofrénica del capitalismo y a  su modo de operación? ¿La urgencia no es más bien determinar como volverse humano en un mundo devastado por la injusticia social y la contaminación?”… “Uno de cada cinco jóvenes sufre patologías mentales como si la pérdida de límites volviera imposible cualquier estructuración. Las asociaciones especializadas se inquietan frente al crecimiento de las depresiones, las alteraciones bipolares, las angustias,  la esquizofrenia, las sicosis,  la toxicomanía (drogas, alcoholes, juegos de azar y de dinero ), el stress, los problemas alimentarios, las  sociopatías: automutilaciones, déficits de atención con o sin hiperactividad, fobias, etc. Se muere hoy en día mucho mas de suicidios que de accidentes de transito: un suicidio cada 40 minutos, 160,000 tentativas y 11,000 decesos al año”… “Existe una estrecha correlación entre la imposibilidad de vivir y el desempleo, la precariedad, el relajamiento de las relaciones sociales, la muerte de los colectivos, etc.”…        “El hombre capitalista se torna en un individuo cada día mas violento”.

“Esta violencia es multiforme y encuentra su origen,  tanto en el ambiente (explotación económica, dominaciones diversas, agresiones publicitarias, embrutecimiento televisivo, diversiones alienantes, cinismo generalizado,  desprecio publicitado, contaminación visual, sonora, etc.) que en las disfunciones síquicas orgánicas. La violencia en el trabajo explota con los nuevas modas gerenciales: 16% de la población activa (147 millones de personas)  están expuestos en Europa a la violencia en el trabajo de las cuales 9% por violencia sicológica, 4% por violencia física, 2% por hostigamiento sexual (Fundación Europea para el Mejoramiento de las Condiciones de Trabajo)”…

“La escuela se ha convertido en uno de los lugares más violentos y agresivos. Los niños son encerrados  en establecimientos funcionales, sin alma, sin espacios verdes, feos con arquitectura fea y deprimente. El fracaso escolar y el desfasamiento entre los discursos oficiales y la realidad del mundo  económico (desempleo, trabajos ocasionales) constituyen también una fuente de angustia, de desilusión y de desesperanza. Los jóvenes, atrapados en una lógica de consumismo se descubren mayormente privados de la posibilidad de construirse dentro de la autonomía. La incapacidad para enfrentar un mundo cada día más intransigente regresa a la esfera  privada esa necesidad adolescente de rebeldía: toxicomanía, alcoholismo, huida a lo virtual, deportes violentos, etc. Cómo sorprenderse entonces  que las violencias de los menores no dejan de aumentar desde hace más de 20 años (+55% entre 1996 y 2003). Las primeras victimas de esta violencia juvenil son otros jóvenes: la ley del más fuerte que reina en ciertos patios de recreo y ciertos pasillos del inmueble prolongan la ley económica del más fuerte”.

“Esta explosión de la violencia no es específicamente adolescente. Es toda la sociedad la que se vuelve más violenta por medio de su modo de vida, sus fantasmas, su ideología, la violación de la intimidad que organiza.  Vigilancia generalizada y voyeurismo alentado cohabitan con una violencia simbólica (de la tele-realidad a la sarkozysación de los espiritus)”.

“El modo de “combate libre” (deporte de combate casi sin reglas) es un signo de que nuestra sociedad se acerca a la Roma del circo. ¿No es la consecuencia lógica también de esa deportivización de la vida que se nos impone en cada seudo competencia deportiva? En tanto que la ley del deporte se ha convertido en la de competencia, del “ganar”, del dopaje… ¿es todavía el deporte un ideal para los ciudadanos? Las violencias domésticas no son la excepción: son la primera causa de muerte y de invalidez de las mujeres entre los 15 y los 44 años (más que el cáncer, mucho más que los accidentes de tráfico). En Francia: más de un millón de mujeres son víctimas de violencias conyugales, cada semana es asesinada una mujer por su conyugue. Esta violencia representa 60% de las intervenciones nocturnas de la policía de París”…” Nuestra sociedad económica es responsable de 25,000 violaciones por año en Francia. Un niño de cada cinco es o será victima de una agresión sexual. En 74% de los casos la víctima conoce al agresor; 67% de las violencias tienen lugar en el domicilio de la víctima  o del agresor”.

