La crisis de los independientes y de la oposición

28/05/2011
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En su ya famoso libro “La Oposición”, Gianfranco Pasquino, señala que la calidad de un Gobierno se mide por la calidad de su oposición y en Colombia éste pensamiento tiene plena validez en la coyuntura actual. En este mismo semanario hemos escrito reiteradamente sobre la crisis del Polo Democrático Alternativo, PDA, y sobre la crisis del autoproclamado Partido Verde. Hoy pretendemos volver sobre la crisis de los Verdes y la profunda crisis por la que atraviesa el Polo.
 
Comencemos por éste último. Este Partido en buena medida ha dilapidado la gran oportunidad histórica que los colombianos le dieron en el año 2006, cuando lograron unificar las dos tendencias que se disputaban la opinión en el espectro político de la izquierda. Por una parte el Polo Democrático Independiente, PDI, que congregaba el sector mayoritario que reunía en su seno a una variopinta de corrientes desde las huestes del antiguo M-19 a la cabeza de los cuáles estaba el hoy gobernador polista del departamento de Nariño, Antonio Navarro y el entonces exitoso parlamentario Gustavo Petro, pasando por las huestes de los entonces senadores Jaime Dussan y Samuel Moreno, diversas tendencias provenientes de la izquierda ligada con socialistas e independientes que descollaban en el panorama nacional como Luís Eduardo Garzón quien había sido elegido alcalde mayor de Bogotá y muy cerca sin decidirse a entrar el actual vicepresidente de la República, Angelino Garzón. También corrientes independientes como la que encabezaba el actual senador Luís Carlos Avellaneda; un grupo grande y significativo de líderes sociales y defensores de derechos humanos. Éste sector era claro en su deslinde con las corrientes afectas a la guerrilla y su principal lastre consistía en las denuncias reiteradas de que algunos de sus miembros, sobre todo ligados a la ANAPO y a Dussan, eran proclives a prácticas clientelistas. La verdad es que el entonces alcalde de Bucaramanga Iván Moreno, hoy detenido a órdenes de la Corte Suprema de Justicia por los escándalos de la contratación en Bogotá, no participó de este proceso. El que sí lo hizo y con un relativo éxito fue el entonces senador y hoy suspendido alcalde de Bogotá, por los mismos líos de la contratación, Samuel Moreno.
 
Más a la izquierda del espectro político se encontraba el sector agrupado en Alternativa Democrática que reunía la militancia comunista con todas sus indefiniciones políticas relacionadas con sus dudas y titubeos alrededor de la vigencia de la lucha armada, y a su débil condena de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC. El proyecto de la reelección de Uribe y la radicalización de la derecha entorno al hoy ex presidente, forzaron a que éste sector planteara la necesidad de la Unidad alrededor de un nuevo proyecto político. En este proyecto estaban también los sectores agrupados alrededor del Movimiento Obrero Independiente y Revolucionario, MOIR, cuya figura más emblemática es el senador Jorge Enrique Robledo. Junto a estos dos sectores llegaron figuras como la de Carlos Gaviria Díaz, con una imagen de compromiso a su paso efímero por el movimiento Firmes en los años ochenta y lanzado nacionalmente como figura por su destacado papel como magistrado de la Corte Constitucional. También había allí expresiones de movimientos sociales, sindicalistas y colectivos regionales.
 
En la correlación de fuerzas tanto desde el punto de vista del número de parlamentarios, como de votos el predominio era del PDI sobre Alternativa Democrática. Como he señalado la coyuntura política de derechización del país y de polarización alrededor de los cuatro años de Gobierno de Uribe propiciaron condiciones favorables para la unificación de éstas dos vertientes del espectro político de la izquierda democrática del país así como la aprobación de una reforma política que impuso un umbral y una cifra repartidora para poder acceder a la representación parlamentaria y en los cuerpos colegiados. Estos dos factores, jugaron a mi juicio un papel muy importante para que se lograra la Unidad y el experimento del PDA. Así fue como en diciembre de 2005 se pactó el Acuerdo de Unidad y la realización de una consulta entre los precandidatos: Antonio Navarro del PDI, que se había impuesto en una consulta interna al senador, Samuel Moreno, quien fue apoyado por Dussan, Javier Cáceres y otros parlamentarios. Como se sabe en las elecciones de marzo de 2006 se impuso Carlos Gaviria a Antonio Navarro. Gaviria se convirtió en el vocero y candidato de la oposición y logró en las elecciones de mayo de ese año 2´613.000 votos logrando el mejor resultado de candidato de izquierda en toda su historia. El éxito de esa candidatura fue un aliciente para que se realizara el Congreso de la Unidad y se proclamara el Polo Democrático Alternativo, PDA. Pero allí comienzan los problemas. Gaviria no supo ubicarse por encima de las tendencias como real factor de Unidad, por el contrario, su cercanía con sus antiguos camaradas de Alternativa Democrática lo alejaron de los sectores que provenían del PDI y concretamente del sector encabezado con relativo éxito por Gustavo Petro, que había recibido la mayor votación en la lista del PDA al Senado de la República.
 
