Votar por un programa
08/01/2010
- Opinión
No es extraño que existan fuertes reticencias a votar en segunda vuelta por Eduardo Frei. Se trata de suspicacias con fundamento y sentido, sobre todo para quienes vivimos como dirigentes sociales o políticos el período 94-99. Me tocó enfrentar ese gobierno como presidente de la FEUC y puedo recordar con amargura cómo el Ministerio de Educación intervino de forma descarada para dividir y quebrar el Congreso de la CONFECHde junio de 1998, que pretendía generar una orgánica y un programa estudiantil de carácter nacional. Recuerdo las manifestaciones en rechazo a la decisión del gobierno de Frei por jugarse a fondo por lograr el retorno a Chile del dictador Augusto Pinochet, detenido en Londres por crímenes de lesa humanidad. No he olvidado como el entonces canciller José Miguel Insulza reiteraba a los medios nacionales e internacionales que “en Chile existen las condiciones para juzgar al senador vitalicio”. La tranquila muerte del criminal se encargó de desmentirlo. Nada ni nadie esta olvidado.
Al votar por Eduardo Frei el 17 de enero próximo voy a tener todos estos hechos muy claros en mi memoria. Porque votar en esta coyuntura por la Concertación no se anulan las luchas acumuladas, ni las críticas sostenidas a pesar de todos los intentos de cooptar y dividir a nuestras organizaciones. Se trata de un voto lleno de memoria, que no regala cheques en blanco, no vende principios, ni entrega nada a cambio. Se trata de un voto al que se llega por haber acumulado durante años un programa de cambios que ya no pueden ser postergados, y que a fuerza de persistir y mantener se ha convertido en la única propuesta que puede movilizar un voto que impida al pinochetismo acceder al poder. Quienes votaremos en segunda vuelta por la Concertación no lo haremos por Frei. Lo haremos a pesar de Frei, lo que es muy distinto.
Por este motivo, no sólo votaremos en contra de la derecha y lo que representa. Podremos votar por un programa mínimo que no es fruto de los think tank de la Concertación ni de sus lobbistas. Se trata de doce puntos que van mucho más allá de frases bonitas o buenas intenciones. Es el fruto más palpable de las demandas de la ciudadanía y la Izquierda, que fue capaz de instalar en el debate presidencial lo que se trataba esquivar y tapar: una nueva Constitución, la defensa de CODELCO, la educación y salud públicas, la ampliación de los derechos de los trabajadores, la recuperación del agua, la democratización de los medios de comunicación, un país con más equidad, menos discriminación, más derechos de las mujeres, más integrado a América Latina, y con mayor protección contra los abusos financieros.
No se trata de un programa de Izquierda. Pero los doce puntos garantizan un marco democrático que permite mantener las conquistas sociales alcanzadas producto de las demandas sociales y políticas, y a la vez abren posibilidades de continuar resquebrajando el entramado político y jurídico pinochetista. Se trata de un instrumento para enfrentar y derrotar a la derecha, y a la vez hacer posible la convergencia de gran parte de las fuerzas progresistas en torno a una propuesta democrática. No se trata de un chantaje, basado en la coacción, el miedo, o la ausencia de alternativas. Votamos por un consenso activo, basado en la convergencia en torno a un horizonte mínimo conquistado y delimitado desde la Izquierda.
Son doce puntos que se han logrado arrancar como conquista y como derecho. No son dádivas, ni limosnas. A partir de marzo de 2010 estos compromisos se convierten en un dato duro, que cambiará el horizonte de quién ocupe La Moneda. Y también cambiarán nuestra propia agenda, dándonos un marco de propuestas que deberemos ser capaces de exigir y presionar para que lleguen a puerto. Quién no desea ver las posibilidades históricas de esta coyuntura, está en su derecho. Pero que recuerde que las oportunidades perdidas sólo son experiencia acumulada. Como afirmaba Arrate en la campaña., prefiero apostar a ensanchar el umbral de lo posible.
- Álvaro Ramis es Presidente Asociación Chilena de ONGs ACCIÓN.
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