Discernimiento, unidad y proyecto común

14/11/2010
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  • Opinión
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No esta nada claro qué pasos dar desde la izquierda en la actual coyuntura. Si algo podemos reconocer en las últimas elecciones municipales, para el caso de Lima, es que hubo tres factores importantes que determinaron la victoria (ajustada por cierto) de Susana Villarán. La confluencia de la izquierda, la salida del candidato Kouri (uno de los favoritos) y el propio liderazgo de Susana Villarán.
 
La confluencia de la izquierda se dio bajo una misma candidatura, la misma que se presentó con Susana V. a la cabeza y bajo el rótulo de Fuerza Social. Hay que insistir en ello, porque se dio lugar y base a una unidad importante de diversos sectores (Fuerza Social, PCP Patria Roja, Partido Socialista, Tierra y Libertad y otros), los cuales lograron también representación como regidores para el nuevo periodo municipal.
 
Lo segundo fue el retiro de la postulación de Kouri, quien era uno de los dos favoritos a llevarse el sillón presidencial (casi literalmente, si ganaba), aunque la justicia le dijo NO, por esas cosas que tiene el destino y que saludamos porque marcó una pauta de institucionalidad y precedente positivo para el país, cosa que no siempre funciona como debe ser o se esperaría (por ejemplo, no lo fue para el caso del señor Allison en Magdalena).
 
Lo tercero fue (qué duda cabe) el propio liderazgo y carisma que desarrolló la líder de FS, la cual estuvo pensada en razón no sólo de ganar unas elecciones sino de buscar marcar un sentido de renovación de la política (y de la izquierda) y ser factor –a su vez- de propuestas de cambio para Lima y el país. Como ello es un lenguaje poco conocido y comprendido, casi le cuesta la elección en la fase final de su campaña, donde creo que se confundió el no atacar con caer en cierta pasividad e iniciativa para confrontar posiciones.
 
De todos modos, me detengo especialmente en el primer aspecto señalado, “la confluencia de la izquierda bajo una misma candidatura” porque es importante analizarlo. Ya varios especialistas se han encargado de indicar que la unidad es algo que, en la izquierda, el pueblo valora, quizás porque tampoco existen muchos representantes que tengan una capacidad de liderazgo muy visible y convincente. De hecho, no hubo otra candidatura desde la izquierda que le disputara a Susana V. en el proceso de Lima; ello facilitó y le permitió una mejor lectura a la población, viendo a la izquierda como una viable opción, a pesar de que no todos los que votaron por FS (en tanto confluencia de izquierda) lo hizo sintiéndose de izquierda o se puede considerar que estaba apoyando a la izquierda. Sin embargo, fue mayoritariamente popular el voto de Susana. Creo yo que se recuperó el espacio político para la izquierda en Lima.
 
No todos los procesos han sido iguales. El espacio para la izquierda se ratificó en seis regiones aunque de manera bastante diversa. Sólo me detengo en el caso de Cajamarca donde la izquierda se presentó hasta con tres candidaturas, una de ellas de Fuerza Social, otra de Tierra y Libertad (con un buen amigo, Nicanor Alvarado) y la del MAS (en realidad de PCP Patria Roja). Pese a ello, ganó la tercera de éstas, dado que el escenario era algo distinto a lo que podía transcurrir en Lima u otras zonas.
 
En Piura, la presencia del Partido Socialista no fue ajeno al triunfo regional de Atkins (empresario local), el mismo que se logró con cerca de la mitad del voto de la población de dicha localidad. En Cusco triunfó el Partido Nacionalista de Humala, como en San Martín ganó el candidato de Fuerza Social. Guillén lo hizo en Arequipa y se trata de un independiente vinculado a la izquierda que tiene a la base alianzas con ciertos sectores nacionalistas y de la izquierda.
 
A la luz de lo mencionado nos preguntábamos si no sería interesante (necesario) que los movimientos (vinculados a la izquierda) que han sido los artífices de los triunfos en seis regiones del país pudieran tener la capacidad de confluir y de articularse (y otros más) en una sola candidatura unitaria para los próximos comicios de abril del 2011. ¿Podría ser posible generar elementos vinculantes entre éstos? ¿Tendríamos la disposición y capacidad para tejer algo nuevo desde una lógica así? Donde no haya hegemonismos engañosos, candidatos “naturales” ni predeterminados y, más bien, donde se ayude a gestar eso nuevo que empezamos a sentir que es posible. No sólo en cuanto a ganar unas posibles elecciones, sino en cuanto adecentar la política, darle otro horizonte. En cuanto a hacer de la política realmente un sentido de servicio, de expresión solidaria y de apuesta por el cambio social y económico.
 
En el caso de Fuerza Social ya se ha dado un paso más en ese sentido, al ratificar la unidad de la confluencia que triunfó en las elecciones municipales de Lima, con lo cual garantizar la unidad de gestión y de políticas para lo que será el gobierno metropolitano a partir del 1º de enero siguiente. Pienso que no es un asunto de puro cálculo o de conveniencia oportuna. Creo que se trata también de cómo aprendemos desde nosotros mismos a gestar la democracia, aceptando la discrepancia, el disenso, las minorías, el juego de fuerzas. Pero también, demostrando que es posible construir un proyecto común, una propuesta programática que genere alianzas amplias y flexibles. Siendo conscientes que el bienestar y la convivencia de todos se hace en forma inclusiva, aunque también con autoridad; con respeto, creatividad y decisión.
 
 Aunque no podemos extrapolar lo que sucede en un ámbito hacia otros, creo que sí puede ser objeto de inspiración, para marcarnos derroteros de las mejores decisiones que corresponda a la fase política en la que nos encontramos. No nos ceguemos con las cuestiones tan inmediatistas y no reduzcamos los liderazgos a las solas capacidades personales que podemos (positivamente) encontrar en una serie de compañeros y compañeras. Es tiempo de sumar fuerzas y es tiempo de clarificar ideas; es tiempo de discernir lo que conviene mejor a nuestro país y a nuestro pueblo. No lo defraudemos.
 
 Es cierto que no se trata solamente de buenas intenciones. Pero pongamos lo mejor de nosotros para que vayamos más allá de nuestros temores y emociones. Necesitamos cuestiones razonables, donde nadie esta demás. Tampoco creo que estamos detrás de hacer un Frankestein como alguien ha señalado muy acuciosamente, pero será de sabios también el lograr la unidad en la diversidad que expresa lo que hoy es en buena medida la izquierda peruana (¿y latinoamericana?). Tomemos las mejores decisiones.
 
  Guillermo Valera Moreno
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