Lo que sigue es más conocido. Samuel Moreno se lanza a la Alcaldía y gana contando a su favor con los relativos éxitos de la administración de Luís Eduardo Garzón que había gobernado la ciudad con un programa social de lucha contra la pobreza y con buenos resultados, sobre todo en materia de educación y salud no así en infraestructura donde simplemente administró las obras que habían quedado contratadas al final del Gobierno anterior. Luís Eduardo Garzón salió con una imagen favorable del 56% según las encuestas del momento. Esa administración se estructuró alrededor de una coalición variopinta de liberales, independientes y aún sectores uribistas vergonzantes. Samuel heredó este estilo de Gobierno en que la cercanía con el Polo era sólo nominal. En el primer gabinete Samuel Moreno le da una mayor representación al PDA, pero, en la medida en que transcurre su Gobierno se va afirmando la presencia del Partido de la U de Uribe y de los liberales en desmedro de la representación del Polo que también acentúa la presencia de la Anapo en las diversas instancias del Gobierno. Los dos gobiernos que se ejercieron a nombre del Polo mantuvieron alejado al Partido de la administración y del Gobierno. Y ése precisamente es el primer rasgo de los gobiernos polistas que se ejercen en su nombre sin que ellos realmente hayan establecido mecanismos orgánicos de coordinación con los gobiernos que actuaron en su nombre. Las dos administraciones fueron de tinte personalista y sus méritos así como sus limitaciones tienen mucho que ver con los estilos de Luís Eduardo Garzón y de Samuel Moreno.
 
En el interior del Polo como hemos señalado no se crearon reales reglas del juego para la convivencia de tendencias. En la realidad el Partido Comunista y el MOIR se mantuvieron y mantienen como estructuras orgánicas mientras que los grupos que provenían del PDI se disolvieron con la excepción de la ANAPO que acentúa su cercanía con Dussan y con otros sectores. Sólo queda en un espectro crítico la tendencia de Gustavo Petro que no logra encontrar caminos de entendimiento con las otras dos grandes fracciones que son las que encabezan la Anapo y el Partido Comunista y el Moir, que mantiene su unidad de acción alrededor de la defensa de las viejas prácticas y discursos de la izquierda tradicional. La práctica de estas tendencias tradicionales están muy relacionadas con un carácter marcadamente contestatario y de denuncia y menos con la construcción de alternativas. Ello explica la actitud que asumieron frente a los gobiernos de Garzón y Moreno en Bogotá. En la práctica privilegiaron las disputas y el dominio del aparato del partido en donde tejieron una alianza con la Anapo sin preocuparse de las denuncias que dentro se venían realizando sobre posibles actos de corrupción o clientelismo. La verdad es que construyeron una alianza con la Anapo en la que ésta les daba el manejo mayoritario del aparato y la Anapo mantenía el Gobierno de la ciudad.
 
Hay que decir además que las dos administraciones quisieron y lo lograron, nombrar al frente de los organismos de Control, Personería y Contraloría, sectores cercanos a sus coaliciones de Gobierno y por ello no tuvieron en estos organismos quien siguiera de cerca la contratación y en general quien vigilara al Gobierno. Pero también desestimaron los mecanismos de veeduría ciudadana y de transparencia en la ejecución de los cuantiosos recursos de la contratación en manos de las diversas carteras de Gobierno. Y en el caso de Samuel Moreno, su Gobierno desestimó la construcción de una estrategia de comunicación pública que divulgara las obras de Gobierno y sus ejecutorias. Como lo mostró recientemente el investigador Humberto Molina las realizaciones del Gobierno de Samuel Moreno no son desestimables. Su Gobierno deja avances muy significativos en materia de educación y salud que ahora deben defenderse muy seguramente desde otras campañas y del propio Polo. Lo más notorio empero es que en los frentes en donde más críticas recibe la ve relativamente bien, me refiero a obras públicas en materia de construcción y recuperación de vías y en la puesta en marcha del sistema integrado de transporte, también es notorio que haya dejado una política estratégica en materia económica para la ciudad producto de un trabajo decidido en el que contó con la colaboración de un grupo de notables economistas del país. Aún como lo muestra Molina en materia de violencia y seguridad en donde la opinión pública lo raja, sus resultados también son notables. Los asesinatos han disminuido y aun así la tendencia y el sentir de los ciudadanos es que la seguridad se ha deteriorado.
 
