Calentamiento global:
Algunas preguntas y respuestas
30/06/2009
- Opinión
Artículo publicado en la Revista América Latina en Movimiento No. 446: Cambio climático: No más parches, soluciones ya! 06/02/2014 |
¿Cómo contribuye la deforestación para los cambios climáticos?
Cuando hay cambios en el uso del suelo, o sea, cuando un bosque es destruido y quemado, dando lugar al pastizal, a la agricultura o a otra forma de uso de la tierra, ocurre la liberación a la atmósfera de una gran cantidad de carbono en forma de CO2, contribuyendo, así, al calentamiento global. Se calcula que durante la década de 1990, 1.600 millones de toneladas de carbono fueron emitidos a la atmósfera, por año, debido a los cambios en el uso del suelo (1). En los últimos 300 años, cerca de 10 millones de Km2 de bosques dieron lugar a otro tipo de uso de la tierra. En las regiones tropicales, la retirada de la cobertura forestal podrá ocasionar alteraciones en el equilibrio hídrico, tornando el clima más seco y caliente (2).
La deforestación, la explotación maderera y los incendios forestales asociados a los eventos del Fenómeno del Niño cada vez más frecuentes e intensos, podrán aumentar significativamente las emisiones de carbono provocadas por los cambios en el uso del suelo (3, 4).
El gráfico muestra el ciclo vicioso de empobrecimiento del paisaje amazónico a medida que el bosque se hace cada vez más inflamable. El ciclo comienza con la deforestación y/o explotación maderera que disminuye la cantidad de agua que la vegetación libera a la atmósfera (evapotranspiración) y, consecuentemente, reduce el volumen de las lluvias. Con menos lluvias, aumenta la posibilidad de incendios forestales que, a su vez, provocan la mortalidad de los árboles. Además, el humo producido por la quema de rastrojo (en campos agrícolas y de pastizaje) y por los incendios forestales, interfiere en los mecanismos de formación de las nubes, dificultando la precipitación. Todos estos factores pueden ser todavía potencializados por el calentamiento global que, a su vez, puede tornar cada vez más intensos y frecuentes los fenómenos del Niño, amenazando más todavía la valiosa biodiversidad del bosque amazónico (3).
¿Cuál es la importancia de la reforestación en la mitigación de los cambios climáticos?
Las actividades de reforestación promueven la remoción o "secuestro" de CO2 de la atmósfera, disminuyendo la concentración de este gas de efecto invernadero y, consecuentemente, desempeñando un importante papel en el combate a la intensificación de este efecto. La remoción del gas carbónico de la atmósfera se realiza gracias a la fotosíntesis, permitiendo la fijación del carbono en la biomasa de la vegetación y en los suelos. A medida que la vegetación crece, el carbono se incorpora en los troncos, ramas, hojas y raíces. Cerca de 50% de la biomasa vegetal está constituida de carbono, y el bosque amazónico es un gran reservorio mundial de carbono debido a su área y densidad de biomasa. El bosque amazónico almacena cerca de 140 toneladas de carbono por hectárea (5).
Las actividades de reforestación fueron reconocidas por la Convención-Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio del Clima y por el Protocolo de Kyoto, como medidas mitigadoras de gran importancia en el combate a los cambios climáticos. Fueron también vinculadas al Mecanismo de Desarrollo Limpio estimulando la obtención de recursos para su implementación.
¿Cuál es el perfil de la deforestación en América Latina?
De 1990 a 2000, el área con cobertura forestal en América Latina fue reducida de 1.000 millones para 46,7 millones de hectáreas. En este mismo período, el área total de cobertura forestal perdida en la Amazonía fue de 17,2 millones de hectáreas. La responsabilidad de tal pérdida puede ser atribuida, principalmente, a la expansión agrícola, a la explotación maderera, al financiamiento de proyectos de larga escala (como la construcción de grandes hidroeléctricas y carreteras), entre otros (6).
Actualmente, América Latina responde por 4,3% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, siendo que 48,3% de estas emisiones son el resultado de la deforestación y de los cambios en el uso de la tierra (2). En este escenario, Brasil (con la mayor parte del bosque amazónico) se presenta como uno de los mayores emisores de gases de efecto invernadero no solamente de América Latina, sino también del mundo (está entre los cinco mayores emisores globales). La destrucción de bosques en la Amazonía Brasilera, por ejemplo, aumentó en ~30% de 2001 a 2002 (18.165 y 23.266 Km2, respectivamente). En 2004, la deforestación alcanzó aproximadamente 24.000 Km2 (7). Las recientes tasas anuales de deforestación tropical de Brasil e Indonesia, por ejemplo, podrían neutralizar 80% de las reducciones de emisiones a ser alcanzadas dentro de las metas de Kyoto en su primer período de compromiso. Esto pondría en riesgo el objetivo del Protocolo de evitar "interferencias antropogénicas peligrosas" en el sistema climático (8).
