El nuevo Tratado START entre EU y Rusia

08/04/2010
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Tras meses de arduas negociaciones, el pasado 26 de marzo, el Presidente de Estados Unidos, Barack Obama, y su homólogo ruso Dmitri Medvedev concluyeron el nuevo Tratado sobre Reducción de Armas Estratégicas (START), que viene a dar continuidad al primer tratado START de 1991, cuya vigencia expiró el pasado 5 de diciembre de 2009. El nuevo tratado START será firmado el próximo 8 de abril en Praga, República Checa, y permitirá reducir el arsenal nuclear de ambas naciones erigido en los tiempos de la guerra fría.
 
El nuevo tratado START es un acuerdo jurídicamente vinculante, mediante el cual ambos países reducirán las armas nucleares estratégicas que tienen desplegadas a 1 550, y a 800 en sus sistemas vectores y/o de despliegue –entre ellos submarinos-, con un sublímite de 700 sistemas. Este histórico acuerdo disminuye en un 30 por ciento más, respecto a los límites de cabezas nucleares permitidos en el Tratado sobre Reducciones Ofensivas Estratégicas entre Estados Unidos y Rusia (SORT) de 2003 –que ascendían a 2 mil 200 cabezas nucleares-; respecto a los sistemas vectores y de emplazamiento, el nuevo tratado START implica recortes en un 50 por ciento más que los estipulados en el START I –que eran mil 600 sistemas.
 
El nuevo tratado START cuenta con sistemas de verificación mutua, mismos que contribuirán a mejorar la confianza entre Estados Unidos y Rusia en materia de desnuclearización. Las características de los sistemas de verificación, si bien incluyen algunas técnicas estipuladas en el START I, adicionan otras modalidades confeccionadas específicamente para el nuevo tratado START.
 
Entre las medidas de verificación figuran inspecciones físicas en los lugares en que están desplegadas las armas y/o los sistemas vectores, intercambio de información y datos sobre las armas ofensivas estratégicas y las instalaciones incluidas en el tratado, y disposiciones que facilitan el empleo de recursos tecnológicos nacionales para el monitoreo. Para mejorar la confianza y la transparencia entre las partes, se tiene contemplado el intercambio de información de telemetría –datos sobre pruebas de vuelo de los misiles a razón de hasta cinco pruebas por año- en tanto el nuevo tratado START no limita las defensas anti-misiles ni las capacidades de ataques convencionales de largo alcance. Otro aspecto importante es que las reducciones previstas en este acuerdo deberán hacerse efectivas a más tardar siete años después de su puesta en vigor y la vigencia de este instrumento jurídico será de 10 años, con la opción de prolongarlo si así lo convienen las partes.
 
Gracias a esta negociación, el Presidente Obama podrá mitigar un poco las críticas que ha recibido tras su designación como beneficiario del Premio Nobel de la Paz 2009, puesto que en el momento en que se le distinguió con tan insigne galardón, no había concretado ninguna iniciativa a favor de la paz mundial. Con todo, el nuevo tratado START tiene hoyos, siendo uno de los principales, el escudo anti-misiles que el actual gobierno estadounidense continúa desarrollando y que contará con bases interceptoras en Polonia y la República Checa, para disgusto de Rusia. Este sistema, que implica una enorme inversión de recursos económicos y humanos –de 2004 a 2009 demandó una inversión de 59 mil millones de dólares por parte del Pentágono- se estima que sería útil sólo ante ataques con misiles poco sofisticados, toda vez que de cara a ataques avanzados que utilicen el pulso electromagnético de gran altitud, los misiles anti-misiles no serían operativos. Pese a ello, desde finales de 2004 ya se encuentran operando siete misiles anti-misiles en Alaska. Por lo tanto, aunque el nuevo tratado START es una buena noticia, hay que matizar el optimismo, toda vez que falta mucho para que el mundo se libere de la carrera armamentista nuclear.
 
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María Cristina Rosas es Profesora e investigadora en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México.
 
https://www.alainet.org/es/articulo/140533?language=en
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