Significado de la contra-reforma constitucional
08/10/2009
- Opinión
En la República Dominicana está siendo reformada para peor, más bien sustituida en dirección del retroceso, la Constitución de 1966 (inspirada en la que estuvo vigente a lo largo de la tiranía de Trujillo-1930-1961), que a su vez reemplazó la del 63 (la más democrática de nuestra historia), anulada por el golpe de estado contra el gobierno democrático y progresista del profesor Juan Bosch.
Antecedentes y arranque de la contra-reforma
Joaquín Balaguer, heredero político de la tiranía, retomó el gobierno después de la invasión militar estadounidense de 1965, traspasó lo esencial de la Constitución trujillista a la Constitución de 1966 y de manera más drástica descartó la ya anulada Constitución Democrática de 1963.
La constitución balaguerista ha regido desde entonces, con ligeras enmiendas (1966-2009)
El derechizado y neoliberalizado Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que acaudilla ahora el Doctor Leonel Fernández Reina, actual presidente del país, prometió demagógicamente convocar una Asamblea Constituyente, por elección popular para dizque “dotar al país de una constitución mas avanzada y moderna”.
Después de hecho ese compromiso en el contexto de campañas electorales, el presidente Fernández comenzó a dar macha atrás, plateando la posibilidad de que en lugar de la Asamblea Constituyente por elección del soberano, se sometieran las anunciadas reformas constitucionales a la Asamblea Nacional Legislativa en función de “asamblea revisora”.
El debate sobre el tema creció y se desarrollo una fuerte opinión a favor de la Constituyente popular y contra la posibilidad de darle tan trascendente misión al actual Congreso o Asamblea Nacional Legislativa, plagada de corrupción y perversidades políticas.
Eso forzó al presidente Fernández a acompañar la designación de una comisión de juristas encargada de preparar la propuesta de reformas con la decisión de hacer una consulta popular en torno al dilema de si realizar la Constituyente por elección popular o convocar la Asamblea Nacional Legislativa con esos fines.
En esa consulta no estaba en juego poca cosa.
La elección de una Asamblea Constituyente como poder independiente del legislativo hubiera dado la posibilidad de conformar algo más abierto, más representativo, más avanzado y democrático, con otra correlación de fuerzas y una dinámica mucho más participativa.
La asamblea legislativa actual es una elevada expresión de la partidocracia corrompida, del clientelismo y la subordinación a los neo-caudillos de los partidos que la dominan, especialmente de los que integran el sistema bipartidista actual: el Partido de la Liberación Dominicana (PLD) y el Partido Revolucionario Dominicano (PRD).
EL Partido Reformista de Balaguer, el otro que conformó la trilogía sistémica en un pasado reciente, está en acelerado proceso de achicamiento, desintegración y satelización en favor del PLD.
No era difícil vaticinar que asignarle a esa Asamblea Nacional la misión de la reforma constitucional, equivalía a prostituir ese proceso dado la degradación ético-moral del actual poder legislativo y su subordinación al nuevo caudillismo partidista asociado a las mafias empresariales y a la oligarquía neoliberal.
La consulta popular resultó totalmente adversa a esa posibilidad, favoreciendo en más de un 60% la Constituyente.
Al mismo tiempo la comisión de juristas elaboró un proyecto de reforma, que aun con muchas limitaciones y no pocos aspectos negativos, superaba en cuanto a más democracia la Constitución balaguerista vigente.
Ambos resultados le fueron entregados al Presidente de la República para proceder a confeccionar la propuesta oficial. Este optó por desconocer el resultado de la consulta y decidió someterlo a la actual Asamblea Legislativa. Previamente, ayudado por consultores españoles de línea conservadora, amplió y cambió para peor el texto de los juristas dominicanos hasta presentar una nueva Constitución con un articulado cargado de contradicciones y aberraciones políticas que supera en extensión y contenido anti-democrático la vieja Constitución neo-trujillista, incorporándole además cuestiones propias de la legislación adjetiva.
Entre esta ultimas temáticas se destacó el tristemente celebre articulo 30 que asume la “defensa del derecho de la vida desde la concepción hasta la muerte” para criminalizar cualquier interrupción terapéutica del embarazo. El fundamentalismo de alta jerarquía católica y del “Opus Dei” estuvo muy presente en esa determinación asumida por el primer mandatario de la Nación.
