VIH/sida: No podemos predecir el futuro, pero sí influenciarlo

07/08/2008
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México D.F.

 

Tan cierto como que el futuro reflejará lo que seamos capaces de hacer en este momento, nuestro presente está influenciado por lo que ambicionamos para el futuro. Basándose en este mensaje, Peter Piot, Director Ejecutivo de ONUSIDA, desarrolló su participación en una sesión de la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida enfocada a intentar abrir una ventana al futuro de la epidemia global.

 

A partir de un planteamiento sencillo: imaginar la situación de la epidemia en el año 2031, varios actores en la lucha contra el sida se reunieron y presentaron los resultados de sus diferentes bolas de cristal: desde el listado de los retos presentes que deben abordarse -planteados por representantes de la sociedad civil-- hasta un ejercicio de proyección a partir de los datos existentes, que subyacía en la presentación de Piot.

 

La epidemia, comentó, sigue siendo altamente dinámica y nos sigue sorprendiendo. El panorama actual en muchas ciudades asiáticas semeja lo que ocurrió a principios de la epidemia en los países occidentales, con un incremento impresionante de los casos en una comunidad gay de la que poco se hablaba en estos países hasta hace poco.

 

En general, la tendencia muestra una fuerte heterogeneidad, lo que hace imprescindible dedicar esfuerzos para anticipar dónde podrían ocurrir los próximos casos, elemento indispensable para poder prevenirlos, señaló.

 

Para el 2031, según Piot, se espera que todos los que estén en riesgo de contraer la infección -que en el caso de países con epidemias generalizadas incluye a toda la población- conozcan su estatus serológico, como un primer paso para estar en condiciones de ofrecer acceso universal al tratamiento. Tener acceso a los antirretrovirales significa evitar muertes, sentenció.

 

Asimismo, si no hay una cura disponible para ese momento, se espera que el desarrollo de los nuevos medicamentos vaya a la par con la evolución del virus, y que exista un mercado competitivo de precios, que mejore la equidad en el acceso, añadió.

 

La prevención es una estrategia de largo plazo, y es importante estar conscientes de esto. A pesar de los esfuerzos, subrayó Piot, no podemos contar todavía con una vacuna; tenemos que planear un futuro en el que puede que exista o no una vacuna para el VIH.

 

Advirtió que incrementar los esfuerzos de prevención y tratamiento implica tener recursos, entonces es importante también planear de dónde van a provenir estos, precisó.

 

De acuerdo a Piot, los países de ingresos medios, como México, tienen que incrementar los recursos que destinan al sida, "y para ello es fundamental sobreponer el estigma subyacente que impide destinar recursos porque los principales afectados por la epidemia en muchos de estos países -Latinoamérica es un ejemplo-, no son, necesariamente, las poblaciones más populares".

 

Más que esquemas de aseguramiento, en estos países el tratamiento para el VIH debe verse en un tipo de pensiones: se trata de la atención de por vida a personas que ya sabemos que están infectadas, afirmó.

 

A pesar de las complicaciones que hemos enfrentado, concluyó Piot, la fase que estamos concluyendo es la fácil; apenas comienza el episodio más difícil de la lucha contra la epidemia.

 

No existe una solución mágica para prevenir

 

No hay una respuesta única ni simple para prevenir el VIH; se requiere implementar un paquete comprehensivo que combine diversas estrategias y liderazgo político y técnico para impulsarlo, señaló Piot, durante una de las actividades de la XVII Conferencia Internacional sobre el Sida.

 

El Director Ejecutivo de ONUSIDA dio a conocer un resumen del mensaje de la comunidad científica, publicado en el número especial de la prestigiosa publicación Lancet, dedicado a enfatizar la importancia de la prevención de infecciones nuevas como parte de la respuesta a la epidemia del virus de inmunodeficiencia humana, causante del sida.

 

Los autores de los trabajos, que integran este número especial, resumieron los puntos centrales de los documentos en un encuentro realizado el pasado día 5.

 

Comenzando con un rápido recorrido de la historia de la respuesta a la epidemia, Jeff O'Malley afirmó que el mundo no puede permitirse repetir el error de la década de los noventa del pasado siglo XX, durante la cual la insuficiencia de fondos y la politización de la ciencia llevaron a perder oportunidades de prevención que ahora se reflejan en infecciones.

 

Sin olvidar el mensaje positivo del reporte 2008 sobre el estado de la epidemia, que muestra una reducción en las muertes debidas al sida, no hay que olvidar que por cada persona que inicia tratamiento antirretroviral, otras 5 personas contraen la infección, afirmó.

 

Stefano Bertozzi, Director Ejecutivo del Centro de Investigación en Evaluación y Encuestas del Instituto Nacional de Salud Pública en México, inició su presentación con una provocación a la audiencia: cómo es posible, dijo, que a pesar de que el VIH es relativamente fácil de prevenir y que se han dedicado billones de dólares en programas para hacerle frente, cada año millones de personas sigan contrayendo la infección. De acuerdo a Bertozzi, las 3 posibles respuestas son que lo que se ha hecho no es efectivo, no se ha hecho bien, o no se ha hecho lo suficiente.

 

La respuesta: las 3 opciones son correctas. A pesar de la cantidad de recursos destinados a programas de prevención, hay una clara brecha en la evidencia científica de lo que funciona, por lo que es necesario mejorar las evaluaciones, indicó.

 

Por otra parte, utilizando datos de cinco países, Bertozzi mostró que para hacer la misma intervención, no sólo hay una impresionante heterogeneidad en el costo unitario entre países, sino incluso dentro de un mismo país. Un servicio de detección voluntaria y consejería puede costar 10 dólares o mil dólares. Estos datos sugieren, de acuerdo a su análisis, que una importante cantidad de recursos se están destinando a formas ineficientes de implementar estrategias de prevención.

 

Con relación a los fondos, Bertozzi mostró que la focalización de los recursos no muestra relación con la epidemia en cada país; es decir, los recursos no están utilizándose para garantizar la reducción de casos nuevos: no hay más recursos dirigidos a los grupos en los que se esperan más infecciones, y de hecho, en muchos países no han analizado su perfil de epidemia para anticipar dónde pueden ocurrir los próximos casos.

 

Por su parte Peter Piot, resumió los puntos presentados en la sesión: cada país necesita conocer su epidemia, implementar el paquete de prevención que sea óptimo para su caso, tener metas, y promover el cambio social.

 

Ciertamente, dijo, la respuesta a la epidemia es de largo plazo, porque los cambios sociales toman tiempo y demandan recursos. No obstante, es necesario hacerlo. Dudar de nuestra capacidad para implementar estrategias de prevención de VIH en la escala necesaria sería devastador, concluyó Piot.

 

Fuente: Servicio de Noticias de la Mujer de Latinoamérica y Caribe

www.redsemlac.net

www.redsemlac-cuba.net

https://www.alainet.org/es/articulo/129143?language=es
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