Naturaleza global
- Opinión
Se agota el tiempo para nuestro planeta. El calentamiento global está llegando a unos límites de “no retorno”. Los expertos advierten que si la temperatura de la Tierra sigue aumentando habrá importantes consecuencias: miles de especies desaparecerán, subirá el nivel del mar y se inundarán zonas costeras y millones de personas sufrirán la escasez de agua y de alimentos. Un futuro que aún podemos cambiar. Está en nuestras manos.
Las emisiones de gases de efecto invernadero tendrán que tocar techo en el año 2020, según el climatólogo W.L. Hare, e ir reduciéndose poco a poco hasta que en el año 2050 lleguemos a tener los niveles de la década de los 90. Desde el siglo XVIII, comienzos de la revolución industrial, la Tierra ha aumentado en casi un grado su temperatura. Y será inevitable, según el último informe del WorldWatchInstitute sobre La situación del mundo 2009, que la temperatura aumenten en una o dos décimas a pesar de nuestros esfuerzos por reducir las emisiones de dióxido de carbono. Los científicos creen que los efectos del CO2 aún no han repercutido totalmente en la temperatura. Y si la tendencia no cambia en los próximos años, el informe advierte de que la temperatura global estará 4 ó 6 grados por encima de la actual a finales del siglo XXI.
El deshielo es la consecuencia más visible del aumento de la temperatura mundial. Las proyecciones anuncian que para finales de siglo, el hielo estival ártico estará casi desaparecido. Lo que provocará un cambio en el clima global ya que los polos y los hielos perpetuos son fundamentales para el equilibrio del clima, la temperatura y los ecosistemas. Además, desaparecerán las zonas costeras. Ciudades como Nueva York o Tokio, países como Bélgica, islas… quedarán sepultadas por el agua. Y a la vez que se producirán inundaciones, los caudales de los ríos descenderán y el agua será un bien escaso para millones de personas. Al agua le seguirá la escasez de alimentos y los conflictos, armados o no, por unos recursos escasos, pero esenciales para la vida
Las fábricas y la industria no son sólo los causantes del envío de CO2 a la atmósfera. Los cambios de uso del suelo, la ganadería y la quema de combustibles fósiles son fuentes principales del aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero. El aumento de la demanda de energía es otro factor importante del aumento de emisiones. Tan sólo la calefacción y la refrigeración de nuestros hogares y de nuestras oficinas representan casi el 50% de la demanda mundial de energía.
Este futuro poco esperanzador, no puede paralizarnos. El mundo está preparado técnica y económicamente para afrontar este desafío. Los economistas han estimado que el coste para evitar esta catástrofe sería de unos dos billones de dólares anuales durante las próximas décadas. A pesar de la cantidad de ceros de la cifra para la esperanza, los costes de no hacer nada son mucho más elevados.
Existen diez retos que la humanidad tendrá que afrontar para mantener el planeta Tierra como nuestro hogar: pensar a largo plazo y asumir las responsabilidad de nuestras acciones en el futuro; innovación, hay que invertir en nuevas tecnologías más limpias y apostar por las energías renovables; presión demográfica, el control de la población será fundamental para equilibrar las actividades humanas, la atmósfera y el clima; cambiar los estilos de vida, la calidad de vida no tiene que ver con el aumento del consumo, tener más coches, más casas, comer más…; cuidar la tierra, la naturaleza, los árboles, los bosques, la vegetación… son fundamentales en la absorción de dióxido de carbono; instituciones fuertes, para que los pactos asumidos se cumplan; equidad, es necesario un pacto justo y sostenible para que nadie vea su desarrollo mermado; estabilidad económica, las dificultades económicas no pueden ser la excusa para que no se presten los apoyos necesarios a un cambio en la estrategia global sobre el desarrollo y el clima; estabilidad política, la seguridad no debe ser tampoco un elemento desestabilizador de la cooperación mundial para conseguir una estrategia común; y movilización social, aunándonos en una misma dirección para lograr cambiar la tendencia de destrucción por una de sostenibilidad y desarrollo global.
Ana Muñoz es periodista
Fuente: Centro de Colaboraciones Solidarias (CCS), ccs@solidarios.org.es.
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