EL despotismo letrado y no letrado impregnó las características de esa nueva dinámica iniciada contra la voluntad expresada por las mayorías consultadas y expresadas.
La tramposerìa lo acompaño desde el inicio hasta el presente e incluso los juristas designados para preparar el proyecto fueron engañados por el presidente Fernández.
El mandatario desplegó entonces con mayor intensidad su consabida doble moral y su extraordinaria capacidad de simulación, procurando a cada paso -ya en un escenario más manipulable- avanzar sostenidamente en dirección a una contra-reforma de corte neoliberal, funcional por demás a la partidocracia corrompida, al neo-caudillismo político y a las cúpulas empresariales voraces.
En resumen:
-Abandonó la promesa de la Constituyente y la sustituyó por una Asamblea Nacional maleada y maleable.
-Desconoció los resultados inequívocos de la consulta popular que el mismo había recomendado.
-Sustituyó las propuestas de reformas elaboradas por los juristas por una nueva Constitución cargada de conservadurismo y transacciones espurias.
-Violentó la legalidad del proceso asignándole a la Asamblea Nacional funciones no dadas por la Constitución vigente, puesto que una nueva Constitución solo podía ser abordada por la Constituyente electa por el pueblo y dado que la función constitucional de la Asamblea Nacional Legislativa como “asamblea revisora” se limita a conocer reformas puntuales a artículos específicos y no contempla aprobar una nueva Constitución.
-Abrió así espacio a un proceso inconstitucional e ilegitimo, controlable por él y sus potenciales aliados empresariales y políticos en tan cuestionable misión.
Aliados de igual calaña en vista de la naturaleza pandillera de la mayoría de los/as legisladores/as y de la negativa metamorfosis sufrida en los grupos empresariales hegemónicos a lo largo de 25 años de neo-liberalización de este capitalismo dependiente y lumpenizado.
El acumulado de Leonel puesto al servicio del retroceso
Leonel, en sus nueve años de ejercicio presidencial, ha devenido en un político súper-enriquecido, aunque sea difícil contar exactamente sus millones en pesos y dólares, enmascarados de diferentes maneras.
Además de la Fundación Global y de sus múltiples inversiones a través de testaferros y familiares, el presidente del PLD y actual Jefe de Estado tiene no pocas súper-alcancías que les son llenadas religiosamente por sus colaboradores más cercanos: Diandino Peña (Ministro del Metro), Félix Bautista (titular de la poderosa Oficina Supervisora de Obras del Estado), Díaz Rùa (Ministro de Obras Publicas y Comunicaciones), Freddy Pérez (ex –ministro de Obras Públicas), Margarita Gómez ( privilegiada decoradora oficial, socia del capo Quirino Ernesto Paulino), General Aquino García (actual jefe de la Dirección Nacional de Investigaciones-DNCD y ex-Ministro de las Fuerzas Armadas-FFAA), General Florentino y Florentino (ex jefe de la FFAA y la DNCD y socio también de Quirino), Contralmirante Ventura Bayonet (vice- Ministro de las FFAA, ex-jefe de la DNCD y de la Marina de Guerra), Contralmirante Gilberto Delgado (ex jefe de la DNCD), Contralmirante Lajara Solà (ex-jefe de la DNCD y actual Jefe de la Marina de Guerra, Felucho Jiménez (ex-Ministro de Turismo y próspero empresario del ramo desde el ejercicio del poder), Francisco Javier García (ex-director de la esquilmada Lotería Nacional, ex –Ministro de Industria y Comercio y actual Ministro de Turismo) y otros/as.
Pero eso no es todo ni lo más grave de ese acumulado.
Leonel Fernández esta fuertemente articulado y/o asociado -a través de múltiples contratas, concesiones y convenios altamente rentables- a grupos poderosos como el del magnate venezolano Gustavo Cisneros y el de Pepe Hidalgo, al Grupo Central Romana, al Grupo Vicinni, al Grupo Hazoury, al grupo de los nuevos ricachones de Santiago (Estrella, García, Clase y Capellán), al consorcio brasileño ODEBRECH y a incontables empresas contratistas y suministradoras de bienes y servicios al Estado Dominicano representado por su gobierno.