Pero el talón de Aquiles de la administración de Samuel Moreno se convirtió en las denuncias y ahora en las investigaciones sobre los procesos de contratación en el Distrito. La fiscal general Vivianne Morales, ha anunciado que elevará en su contra pliego de cargos ante la Corte Suprema de Justicia y el procurador general Alejandro Ordóñez, le ratificó la sanción de retiro temporal del cargo por 90 días. En este último caso lo paradójico es que lo retira por ineptitud, es decir, por incapacidad para hacer cumplir su programa y no por las denuncias en torno a posibles actos de corrupción alrededor de la contratación. Esta sanción es poco convincente desde el punto de vista jurídico, pero sí muy popular dados los altos niveles de impopularidad del sancionado Alcalde.
 
Los principales problemas del Polo es que no ha sabido reaccionar frente a la crisis pues sigue privilegiando los acuerdos de tendencias y de grupos por encima de las necesidades de claridad y transparencia, y de compromiso en la lucha contra la corrupción. Aún en la conformación de la terna para reemplazar temporalmente a Samuel Moreno lo que predominó, independientemente de los méritos que tengan los ternados, fue la decisión de las tendencias que aún se mantienen en el Polo con la prescindencia de los sectores que la mayoría considera cercanos a la tendencia de Gustavo Petro. Así llevan al Polo por el despeñadero y sin un remezón fuerte en lo que queda antes de las elecciones los resultados podrán ser fatales.
 
En las toldas verdes la crisis es igual o peor a la de los amarillos del Polo. Como hemos señalado en otros textos sobre los Verdes, el éxito que cosecharon en las elecciones de mayo de 2010, se debió a la larga crisis del Polo, a las divisiones internas en dicho partido y a las falencias del Partido Liberal en la pasada campaña electoral. El Verde está biche y el telón de fondo lo vino a configurar el apoyo que Peñalosa ha reclamado para su campaña a la Alcaldía de Álvaro Uribe Vélez con lo cual muestra que a él no lo comprometen los ideales que enarbolaron en la pasada campaña presidencial. Me refiero a la denuncia que no todo vale o que el fin justifica los medios para lograrlo. Peñalosa ya recibió el apoyo de Uribe en las pasadas elecciones y perdió estruendosamente con Samuel Moreno. Peñalosa es un candidato que le gusta a la gran oligarquía y a los medios de comunicación, los sectores tradicionales y neoliberales ven con buenos ojos su candidatura y de allí el apoyo de Uribe. Ello como se sabe ha ocasionado un distanciamiento con los sectores afectos a AntanasMockus y una confrontación interna que aún no se resuelve. La división interna es muy profunda pues no es sólo de aspiraciones personales sino de contenidos de la propuesta política. Lo curioso en esta lucha interna es que ahora Luís Eduardo Garzón aparezca como el principal aliado y sostén de Peñalosa y en abierta contradicción con AntanasMockus. El no todo vale, los dineros públicos son sagrados y el fin no justifica los medios quedó en el pasado. Entretanto la división de los tres tenores es pública y los proyectos políticos también lo son por lo que no se avizoran mecanismos de conciliación posible máxime cuando las decisiones que se toman allí no consultan con las bases. Peñalosa fue ungido como candidato de manera burocrática sin consulta sino en el círculo cerrado del aparato Verde. El Verde corre el inmenso riesgo de quedarse con el pecado y sin la Alcaldía.
 
- Ricardo de Lima es Profesor universitario y ensayista
Fuente: Semanario Virtual Caja de Herramientas Nº 256, Semana del 27de Mayo al 2 de Junio de 2011. Corporación Viva la Ciudadanía.
https://www.alainet.org/es/active/46903
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