Entre todos la mataron

28/08/2011
  • Español
  • English
  • Français
  • Deutsch
  • Português
  • Opinión
-A +A
Y la izquierda murió aquejada de varios ‘-istas’ crónicos y de un ‘-ismo’ fulminante.
 
La izquierda es, para sí misma, su peor enemigo. La izquierda se autodivide y se autovence. No entraré a valorar ni aquí ni ahora la larga nómina de “-istas” que amenazan seriamente la salud de izquierda desde hace más de un siglo. Ya se den estos “-istas” en forma de bandera, de nombre propio o de corriente teórica más o menos fugaz.
 
En los últimos tiempos asisto perplejo a casos concretos y dolorosamente cercanos del efecto perverso que producen todos y cada uno de estas “-istas” entre las personas de izquierdas. Estos pequeños sufijos separan a las personas, las enfrenta, les lleva a confundir los objetivos, mudando al compañero en enemigo, y al verdadero enemigo en algo extraño, lejano y difuso, cuyas acciones cuesta discernir y por lo tanto las hace difíciles de prever y de enfrentar. En resumen, la larga relación de sufijos “-istas” divide, y finalmente vence, a las personas de izquierdas.
 
Se tapan, se silencian, se critican, se marginan y finalmente se ningunean, tal es el proceso, las voces discordantes con lo que se cree debe ser la dirección única de la izquierda. Si todas las voces han de tener cabida, si ninguna voz ha de ser callada por distinta, ni marginada por razón alguna, ¿cuánto menos habrá de serlo por una razón artificial?, y ¿cuánto menos aún si es la propia izquierda quien fabrica esa razón? La izquierda está enferma de “-istas”, esas sutilísimas diferencias artificiales que separan lo próximo, lo contiguo y acaban por enfrentarlo y aniquilarlo.
 
Desnuden al enfermo y sánenle las pústulas sanguinolentas que su propio hermano le ha causado al confundirle con su enemigo. Descríbanle a su verdadero enemigo, al enemigo de las personas. Háblenle de lo que les une contra quien les separa. Háblenle hasta que escuche, porque de no ser así…
 
Díganle alto y claro que aquel que es débil como él mismo lo es, no puede ser su enemigo, antes muy al contrario: el enemigo es el poderoso, quien obtuvo su increíble fuerza de la debilidad de cada uno de los débiles, quien amasó aquello de cuanto carecían los débiles. Aquel que da más importancia al dinero que a las personas, aquel es el enemigo.
 
Díganle al hermano enfermo que por fuerza natural han de tener más importancia para él los seres humanos, aunque no sean él mismo, que el dinero, aunque sea el suyo propio.
 
No es la debilidad en sí misma causa y efecto de la propia debilidad de la izquierda. No es esa debilidad en sí misma una circunstancia sin principio ni fin en la que naciéramos y, menos aún, en la que debamos morir. No somos débiles de forma natural, lo somos porque nos enfrentamos, porque criticamos con saña al hermano que no piensa exactamente igual que nosotros, o acaso a quien pensando igual que nosotros, cometió el pecado de expresarlo antes que nosotros. Pero, ¿no son acaso más los lazos que nos unen que los lazos con que nos estrangulan los poderosos?
 
Por más que la debilidad de la izquierda tuviera orígenes artificiales bien definidos y bien alejados de ella, la izquierda es la responsable última de tal debilidad, pues es la que permite su progresión aniquiladora, mostrándose permeable al efecto malsano de fronteras, banderas y corrientes teóricas que se constituyen en prácticas excluyentes.
 
Esas fronteras artificiales sirven, antes que nada, para dibujar una división; y las banderas para certificarla, y las teorías para intentar explicarla. Los hombres que dibujaron aquellas, los que ondean esas y los que formulan éstas, tan solo fomentan la división entre las personas, que no es sino el principio de la enfermedad que acabará con su futuro.
 
Derribemos las fronteras artificiales autoimpuestas, despreciemos las banderas y deshagámonos de los anteojos de las insanas “-istas”. Sigamos al hermano que nos sigue; a su lado, junto a él, no contra él.
 
De no hacerlo, no duden ni un segundo que el verdadero enemigo bailará sobre el yacente cuerpo aún caliente de la Izquierda.
 
En la noche de ayer, el estado de salud del paciente se vio súbitamente agravado por un cuadro de idiotismo severo que acabó con su vida en cuestión de horas, tras un empeoramiento acelerado e irreversible. (El equipo médico)
 
En algún lugar de la izquierda, a ……………… de …………………. de……… (*)
 
*(aquí deberá constar la fecha del día posterior a la lectura de esta nota, a modo de recordatorio, a modo de una prueba de vida, aunque agonizante y moribunda, pero vida al fin y al cabo, de la izquierda actual).
 
 
https://www.alainet.org/es/articulo/152167?language=en
Suscribirse a America Latina en Movimiento - RSS