Entre los mencionados –y otros más- los hay dedicados al saqueo privatizador de los recursos naturales del país, algunos concentrados en las tierras con “vocación turística” y las grandes reservas de agua, biodiversidad, minas reservas culturales y científicas en toda la región Este del país; otros en parte de la región central, en Puerto Plata-Luperòn y en las potencialmente ricas zonas inexploradas del Nordeste y Suroeste del país; y no faltan quienes están haciendo de las suyas en varias regiones a la vez.
Los hay también construyendo los mega-proyectos y metidos en el jugosos negocios de los combustibles y la electricidad.
Los hay además involucrados en diferentes vertientes del fabuloso negocio de las drogas: trafico, distribución y lavado; conectados con las mafias estatales y para-estatales colombianas y haitianas.
Y sobresalen los que están presentes en todas las regiones ye todos esos fabulosos negocios.
El devenir del PLD ha facilitado la afrenta
El PLD primero montó un eficiente y bien organizado mecanismo de corrupción de Estado-partido que le sirvió para convertirse en un partido muy rico, con fondos, empresas y negocios propios, con alcancías partidarias, con capacidad para cobro de peaje a los funcionarios y empresarios beneficiarios de sus concesiones y facilidades, y también a toda su clientela insertada en el Estado.
Ese sistema no resultó invulnerable a la vocación de enriquecimiento personal de sus componentes, dado que sus administradores y principales protagonistas contaron con amplias posibilidades para, al tiempo de enriquecerse al partido, enriquecerse a sí mismos/as.
Eso explica la cantidad de altos dirigentes del PLD que al cabo de los años detentan grandes fortunas aparentemente procedentes de la nada. Eso a su vez se traduce en poder partidario, amén del que le facilitan sus respectivas habilidades y méritos en la carrera política pasada, sus talentos y abundante capacidad de maniobra y tramposerìa.
Fortuna colectiva y fortunas individuales se unieron para convertir al PLD en un partido clientelista de alto vuelo y para transformar su quehacer político en una vertiente del quehacer empresarial, del negocio y el comercio politiquero, como suma factores de intermediación entre gobierno y grandes empresarios, como nido de políticos metidos a empresarios y como aparato de militantes afiliados y simpatizantes convertidos en clientes.
El PLD se convirtió en una especie de compañía por acciones bien estructurada e inicialmente compartida entre varios grupos de accionistas.
Mas tarde, por la capacidad de acumular mas que otro/as y de comprar la mayoría de las acciones -aunque también por sus mejores habilidades, por su gran talento para maniobrar y engañar, por su verbo sobresaliente y su gran astucia política- Leonel Fernández pasó a ser el gran dueño de ese partido sensiblemente privatizado, con un aventajado poder en el Estado-gobierno y un enorme acumulado económico personal que le ha facilitado erigirse en su nuevo caudillo.
Leonel no es un líder popular, ni siquiera un líder populista. Es un jefe y manipulador de un gran aparato y una enorme clientela. Un caudillo post-moderno, mercantilizado.
Muy distinto a Bosch y a Peña Gómez en materia de carisma, de autoridad y respeto bien ganado en el seno del pueblo humilde, aunque Peña resultó sumamente permisivo con la clientelizaciòn y corrupción de importantes estructuras perredeìstas.
Incluso distinto a Balaguer, que aunque fue el padre mayor del clientelismo y de la corrupción partidista y gubernamental, representó un auténtico liderazgo conservador con fuerte gravitación en las partes más atrasadas de sociedad.
Leonel, más allá de sus habilidades y capacidad para simular, es un producto de sus recursos mediáticos, del dinero, del clientelismo moderno, de la corrupción altamente concentrada…y si le quitan esas alfombras, se desploma.
El proceso de corrupción y degradación política del PRD influye en el peor de lo sentido
Las estructuras de mando del PRD, con algunas excepciones, se corrompieron previamente al PLD, pero de otra manera.
EL PRD nunca tuvo un mecanismo de corrupción organizado, por lo que en lo fundamental la corrupción le vino desde fuera; y aquella que procedió del ejercicio gubernamental de sus funcionarios, se hizo de manera desordenada y sin centralidad.
A la larga, a la corrupción de los sobornados por sectores oligárquicos y por el balaguerimo, se le agregó la corrupción del “tigueraje” populista (en forma de fullerías medianas y menores desordenadas), y también la gran corrupción de Estado (contratos, suministros al gobierno, tráfico de influencias y conexiones con el narcotráfico) con fines de enriquecimiento personal, multiplicación de fortuna e influencia clientelar particular.
