Entrevista a Pablo Solón:

Por un acuerdo diferenciado

04/05/2008
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"Todo diálogo es positivo entre regiones.  Es un diálogo en el cual Latinoamérica tiene que hacer conocer sus diferentes voces".  Tal es la opinión de Pablo Solón, Embajador para temas de integración y comercio de Bolivia, sobre la próxima Cumbre América Latina y Caribe-Unión Europea (ALC-UE).  En entrevista con ALAI, Solón enfatiza que es fundamental lograr que la Unión Europea reconozca que ALC es una región con diferentes modelos, donde varios de los países interlocutores están en un proceso "de lo que nosotros denominamos de democracias liberadoras emergentes, que empiezan a plantear otro enfoque".

"La realidad latinoamericana y andina es que tenemos diferentes visiones, y que un diálogo de bloque a bloque o de región a región tiene que tener unas características atípicas, en el sentido de permitir esta diversidad de enfoques económicos, de visiones del desarrollo, que están emergiendo", destaca el embajador boliviano.  Al menos en este punto existe un acuerdo entre los países de la Comunidad Andina de Naciones -CAN-: se espera que la Cumbre de Lima permita un posicionamiento común europeo y andino, en el sentido de que un Acuerdo de Asociación (AdA) entre las dos regiones tiene que tomar en cuenta estas diferencias, y que tienen que reflejarse "en una arquitectura innovadora que permita, tanto la conclusión de la negociación, como el fortalecimiento del proceso de integración andina".  En tal sentido, recalca Solón: "No creemos que se trata de fijar una posición común frente a la UE, esto sería irreal, no se relaciona con la realidad".

A la vez, reconoce que en algunos temas ya existen posiciones comunes entre los países latinoamericanos y caribeños.  Uno de ellos es la migración.  "Hay una propuesta andina, pero también regional, que se construye, que fundamentalmente plantea el reconocimiento de los derechos humanos económicos, sociales y culturales de los migrantes; el no tratarlos como migrantes ilegales -porque para nosotros no existen seres humanos ilegales- y un conjunto de disposiciones que permitan el cumplimiento de sus derechos ".

Otros aspectos en los que, en mayor o menor medida, hay posiciones conjuntas incluyen el desarme y ciertos temas políticos.  "La posición nuestra es no solo de no proliferación de las armas de destrucción masiva, sino de desarme, y que los dos elementos tienen que estar ligados -señala Solón-.  En temas políticos generales y de derechos creo que hay posibilidad de propuestas conjuntas.  Donde hay una clara diversidad de posiciones, no necesariamente convergentes, es en el aspecto económico-comercial".

Para Pablo Solón, la negociación CAN-UE, cuya tercera ronda se realizó en Quito hacia finales de abril, es una muestra en pequeño de los cambios en el mundo, puesto que por primera vez, se está planteando cambios en las visiones de las negociaciones comerciales al más alto nivel.  Se trata de tomar en cuenta no solamente los diferentes tamaños y niveles de desarrollo económico, sino los diferentes enfoques económicos.  "Hay países o gobiernos que consideran que la meta es la liberalización del comercio y tener más y más exportaciones.  Hay países como Bolivia que decimos No, para nosotros el tema fundamental es un desarrollo económico pensado en términos de nuestra población, que garantice su soberanía alimentaria; y que la exportación tiene que ser de aquello que está más allá de garantizar la soberanía alimentaria de nuestra población".

El embajador boliviano considera que el libre comercio es un problema para la seguridad alimentaria, "porque a la gran empresa lo que le interesa es vender al precio más alto y ganar lo máximo.  Y eso contribuye a un alza de los precios de los alimentos que va en detrimento de una población que ya está en una situación muy precaria, con una cantidad de casi 20 mil personas que mueren de hambre al día en el mundo.  Uno tiene que decir, ¡momento! si uno deja correr esas reglas por sí mismas, nos van a llevar a una situación insostenible.  Para nosotros esto en un tema medular".

