Especulando con el hambre

26/09/2011
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Los precios de los alimentos están subiendo descontroladamente por el mundo entero. No es ningún secreto ni es noticia novedosa. Entre junio de 2010 y junio de 2011 los precios mundiales de grano casi se duplicaron. El trigo subió 70% entre junio y diciembre 2010, y ya para junio de 2011 estaba 83% más alto que un año antes. En ese mismo período de doce meses el precio del maíz subió 91%.
 
Citamos un artículo de la prestigiosa revista alemana Der Spiegel traducido al castellano por el diario español El País: “Ya en marzo (2011), la FAO (Organización de Agricultura y Alimentos de Naciones Unidas) anunció que se habían alcanzado nuevos récords en los precios, que superaron incluso los de la última gran crisis alimentaria de 2008. Según el Índice de Precios de los Alimentos de la FAO, el costo de los productos alimenticios experimentó un alza del 39% en el curso de un año. Los precios de los cereales subieron un 71%, al igual que los de los aceites y grasas destinados a la alimentación.”
 
Esto no afecta a todos por igual. El estadounidense promedio gasta no más de 10% de su presupuesto familiar comprando alimentos, pero a los dos mil millones más pobres del mundo se les va 50% a 70% de su escaso presupuesto en comida.
 
Las consecuencias políticas de estas alzas de precios pueden ser explosivas. Durante el período 2010-2011 varios gobiernos alrededor del mundo fueron derrocados, hubo motines en ciudades desde Kirguistán hasta Kenya, y comenzaron tres guerras en el Medio Oriente: Siria, Yemén y Libia.
 
El precio cambiante de los alimentos es un factor clave en la llamada “primavera árabe”, comenzando con el alzamiento que resultó en el derrocamiento del gobierno autócrata de Túnez el pasado mes de enero; y luego la revuelta que forzó al presidente de Egipto, Hosni Mubarak, a renunciar de su cargo al mes siguiente. Egipto es el mayor importador de trigo del mundo (y el cuarto de maíz), uno de cada cinco egipcios sobrevive con menos de $1 por día, y el gobierno le subsidia el pan a 14.2 millones de los 83 millones de habitantes. El alza en el precio del trigo en 2010-2011 fue simplemente devastador para las familias egipcias, que gastan como promedio 40% de su ingreso en alimentos.
 
Otros países de la región también están siendo afectados por esta situación. Argelia y Marruecos figuran entre los mayores importadores de trigo del mundo. Además, Argelia, Arabia Saudita, Siria y Marruecos están entre los quince mayores importadores de maíz. Las clases gobernantes de todos estos países están aterradas, asediadas por poblaciones hambrientas que le han perdido el miedo a la represión.
 
¿A qué se deben estas fluctuaciones de precios? Se han ofrecido varias explicaciones, incluyendo los desastres meteorológicos- inundaciones y sequías- relacionados al cambio climático, el boom de los biocombustibles, la subida en el precio del petróleo, y el aumento de la demanda de carne y grano de las crecientes clases medias de China e India. Pero hay otro factor muchísimo más importante que está siendo ignorado en la mayoría de los análisis: la especulación por parte de inversionistas que ven en los alimentos un nuevo horizonte de lucro.
 
Según la autora y analista catalana Esther Vivas, a mediados de 2010 “la especulación alimentaria golpeaba de nuevo y el precio de los alimentos volvía a subir”, por lo que “los especuladores se vieron incentivados para pedir nuevos préstamos y comprar mercancías que previsiblemente aumentarían rápidamente de valor. Los mismos bancos, fondos de alto riesgo, etc., que causaron la crisis de las hipotecas subprime son, actualmente, los responsables de la especulación con las materias primas y el aumento del precio de la comida, aprovechándose de unos mercados globales de mercancías profundamente desregularizados.”
 