El PRD fue afectado por esa corrupción típica de los grandes partidos populistas, que conteniendo un liderazgo de profundo calado en las masas, asumen en grande las prácticas clientelistas al compàs la subordinación a los poderes fàcticos. Pero también abrió sus compuertas en las cúpulas a personas enriquecidas al margen de la actividad política directa: viejos y nuevos ricos.
En vida de Peña Gómez contó con un liderazgo, que pese a lo permisivo respecto a todas esas malas prácticas, no se involucraba en ellas con fines personales, arbitraba, limitaba y contenía la posibilidad de apropiación total del partido desde los intereses privados. Posteriormente, el poder del dinero se tornó mucho más decisivo cuando la corrupción de Estado rompió record a raíz de conversión de Hipólito Mejía en la figura central de ese partido.
En ese período no pocos dirigentes del PRD se enriquecieron en mayor grado y enriquecieron aun más a empresarios metidos a políticos, con contadas excepciones.
Entre estos últimos Miguel Vargas Maldonado es el más aventajado. A su paso por la Secretaria de Estado de Obras Publicas y como conexión criolla de los protagonistas y beneficiarios del caso Marbella, multiplicó fortuna y se propuso apropiarse a “papeletazos sucio” del PRD.
Devino así en el dueño de un PRD privatizado, “competidor” –desde esas malas esencias parecidas- con un PLD también privatizado fundamentalmente a favor de Leonel Fernández.
Una moneda y dos caras parecidas
Dos caras de una misma moneda, ambas con características aproximadas y cada una con historias peculiares.
La ideología neoliberal, neo-conservadora, promotora del aplastamiento de lo social y de los público, aupadora del predominio en todo de los intereses privados altamente concentrados, estimuladora de la insolidaridad y los individualismos extremos, alimentó en grande esos procesos degenerativos que convirtieron el sistema tradicional de partidos políticos, y especialmente a esas dos importantes fuerzas de origen progresista y con vocación reformadora, en maquinarias clientelistas neo-conservadoras, altamente privatizadas y dominadas por sus principales dueños.
Eso le permitió competir en los mismos términos, con los mismos métodos y las mismas malas artes.
Solo que la apropiación del PRD por Vargas Maldonado ha provocado recientemente una rebeldía soterrada que se expresó en las elecciones internas a la Secretaria General y a la Secretaria de Organización de ese partido. El populismo perredeista erosionó súbitamente al PRD corporativo-empresarial a través de las candidaturas de Guido Gómez Mazara y Tony Peña Guaba, canales sumamente defectuosos, pero los únicos a manos de las bases para expresarse contra el intento de monolitismo gerencial.
Es claro sí, que en la medida los dos nombrados pre-candidatos se quemaron frente al pueblo por sus desafueros durante el gobierno de Hipólito, el fenómeno se reduce a lo interno del PRD; dada la imposibilidad de ambos para lograr el respaldo de la sociedad que ayer atropellaron y estafaron.
El valor relativo de ese fenómeno, que de todas maneras expresa una reacción de la base popular perredeista contra el secuestro de una organización que fue parte de las luchas democráticas y patrióticas del pueblo dominicano, es que refleja potencialidades de rebeldías mayores en la sociedad contra toda la partidocracia y contra la privatización de esos partidos; metiendo de inmediato en crisis mayor a uno de los pilares del bipartidismo dominante y anunciando una progresiva desobediencia civil contra las instituciones estatales que ellos usurpan.
El maleado escenario de la Asamblea Nacional y su engendro constitucional
Presentar las reformas a la Constitución a los/as integrantes del actual Congreso dominado por esas fuerzas políticas y sociales equivalía –repito- a prostituir en mayor dimensión las propuestas iniciales. Y así fue.
Eso tiene que ver con la composición actual de las cámaras legislativas, producto funcional al clientelismo, a la corrupción desbordada, a la comercialización y privatización de la política, al neoliberalismo y a los peores intereses de la clase dominante- gobernante del país.
Ese escenario político, como era de esperarse, pudrió más aun la propuesta original de la Presidencia.
