Copenhague y COP 15: Dilemas y letanías sobre el Cambio Climático
07/12/2009
- Opinión
Al iniciarse la cumbre COP 15 (Quinceava Conferencia de las Partes), auspiciada por la Organización de Naciones Unidas sobre el cambio climático global, los días centrales el 17 y 18 de diciembre en Copenhague, capital de Dinamarca, a fin de lograr acuerdos concretos y vinculantes de la comunidad internacional sobre la reducción de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero. Se acrecienta la preocupación mundial y un acentuado escepticismo, en especial de los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil, con relación a los resultados que se puedan obtener en dicho evento.
Se ha criticado bastante que los eventos preparatorios a la cumbre de Copenhague, los realizados en Bangkok y Barcelona, no aportaron nuevos elementos de avance. Es más, hubo nuevas propuestas, como la de EE.UU. en Bangkok, no obstante su muy criticada postura de no ratificar el protocolo de Kyoto, y que ahora propone debería haber un protocolo con compromisos en un mismo nivel bajo un mismo tratado para los países industrializados y en desarrollo. Es decir, con el riesgo de que este nuevo enfoque supone podría diluir los evidentes niveles de responsabilidad que sin duda tienen los países industrializados, con respecto a los países en desarrollo, frente a las emisiones de GEI y al problema del calentamiento; soslayando -una vez más- el diagnóstico de fondo y así dilatando de forma conveniente que se asuman compromisos concretos al respecto. Sobre todo de quienes tienen mayores responsabilidades en ello: los países industrializados y sus estilos de desarrollo.
De otro lado, el reciente otorgamiento del premio Nobel de la paz al presidente Barack Obama pareciera no sólo haber generado controversia mundial por esta inesperada designación, sino porque tampoco pareciera haber contribuido en generar un mayor compromiso o al menos celeridad en el Congreso estadounidense sobre el problema del cambio climático; pues según se sabe han retrazado el tratamiento de la ley sobre cambio climático, siendo una herramienta crucial para su política internacional en la materia. Lo que coincidentemente, frente a la cumbre de la COP 15 en Copenhague, los exoneraría de asumir mayores compromisos.
Es evidente que entre las declaraciones ambiguas y difusamente protocolares de los mandatarios y principales funcionarios de gobierno de los países industrializados, se percibe en general que sigue gravitando el mero discurso y la postura oficial antes que la real voluntad política y la acción concreta y concertada de la comunidad internacional para enfrentar este grave problema. En tal contexto, las relaciones asimétricas existentes entre los países del centro y la periferia seguirán siendo determinantes de las negociaciones y acuerdos a los que arriben. De hecho los países pobres con grandes recursos de biodiversidad resultan mucho más vulnerables al cambio climático y menos responsables en sus causas de origen, por lo que tendrían mucho que decir al respecto. Por ello no es gratuita la llamada deuda ecológica generada por los países industrializados en este grave problema.
Desde la Convención Marco sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas (firmado en 1992) y el protocolo de Kyoto (acordado en 1997 y hecho efectivo el 2005, ratificado por 183 países y la UE, a culminarse el 2012) hasta la actual Cumbre de la COP 15, debiesen lograrse mayores avances -sobre todo de los países industrializados- para una drástica reducción de sus emisiones de GEI hasta el año 2020. Sin embargo, se observa que se continúa enfrentando grandes obstáculos y resistencias que devienen de los grandes intereses económicos que subyacen como cuestión de fondo al problema, afectando los intereses y demandas de los pueblos y sus derechos básicos.
Tal como numerosos analistas sostienen, el contexto de crisis de la economía y del cambio climático global está intrínsicamente relacionado -en su origen- con la inviabilidad del sistema económico imperante y su paradigma de desarrollo. Vemos, por ejemplo, que Estados Unidos y China son responsables en conjunto del 40% de las emisiones globales de GEI. Y que independientemente del sistema político de gobierno aplicado en cada país, pareciera que en torno al modelo económico neoliberal el resultado es similar: que no logran entronizar en las estructuras del sistema, de forma funcional, la dimensión ambiental con la dimensión económica y social en el contexto de desarrollo país y menos en el contexto global. Lo que implicará cambiar el paradigma de desarrollo.
Los ambientalistas sostienen que frente a una crisis de escala global, como la del cambio climático, se requiere de acciones y medidas concretas en ese mismo nivel por parte de la comunidad internacional, pero de abajo hacia arriba. Es por eso que en Copenhague debe asumirse compromisos vinculantes con sanciones efectivas para los que incumplan. Que los países industrializados asuman responsabilidad con respecto a sus emisiones de GEI y con cuotas de aporte de recursos, en forma proporcional a su PBI y a sus emisiones en CO2, para establecer un fondo de apoyo a los países en desarrollo (mucho más vulnerables al cambio climático), entre otras medidas.
El cambio climático es una realidad y para la cumbre COP 15 conviene recordarles a sus participantes la cita de Leonardo Boff, en la Carta de la Tierra, 2003: “Estamos en un momento crítico de la Tierra en el cual la humanidad debe escoger su futuro. Y la elección es ésta: o se promueve una alianza global para cuidar a los otros y la Tierra o arriesgamos nuestra destrucción y la devastación de la diversidad de la vida”. En efecto, el desafío sigue pendiente, reclamando no más dilemas ni letanías sobre el cambio climático, sino un cambio radical en la conciencia y voluntad de los mandatarios, políticos y funcionarios de gobierno, que no dependan de intereses subalternos sino de un sentido pleno de humanidad y solidaridad, con justicia social y ambiental, que es lo que hoy -y desde siempre- vienen demandando y exigiendo con derecho los pueblos del mundo.
Walter Chamochumbi
Consultor en Gestión Ambiental y Desarrollo
https://www.alainet.org/es/articulo/138182
Del mismo autor
- El oxímoron desarrollo sostenible, efecto colateral del sistema económico global 14/05/2020
- Regresiones sociedad-naturaleza, ecosistemas y resiliencias frente al cambio climático: rompiendo paradigmas para la acción 16/10/2019
- Desarrollo y territorios seguros para comunidades campesinas y nativas 09/01/2019
- Dimensión territorial en las dinámicas de desarrollo de comunidades campesinas y nativas 28/11/2018
- La Agroecología como ciencia, praxis y movimiento social: evolución y desafíos frente al mercado 29/09/2017
- Dinámica de ecosistemas, resiliencia y regresiones sociedad-naturaleza: una aproximación crítica 22/12/2014
- COP 20, 21: ¿Cambiamos el clima o el sistema económico? 24/11/2014
- Cambio climático, mercado global y mecanismos de acceso y control sobre la biodiversidad 08/10/2014
- Perú: La institucionalidad ambiental retrocede frente a la política económica 21/09/2014
- Cooperación para el desarrollo, modelo hegemónico y crisis sistémica: ¿círculo perverso? 13/09/2014
Clasificado en
Clasificado en:
Cambio Climático
- Leonardo Boff 15/02/2022
- Prabir Purkayastha 14/02/2022
- Prabir Purkayastha 13/02/2022
- Jake Johnson 09/02/2022
- Jomo Kwame Sundaram 26/01/2022