Debido a los intensos cambios de uso de la tierra (deforestación, explotación maderera y fragmentación forestal) asociados al aumento de la sequía relacionada con los eventos del Fenómeno del Niño, los bosques tropicales de América Latina, particularmente de la Amazonía, están cada vez más susceptibles a eventos relacionados con el fuego y a una transformación en sabana, a gran escala.
¿Cuál será el futuro de los bosques tropicales, en particular el de la Amazonía?
Para estimar el potencial de la Amazonía para reducir emisiones de gases de efecto invernadero, se ha contemplado dos escenarios futuros: el primero que podemos llamar Escenario Pesimista, considera que las tendencias actuales de deforestación en la región, continuarán en el futuro. Según éste, un total de 2.7 millones de km2 serán devastados hasta el año 2050, resultando en la emisión de 3.200 millones de toneladas de carbono (9; 10). El segundo escenario, llamado Escenario Optimista, considera que la creación y mantenimiento de unidades de conservación y tierras indígenas y el aumento de gobernanza en la región, podría, no obstante, transformar el Escenario Pesimista, reduciendo en un 40% la destrucción prevista del bosque. Sin embargo, se percibe que las acciones que harían que el segundo escenario sea más optimista que el primero, todavía no son suficientes para evitar significativamente la deforestación de la región, pues de cualquier manera una gran parte de la Amazonía sería devastada y 17 mil millones de toneladas de CO2 serían emitidos a la atmósfera. Para evitarlo, es necesaria una búsqueda continua de mejores mecanismos y prácticas de gobernanza para reducir la deforestación de la región, preservando en la mayor medida posible, la integridad de los ecosistemas y de sus habitantes.
Considerando la respuesta del bosque tropical al calentamiento del planeta (aumento de la mortalidad de árboles, mayor inflamabilidad, menor disponibilidad de agua etc.), si no se interrumpe esta destrucción, en las próximas décadas continuará liberándose una gran cantidad de carbono a la atmósfera. La combinación de deforestación con las sequías severas provocadas por Fenómenos del Niño cada vez más intensos y frecuentes, provocará aumentos sucesivos de la inflamabilidad forestal y con esto, la elevación del número de incendios forestales. Con el fuego desempeñando un papel clave en la dinámica del paisaje, el riesgo a gran escala de transformación de la Amazonía en sabana, será inminente (3).
¿Qué papel vienen desempeñando las comunidades tradicionales y los pueblos indígenas en la conservación de los bosques tropicales y de sus reservas de carbono?
Las comunidades tradicionales y los pueblos indígenas han desempeñado un papel fundamental al evitar en sus territorios las emisiones de gases de efecto invernadero provenientes de la deforestación. En la Amazonía Brasilera, las áreas protegidas donde habitan los pueblos de los bosques, suman 109,8 millones de hectáreas, esto corresponde a 60% del total de estas áreas protegidas. Además de actuar como grandes obstáculos contra el avance de la deforestación, estas grandes áreas poseen un efecto inhibidor regional, esto quiere decir que contribuyen a la reducción de la deforestación fuera de sus límites, principalmente cuando se consideran distancias de hasta 10 Km. En consecuencia, evitan significativamente las emisiones potenciales asociadas de gases de efecto invernadero.
A pesar de que algunas áreas presentan señales claras de deforestación, el área devastada dentro de las zonas protegidas amazónicas como un todo, es muy pequeña: 1,53% de su área total. En tierras indígenas este porcentaje es de apenas 1,1% y en reservas extractivistas de 3%.
De esta forma, las 282 tierras indígenas y las 61 reservas extractivistas de la Amazonía brasilera preservan una reserva de carbono forestal de 15.200 millones de toneladas (32% de la reserva total de carbono de la Amazonía). A través de simulacros para obtener una previsión de la deforestación a futuro, fue posible calcular las emisiones potenciales de los territorios indígenas y de las reservas extractivistas de 2008 a 2050; se pudo concluir que si estas áreas no fuesen protegidas, 5.000 millones de toneladas de carbono serían emitidas a la atmósfera hasta el año 2050. Este volumen corresponde a aproximadamente 2,5 veces el esfuerzo de reducción de emisiones del primer período de compromiso del Protocolo de Kyoto, considerando una implementación efectiva.