El soborno practicado hacia los/as legisladores/as por el lumpen-empresariado y la oligarquía voraz, el pacto entre las dos cúpulas políticas a través de los dos dueños de esas fuerzas privatizadas, el chantaje de la alta jerarquía católica, el impacto de la degradación ética-moral y de la neo-liberalización de la clase dominante-gobernante del país, se mezclaron para producir un engendro peor que la Constitución balaguerista e incluso peor que los deseos de cada uno de los componentes de esa conjura y beneficiarios de esa contra-reforma. La suma y confluencia de las partes, y sus respectivas y espurias transacciones, está creando un producto peor al que cada una de ellas representa.
El poder político-social engendrado en los últimos 25 años está produciendo la peor Constitución de la historia republicana del país: un verdadero adefecio jurídico-político.
En ese texto se le dado rango constitucional a la privatización de todo lo publico y social, se configura una Constitución neo-conservadora y se despoja al pueblo de una gran parte de sus derechos colectivos y ciudadanos.
Fueron aplastados, entre otros:
- El derecho a la interrupción del embarazo en caso de alto riesgo para la madre, incestos, violaciones y malformaciones congénitas graves.
- El disfrute por toda la sociedad de los bienes públicos y del patrimonio natural del país.
- El derecho de los(as) ciudadanos/as a interponer recursos de inconstitucionalidad.
- El acceso del pueblo a las fuentes de agua.
- El libre acceso de las personas al ciberespacio y la libre expresión dentro de él.
- El derecho a la paz.
- El derecho al desarrollo.
- El libre acceso a los avances de la ciencia y la tecnología.
- El derecho a una administración pública honesta y transparente.
- La sanción al nepotismo y al amiguismo como forma de dispendio de los recursos del Estado y del erario público.
- La obligatoriedad de las declaraciones juradas de bienes de los funcionarios públicos.
- El derecho a la indemnización y compensación por perjuicios ocasionados a la ciudadanía en la producción y ventas de bienes y servicios.
- El derecho a la propiedad cooperativa, a la economía solidaria y otras formas de propiedad social mediante la consagración de la propiedad privada altamente concentrada como única forma de propiedad.
- La obligatoriedad del presidente de la Republica a someter al Congreso cualquier iniciativa de endeudamiento de la nación.
- Las restricciones al nombramiento de viceministros.
- Los avances hacia la independencia y profesionalización del ministerio público y la limitación del poder de nombramiento de los fiscales por el Poder Ejecutivo.
- El derecho sobre la cuestión genética.
- El referéndum revocatorio como medio de destitución de los funcionarios electos violadores de la ley y los compromisos contraídos.
Adicionalmente a esa supresión de derechos colectivos e individuales universalmente consagrados –una parte de ellos incluso consignados en el proyecto original- la Asamblea Nacional, como resultado del pacto entre Leonel Fernández y Miguel Vargas, de las ambiciones irrefrenables de sus componentes y de las presiones de lo peor de la cúpula empresarial:
Aprobó la extensión del próximo periodo de legisladores(as) a 6 años (sin previa consulta a la sociedad).
Aumentó la exagerada matricula de esa institución.
Favoreció las reducciones de las áreas protegidas de las diferentes parques nacionales siempre que se cuente con una votación superior a los 2/3 de las Cámaras Legislativas.
Condicionó la posibilidad de aceptación de demanda judicial contra sus integrantes a solo cuando sea aprobada por la Cámara a que pertenece el acusado.
Aprobó una formulación híbrida sobre el derecho a la nacionalidad que favorece las actitudes racistas, xenófobas y anti-haitianas; incremento la matricula de las y, para colmo.
Consagró la lealtad de los funcionarios electos a sus respectivos partidos en el detrimento de los derechos de los electores sobre los elegidos, favoreciendo la fusión partidos-instituciones del Estado, la usurpación por los partidos de los cargos electivos y la negación del control ciudadano sobre las instituciones.
Quedó así confirmado lo que tanto he proclamado: esta institucionalidad es irreformable por ella misma en el sentido de la democratización política, económica, social y cultural del país. Ella está tan corrompida y comprometida con lo peor que solo es capaz de generar contra-reformas, despotismo y exclusión.
Quedó confirmado que en este país la ruta de la democratización, la participación, la justicia social la soberanía popular y nacional, pasa necesariamente por su desmantelamiento y reemplazo mediante un proceso constituyente que posibilite establecer un nuevo sistema político y una institucionalidad democrática-participativa.
