Bush, ¿recula?
22/07/2008
- Opinión
Tarragona, Cataluña, España
Al estilo del clásico Williams Shakespeare: to be or not be -ser o no ser-, parece la nueva política del halcón menor, huésped de la Casa Blanca, George W. Bush, puesto que existen otros muchos más poderosos arriba de él. Según análisis de la prensa española el cónyuge de la mexicana-estadounidense, Laura Bush, no usa el apellido latino, "obamiza" su política exterior al final de su Gobierno.
En una maniobra, que calificamos desde ahora de maquiavélica, porque tiene implícita la mano de las más abyectas maniobras para torcer la decisión del pueblo sufragante estadounidense para llevar al poder al otro halcón John McCain, el halcón menor se manifiesta a favor de las propuestas del candidato demócrata, Barack Obama, pero sólo para favorecer al aspirante republicano.
La maniobra es obvia por la naturaleza de los protagonistas. En su sección internacional del diario La Vanguardia, Marc Rassets su corresponsal en Nueva York, explica que desde junio Estados Unidos borró a Corea del Norte de la lista de países terroristas como consecuencia de que el régimen comunista de Pyongyang cumplió con los requerimientos internacionales y presentara una declaración sobre su programa nuclear.
Sobresale la situación bilateral con Irán, país con el que Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas desde 1980, es el caso muy significativo de la participación de un alto comisionado estadounidense en Ginebra, en una reunión de alto rango con un responsable de primer nivel iraní, y como consecuencia el anuncio de la apertura de una oficina permanente, sin categoría de embajada, en Teherán.
Estamos de acuerdo, en la recta final de su controvertido gobierno, George W. Bush da bandazos de 180 grados, sin importarle imagen, ni la tradición republicana y mucho menos la familiar cargadas todas de un brutal belicismo a favor de sus abyectos intereses.
Marc Rassets, dice puntualmente, que Bush al final de su mandato, con los focos rojos encendidos, está más atento en la campaña de las presidenciales de noviembre próximo que en la recta final de su administración, nosotros agregaríamos, porque al estilo latinoamericano que tanto critican, los mandatarios gringos salientes también necesitan urgentemente de que quién los sustituya, les cuide las espaldas ante los abusos y crímenes que saben, cometieron durante su mandato.
En esas condiciones, el Bush saliente y sin regreso a la Casa Blanca, al menos que ahora o dentro de cuatro años quisieran imponer al tercero de la heredad, uno de los dos consanguíneos, ha modificado diametralmente el rumbo de la hasta hace poco permanente y firme política exterior.
De ninguna manera, como dice el corresponsal de La Vanguardia, para "obamizarse", en franca referencia a los postulados del candidato demócrata, Barack Obama, sino francamente para favorecer al republicano John MacCain, ya que llegó Bush a la contradicción plena de romper con unos de sus dogmas: al aceptar públicamente el impreciso "horizonte temporal" para la retirada de la tropas estadounidenses de Irak. Todo empezó con el reemplazo en 2006, de Donald Rumsfeld de la titularidad de la secretaría de la Defensa, el sí un halcón mayor.
Si el pueblo estadounidense nos se deja engañar con todas estas artimañas, como sucedió hace cuatro y ocho años, estrenaremos con Barack Obama un nuevo, moderno y renovado liderazgo en la potencia mundial, en lo que creen sin reticencias la mayoría de los españoles; a varios hemos entrevistado y coinciden plenamente en el cambio de la guardia republicana por una demócrata en este próximo noviembre de 2008. La pregunta es más que obligada: al fin Bush ¿recula?
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.
Al estilo del clásico Williams Shakespeare: to be or not be -ser o no ser-, parece la nueva política del halcón menor, huésped de la Casa Blanca, George W. Bush, puesto que existen otros muchos más poderosos arriba de él. Según análisis de la prensa española el cónyuge de la mexicana-estadounidense, Laura Bush, no usa el apellido latino, "obamiza" su política exterior al final de su Gobierno.
En una maniobra, que calificamos desde ahora de maquiavélica, porque tiene implícita la mano de las más abyectas maniobras para torcer la decisión del pueblo sufragante estadounidense para llevar al poder al otro halcón John McCain, el halcón menor se manifiesta a favor de las propuestas del candidato demócrata, Barack Obama, pero sólo para favorecer al aspirante republicano.
La maniobra es obvia por la naturaleza de los protagonistas. En su sección internacional del diario La Vanguardia, Marc Rassets su corresponsal en Nueva York, explica que desde junio Estados Unidos borró a Corea del Norte de la lista de países terroristas como consecuencia de que el régimen comunista de Pyongyang cumplió con los requerimientos internacionales y presentara una declaración sobre su programa nuclear.
Sobresale la situación bilateral con Irán, país con el que Estados Unidos rompió relaciones diplomáticas desde 1980, es el caso muy significativo de la participación de un alto comisionado estadounidense en Ginebra, en una reunión de alto rango con un responsable de primer nivel iraní, y como consecuencia el anuncio de la apertura de una oficina permanente, sin categoría de embajada, en Teherán.
Estamos de acuerdo, en la recta final de su controvertido gobierno, George W. Bush da bandazos de 180 grados, sin importarle imagen, ni la tradición republicana y mucho menos la familiar cargadas todas de un brutal belicismo a favor de sus abyectos intereses.
Marc Rassets, dice puntualmente, que Bush al final de su mandato, con los focos rojos encendidos, está más atento en la campaña de las presidenciales de noviembre próximo que en la recta final de su administración, nosotros agregaríamos, porque al estilo latinoamericano que tanto critican, los mandatarios gringos salientes también necesitan urgentemente de que quién los sustituya, les cuide las espaldas ante los abusos y crímenes que saben, cometieron durante su mandato.
En esas condiciones, el Bush saliente y sin regreso a la Casa Blanca, al menos que ahora o dentro de cuatro años quisieran imponer al tercero de la heredad, uno de los dos consanguíneos, ha modificado diametralmente el rumbo de la hasta hace poco permanente y firme política exterior.
De ninguna manera, como dice el corresponsal de La Vanguardia, para "obamizarse", en franca referencia a los postulados del candidato demócrata, Barack Obama, sino francamente para favorecer al republicano John MacCain, ya que llegó Bush a la contradicción plena de romper con unos de sus dogmas: al aceptar públicamente el impreciso "horizonte temporal" para la retirada de la tropas estadounidenses de Irak. Todo empezó con el reemplazo en 2006, de Donald Rumsfeld de la titularidad de la secretaría de la Defensa, el sí un halcón mayor.
Si el pueblo estadounidense nos se deja engañar con todas estas artimañas, como sucedió hace cuatro y ocho años, estrenaremos con Barack Obama un nuevo, moderno y renovado liderazgo en la potencia mundial, en lo que creen sin reticencias la mayoría de los españoles; a varios hemos entrevistado y coinciden plenamente en el cambio de la guardia republicana por una demócrata en este próximo noviembre de 2008. La pregunta es más que obligada: al fin Bush ¿recula?
- Teodoro Rentería Arróyave es periodista y escritor mexicano.
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