La posición boliviana

Pero Bolivia no rechaza de antemano la firma de un acuerdo comercial.  "Depende siempre de los términos -insiste Solón-.  Nosotros hemos claramente expresado que un acuerdo comercial de formato de tratado de libre comercio no es conveniente para Bolivia.  Ahora, un acuerdo comercial que tome en cuenta las asimetrías, los diferentes enfoques y visiones económicas, que permita asegurar y consolidar las preferencias arancelarias que hoy existen en el acuerdo SGTP+, y que no fuerza a que se hagan compromisos en temas de servicios, compras públicas, inversiones y propiedad intelectual, a nosotros nos parece que es un acuerdo que podría ser favorable", reconoce.  Bolivia ha fijado ciertos parámetros para la negociación.  "Por ejemplo, nosotros no compartimos una visión de desgravación y eliminación arancelaria automática y en un cierto plazo de tiempo.  Creemos que un país tiene que desgravar o rebajar sus aranceles en la medida en que también aumente sus exportaciones al otro país.  Porque, sino, no se garantiza el principal objetivo de un acuerdo de asociación o de un acuerdo comercial, que es el desarrollo económico, social y humano de las partes.  Porque al final lo que se puede tener es que un país no solamente no se beneficie de las aperturas que se establecen en un acuerdo, sino que además se vea afectado por las importaciones de la otra parte".

En cuanto a si la UE aceptará negociar un acuerdo que no sea igual para todos los países de la CAN, Solón informa que es un proceso que ha empezado en la tercera ronda de negociaciones, donde "se ha puesto claramente sobre la mesa, cómo las diferentes visiones se traducen en diferentes propuestas a nivel comercial.  Y esto empieza recién a ser asimilado por la UE, porque se han confrontado en esta ronda con que efectivamente no va a haber un acuerdo único para todos los países… Van a haber temas en los cuales sí vamos a tener una posición única y la tenemos, pero hay temas en los cuales no".

La participación ciudadana

Pablo Solón reconoce la importancia de la participación de la sociedad civil en el proceso de las negociaciones de los AdA, pero admite que el secretismo ha sido un obstáculo.  Sin embargo, cree que las sociedades civiles "tienen que trabajar con sus gobiernos para que cada vez más estén informadas.  Hay diferentes formas de informar.  Nosotros lo estamos haciendo en Bolivia y creo que en otros países empieza a darse un proceso de información".  Reconoce que no es fácil, pues es un proceso distinto a lo que fue el ALCA, donde la posición de los movimientos sociales era la de presionar a los gobiernos para que lo rechacen de plano.  Pero en la actual negociación "hay posiciones desde algunos de los gobiernos que plantean otro enfoque de la negociación comercial.  Entonces en unos casos hay una sociedad civil que tiene una posición contestataria, y en otros casos tiene una posición de incidencia".

Para la incidencia, tener información y conocimiento en detalle se vuelve mucho más importante.  Un ejemplo es la propuesta de Bolivia de que, para bajar los aranceles, tiene que haber un incremento de un tercio de las exportaciones en un año.  "Nosotros le informamos plenamente a nuestra sociedad civil y al público que esta es nuestra propuesta, y queremos que la conozcan para poder recibir la mayor cantidad de contribuciones.  ¿Cuáles son los productos fundamentales que deberían formar parte de esta canasta que esperamos crezca a un tercio cada año?" Otra canasta sería la de productos que formarían parte de un proceso de desgravación porque los quieren proteger para un futuro desarrollo de industrias nacientes.  "Entonces, la negociación tiene una seria de detalles que tienen que ser de conocimiento, sobre todo cuando uno busca construirlas en el marco de la sociedad civil.  Y eso es lo que nosotros hacemos", concluye Solón.

https://www.alainet.org/es/articulo/134307
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