La contra-reforma neoconservadora ha tenido la virtud de dar paso a otra fase de la lucha política y social en la que desde el campo popular y progresista de la sociedad es ineludible desconocer el actual sistema constitucional y la institucionalidad correspondiente para crear contra-poder, negar la seudo-democracia existente y dar pasos consistentes hacia una democracia participativa e integral sobre la base de una Constitución social y políticamente avanzada.
Necesidad de desconocer, impugnar y desobedecer ese engendro.
Un pueblo al cual se le niegan tantos y tan fundamentales derechos individuales, colectivos, políticos y sociales, no tiene porque aceptar un texto constitucional que lo maltrata, altamente viciado de ilegalidad, inconstitucionalidad e ilegitimidad.
Ese producto es ajeno y contrario a los intereses y aspiraciones del pueblo y de la Nación dominicana, y es funcional a los/as usurpadores del sistema político y de las instituciones vigentes, es solo favorable a las elites sociales de la peor calaña empecinadas en constitucionalizar un sistema de dominación y apropiación del patrimonio público y natural del país y del acumulado histórico, científico, cultural y material de la sociedad dominicana, así como de sus potencialidades de crecimiento en todos los órdenes.
Esa Constitución es la consagración de una gran estafa que persigue imponer en forma sustantiva e imposible de revocar por la vía de su propia legalidad un modo de apropiación, dominación y control despótico e injusto del país y de la sociedad por una minoría neo-oligárquica y mafiosa.
Es un intento de elevar a lo definitivamente juzgado y a lo constitucional e irrevocablemente establecido, la privatización de todo: de todos los derechos colectivos, de la totalidad del producto de la fuerza de trabajo e intelectual de la sociedad y de todos los recursos naturales y potencialidades de desarrollo del país.
Equivale a constitucionalizar la privatización del país a favor de una partidocracia ilícitamente enriquecida, de las nuevas mafias estatales y privadas, de las grandes corporaciones extranjeras y los poderosos grupos capitalistas criollos.
Es la base jurídico-política de una institucionalidad solo armónica a un poder muy aberrante, resultado de la confluencia abigarrada de actores sociales, políticos, ideológicos y militares creados en la oscuridad de estos últimos 25 años de hegemonía neoliberal.
Funcional y armónica a ellos y realmente mortal para el resto de la sociedad.
Eso explica la indignación popular que su entronización está gestando y la desobediencia ciudadana que empieza a generar.
Bienvenidas sean estas reacciones desde abajo y desde el centro de nuestra sociedad y ojala contribuyan a conformar un torrente político-social transformadora que ponga fin a esta pre-historia y paso a paso entierre esa Constitución mostrenca, dando inicio inmediatamente después a un proceso constituyente hacia una democracia participativa e integral.
Eso precisa de la construcción de un amplio y diverso movimiento político-social capaz de asumir y darle cuerpo y sentido político a la indignación en marcha y a la desobediencia que se inicia. Implica superar la dispersión y los protagonismos particulares en pos de una unidad innovadora, creativa y plural, centrada en la necesidad de derrotar este sistema político y en abrirle cauces a lo nuevo desde la participación y la movilización popular.
Los aires continentales están a nuestro favor y es una gran incongruencia histórica pretender consagrar constitucionalmente el máximo de neoliberalismo cuando esta corriente exhibe su incontenible decadencia.
El desfase de la clase dominante-gobernante y de la partidocracia que le sirve a esa intención es colosal. Carece de futuro, sobre todo si nos disponemos a desobedecer sus actuales designios desde la unidad y la movilización ascendente.
El desafío es enorme porque hay construir sobre la marcha, a base de mucho desprendimiento e ingenio, desde nuevos actores y otros renovados, esa gran fuerza alternativa, partiendo lamentablemente de un gran retraso, de la poca organización, articulación y unidad alcanzadas, sobretodo en comparación con las nuevas posibilidades y potencialidades presentes a partir de los hechos analizados.
Pero tenemos que atrevernos a vencer las dificultadas y a estimular la “creación heroica” sin calco ni copia. ¡Manos a la obra¡
9 de octubre 2009, Santo Domingo.
https://www.alainet.org/es/active/33645
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