Por lo tanto, es fundamental que cualquier discusión orientada a los beneficios y compensaciones que deban ser atribuidos a los esfuerzos para la reducción de las emisiones de deforestación y degradación (REDD), así como para la protección de los bosques, reconozca la importancia del rol que desempeñan las poblaciones indígenas y tradicionales y que responda de alguna manera a sus demandas impulsando el mejoramiento de las condiciones socio ambientales en sus territorios. Estos beneficios podrían ser traducidos en subsidios a productos no madereros y en la provisión de los derechos básicos de estas poblaciones como es el derecho a la demarcación de sus territorios, el cual es frecuentemente violado.
¿Cuál es la importancia del reconocimiento de los derechos de los pueblos de los bosques en el proceso de construcción e implementación de la política de REDD para el período post-2012?
La mayoría de los pueblos indígenas y comunidades tradicionales que habitan los bosques tropicales son los grandes responsables de la defensa de estos territorios y, consecuentemente, de la conservación y preservación de las áreas forestadas. Sin embargo, en la mayoría de los casos, no se garantiza ni se reconoce, por parte de la nación donde habitan, el derecho a la propiedad, al uso de sus territorios tradicionalmente ocupados, o de sus recursos naturales.
Además, por el hecho de estar localizadas en regiones aisladas y de difícil acceso, estas poblaciones son marginalizadas de los procesos de toma de decisiones y de formación de políticas públicas en asuntos que les competen directa o indirectamente. La marginalización de estas poblaciones contribuye a la violación de sus derechos básicos, desde el acceso a la salud, alimentación y educación, hasta el propio derecho de acceso a la información, participación y consentimiento libre, previo e informado, dentro del proceso decisorio, como ha sido determinado por la Convención 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Declaración Universal de los Derechos Humanos, Convención de la Diversidad Biológica, Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DNUDPI), (30) entre otros instrumentos que garantizan estos derechos humanos.
Considerando el contexto histórico de estas poblaciones, asociado al papel que han venido desempeñando como agentes responsables de la conservación de los bosques dentro de sus territorios, es fundamental que sean incluidas como partes legítimamente interesadas en la creación e implementación de un andamiaje legal que compense a los países en desarrollo por la Reducción de Emisiones resultantes de Deforestación y Degradación (REDD) de Bosques Tropicales y Conservación de los Bosques tropicales. Para esto, es extremamente importante el reconocimiento y cumplimiento de los derechos de los pueblos de los bosques.
A continuación son citados los principales derechos de los pueblos indígenas y poblaciones tradicionales que deben ser observados al tratar la construcción e implementación de una política de REDD en el ámbito internacional, nacional y local:
. Derecho al territorio que ocupan tradicionalmente: "Los pueblos indígenas tienen derecho a las tierras, territorios y recursos que poseen y ocupan tradicionalmente, o que hayan utilizado o adquirido de otra forma'. (11)
. Derecho a la determinación de su modo de desarrollo y REDD: "Los pueblos indígenas tienen derecho a la autodeterminación. En virtud de este derecho, determinan libremente su condición política y persiguen libremente su desarrollo económico, social y cultural'. (11)
Además, "Los pueblos indígenas tienen el derecho de mantener y desarrollar sus sistemas o instituciones políticas, económicas y sociales, de que se les garantice el goce de sus propios medios de subsistencia y desarrollo y de dedicarse libremente a todas sus actividades económicas, tradicionales y de otro tipo. Los pueblos indígenas privados de sus medios de subsistencia y desarrollo tienen derecho a una reparación justa y equitativa". (11)
. Derecho al Consentimiento Previo, Libre e Informado: Los pueblos indígenas no serán desalojados por la fuerza de sus tierras o territorios. Ningún traslado se realizará sin el consentimiento libre, previo e informado de los pueblos indígenas implicados, y sin un acuerdo previo sobre una indemnización justa, equitativa y, en lo posible con la opción de retorno. (11)
También, “Los pueblos indígenas tienen el derecho de determinar y elaborar prioridades y estrategias para el ejercicio de su derecho al desarrollo. Especialmente, los pueblos indígenas tienen el derecho a una participación activa en la elaboración y determinación de los programas de salud, habitación y otros programas económicos y sociales que les incumban y, en la medida de lo posible, de administrar esos programas a través de sus propias instituciones". (11)
De esta manera queda claro que los pueblos indígenas tienen el derecho garantizado, en el ámbito de la declaración, de participar efectivamente en la elaboración y determinación de cualquier política de REDD que esté relacionada con sus territorios. Por otro lado, cualquier política debe respetar su modo de vida tradicional, el derecho de ocupación de sus territorios y las formas de desarrollo económico, social y cultural que sean determinadas por ellos.