“Como resultado de persistente cabildeo por parte de bancos, fondos de inversión y políticos favorecedores de libres mercados en Estados Unidos e Inglaterra, las regulaciones sobre los mercados de commodities fueron paulatinamente abolidas”, informa el periodista británico John Vidal, del periódico The Guardian. “Contratos para comprar y vender alimentos fueron tornados en ‘derivados’ que pueden ser comprados y vendidos entre corredores que nada tienen que ver con la agricultura. En efecto, nació un nuevo e irreal mercado de ‘especulación de alimentos’. Cacao, jugos de fruta, azúcar, alimentos básicos, carne y café son todos ahora commodities globales, junto con el petróleo, oro y metales. Entonces en 2006 vino el desastre “subprime” en Estados Unidos y bancos y corredores hicieron una estampida para mover miles de millones de dólares de fondos de pensión y capital social (hedge funds) hacia commodities seguros, especialmente alimentos”.
 
Mike Masters, gerente de Masters Capital Management, dijo en testimonio al Congreso de Estados Unidos que la especulación con alimentos subió drásticamente en los años 2007 y 2008 y que como resultado hoy día 70% a 80% del negocio de la agricultura es pura especulación financiera. Afirmó inequívocamente que la actividad especulativa está subiendo los precios de la comida, y que la presencia de bancos de inversión está distorsionando los mercados malamente y que eso multiplica la fluctuación de precios a causa de cualquier cosecha mala o cualquier contratiempo atmosférico que afecte la productividad agrícola. Masters advirtió también que la burbuja especulativa de los alimentos va a terminar mal, muy mal: “It will end badly… It’s going to blow up”.
 
 
Hilda Ochoa Brillembourg, presidenta del Strategic Investment Group de Nueva York, sostiene que el mercado especulativo de alimentos es vasto y sigue creciendo. Ella estima que la especulación en alimentos subió 40% a 80% de 2008 al final de 2010.
 
Esta tendencia no se limita a los alimentos básicos. El año pasado la firma inglesa Armajaro compró más de 7% de las reservas mundiales de cacao, lo cual llevó el chocolate a su más alto precio en 33 años. Mientras tanto, el precio internacional del café subió 20% en solo tres días como resultado directo de las acciones de especuladores.
 
Olivier de Schutter, relator de las Naciones Unidas sobre el derecho a la alimentación, ha dicho claramente que la especulación está detrás de los altos precios: “Los precios de trigo, maíz y arroz han aumentado muy significativamente, pero esto no ha estado vinculado a bajas reservas o cosechas, sino a corredores reaccionando a información y especulando en los mercados”.
 
“La crisis alimentaria está íntimamente ligada a la crisis económica y a la lógica de un sistema que promueve, por ejemplo, unos planes de rescate en Grecia e Irlanda, supeditando la soberanía de estos países a las instituciones internacionales como se supedita la soberanía alimentaria de los pueblos a los intereses del mercado”, señala Vivas.
 
“Los especuladores, hoy, son quienes tienen más peso en los mercados de futuros, a pesar de que sus transacciones de compra y venta no tienen nada que ver con la oferta y la demanda real… El 2006/2007, inversores institucionales como bancos, compañías de seguros, fondos de inversión, entre otros, tras la caída del mercado de créditos hipotecarios de alto riesgo en Estados Unidos, buscaron lugares más seguros y con mayor rentabilidad, como las materias primas y los alimentos, dónde invertir su dinero. En la medida en que el precio de la comida subía, aumentaban las inversiones en los mercados de futuros de alimentos, empujando el precio de los granos al alza y empeorando la inflación en el precio de la comida.”
 
Todo esto tiene implicaciones explosivas para un país como el nuestro, que importa la gran mayoría de los alimentos que su ciudadanía consume. Lo mejor que podemos hacer para evitar el peor escenario en la crisis alimentaria que se nos avecina es multiplicar nuestra producción agrícola para así estar amortiguados contra las fluctuaciones de precios internacionales de alimentos.
 
Ruiz Marrero es periodista investigativo y educador ambiental, sus artículos han sido publicados ennumerosos medios. Más referencias en http://carmeloruiz.blogspot.com
 
FUENTES:
 
Der Spiegel/El País
 
 
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/152858
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