El imperio sigue creyéndose y actuando como imperio
22/02/2010
- Opinión
De 190 estados con derecho a voto, 187 votaron el 2009 porque Estados Unidos de Norteamérica cese el bloqueo genocida contra Cuba; un bloqueo además que ya se impone por medio siglo y que es el más prolongado, cruel e injusto de un país poderoso contra un país pequeño pero digno y soberano.
La razón: que el pequeño país hizo una revolución –revolución, confiscó los bienes y las empresas privadas, especialmente de los capitalistas extranjeros; e impuso un régimen socialista, a solo 90 millas de distancia del gran imperio. Y ese país socialista no solo que sobrevivió al derrumbe de su gran aliado (la URSS) sino que ha logrado records universales en salud, educación, pleno empleo. Semejante actitud, para los imperialistas y sus lacayos, no tiene “perdón ni de dios ni del diablo”
Si mal no recuerdo, creo que la resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas fue la número 17. La humanidad (casi por unanimidad) resolvió conminar al gran imperio a que cese esta brutal e ilegítima agresión unilateral. Pero el imperio, impertérrito, ha vuelto a reírse de esa resolución y sigue aplicando contra Cuba (es decir contra sus 13 millones de habitantes) el atroz bloqueo. Ni siquiera ha sido sensible a las mil y una críticas que han formulado políticos, intelectuales, ciudadanos y ciudadanas norteamericanas quienes han dicho mil y una vez que el bloqueo criminal no ha servido para nada como no sea para que confirme y se fortalezca el régimen socialista que se quiere liquidar.
Muchos pensaron que con la llegada del Sr. Obama a la presidencia de los EE.UU. se daría un giro pragmático a la política norteamericana contra la pequeña isla; pero, a más de aliviar las posibilidades de que los cubanos emigrados puedan regresar a su país cuando quieran y puedan enviar sus remesas a sus familiares; y la promesa de suprimir la nauseabunda prisión de Guantánamo, convertida en tierra de nadie por el Sr. Bush, pues el imperio sigue aplicando unilateralmente su política de agresión contra un país libre y soberano.
La señora Clinton –que presumía de gran demócrata- en su calidad de Secretaria de Estado del Sr. Obama, hace unos meses, cuando le preguntaron qué esperaba para conversar con Cuba de igual a igual, como estados soberanos, respondió: “nosotros ya hemos dado señales de buena voluntad. Ahora le corresponde a Cuba hacer lo mismo” Es decir, el agresor cree que habiendo suprimido un par de arbitrariedades, el agredido debe agachar la cabeza y renunciar a su revolución solo para que el imperio pueda levantar la medida draconiana que viene aplicando, por si y ante si.
Estas reflexiones (que vienen dándose en el mundo entero, en todos los tonos y desde toda la policromía política universal) las he refrescado ahora que va a reunirse en México la Cumbre de la Unidad de América Latina y el Caribe, prevista para el 22 y 23 de febrero/2010; un cónclave en el que no participan ni Estados Unidos, ni Canadá. Es decir, una cumbre en la que más o menos estarán representados los países latinoamericanos y del Caribe, con sus matices y sus convergencias pero sin la coacción del gran imperio del norte y su aliada “natural” Canadá.
Ricardo Patiño, el nuevo Ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador, ha fijado en cuatro los puntos la agenda que el país planteará en esta cumbre latinoamericana. Uno de ellos, la creación de un organismo similar a la OEA pero sin EE.UU. y sin Canadá. Un planteamiento que ya fue enunciado por el Presidente Rafael Correa, hace un par de años, pero que no ha prosperado como debiera.
La idea es que solo entre iguales (con algunas desigualdades) este organismo podría desempeñar mejor el papel que debió cumplir la OEA, aunque todos saben que este organismo, antes de llegar a ser INSULSO, ya estaba condenado a ser un simple instrumento de la gran potencia, a fin de que su patio trasero cumpla a cabalidad y sin chistar lo que ordenaba el norte hemisférico; es decir, nada para los paisitos bananeros y todo para el gran imperio, que para eso era y sigue siendo imperio.
Pero la historia no es un fenómeno repetitivo de situaciones y de sojuzgamientos. En los últimos 50 años, la propia revolución cubana no solo que no ha podido ser liquidada sino que ha inspirado y sigue inspirando movimientos libertarios. Salvador Allende tuvo que ser liquidado por los bárbaros pinochetetistas; pero tras él, renace la revolución sandinista, Evo Morales y su “indiada” acaban de consolidarse por un nuevo período en Bolivia; y Rafael Correa impone en el Ecuador su revolución ciudadana. Y, sobre todo, aparece Hugo Chávez y subleva a la en apariencia “tranquila” Venezuela. Su revolución bolivariana es otro suceso que va imponiéndose contra viento y marea, especialmente mediática. Y para “colmo” (como dirían los sipianos pelucones) aparece en San Salvador, un Funes, identificado con el Frente Farabundo Martí; y en Uruguay, triunfa abrumadoramente el extupamaro Mujica. Lugo no deja de ser un dolor de cabeza para madres solteras y pelucones.
Por supuesto, no hay que perder de vista que las pequeñas peluconerías sipianas, han logrado algunos repuntes que pudieran conspirar contra esta y otras reflexiones. Pinochet redivivo estará con su leal escudero Piñera y sus demócrata cristianos recuperados por entero “para el bien”. Desde Honduras soltarán al Lobo ese que estará dispuesto a servirse unas cuantas ovejas. El millonario Martinelli estará pensando en prohibir a los “insurrectos” su paso por el Canal. Y Uribe, desde luego Álvaro Uribe, junto al Calderón mexicano y al García peruano, estarán listos para recuperar “a plenitud” la “seguridad democrática” para nuestros pueblos. Ellos estarán pensando en convertir a toda América Latina en una gran plataforma para misiles, aviones supersónicos sin piloto, bombas “inteligentes” submarinos silenciosos y una larga lista de armas de última generación. Pero…
La reunión de la OEA, que “reivindicó” el derecho de Cuba a volver a ese escenario, es un claro ejemplo que cuando la verdad se impone y la dignidad sale por sus fueros, los obstáculos no son insalvables. Por ello, es muy posible que la Cumbre mexicana no solo pida sino que exija a la gran potencia del norte a cesar para siempre y sin condiciones su criminal bloqueo. Y también a disponer la libertad de los cinco cubanos antiterroristas que sufren cárcel y enclaustramiento solo por haber boicoteado los actos TERRORISTAS que la gusanera preparaba contra su pueblo. Y también que la justicia yanqui se anime a enjuiciar y meter en la cárcel a los verdaderos terroristas que por Miami pululan (Posada Carriles, Orlando Bosh y muchos otros) y a los ladrones de todos nuestros países que por ahí exhiben un “buen vivir” a cambio de las monstruosas deudas sociales que dejaron en nuestros lares.
¿Será posible? Yo creo que si.
Quito, febrero 19/2010
- Alberto Maldonado es periodista – Ecuador
https://www.alainet.org/es/articulo/139570
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