“Las asociaciones feministas denuncian este aumento de la animalidad sexual: pornografía, prostitución, violaciones, etc.    Por todos lados desaparecen los límites de lo aceptable en  la industria del sexo”. 

“Este desfondamiento de la persona humana es ya visible en la destrucción de la vida de los pueblos originarios y de sus culturas. La sociedad de crecimiento económico multiplica los genocidios y los etnocidios”. … “conduce al desfondamiento de la persona humana tanto desde el punto de vista mental que biológico”.

Los estudiosos de los efectos secundarios del crecimiento económico han logrado establecer la estrecha relación que tiene en el mundo, el desfondamiento ambiental, social, político, simbólico y de la persona humana, con los esfuerzos que realizan los gobiernos para fomentar el crecimiento del Producto Interno Bruto, PIB; para impulsar el crecimiento económico. Consecuentemente, los movimientos que buscan mayor justicia  y protección para las futuras generaciones; para las víctimas de la violencia, para los pobres y los miserables, para las mujeres y las minorías sexuales, para la infancia y la vejez, para los minusválidos y discapacitados, para los pueblos originarios y los campesinos; para los trabajadores y los pequeños comerciantes; para los artesanos; para los animales, los árboles y los ecosistemas; para los dones de la Naturaleza; todos tienen como enemigo común al crecimiento económico, a la economía “clásica”, utilitarista, industrialista, por lo que deberían contar con una estrategia  de resistencia común; deberían pugnar por el descrecimiento voluntario de la economía nacional, para evitar sufrir los terribles efectos del decrecimiento  involuntario dentro de la economía de crecimiento. México no tiene otro futuro posible que el infernal decrecimiento que nos impone la economía mundial o el descrecimiento voluntario, impuesto por la ética; por una sociedad responsable, con referentes, unida frente a la amenaza de la catástrofe.

Serge Latouche, en su libro La Apuesta por el Decrecimiento (Le Pari de la Decroissance) advierte: La sociedad de crecimiento no es deseable por al menos tres razones: engendra una gran cantidad de desigualdades e injusticias; crea un bienestar muy ilusorio; no suscita entre los beneficiados por ella una sociedad convivencial sino una “antisociedad” enferma por sus riquezas materiales. En lugar de traerles felicidad, como lo demuestra un gran numero de estudios publicados en los últimos años, las sociedades de los países ricos no sólo son cada día mas infelices sino que provocan cada día mas sufrimiento y muerte en los países que explotan, como México, en el que han logrado imponer una guerra que no se puede ni se quiere ganar. La economía es un juego suma cero: lo que unos ganan en lo material lo pierden otros; la producción de nuevos súperricos se logra por medio de la producción de nuevos miserables. Los países se vuelven ricos y poderosos por el saqueo de los países vulnerables que lo son por su falta de historial en el moderno juego de la finanza y la economía de crecimiento. La economía es en la realidad una tecnología para la continua transferencia de riqueza material de los pobres a los ricos: es en la realidad una especie de bomba para subir dinero de los de abajo hacia la minoría dominante mundial.    

Sin embargo, la globalización ha acelerado este proceso  de saqueo y lo ha vuelto bastante más violento en ciertos países, como México.  Por su situación geográfica e histórica, nuestro país sufre ahora un episodio de extrema violencia derivada de sus muy particulares condiciones económicas, como es el caso del Tratado de Libre Comercio que lo ha expuesto a un poderoso mercado de drogas y armas y a un fuerte saqueo de su riqueza natural perpetrado principalmente por EUA, Canadá y España. El final de petróleo barato, el disparo en los precios mundiales de los alimentos, los efectos destructivos del  desastre climático, el desquiciamiento ambiental global, el debilitamiento de las economías poderosas, la protesta ciudadana mundial por la violencia económica y política, entre otros factores mundiales, exigen cambios radicales en la política mexicana. Es necesario revitalizar en México la confluencia histórica de los movimientos sociales frente al Sistema: frente al crecimiento económico; frente a la religión de la economía.  Es ineludible apostar por el descrecimiento.

Miguel Valencia

ECOMUNIDADES

Red Ecologista Autónoma de la Cuenca de México

https://www.alainet.org/es/articulo/153698
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