Según la última publicación de la presidenta del Foro Permanente de la ONU para Asuntos Indígenas, Sra. Victoria Tauli-Corpuz, "Guía sobre Pueblos Indígenas y Cambio Climático", (12) las negociaciones de REDD podrían representar una gran oportunidad para que la DNUDPI sea incluida en la Convención del Clima de las Naciones Unidas, trayendo de esta manera, beneficios para los pueblos indígenas y maximizando al mismo tiempo las iniciativas que buscan tanto la reducción de la deforestación como los procesos de mitigación y adaptación a los cambios climáticos. Además, según Tauli-Corpuz, REDD podrá fortalecer, en las negociaciones de la UNFCCC, posibilidades de establecer mecanismos propios para pueblos indígenas, así como motivar reformas en las leyes que garanticen que los derechos de los pueblos indígenas sean respetados y reconocidos.
En otras palabras, debe ser condición para la participación en políticas y programas de REDD, que el Estado (País) interesado en sus beneficios reconozca los mismos y haga cumplir los derechos de los pueblos indígenas y tradicionales, aquí referidos.
Referencias
1) IPCC Quarto Relatório, Grupo de Trabalho I. Fevereiro de 2007.
2) Cálculo realizado a partir de los datos de las emisiones de gases efecto inveernadero reportados oficialimente por cada país a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático.
3) Moutinho, P. 2006. Biodiversidade e Mudança Climática sob um Enfoque Amazônico. ln: Rocha, C. et. al. Biologia da Conservação: Essências. São Carlos, RIMA.
4) Foley, J. A. 2005. Global Consequences of Land Use. Science vol. 309 -pp. 570-574.
5) Inventário Nacional de Emissões de Gases de Efeito Estufa. Comunicação Nacional Inicial do Brasil a Convenção-Quadro das Nações Unidas sobre Mudança do Clima. Novembro de 2004.
6) IPCC Quarto Relatório, Grupo de Trabalho II - Julho de 2006.
7) Ministério da Ciência e Tecnologia. 2007. Status atual das atividades de projeto do MDL no Brasil e no mundo.
8) Houghton, R. A. 2003. Revised estimates of the annual net flux of carbon to the atmosphere from changes in land use and land management. Tellus 55:378-390.
9) Carlos Nobre. Considerações sobre uma política brasileira para mitigação de emissões (Anexo 2). Mudança do Clima. Núcleo de Assuntos Estratégicos (NAE) da Presidência da República.
10) Submissão a UNFCCC/SBSTA/2006/L.25 Reducing emissions from deforestation in developing countries. Submissão feita conjuntamente pelo The Woods Hole Research Center (WHRC) e Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia (IPAM)
11) Nuevo instrumento adoptado por la ONU el 13 de septiembre de 2007, que actualmente forma parte de la legislación internacional protectora de los derechos humanos. http://www.un.org/esa/socdev /unpfii/documents/ DRIPS_pt.pdf. Artículos 26, 3, 20,10, Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (DNUDPI).
12) Tauli-Corpuz, Victoria et al, Guide on Climate Change and Indigenous Peoples (Guía sobre Cambio Climático y Pueblos Indígenas), organizado por Tebtebba Indigenous Peoples' International Centre for Policy Research and Education, 2008, Ed. Raymond de Chavez & Victoria Tauli-Corpuz, Página 50-51, capítulo REDD y Pueblos Indígenas.
- Extractos de la cartilla preguntas y respuestas sobre calentamiento global, editada por el Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia (IPAM), Belem, Brasil, 2008, en colaboración con Alianza Amazónica y COICA; y elaborada colectivamente por: Erika de Paula Pedro Pinto, Paulo Moutinho,
https://www.alainet.org/es/articulo/141409?language=en
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