El hambre no puede esperar: “Es un problema ético”
- Opinión
La crisis alimentaria llegó para quedarse, terminó la época de los alimentos baratos, la penuria alimentaria marcará el siglo XXI, el riesgo de que la hambruna se extienda en el mundo es real, son afirmaciones, entre otras de similar tono, que se han repetido en estos últimos meses para destacar la gravedad de esta crisis global. Por tal motivo; en más de 30 países se han registrado ya protestas sociales significativas.
El incremento de precios afecta a todos los alimentos básicos, con particular énfasis a los tres cultivos principales en el mundo: arroz, maíz y trigo, que se han duplicado en algo más de un año. Aunque el aumento también se registra con las verduras, frutas y aceites comestibles. Y, en cadena, siguen los demás.
Estamos hablando de un impacto mortal para casi la mitad de la humanidad, ya que, según datos oficiales, en el mundo alrededor de 3 mil millones de personas sobreviven con dos dólares diarios, de los cuales el 80% se destina a la compra de alimentos. Para que la figura quede más clara, en el Informe 2008,
Una vez que sonaron las alarmas, el tema de la crisis alimentaria ha pasado a ocupar la atención de los foros internacionales que se han celebrado en los últimos meses o están por realizarse en los que vienen. Un evento que inicialmente pintaba para ser clave, por el mandato que tiene, fue
En este momento crucial dialogamos con uno de los pensadores que desde tiempo atrás ha centrado su atención en la salud de la naturaleza: el teólogo brasileño Leonardo Boff, miembro de la reconocida Carta de
Por otra parte, acota, “hay que considerar los cambios climáticos que han producido en una parte de Asia inundaciones enormes, mientras en otras inmensas sequías, afectando cosechas, por lo que objetivamente hay también una disminución de alimentos. Además, en algunos países, se utilizan granos para mantener funcionando la maquina del sistema que está basada en petróleo, en energía fósil y sus alternativas. Se utiliza el maíz no para aplacar el hambre, para atender los estómagos, sino para atender los coches, particularmente en Estados Unidos. La crítica que se hace en Brasil con el etanol hay que tomarlo en serio, pero considerando las áreas que tenemos de utilización para la agricultura, solamente el 1% va para etanol, aunque gran parte de esas áreas se utiliza para la soja, no para alimentar personas, sino para alimentar el ganado. Todo esto, entonces, se suma para crear un contexto general de la crisis alimentaria”.
Y el intercambio siguió en estos términos:
- En el fondo, ¿estamos ante una crisis sistémica?
Mira, el tipo de sistema de producción y de consumo que tenemos fundamentalmente busca cada vez más la acumulación, la riqueza, devastando la naturaleza y consumiendo lo más posible para poder producir, sin respetar los derechos de las futuras generaciones. Ese modelo que es dominante en el mundo global, el modelo capitalista, está creando de más en más inmensas masas excluidas y, por otra parte, una acumulación fantástica de riqueza: solamente tres personas tienen más riqueza que 42 países donde viven 600 millones de personas, 327 personas poseen 46% de toda la riqueza mundial, eso es injusto, bárbaro, es cruel y sin piedad.
De hecho, los datos científicos dicen que el culpable del calentamiento global es el ser humano, pero hay que aclarar que no es cualquier ser humano, sino que es el sistema del capital, el capital mundial, que ha producido eso, no el ser humano en general que más bien ha sido víctima. Esto hay que denunciarlo, pues es ese sistema global que se impone con una violencia tremenda y que tiene capacidad para matar a toda la humanidad. Tan es así que el poder de Estados Unidos fundamentalmente se sustenta en su capacidad de matar a toda la humanidad, ya que puede eliminarla por 25 formas diferentes; esa es su fuerza, por eso tiene 700 estaciones militares en el mundo con armas nucleares, que han cercado el planeta y pueden destrozarlo todo.
Entonces, lo que hay que decir es que un sistema así es el que ha creado la crisis ecológica de hoy, el calentamiento global… que de continuar puede llevar al suicidio de la humanidad, no es poco lo que estamos diciendo. Entonces, o cambiamos el sistema o morimos. No lo digo yo, lo dice el historiador inglés Eric Hobsbawn.
- Pero los mensajes que llegan de organismos oficiales de países del Norte prácticamente tienden a señalar que se trata de un problema de impactos hacia futuro que sería manejable con reajustes del momento.
Los datos del Panel Intergubernamental del Cambio Climático son dramáticos porque dice que no vamos al encuentro del calentamiento, sino que ya estamos dentro, la rueda ya corre, no hay como pararla, podemos solamente disminuir la velocidad y eso va a producir devastaciones inimaginables en los próximos 20 o 30 años. Estamos ante una situación que la humanidad nunca antes ha confrontado, porque las crisis eran siempre regionales, de países, de continentes, ahora es del sistema global que ya no garantiza la base físico-químico ecológico de la reproducción de la vida. Esto es, la vida empieza a degradarse de manera sistemática y la tierra da señales clarísimas: huracanes, sequías, inundaciones, activación de casi todos los volcanes del mundo, cambio climático, etc. Y esas son señales claras de que la tierra está enferma, busca un nuevo equilibrio y encontrar ese nuevo equilibrio va significar el sacrificio de muchas especies y muchos ecosistemas.
No estoy hablando de una tragedia, pues ésta tiene un final dramático y destructivo, aunque puede suceder, sino que más bien opto por asumir que estamos dentro de una gran crisis civilizacional, siendo que la crisis purifica, madura a las personas, obliga a cambiar. No llegamos todavía al ojo de la crisis, que es cuando el agua llega a la nariz y cuando se llega ahí o cambiamos o morimos. No es ningún alarmismo. Yo pertenezco a
- ¿Y cuál es el punto de referencia para este salto cualitativo?
Que la tierra no aguanta, es un límite ecológico. El nivel de desertificación del mundo es terrible: el 40 por ciento de las tierras cultivables están en proceso de desertificación. Tan es así que el agua potable será el bien más escaso dentro de tres o cuatro años. La falta de alimentos, justamente, se debe fundamentalmente a la escasez de agua que resulta de la deforestación que se da en muchas partes, lo cual produce una catástrofe en las cosechas, por lo que no hay stock suficiente de alimentos para un lapso de 37 días. La deforestación está creando un impresionante cambio de los climas y la erosión. Por lo mismo, la conjugación de estos datos hace que se vea el límite: la tierra no aguanta. Entonces, ese proyecto capitalista de una explotación ilimitada para una acumulación ilimitada no se sostiene; la tierra es limitada, no soporta un proyecto ilimitado. De modo que estamos ante un problema mundial que no es solamente económico y político, sino que es fundamentalmente ético: ¿podemos dejar morir personas de hambre?
Como se trata de un problema que va más allá de los limites de los estados-nación, es preciso hacer acuerdos políticos mundiales, pues de por medio está una hambruna general en la tierra. Y esto es algo que hay que enfrentarle inmediatamente, en corto espacio de tiempo, porque el hambre no puede esperar.
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