FSM: el año del futuro
- Opinión
Los grandes medios de comunicación divulgaron hasta la saciedad el diagnóstico de la situación mundial hecho por el Foro Económico Mundial (FEM) en su reunión de este año. Es un diagnóstico sombrío que coincide en muchos puntos con los diagnósticos hechos por el Foro Social Mundial (FSM) en sus sucesivas ediciones desde 2001. No interesa saber si el FSM tuvo razón antes de tiempo o si el FEM tiene razón demasiado tarde. Importa, por el contrario, reflexionar sobre el hecho de que el FSM no ha tenido la influencia o ejercido la presión que se desearía sobre los decisores políticos. Esto se debe, en parte, a una opción del FSM: la de ser un espacio abierto a todos los movimientos y organizaciones que luchan de forma pacífica por otro mundo posible, sin dejar que tal apertura pueda verse comprometida por decisiones políticas, nunca posibles de obtener por consenso.
Siempre he defendido que esta opción, siendo acertada, no debía asumirse de forma dogmática. Debería ser posible identificar, en cada momento histórico, un pequeño conjunto de temas sobre los cuales fuera posible identificar o generar un gran consenso. Sobre ellos, el FSM, en cuanto tal, debería tomar una posición que sería asumida por todos los movimientos y organizaciones que participan en él, originando así agendas parciales pero consistentes de políticas nacionales–globales.
Los acontecimientos que marcan el inicio de 2009 parecen dar la razón a esta posición. Son acontecimientos tan importantes que, si el mundo no puede conocer la posición del FSM al respecto, es de prever que éste corra el riesgo de volverse irrelevante. Paso a mencionar algunos de ellos.
La tragedia de Gaza. Ha quedado demostrado que, durante la invasión israelí más reciente a la franja de Gaza, se han cometido crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad. ¿Qué consecuencias extrae el FSM de este hecho? ¿Qué medidas propone para que estos crímenes no queden impunes?
¿China o Sumak Kawsay? Es verdad que el neoliberalismo no ha muerto por el activismo del FSM. Más bien se suicidó. Esto se pone de manifiesto en las pseudosoluciones apuntadas para el desastre. Una cosa es cierta: los ciudadanos del mundo saben de qué modo los Estados protegen a los bancos, sólo que no saben cómo protegen a las personas. Sobre las múltiples dimensiones de la crisis, el FSM tiene una reflexión consistente. ¿Cuál es su posición? Por un lado, las economías centrales imploran a China que «fuerce» a sus ciudadanos a consumir, aun sabiendo que, si sus niveles de consumo alcanzasen los de Europa y América del Norte, harían falta tres planetas para garantizar la sostenibilidad del único planeta que tenemos.
Por otro lado, y en las antípodas de esta propuesta, el notable protagonismo de los pueblos indígenas del continente americano hizo posible que sus concepciones de un desarrollo en armonía con la naturaleza fueran consagradas en las Constituciones de Bolivia y Ecuador. Se trata del principio del «buen vivir», el Sumak Kawsay de los quechuas o el Sumak Qamaña de los aymaras. ¿De qué lado está el FSM?
Cuba: ¿cincuenta años de futuro?
El Comando Africano (AFRICOM).
Comenzó a ser visible la interferencia del Comando Africano, creado recientemente por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en la política de varios países africanos. Es de prever y temer la creciente tensión militar en el continente. ¿Será éste un tema en el que el FSM pueda tener razón a tiempo y dar a conocer al mundo su posición?
El fin del 11 de Septiembre. ¿Qué hay en común entre la decisión del presidente Obama de cerrar la prisión de Guantánamo y suspender los juicios y la decisión del Ministro Tarso Genro de conceder asilo al ex militante de izquierda Cesare Battisti? Son dos decisiones valientes de los gobiernos de dos países importantes —el primero en declive, el segundo en ascensión—, que señalan al mundo que el vértigo securitario que se apoderó del mundo después del 11 de Septiembre llegó a su fin. Sin duda, la mejor seguridad ciudadana es la que resulta del primado del derecho y de la profundización de la democracia. La justicia de excepción es a la justicia lo que la música militar —sin ánimo de ofender— es a la música clásica. El mundo tiene derecho a saber qué medidas va a tomar el FSM para apoyar estas decisiones que, como es de esperar, tendrán sus detractores.
Boaventura de Sousa Santos es sociólogo y profesor catedrático de
Traducido para Rebelión por Antoni Jesús Aguiló
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=79951
Artículo original publicado el 29 de enero de 2009 en Carta Maior:
http://www.cartamaior.com.br/templates/colunaMostrar.cfm?coluna_id=4117
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